Partida Rol por web

Parece que los intentos de distraer a la criatura han sido un éxito, y su último ataque no consigue acertar en el orondo cuerpo de Marcos. El flash parece haberle cegado, por lo que tienen unos segundos preciosos para intentar alejarse del peligro.

- Vamos, hay que salir del pasillo - Empuja a Rubí a la habitación y se acerca corriendo hasta el bibliotecario - Ven, apóyate en mi. Si llegamos a la habitación podremos encerrarnos.

Aprove

Pensando lo mismo que Elisabeth, y sabiendo que pocas opciones tenemos más, cojo a Marcos de la axila más próxima a mí y tiro con fuerza mientras digo

- Con fuerza Eli.. Rubi, cierra la puerta tras nosotros

Intento moverme con la mayor fuerza y velocidad que mis músculos, poco acostumbrados al esfuerzo físico, me permiten

Menos mal...

La rapidez en la acción de rescate del viejo bibliotecario parece ensayada y programada.

Mark y Eliz se lanzan con decisión hacia Marcos, lo agarran por las axilas y lo arrastran hacia el interior de la primera habitación abierta. A Saenz el movimiento le coge por sorpresa, y gime dolorido. El corte hecho por el enemigo sangra profusamente. La "bestia" ruge por vez primera lanzando un manotazo al aire. Es evidente que aun le dura la ceguera del flash de la gótica.

Un segundo más tarde Rubí cierra de un portazo la puerta de la habitación, quedando los cuatro compañeros dentro. El siguiete instante es aterrador. Silencio. Miradas de pánico encontradas. Terror en el ambiente.

Nada más cerrar la puerta Rubi, suelto a Mark del brazo y busco por la habitación algo que nos pueda ayudar a bloquear la puerta,, un armario, una cómoda, lo que sea..

- Rubí, ayuda a Marcos. Tapónale la herida!

Tras los primeros segundos de incertidumbre, ayuda a Mark con su búsqueda para encontrar algo con lo que bloquear la puerta. Seguro que entre los dos pueden mover algún mueble cercano.

Elizabeth da una orden directa y reparte las acciones tan rápido como puede. La gótica, decidida, ayuda a Mark en la iniciativa más cuerda: asegurar la puerta. Nadie podrá salir. Pero nadie podrá entrar. Lo correcto de la decisión, sólo las consecuencias lo dirán.

El arquitecto y Miss Bathory buscan muebles con los que llevar a cabo la acción. Apenas disponen de unos segundos.

Una cama, una mesilla de noche y un armario de dos puertas. Nada más a la vista.

Por su parte Rubí pone rodilla en tierra y busca a tientas las heridas de Marcos. La penumbra es espesa, y no es nada sencillo realizar maniobras de rescate vital en estas condiciones.

Oh Dios! Oh Dios!

Vamos Marcos aguanta. No te mueras, no te mueras... Dime donde te ha dado. ¿Dónde te duele?

Si Rubí pudiera verse sus manos las vería de un color rojo brillante. La oscuridad le impide esta visión. En su lugar es el tacto quien le da información. Nota calor y un fluido denso y pegajoso en sus manos. Sangre... mucha sangre.

Dejo el farol encendido cerca de Rubi, para que pueda ver mejor,, pero casi sin mirar la situación. Rápidamente me abalanzo sobre el armario.

- Ayúdame con esto.. Le digo a Eli mientras ya empiezo a empujar..

Pongo todo mi empeño y fuerza en mover el armario,, aunque éste no se mueve ni un centímetro.. - No,,, muévete, muévete pienso empezando a estar desesperado.. - Debería haber ido al gimnasio me recrimino a mí mismo - Qué bien nos vendría la presencia de uno de esos descerebrados todo músculos..

Antes de ayudar a Mark con el armario, busca en la puerta algún cerrojo o pestillo que les permita ganar algo de tiempo. Seguramente no será demasiado, pero tal vez lo suficiente para salvar el pellejo.

Elizabeth se incorpora a ayudar a Mark con gran decisión. Las situaciones extremas nos hacen potagonistas de verdaderas proezas de fuerza y ésta puede ser una de ellas. El tiempo pasa lento y como a cámara lenta. Por Dios, que no entre esa bestia!

PUM! Resuena el golpe sobre la puerta. Es evidente que el "extraño" quiere acceder al cuarto en el que estais.

El armario apenas se mueve en un primer instante. Pero la adrenalina hace el resto. De varios empujones decisivos el mueble se mueve chirriando madera contra piedra. Unos segundos después el armario está colocado contra la puerta, asegurándola...

PUM! resuena de nuevo.

PUM!

Y de repente.... .... .... ... ... silencio.

Respira aceleradamente tras el esfuerzo y los nervios de la situación. Los segundos en los que pueden escuchar los golpes se hacen eternos, y por un instante está a punto de traicionar a sus creencias para ponerse a rezar. Si consigue entrar en la habitación, no tendrán escapatoria. Ese fugaz pensamiento le hace reaccionar de nuevo, y de manera instintiva busca por la habitación otra puerta o acceso por el que pudiera entrar su agresor.

- Rubí, como está Marcos?

Aunque horas antes nunca lo hubiese anticipado, realmente estaba preocupada por el estado de salud del viejo bibliotecario.