Partida Rol por web

No es buen momento para pensar en eso. Vamos chicas, tranquilas. Tratad de esquivar a los octópodos, pero no os pongáis nerviosas.

La reacción casi milagrosa de Mark evita que el sermón del bibliotecario acabe en tragedia. Afortunadamente, nadie resulta herido por el escalón podrido, del que comienzan a aparecer arañas de todos los tamaños huyendo asustadas de un lado a otro. La gótica se acerca despacio intentando examinar sus hipnóticos colores. Realmente parece increíble que seres tan pequeños puedan llegar a ser tan letales. En ese momento, su amiga le agarra con fuerza del brazo, haciéndole salir de su fascinación.

- Cálmate, Rubí. Son sólo arañas.

El bibliotecario le ayuda a calmar a su asustadiza amiga, que parece más susceptible que los demás a cualquier acontecimiento.

La rubia se agarra al brazo de Elizabeth y al viejo bibliotecario mientras observa cómo Mark Spinner inspecciona los prmeros escalones de la escalera.

Sí, sí. Tranquila. Todos decís lo mismo. Pero esto es ya demasiado! Ni que estuviérais jugando a uno de esos estúpidos juegos de rol. Esto es real! ¿Ahora arañas? ¿Qué será lo próximo? Serpientes? Balas de plata? Esta casa es un desquicie. Y no me pidais calma. Es imposible tenerla. Mi novio puede estar muerto y ya no quiero seguir sufriendo la maldad de este lugar.

Si no nos quieren aquí, quien quiera que sea, por mi que se quede con todo...

La gótica consigue soltarse de Rubí y la deja con su disertación sin sentido con Marcos.

A Elizabeth le interesan las arañas. Como seres propios de las tinieblas que son, las arañas a Eliz le atraen, aunque sabe poco de ellas.

Aunque estas... ... estas...

Estas son fáciles. O eso creo. Viudas negras. Son preciosas Viudas Negras! Comunes, sí. Pero dado el caso, también letales.

- Joder...

Observa a las pequeñas criaturas desplegando sus enormes patas en su huida, y siente como sus hipnóticos colores están a punto de atraparla. Nunca había visto una araña como aquellas al natural, pero sí había leído sobre su letal veneno.

- Mejor aseguraros de que no os pica. Las viudas negras son peligrosas

Justo antes de terminar la advertencia, la última araña desaparece de su vista escondiéndose entre dos tablones de madera cercanos.

- Si es una de estas la que picó a Gregory, está más jodido de lo que pensaba.

Ya se han ido. Es mejor no pensar en lo que dices Elizabeth. Marquémonos un objetivo y terminémoslo. Así el miedo no podrá con nosotros. Lleguemos al fondo de este asunto de una vez por todas.

El viejo eleva la barbilla y camina más rápido.

- De acuerdo,, llevemos cuidado y continuemos nuestro camino.. digo mientras con cuidado subo las escaleras iluminando bien los escalones con el farol.

Las supociones de Elizabeth no pueden ser fácilmente comprobadas. Pero desde luego de ser cierto lo que dice, la integridad física del mayor de los Skilton puede verse comprometida.

Tras el incidente de la trampa del escalón en el que Spinner ha podido salvar la vida de Sáenz, el cuarteto emprende la subida. Los escalones chirrian y la madera cruje a cada paso. Es Mark el que lleva la delantera. El arquitecto parece tener ciertas habilidades para detectar otras "jugarretas" que la casa pueda intentar gastaros. Al llegar al último escalón del asceso dice:

Cuidado con éste. No me da buena espina. Pasad por encima de él...

Finalmente los cuatro llegan al segundo piso del Convento. La escalera ha girado sobre sí misma y ahora encarais el pasillo desde la dirección contraria. A la izquierda siguen habiendo lo que parecen ventanas cerradas y tapiadas. Y a la derecha puertas y más puertas que deben pertenecer, al menos algunas, a los dormitorios de las monjas. Con la luz existente no se puede ver el pasillo en su totalidad, hay que ir avanzando y explorando la zona...

Rubí avanza pegada a Elizabeth y muy cerca de Marcos y de Mark.

Ojalá estuviera Rick aquí...

Tengo miedo, dice en un susurro al llegar al piso superior. ¿Tenemos qué buscar ahora la habitación de esa tal hermana Miroslava o como quiera qué se llame? Y ¿cómo se supone que vamos a lograrlo? Deben haber más de 15 o 20 habitaciones. ¿Qué haremos si las puertas están cerradas con llave? ¿Echarlas abajo una a una? No se, esto no me gusta nada...

Me ofrecí antes y me sigo ofreciendo ahora. Dejadme entrar en primer lugar. Vigilad el pasillo y abriremos puerta por puerta. De alguna de estas habitaciones tiene que provenir el endiablado ruido.

Marcos da un par de pasos adelante, agarra el pomo de la primera puerta, empieza a girarlo y mira al resto.

¿Preparados?

A media distancia, y sosteniendo el farol en alto, observo a Marcos, preparado para lo que salga de esa puerta..

Se mantiene en la retaguardia sujetando la mano de Rubí. Aunque de vez en cuando echa un vistazo a la penumbra del pasillo, fija la mirada en la puerta que el bibliotecario está a punto de abrir. Si aparece algo o alguien inesperado, no quiere perdérselo.

Marcos simplemente gira el pomo de la puerta, produciendo un ruido que traspasa sus huesos e inmediatamente la abre.

El viejo bibliotecario encara la puerta, gira su muñeca sobre el pomo a la vez que aguanta la respiración. Su cuerpo se prepara en principio para recibir dolor físico, aunque en esta casa el dolor mental parece ser más poderoso...

Al contrario de lo que podría esperarse, la puerta se abre. La luz del farol de aceite espanta a las negras sombras de la habitación, que retroceden a regañadientes para permitir la intromisión de unos visitantes inesperados.

Es una habitación pequeña, llena de armarios en todas las paredes.

La habitación parece vacía. Pero en la biblioteca muchos chiquillos se esconden en sitios insospechados para pasar una noche dentro. Aquí puede haber pasado lo mismo. Quiero respuestas y quiero saber si todo esto tiene algo que ver con lo que creímos ver en la biblioteca o con una persona palpable.

Y Marcos entra.

Echando un vistazo al interior, comento - ¿Esto tiene pinta de ser la habitación de una monja?

- Sí, podría ser una habitación. Daos prisa a ver si encontráis algo

Elizabeth tira de la mano de Rubí para ayudarle a entrar en la habitación, aunque se quedan en la puerta para evitar que puedan encerrarles. Ya no se fia de la casa y de sus supuestos habitantes, por lo que desde el umbral echa continuos vistazos al pasillo asegurándose de que no tienen compañía.

Marcos mira a Elizabeth y Rubí con cara de preocupación. Se coloca nerviosamente las gafas sobre su nariz, haciendo que se note como pequeñas gotas de sudor le cubren el frontal de su cara. Tras esto corre trastabillando hacia los armarios y empieza a abrir puertas. Resulta curioso ver cómo el anciano cierra los ojos antes de abrir cada puerta. En el fondo trata de no creer en lo paranormal, pero algo dentro de él le indica que puede haber un más allá y que él por su edad puede estar cerca.