También yo lo he escuchado.
La voz del anciano bibliotecario secunda a la de Mark. Marcos mira en todas direcciones. Arriba, al frente.
No sé de dónde provienen esos pasos. Parece que el maníaco está cerca. Permanezcamos juntos y plantémosle cara. Vamos.
Sí. Yo también lo he escuchado. Arriba. Proviene del piso superior. Unos pasos. Sonido de pasos.
Y luego dirigiéndose a Elizabeth pero perfectyamente escuchado por todos, tengo miedo Elizabeth. Y Rick, ¿dónde está Rick?
Ahora que todos hacen referencia a eso, agudizas el oído y lo escuchas a la perfección.
Notas la cálida mano de Rubí agarrando fuertememnte la tuya. Su vulnerabilidad en el fondo... ... ... me excita. Maldito Rick.
Asiente levemente ante la mirada inquisitiva de Mark. En efecto, ella también los ha escuchado.
- No lo sé. A lo mejor esos pasos son suyos - Contesta a Rubí
Aunque intenta sonar convincente, la expresión de preocupación de su rostro indica todo lo contrario. Deben subir al piso de arriba, pero ahora saben que hay alguien más. Es cierto que podría ser Rick o cualquiera de los Skilton, pero eso pondría las cosas demasiado fáciles.
- Vamos, encontremos la forma de subir al primer piso. Hay que buscar lo que "Ella" nos dijo
Aprieta la mano de Rubí intentando apartar de su mente cualquier pensamiento extraño. Ahora no es el momento.
- Vayamos hacia allá. Tras el pasillo es donde deberían estar las escaleras... creo que es el sitio lógico digo intentando volcar mi mente en el conocimiento arquitectónico del recinto,, y así alejarla aunque sólo sea por un segundo, de lo que estamos viviendo.
Marcos apoya su vieja mano en la pared y con mirada nervioso empieza a caminar.
¡Vamos, vamos! Somos más. Que el cazador sepa que está siendo cazado.
Y camina hacia las teóricas escaleras.
La cocina queda por el pasillo a la izquierda. Esa zona ya la explorásteis y no había escaleras. Por eso ahora avanzais por el pasillo hacia la derecha. Hacia el lado contrario a donde estaba la cocina.
He editado los mensajes de Mark y Marcos para que quede claro.
Mañana os actualizo la escena.
El viejo Marcos Saenz parece ser el más decidido y valiente, tal vez porque ha sido la única víctima física de la casa. El bibliotecario estuvo a punto de perder la vida estrangulado por un atacante no identificado. Saenz avanza en vanguardia, con la lámpara de aceite sobre su hombro derecho portada por el arquitecto Spinner. La cojera del anciano aún es muy evidente, no en vano hace una hora que estvo a punto de romperse la espalda en el exterior cuando intentaban llegar a la biblioteca huyendo del edificio al que hora regresan.
El pasillo se extiende a lo largo. Oscuro y silencioso. A la derecha hay ventanas cerradas con contraventanas. La luz exterior no es capaz de violar la oscuridad reinante y férreamente protegida por esas ventanas y contraventanas. A la izquierda avanzando por ese pasillo hay puertas. Una, dos, tres... También todas cerradas, al menos en apariencia. Lo que cada una de esas puertas esconde solo puede ser desvelado si se abren.
El final del pasillo se adivina a la luz titilante del farol. Parece abrirse en un pequeño hall. Un lugar perfecto para poner una escalera piensa Spinner.
Marcos se da la vuelta y susurra a sus compañeros.
Quien quiera que sea nuestro atacante, está escondido en una de esas tres habitaciones. Si abrimos la primera puerta y no está en esa habitación, nos oirá y se esconderá. Os proponga otra cosa. Nos acercamos a la vez a las tres puertas y las abrimos a la vez.
Coff, coff.
Marcos tose tratando de no hacer ruido y se agarra el pecho a la altura del corazón. Mira a sus compañeros resignado.
Hagámoslo rápidamente.
Definitivamente el viejo es un cachondo...
¿No estarás hablando en serio verdad? En todo caso habría que evitar la confrontación. Y no tiene por qué estar en estas tres primeras puertas, puede estar en las sucesivas que se adivinan pasillo adelante...
Además Marcos. Yo juraría que los pasos resonaban en el piso superior.
Rubí no sale de su asombro ante la valentía, iniciativa o imprudencia del viejo bibliotecario.
Los pasos, ¿de dónde me ha dado la sensación que venían?
Sorprendida por el nuevo ímpetu del bibliotecario, arquea una ceja al escuchar sus indicaciones.
- Espera un momento, qué se supone que haríamos nosotras dos si el supuesto psicópata está tras nuestra puerta? Somos simples estudiantes, no swats.- Echa un vistazo a los demás - Creo que sería mejor subir lo más rápido posible y sin separarnos demasiado buscar el dichoso diario. Cuanto antes lo tengamos, antes podremos volver a la biblioteca para ojearlo.
Los segundos caen lapidariamente mientras el grupo decide si abrir alguna de las puertas del pasillo o subir a completar "la misión". Las dos chicas son partidarias de lo segundo. Marcos, de lo primero.
Por momentos da la impresión de que la casa respira, observa... escucha. Es una sensación extraña, pero real.
Marcos suda. Saca un pañuelo blanco y se quita el sudor de la frente, convirtiendo el pañuelo en algo grisáceo.
Por lo menos estamos de acuerdo en que se trata de una persona. Eso me tranquiliza en parte.
Si seguimos suponiendo que se trata de una persona, hemos de verle como un cobarde. Se esconde y aun no se ha mostrado. Me atacó a mi, el más viejo del grupo, el más débil. En caso de que le descubramos directamente, ni siquiera creo que sea capaz de atacarnos.
Marcos agacha la cabeza. Sus ojos brillan. Susurra.
Se trata de un cobarde.
- Marcos, estoy convencido de que los pasos venían de arriba. No creo que estén tras estas puertas.. Si queréis abrirlas, de acuerdo. De una en una y todos juntos por si acaso, pero soy de la opinión de subir, coger lo que hemos venido buscando e irnos.. Le digo a mí amigo apoyando la propuesta de Elisabeth.
Las palabras de Mark terminan por arrastrar al agrupo pasillo adelante. Parece que la mayoría está de acuerdo en buscar ese diario y salir pitando de regreso a la biblioteca.
Las puertas de deslizan misteriosas como ojos cerrados que observan no obstante tras los párpados.
Cuatro, cinco, seis... hasta diez puertas pasan hasta llegar a un pequeño hall.
La lumbre de Spinner ilumina una vieja escalera que efectivamente parece llevar al piso superior del convento.
Las gargantas tragan saliva audiblemente.
¿Dónde estarán los demás?
Marcos trata de hacerse esa pregunta a si mismo, pero acaba diciéndolo en voz alta.
- No había pensado en ellos.. Me doy cuenta mientras avanzamos hacia las escaleras
- No lo sé Marcos,, no lo sé. Contesto a la no pregunta de mi amigo.
- Démonos prisa y salgamos de aquí. Seguro que aquí dentro no están.. les digo intentando "empujarles" anímicamente
El cuarteto se encuentra finalmente al pie de la escalera que sube al segundo piso.
Marcos Saenz pone un pie en el primer escalón. Los peldaños de madera crujen audiblemente bajo la presión del viejo bibliotecario. Si pensaban subir a hurtadillas y subir a un posible atacante, será difícil.
Todos miran la escalera con desconfianza...