Partida Rol por web

A parte de la silla y la pequeña mesa a su lado, es la única habitación en la que habeis visto cortinas. Además de eso, un pequeño armarito y un escritorio con "secreté" completan la decoración.

Ellizabeth acompaña a Saenz a la silla. Rubí permanece cerca de la salida mientras que Spinner observa atentamente la estancia sacando sus propias conclusiones.

- A lo mejor ahí...

Señala el escritorio mientras se acerca lentamente a él. Sin duda parece el mejor lugar para esconder un diario. Lo examina más de cerca y busca la forma de abrirlo para comenzar a buscar en su interior.

Desde el centro de la habitación observo los escasos elementos que componen el cuadro - No hay cama.. digo casi pensando en voz alta - Realmente esto es una habitación me pregunto

Eli se acerca a mirar el secreté. Pero,, es un sitio demasiado obvio para un diario. - Los diarios se esconden bajo del colchón o en un sitio mucho menos obvio.. y aquí ¿cuál es el sitio menos obvio?

Observo las paredes, en busca de alguna tabla que esté suelta lo suficiente para poder "colar" un libro tras ella y hago lo mismo con el suelo. Incluso levanto la vista y el farol hacia el techo, buscando algo que, obviamente, no puede estar volando.

Arriba del armario sería otra posibilidad Me digo de nuevo en mi hilo conductor de mis pensamientos antes de moverme siquiera del sitio..

Mark se dedica a explorar detenidamente la habtación con la ayuda del resto. El joven arquitecto parece estar convencido de que aquí puede estar el diario, aunque salta a la vista que este no puede ser el dormitorio de la hermana Miroslava. Ni siquiera hay cama en este sitio...

Rebuscas y rebuscas en pos del diario. Pero no es el diario lo que encuentras.

Cuando te da por rebuscar en el sillón que mira hacia la única ventana que hasta ahora no está cerrada a cal y canto, encuentras entre los cojines...

Un manojo de llaves!!!

Me inclino sobre el sillón cogiendo el manojo de llaves. al cogerlo las llaves tintinean entre ellas.

las levanto en el aire enseñandolas a los demás.

Ssssssshhhh.

Marcos mira en todas direcciones. Palpa el asiento para averguar por el calor que desprende la dirección en la que estaba sentado quien fuera que estuviera allí. Tras esto se fija en el suelo y busca alguna pista para averiguar la dirección de las pisadas.

Volvemos de lo sobrenatural a lo natural. Al final todo tiene que tener una explicación racional.-Dice tratando de no elevar la voz.

- Cuando admitirás que todo es tan simple? - Pregunta sin más mientras continúa examinando el escritorio - Piensa eso si te ayuda a mantenerte cuerdo, pero negar la existencia de algo no quiere decir que realmente no exista.

Echa un vistazo rápido mirando de vez en cuando hacia la puerta y más concretamente hacia su amiga.

- Bah, creo que aquí no lo vamos a encontrar...

Marcos se coloca sus gafas de bibliotecario y mira con cara de incomprensión a Elizabeth.

La afectada Rubí Johnson permanece en el umbral de la puerta mientras el resto procede a salir de nuevo al pasillo con el nuevo hallazgo entre manos: las llaves.

La rubia gira de manera brusca la cabeza en dirección al pasillo ahogando un grito a duras penas.

Mierda! He visto pasar a alguien, dice en un grito apagado de tono agudo y entredientes. Os juro que había alguien ahí, continúa señalando al pasillo aún sin explorar con un dedo tembloroso. Joder, ¿dónde se ha metido?

El pánico asoma a sus ojos por enésima vez esta noche.

Arquea una ceja al escuchar el nuevo descubrimiento de Rubí.

- Estás segura? - Se acerca hasta la puerta corriendo y colocándose junto a su amiga, echa un vistazo al oscuro y tétrico pasillo. - Dónde estaba? - Gira un momento la cabeza hacia los otros dos compañeros - Traed la luz!

Ahí, ahí. Un poo más adelante! Vi pasar una sombra... No se a donde ha ido. Se habrá metido en alguna habitación... Oh Dios, será mejor que salgamos de aquí.

Rubí señala al pasillo, nerviosa y temblorosa. Vuelve a pegarse a Elizabeth. La gótica nota, sin poder evitarlo, como los turgentes senos de la rubia se aprietan contra su brazo.

Salgamos de aquí... Vamos a morir.

Mirando fijamente la puerta me pregunto cómo es que no he oído a nadie desplazarse.. - No puede ser tan silencioso..

Marcos mira a la rubia con cara de preocupación.

Vámonos.

Extiende su mano en señal de ayuda a Rubí. Ni tan siquiera se preocupa de darla la mano. Sólo quiere acompañarla hasta la salida.