Partida Rol por web

El público rugía desde las gradas del gran estadio de Hong Kong de Lethal Fight. Agitaban los puños al aire mientras los focos de colores vivos los iluminaba y los sumían en la penumbra luego, con la misma facilidad.

En la arena, como los luchadores llamaban al Ring, dos luchadores se batían en una lucha brutal.

A pesar de eso, el público tenía un favorito. Todos tenían un nombre en la boca y los gritos llenaban el Lethal Fight Arena: Kawada.

"!Kawada, Kawada!"

Kawada era el campeón japonés de Lethal Fight, el más admirado, el más elogiado, el más rico....el más brutal.

Kawada conectó una serie de puñetazos al otro contrincante, de piel morena, al parecer, un hispano, era rápido, sin embargo, cada golpe de Kawada era como ser atropellado por un trailer cargado a todo trapo.

El hispano recibió uno, esquivó el segundo y también el tercero. Luego rodó hacia un lado, buscando el lateral de Kawada con una patada con leve giro.

Kawada la recibió y se dobló hacia un lado. El sudor bañaba su cuerpo, y la cámara captó por un segundo, la mirada de rabia del luchador.

Justo luego vino el golpe final.

El hispano quiso repetir el golpe que tan bien le salió, pero el campeón se hizo a un lado y respondió con un gancho.

Aquel gancho dolía incluso solo por verlo.

El hispano giró sobre si, con la boca bañada en carmesí, para luego, caer bocaabajo al suelo, con los ojos en blanco, tuvo algunos temblores en el suelo, antes de que los servicios médicos entraran en el ring.

El publico rugió el nombre de Kawada más fuerte.

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Pii pii, pii pii

El molesto sonido del despartador sacó de sus sueños a Brenda. Golpeó con la palma de la mano el aparato para silenciarlo y luego se incorporó, bostezando. Acto seguido, tardó un buen rato en prepararse y en bajar al piso de abajo de su casa, donde estaba su padre adoptivo, sentado en la silla, iba a decirle algo cuando ella, sin a penas mirarle, salió de casa, cerrando la puerta de un portazo.

La chica cogió su moto y se subió a ésta, pasó de ponerse el casco ¿para qué? a esa hora los polis dormían la mona de la noche anterior.

Condujo varios kilómetros hasta el High School St Matthew, uno de esos institutos que intentan parecer algo más de lo que en realidad son, y que por contrato, tienen que aceptar esas escuelas talleres para gente inadaptada. Por suerte, ella no tenía que ir a una de esas clases, sino a las normales, la cual su padre pagaba religiosamente todos los meses.

Allí aparcó la moto y bajó de ella mientras continuaba su paso hacia el interior, sin hablar con nadie.

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Un taxi paró casi tras Brenda. La puerta amarilla del auto se abrió y salió una delgada pierna embutida en uno de esos pantalones tan pegados de cuero, de un color mezcla entre rojo y rosa, luego salió todo el cuerpo al que pertenecía esa pierna: era Ava. La niña rica de la escuela. No en vano, todos los días venía en taxi o algún rollete le llevaba en algún coche de gran calidad.

La chica pagó el coche por la ventanilla y con los libros en la mano, avanzó hasta la entrada, sonriendo a los chicos que se paraban para mirarle el trasero o los más descarados, lo de delante.

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Ryan ya estaba allí cuando ellas llegaron. No porque fuera puntual, que no solía serlo, sino porque directamente, la luz del sol le despertaba todas las mañanas junto al trafico que pasaba sobre el puente donde se quedaba. Aunque eso nadie lo sabía y le gustaba seguir así. Oía algo de música en su viejo ipod mientras miraba pasar a las chicas.

Le preguntó la hora a un pardillo que pasaba por allí y luego se puso en pie para entrar al interior. Él si que era uno de esos alumnos de la escuela taller, al contrario que las otras dos.

Alguien le golpeó por detrás, y Ryan apretó el puño.

Un tipo rapado al cero pasó por delante de él sin disculparse ni nada.

-Mira por donde vas, capullo.

Añadió.

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Bradford pasó arrollando a un chico que ni siquiera había visto al pasar, pero ¿que más da? nadie podía pararle. Nadie al menos el primer día de clase en ese instituto. Había vuelto de sus vacaciones y ahora tenía que volver a empezar, vida nueva en un centro nuevo, donde "Él" no podría encontrarle, aunque la verdad es que le importaba bien poco que pasara.

Alguien le gritó tras él, pero pasó.

La gente se arremolinaba en los pasillos, de aqui para allá, algunos de aspecto muy raro, otros más normales. Alguna pareja que otra se daba el lote en una esquina mientras el rector pasaba por los pasillos echando la bronca a los críos.

Sin duda...eso estaba muy lejos de ser Lethal Fight.

El puto sol me dio en la cara un rato antes de que sonara el jodido móvil. Ya no sé ni para que mierda pongo la alarma si el metro de las 7.43 pasa justo por encima de mi cabeza y me hace despertar con una mala ostia. Y para colmo de males, me hace llegar temprano a la carcel esa y un capullo me mete un empujón, así por la cara. Ni siquiera se dió la vuelta para pedirme disculpas, simplemente siguió caminando como si nada.

Así va este jodido país.

Pero dentro es distinto, dentro es una puta selva dónde el más fuerte es el mejor, la más popular es la más guarra y todos quieren tirársela en los servicios y por supuesto, el mariscal de campo es su novio, el cual normalmente tiene unos cuernos grandes como los de un ñú.

Así va este jodido país.

- Mierda de vida. - Dije en voz baja mientras me metía al aula que me tocaba esta mañana.

Aquella mañana tenía que volver a madrugar y lo tenía que volver a hacer para ir a clase, lo que hizo que mi humor ya no fuera demasiado bueno desde por la mañana. No fui muy consciente ni de como me vestí, ya que estaba tan sumamente dormida que lo hizo de forma totalmente aleatoria, aunque para ponerme unos pantalones vaqueros, una camiseta y una sudadera por encima tampoco es que hubiera ni que ver la ropa.

Fui hasta la cocina con el casco de la moto en una mano y la mochila colgada del hombro contrario, dispuesta a desayunar, pero al darme cuenta de que el viejo ya se había levantado y que andaba por ahí, simplemente le miré y me giré para salir por la puerta de casa, no sin haber cogido algo de fruta para llevarme. Una cosa era que pasara de tener que hablar con él y otra muy distinta que me tuviera que morir de hambre.

Saqué la moto del garaje y me senté sobre ella para comer lo que había cogido y luego, coloqué el casco en ella para dirigirme al instituto.

- Un nuevo curso.. aún todo un año por delante.. Qué asco! Al menos este debería ser el último..

No es que conociera a mucha gente en aquel lugar y eso que al menos me había pasado allí otros tres años, aunque eso era algo que sin duda, no me iba a quitar el sueño, así que sin esperar el saludo de nadie y con mi casco en la mano, entré al edificio, para ir hasta mi taquilla y dejarlo allí y luego, una vez conseguí encontrar el horario que me habían dado, fui hasta el aula donde se impartiría la primera de las clases.

- A ver cuánto tardan en hacerme bostezar..

Un día más, que termina como todos los demás, lleno de soledad, rabia y un poco de entrenamiento.La monotonía era un tanto evidente en su vida, pero no le importaba, se setnía satisfecho con lo que tenía y hacía.Sale de su cara como siempre, agarrando una tostada y saliendo con la puerta, siempre con un ambiente de tensión y silencio con sus padres.Ni un mísero adios, ni una despedida ni un saludo, ni un buenos días, buenas tardes o buenas noches se escuchaba en esa casa, sólo un ruido de una puerta abrirse y cerrarse, sólo ese ruido llenaba todo el incómodo silencio de aquella casa, de aquella cárcel que para Bradford no era más que un impedimento para desarrollar sus habilidades, pues intuía que algún talento tendría para explotar al máximo.Acudió al instituto a pie, un instituto nuevo para él, sin embargo la sensación que sentía no era tal, sino una ya conocida diversas veces, una sensación aburrida, pesada e indeseable, pero cargaba con ella sin pensarlo, andando decidido mientras le pegaba patadas a una lata que tintineaba caza que tocaba el suelo de las sucias calles donde vivía.

Portaba un rostro serio, era lo más habitual en él, su mirada azulada, intensa y penetrante, pocas personas podían soportarla y apartaban su mirada por miedo, por respeto o quizás porque no tenían ganas de pelea.Sus cabellos rapados también era una imagen habitual en él, un atributo que cuando era escuchado, pensaban directamente en él.Algunos lo llamaban nazi por su aspecto, un aspecto similar al ario, aunque los cabellos un tanto más oscuros de lo habitual.Por fin llegó al colegio, y sin apartar su mirada de delante, metido en su mundo, manteniendo sus manos sumergidas levemente en los bolsillos de sus baqueros un tanto gastados y descosidos por algunas partes de este, sigue avanzando golpeando el hombro de un tipo al que adelanta.Lo había visto desde lejos, su aspecto demacrado y desgastado, su cuerpo seguramente hecho una meireda tanto fuera como por dentro, esos yonkis de mierda que a cada momento se duplicaban e invadían las calles, echando a perder sus ya desgraciadas vidas y alimentando la red de drogas que se expandía por todas las grandes ciudades.No le importó golpearle, es más, le gustó, le gusto golpear a ese lastre, a esa lacra social que no hacían más que envenear la sociedad con su presencia y su penoso comportamiento al igual que con sus detestables hobbies de meterse toda esa mierda en el cuerpo.No se limitó ni a girar su cara, sino a seguir avanzando esbozando una leve sonrisa un tanto arrogante con aires de superioridad y poder.

-Mira por donde vas, capullo- no se le ocurrió en ese momento otra cosa mejor que decir, pues tenía un tanto de prisa por no llegar tarde y desde el primer día llamar la atención.Se pudo dar cuenta que aquel colegio no era muy diferente que los demás, con sus putitas que pasean sus culos respingones por los pasillos, con ropas ajustadas para llamar la atención, también habían parias sociales que no slaían de su casa en toda su vida y no sabían nada más que estar con sus videojuegos o sus comics, después estaban los chulitos del colegio, esos que siempre iban en grupo y no tenían las suficientes pelotas de pelear en un combate uno contra uno.Sin más demora y dejando estos pensamientos atrás, en un olvido permanente que de vez en cuando volvía a refrescar su memoria, llegó al tablón de anuncios, donde rápidamente localizó su clase y se dirigió allí con marcha tranquila, para una vez llegar coger un asiento en la última fila de la clase, para así no tener que soportar en primera persona al típico profesor que odia enseñar, que piensan que están jodidos de tener que enseñarles a unos desperdicios sociales, pero ellos tampoco eran muy diferentes, unas sucias cucarachas amargadas, que odiaban todo lo que no tenía que ver con su vida y deseban la muerte de todos sus alumnos, pues no podían tener otro futuro.

Se bajó del taxi colocándose sus gafas de sol de Gucci, las letras se veian claramente en las patillas de las gafas, y eran buenas.. nada de imitación, tenía todo lo que quería y pedía, sus padres no le decían que no a nada, es más.. muchas veces ellos la "obligaban" a comprar cosas caras para que las luciera y todos vieran que su familia tenía dinero a montones.

Una vez pagó al taxista, caminó contoneandose hacia el instituto. Si, le gustaba que le miraran, no lo podía negar, le gustaba llamar la atención de los chicos y tener ella el poder, no lo podía remediar. Desde que cambió tanto, ahora parece una chica totalmente distinta a la de hace unos años.

Saludó a compañeros de clase con una sonrisa pero sin detenerse con nadie, ni siquiera se quitó las gafas al entrar al edificio.

Se detuvo en su taquilla, hizo girar el candado que tenia y esta se abrió enseguida. Colocó sus libros dentro y en la puerta tenía un pequeño espejo junto con maquillaje y otras cosas que son imprescindibles para ella.

Se quita las gafas y se arregla el pelo. Despues saca el brillo de labios y se los pinta, debe estar perfecta para ir a clase, puede que este año le toque ese profe tan macizorro..

Bradford casi choca de nuevo al entrar con otra persona, una chica de piel oscura. En esta ocasión, si dejó pasar a Brenda sin arrollarla. Al parecer, estaban en la misma clase.

Ryan en cambio, siguió de largo para ir a la escuela taller, sin embargo, por el camino, su móvil sonó con la musica de moda como tono.

La taquilla de Ava se cerró debido a una mano que se apoyaba. Pertenecía a Nick Hurley, el chico más popular del colegio, y posiblemente, de todo el barrio rico de San Francisco. Era moreno, de ojos azules y una sonrisa picarona. Hoy vestía con una camisa de manga larga apretada y unos pantalones de cuero negro.

-Hola, princesa. Dime que si...shhh solo dime que si..

Dijo, alzando el dedo índice.

-Dime que irás a la fiesta de esta noche.

Iba a protestar cuando le cerraron la puerta de la taquilla, pero alli apareció él, uno de los chicos que más deseaba del instituto y del barrio.

Sonrió cuando puso su dedo sobre sus labios y chupó su dedo de forma disimulada, no quería montar un número erótico delante de todos. Asiente y despues habla.

- Solo con una condición.. que tú estes un ratillo conmigo.. si no va a ser muy aburrida..

Pone cara de pena, buscando convencerle.

Se apresuró a la puerta cuando sus ojos chocaron con la figura de una chica de color.Parecía que iba a su misma clase, esta vez decidió pararse y demostrar a todo el mundo que no era el nazi que parecía, odiaba el racismo y apoyaba la diversidad racial, pues su fílosofía era vive y deja vivir.Cuando iba a entrar se paró al ver que Brenda también se apresuraba.Se quedó cayado sin decir nada, pues nadie iba a escuchar de él un adelante, gracias, o verle hacer una reverencia, simplemente se quedó parado, esperando a que la joven cruzara la puerta para seguir detrás de ella y coger un buen sitio alejado de la pizarra y de la asquerosa figura del profesor.

Nick sonrie por lo que hace ella y mira a ambos lados. Se muerde el labio y se inclina un poco para intentar besar sus labios.

-Umm..por supuesto, princesa. Solo quiero estar contigo. Aunque tengo una sopresa preparada para los demas.

Dijo. Cogió los libros de ella y la rodeó por la cintura, atrayéndola a el.

-Tal vez....luego te enseñe mi jacuzzi nuevo..¿te parece?

Dijo eso último mirandola a los ojos, sus ojos azules, que en otras personas da mucha calma, en el daban sensualidad, como si los usara para hipnotizar.

Cierra los ojos cuando besa sus labios, aunque él parece que se esconde del resto.. a ella eso no le importa, mientras consiga lo que está buscando. No busca una relación estable, sino liarse con él y llegar hasta donde le apetezca.

Cuando separa los labios le sonrie y se deja llevar por él, ella cuela la mano en el pantalón de él, pero no demasiado.. para caminar a su lado, dejandose abrazar por él.

- Todo lo que hagas me parece bien.. pero lo del jacuzzi me encanta..

Muerde el lobulo de su oreja, le encanta provocarle.

- Qué sorpresa tienes???

Me había parado más tiempo del que debía delante de la taquilla, metiendo cosas que seguramente no volverían a entrar en mi casa hasta que se acabara el curso, como algunos libros de esos que te hacen comprar y luego ni abres, pero bueno, había que tenerlos y ya había aprobado el resto de cursos, tampoco era plan de joderla demasiado en el último. Aún tenía esperanzas de que una beca deportiva me pagara la universidad y me diera un título.. mi cerebro por sí sólo no lo iba a hacer.

Caminé de forma apresurada hacia la clase y cuando iba a entrar me di cuenta de que un chico, al que no había visto nunca, se frenó en seco por no pasar por " encima " mío.

Yo también me detuve, y levanté la vista para mirarlo. No, no lo había visto nunca, al menos a mí no me sonaba de nada, aunque si simplemente hubiera estado en otra clase el resto de cursos, era bastante probable que ni le hubiera visto. De todas formas, casi nos chocamos y se paró como queriendo dejarme pasar así que murmuré un " perdona " para luego seguir y entrar en clase.

No iba a cambiar mi sitio a estas alturas de " vida " en el instituto, así que me fui hasta la última mesa al lado de la ventana y me senté en ella, sin sacar nada de la mochila aún y levanté de nuevo la vista para observar quienes entraban en la clase.

- Espero que haya muchos empollones, así los profesores pasarán de mí más fácilmente..

Nick acercó más a la chica a su cara y besó su mejilla, delante de unos chicos que miraban a Ava como si fuera una diosa, él le daba de merecer al resto.

-Algo que a ti seguro que no te gusta. Voy a organizar unas peleas a cambio de pasta, para apostar, como en el circo romano. Tengo un contacto que me va a suministrar luchadores y golosinas.

Explicó.

-Los dejaré jugando y me iré contigo.

Aclaró.

Se detuvo ante la puerta de la clase y la pegó a la pared, le dio varios besos seguidos hasta que un profesor se aclaró la garganta, interrumpiéndolos.

Ah, puñetero teléfono.

Ryan rebuscó entre sus cosas para encontrar dónde tenía el móvil que sonaba con una musiquilla algo pegadiza, pero para nada comercial. A él le gustaba ese tono, aunque muchos se hayan dado la vuelta para ver quién era el que lo llevaba, al darse cuenta que era el móvil del rubio, siguieron con lo suyo sin ningún problema.

Su mano estaba dentro de la mochila, buscando y rebuscando hasta que por fin lo encontró y lo sacó fuera de ella.

Miró el número que lo llamaba durante un segundo, casi sin mirar y le dió a la tecla de responder.

- ¿Seh? - Dijo con pasotismo. - ¿Quién es? -

Eran como las ocho de la mañana, ¿quién demonios se le ocurre llamar a estar horas?

Miraba a los chicos que la miraban a ella, les sonreia y les miraba con esa sonrisa picarona que solía poner. Pero cuando el chico dijo los planes le miró con los ojos abiertos.

- Y no podriamos ir a mirar un rato??? Me llama mucho la atención.. por favor..- le puso ojitos de cordero degollado - Luego jugaremos en el jacuzzi.. - sonrió mirándole los labios, se notaba que le atraia y mucho.

No esperó que besara sus labios de esa forma en la entrada de clase, ella le correspondió con ganas, incluso llevó sus manos al trasero de él y lo empujó hacia ella para que hubiera mas roce, pero un profesor les interrumpió.

Se separa y sonrie relamiendose los labios, le da un piquito.

- Te veo luego..?? Tengo que ir a clase..

-Hey, chaval, siento llamarte tan tarde...

La voz era bastante familiar para Ryan. Era Chad, uno de sus jefes, quizá, el jefe con el que mejor se llevaba. Era un irlandés que tenía su negocio en un club nocturno llamado "el talismán" y se dedicaba, entre otras cosas, a la venta de sustancias ilegales, de la que Ryan era el camello.

Por supuesto, la gente como ellos duerme de dia, de ahi a que diera pie a esa frase de "siento llamarte tan tarde..."

-Veras, ¿sabes quién es Mickey Rock? ya sabes The Rock, ese marica negrazo que tenemos de gorila. Pues le han dejado en coma. Fue anoche, en una bronca, aunque yo sigo pensando que fue su madre jajajaja eso si es una bestia parda.

Chad hizo una pausa y se pudo oir como respiraba fuerte, posiblemente se estuviera drogando, o simplemente suspirando.

-Ejem...bueno, que la cosa es que tenemos un lio esta noche y voy a tener que pluriemplearte ¿estás de acuerdo? cobrarás la parte de Mickey.

El profesor, un tipo serio, casi sin pelo y con traje barato, entra y empieza a borrar las pizarras color blanco, en la cual no se escribia con tiza, sino con un rotulador especial.

¿Pero quién coño le hacía caso a ese? Nadie.

Nick siguió besando a Ava y se partó algo jodido cuando el profesor interrumpió.

-¿Ah si? no sabía que te gustaban esas cosas...claro..podemos..

Le dijo sonriente. Le dio un último piquito y luego se despidió.

-Vale, nos vemos luego.

Pero algo le hizo cambiar de idea. Tomó a la chica de la muñeca y la atrajo a él.

-Oye, princesa ¿¿Quienes son esos dos??

Inquirió mirando a dos chicos, una negra y un tipo parecido a un Skin head.

-¿No es ella la campeona de lucha del colegio?

Inquire. Luego besó su cuello.

-Tienes que traermelos....por favor...

Sonreia con los ojos cerrados cuando se despedían, ella se iba hacia clase cuando la atrajo nuevamente hacia él y miró hacia donde decía.

- Asi es.. dicen que es bastante buena y ese es un desgraciado.. pero no está nada mal.. No me importaria verle semidesnudo sobre el ring..

Rie mirando fijamente a la pareja.

- De acuerdo.. te los llevaré.. cuenta con ellos.. de esta forma siempre me convences.. - suspira y se muerde el labio con sus besos.

- Nick..para..o tendrás que acabar lo que has empezado.. - bromea - Quieres algo más..? - le mira a los ojos.

- Tío, primero, son las ocho de la mañana, ¿es qué no duermes, macho? - Dijo Ryan mientras dejaba su bolsa junto a la mesa de trabajo y se apoyaba contra la pared, cambiando el móvil de oreja. - Mira, a mi lo que le haya pasado al negrata de la puerta me tiene sin cuidado, además, se lo había buscado él como siempre. Va de liberal y el una de las personas más racistas que conosco. Seguro que se encontró con los de la calle del West Side y le dieron por el culo los nazis esos. -

Pero después, tras una breve pausa que Chad hizo para meterse una de las rayas de coca que él mismo vende, continuó hablando sobre un pluriempleo. Aunque claro, siendo así de críptico, lo más seguro es que se haya metido unas pastillas antes de la raya. Odio cuando se pone filosófico y le da vueltas a las cosas.

Vale, un pluriempleo. Seguro que quiere que le cuide la puerta del garito.

- A ver, jefe, dispara. Que no veo a dónde quieres ir a parar. ¿Qué quieres? ¿Qué además de pasar la farlopilla te cuide la puerta del garito? Sabes que puedo hacerlo sin problemas, y más con el sobresueldo. Así que cuenta conmigo, pero escucha, no quiero movidas raras, ¿vale? -

Ryan evitó agregar la palabra mamón chupapollas al final de su última frase. Más que nada por que el calvo de Chad siempre anda armado y hasta ahora, no se conoce a nadie que sea a prueba de balas.