Partida Rol por web

- Joder, creo que esto es...

Tus palabras quedan en el aire. No sabes lo que es, pero si lo que parece. Y parece una pequeña libreta. Negra por ambas caras. De un centímetro de grosor aproximadamente y con un elástico alrededor que le hace parecer... el diario?

Dejas por un segundo de atender al viejo biliotecario. Las ideas aportadas por Rubí te parecen acertadas. Parece que nadie aquí tiene conocimientos especializados en primeros auxilios. Solo las nociones básicas propias de la cultura general.

Miras a Eliz. - ¿Qué tiene en las manos?

La gótica ha cogido del suelo lo que parece una pequeña libreta de color negro...

Alzo la voz y con un tono imperante que no admite discusión le espeto: Mark! ayúdame, que yo sola con Marcos no puedo!!! Vamos a ponerlo en la cama: cógelo por las axilas y yo por las piernas.

No hay tiempo que perder si no queremos Marcos se desangre en nuestros brazos. Rápidamente me sitúo a los pies del bibliotecario y le cogo por debajo de sus rodillas, mientras mantengo mi pierna arrodillada en el suelo y otra en cuclillas para darme impulso.

En cuanto lo tengamos en la cama le taponaremos las heridas con las fundas de las almohadas y las sábanas, está claro? En cuanto veo que Mark lo coge por donde le he dicho empiezo a contar: Preparado? A la de tres! Una, dos, tres!

- El diario... mis pensamiento desaparecen tan rápido como las palabras de Rubi me hacen centrarme de nuevo con lo más urgente

- Sí, movámoslo, pero con el mayor cuidado posible.

Escucho a Rubi contar, y coordino lo mejor que puedo el levantar a mi amigo al oír el ¡Tres!

- Ahora.

Con mucho cuidado, intentamos ponerlo en la cama moviéndolo lo menos posible.

En cuclillas, ocupando el lugar en el que antes estuvo el armario, examina la libreta que tiene entre las manos. Pasa los dedos delicadamente por la tapa, como si más que quitarle el polvo quisiese hacerle una caricia. Sin duda han encontrado un tesoro.

- Lo tenemos. Hemos encontrado el diario!

Gira la cabeza con la alegría reflejada en el rostro, pero lo que ve le devuelve de nuevo a la realidad. El viejo Marcos está a punto de morir, y mientras tanto ella se preocupa por un simple diario. Sin mediar palabra, se incorpora de nuevo y sin soltar la libreta se acerca a la cama por si puede ayudar de alguna forma.

Rubí recupera rápidamente la confianza y da lo mejor de si en el momento oportuno y cuando más la necesita, en este caso, el viejo bibliotecario.

Un profundo gemido sale de los labios de Marcos al moverlo. Lo han hecho lo mejor que han podido, y para mejorar su situación, pero es evidente que le ha dolido.

Por su parte, Elizabeth se une a echar una mano y a estabilizar al anciano. Bajo la luz de las linternas su palidez es acentuada. Nadie parece acordarse ya del enemigo que ha causado las heridas, y un sentimiento de seguridad falsa flota en el ambiente. No puede haberse ido sin más...

La gótica parece haber encontrado el diario. O eso cree. Aún ni siquiera lo ha abierto. Lo guarda para ayudar igualmente a Marcos.

Rubí, ya más calmada ahora que tiene claro que es lo que tiene que hacer, empieza a cojer las fundas de las almohadas, poniendo un cojín con cuidado debajo de la cabeza de Marcos y el resto las arroja a un rincón, para evitar el polvo les da la vuelta y empieza a envolver las heridas de Marcos.

Mark, Eli, rasgad las sábanas y haced tiras para vendarle. Hay que parar la hemorragia.

Yo también hago lo mismo, con un mordisco rasgo una pequeña parte de la sábana y con un fuerte tirón la tela se convierte en una venda improvisada.

De pronto se me ocurre que podríamos hacer una especie de mazas con la tela. Cuando he acabado con las vendas y aún queda sábana, rasgo varios trozos de tela, los enrollo en espiral y en un extremo empiezo a hacer nudos unos encima de otros hasta formar una especie de pelota compacta. Al menos si ese cabrón vuelve a atacarnos se encontrará con un buen pelotazo en los huevos...
Que decías que habías encontrado? - pregunto a Eli mientras enrollo la tela.

Supongo que para eso sirve "improvisar arma", no??
XDD
Si lo he hecho mal edita el mensaje y borra la maza de tela, please.

Cogiendo los trozos de tela que vamos cortando, trato de asegurar los vendajes de Marcos y que, de una vez por todas, se corte la hemorragia.

Soy consciente de que tengo ningún tipo de experiencia en estos menesteres, pero en los momentos difíciles es cuando damos lo mejor de nosotros mismos.. o por lo menos eso dicen.

En segundo plano la voz de Rubi insta a Elisabeth para que lea el diario..

Sin cuestionar las instrucciones de Rubí, tanto Mark como Eliz se dedican a rasgar sábanas para usarlas como vendas en lo cortes de Marcos. El vijo está inconsciente. Al acercar la luz podeis observar con claridad que el daño principal se concentra en su antebrazo derecho. Lo ha usado para parar el golpe del machete... Sus dedos aparecen de un color azulado. Saenz tiembla... de frío.

Viendo que mi viejo amigo tiembla de frío, echo un vistazo rápido a la habitación buscando ropa de abrigo. - La sábana bajo las mantas pienso y me levanto yendo hacia la cama.

La cubierta superior la hago a parte, dejando al descubierto la que hay debajo, que estará en mejores condiciones hablando de suciedad y polvo. Cojo todo lo que puedo y cubro a Marcos con ello, intentando que entre en calor.. Sé que el frío puede ser provocado por la pérdida de sangre, pero algo tengo que hacer.. Por él y por mí mismo.

Veo que Mark tapa a Marcos. Ostras, no me había fijado que el pobre tiembla de frío! No me extraña, debe haber perdido mucha sangre y está débil. Ni siquiera tenemos agua para darle. Vaya mierda de sitio donde hemos ido a parar... Le ayudo a poner bien la manta encima del bibliotecario y me siento en la cama, en un extremo, a los pies de Marcos, mientras continúo con la segunda maza de tela.

Bueno, puesto que ya hemos encontrado el diario de la Miroslava ésa y Marcos está demasiado débil para moverse quizá deberíamos quedarnos aquí un rato y nos lees el diario, Eli. A lo mejor nos dice en qué coño nos hemos metido y cómo salir...

Toma Mark. Y le alcanzo la primera maza de tela que he estado haciendo. Así tendremos con qué golpear y defendernos – mientras se la doy le dedico una sonrisa traquilizadora, sé que Marcos es su amigo y debe estar pasándolo muy mal y más rodeado de nosotras, que no nos conoce apenas. Me gustaría decirle que prefiero que él esté aqui con nosotras que no uno de los otros chicos bravucones que vete a saber que estarán haciendo, seguramente fumándose un porro mientras hacen chistes de monjas... Y Rick, que le habrá pasado?

Dime que esta en inglés, por favor Eli. Me acabo de dar cuenta que Miroslava parece checo o polaco, de por ahí, vaya. Como su diario esté escrito en esa lengua la hemos cagado...

Tomo la maza de manos de Rubi. - No creo que nos sirva de mucho, pero menos es nada pienso sopesándola en mis manos. En seguida me vuelvo hacia Marcos, comprobando si ha parado de temblar.

- ¿Me estaba sonriendo Rubi? Por el rabillo del ojo, mientras empezando a girarme hacia Marcos, me pareció verla sonreirme.

Cita:

- No había pensado en eso,, pero tiene razón. Mucha razón.

- Esperad, ahora os lo digo.

Deja que los demás se encarguen de tapar al viejo Marcos mientras se acerca a la luz para echar un vistazo al diario. No se había parado a pensar en el tema del idioma, pero puede que Rubí tuviese razón.

Con cierto nerviosismo, toma de nuevo la libreta entre sus temblorosas manos y la abre por una página al azar...

Noviembre 27. 1903

La hermana Regina ha vuelto de su retiro. Como le ocurrió a la hermana Ramona, parece haber hecho voto de silencio. No habla con nadie. Ya nadie habla con nadie. El ambiente se enrarece por semanas. Pronto me tocará a mi realizar ese retiro "voluntario".

Las páginas son frágiles, y parecen quejarse cuando Eliz abre el diario. Nadie duda ya de que eso es lo que ansiosamente andaban buscando, aunque no hay pruebas absolutas.

Las páginas son de un color añejo y del olor característico del papel viejo. Ese polvo enmohecido...

La letra escrita es amplia y angulosa. Escrito en tinta. Escasos bosrrones. Se observa pulcritud en la escritura.

Cuando termina de leer el texto que ha escogido al azar, mira a los demás y dibuja una mueca parecida a una sonrisa. No es muy habitual en ella, pero sin duda parece contenta a pesar de la presión del momento.

- Lo encontramos - dice con alegría mirando al bibliotecario - aguanta un poco más.

Se incorpora de nuevo y busca un lugar donde volver a sentarse, sin perder de vista el diario que sujeta entre las manos. Fascinada, ojea por encima su limpia ortografía y comienza a leer intentando encontrar algo que les ayude a comprender lo que sucede en aquella casa.

Septiembre 3. 1903

El otoño se ha adelantado este año. El frío ha llegado antes y con fuerza. Ya tenemos que usar las chimeneas en casi todas las estancias.

El Señor me está poniendo a prueba de nuevo. Este clima tan crudo solo hace que aumenten mi ganas por salir de este retiro. A veces pienso que la vida religiosa no es para mi. Las niñas son lo único que me da vida. Aunque en el fondo me deprimen mucho. Condenadas a no conocer nada del mundo más que este Convento.

El frío ha hecho que esta semana acabe en la enfemería la segunda niña. Los síntomas son los mismos: fiebre y tos.

Que Dios nos ampare.