Partida Rol por web

Venria se puso a cubierto en seguida e insto a Sanaia que hiciera lo mismo... - una bala y sin sonido... francotirador - le dijo con un susurro al cura sabiéndose bien jodidos... - quien corre, ¿tú o yo?

Karras, Venria y sus acompañantes se separaron del grupo, avanzaron con la rapidez que pudieron, siguiendo la carretera por la cuneta, agazapados entre los árboles.

El resto del grupo esperó unos minutos antes de seguirles el paso. No tardaron demasiado en volver a darles alcance; habían andado con mucha cautela y el segundo grupo se situó a unos cincuenta metros carretera abajo del equipo de reconocimiento.

El combate se oía próximo y la tenue iluminación de unas llamas situadas más allá de una elevación de terreno, unido a una única columna de humo grisáceo, delataban un combate de escasa envergadura, pero encarnizado.

- "Capitán, diría que algunos de nuestros chicos están plantando cara ahí deñante." -

Señor... Caminé hasta el sargento y me arrodillé a su lado palmeando el equipo médico que tenía en la cadera. Quizás antes de entrar en un nuevo combate deberíamos revisar sus heridas. Y las mías. Pensé mientras notaba las punzadas de la espalda y la humedad tibia abrasiva de la zona donde había impactado el disparo. Me ajusté el casco un poco que estaba suelto y bailaba mientras me movía.

    Un tiroteo se había desatado y quizás nuestros compañeros estuviesen en peligro. Desde nuestra posición no podíamos hacer mucho mas que escuchar la refriega y esperar noticias. - Señor. Dijo Grish al sargento con voz algo apremiante. - ¿No deberíamos unirnos a...? Y señaló en dirección al sonido.

- "Sí, seguimos avanzando, Soldado Grish. Pero los heridos no podemos caminar mucho más deprisa." -

A sus órdenes, pero luego quiero revisarle esas heridas señor. En temas médicos no había oficial que pudiera imponer su opinión sobre el Doctor del grupo. El estado medico de la tropa era VITAL y como mi especialización estaba empeñado a ejercer lo mejor que pudiera y cuidar de todos, ya que mis dotes con las armas eran prácticamente nulas, penosas. Retomé el arma y seguí al equipo.

Sonrío con agradecimiento por su preocupación al Soldado Flavion.

- "Naturalmente, Doctor." -

    Grish avanzó por delante de la pequeña formación con el rifle de fusión bien sujeto de sus correas y la carabina láser apoyada en el hombro siguiendo la trayectoria que sus ojos le marcaban. Estaba dispuesto a cubrir a sus compañeros heridos y a poder ser librar a éste mundo de tantos herejes como le fuera posible. - Si no le importa iré delante de la formación, señor. Estoy mas fresco por lo que pueda ocurrir. Ésto no era totalmente cierto, pues la pesada carga de su equipo le había pasado factura, pero al menos no estaba herido de gravedad como el sargento o el sanitario. Era lógico que él se expusiese mas.

Mantenía el ritmo mientras los pistones y engranajes hacían de las suyas. Ese maldito chucho mutante le había destrozado las piernas a base de bien; pero daba gracias a poder seguir caminando sin ningún problema.

-Sargento Nihilus, ¿podría informarme de los hechos que acontecieron tras su aterrizaje? -pregunto con esa voz monótona y mecánica que salía tras ese conjunto de lentes ópticas y tubos que tenía por máscara- Sigo intentando pensar en quién pudo ser el que nos metió en toda esta misión de pesadilla.

El sacerdote de Marte parecía inquieto, mirando hacia todos los lados y no paraba de rascarse con la mano mecánica el otro brazo, una de las pocas cosas que se veía que tenía aún como carne.

Avanzaron un poco, no mucho, lo justo para acercarse a la vista del otro grupo. La artillera Venria se había lanzado al suelo, al igual que su asistente, el sacerdote y Markus se mantenían en pie.

Manteneos en esta posición -dijo el capitán mientras observaba al otro equipo en la distancia, esperando alguna reacción por su parte- No hay tiempo para atenciones médicas, podríamos entrar en acción en cualquier momento.  Lo lamento, pero aquí todos sufrimos.

El capitán también había sido herido en la emboscada peor parecía recuperado del "incidente". No podía decirse lo mismo de los cadáveres que, kilómetros atrás, ardían en el bosque. La pregunta formulada por el sacerdote s elo recordó. Septus pensaba que había sido alguien ajeno a la unidad, alguien de muy arriba, o algún adepto de nivel medio, o un supervisor de inteligencia, o un piloto...podría ser cualquiera.

Grish - el capitán miró al voluntario y asintió-, irá conmigo.

Finalmente añadió.

Calen bayonetas.

     Grish asintió y sacó de la funda su cuchillo. Con mano experta lo fijó en la montura delantera de su arma. - A sus ordenes. Fue la lacónica respuesta. No había mas que decir y estaba preparado para avanzar junto al capitán Septus.

- "De acuerdo, Soldado Grish." - Respondo a éste cuando me pide avanzar más adelantado.

Una vez nos detenemos para preparar las armas cuerpo a cuerpo, desenvaino mi espada-sierra, Grish vuelve a quedar a nuestra altura. Le hago un gesto silencioso para que proteja al Capitán.

Escucho la pregunta de Phi-Rho 87 y le respondo en voz baja:

- "Hemos sido víctimas de una traición, tecnosacerdote. Una traición que prácticamente ha acabado con el 101º." -

Veo que todos preparan sus armas cuerpo a cuerpo, obedeciendo la orden del Capitán. Sonrío levemente, son en el fondo buenos muchachos. La cercanía con el enemigo les infunde disciplina.

El tecnosacerdote asintió y, torpemente, colocó la bayoneta en su rifle láser. Ahroa mismo tenía envidia de esos sacerdotes y tecnomarines que llevaban un servobrazo a la espalda y que eran muy útiles en combate cerrado.

Intentaba darse cuenta de lo que había a su alrededor, situarse un poco y pensar en cual era la mejor utilidad que pudiera realizar.

Sanaia se lanzó al suelo al aviso de la artillera mientras el sacerdote y su asistente seguían en pie.

El Sacerdote esbozó una sonrisa maníaca.- El Emperador Protege.- Susurró a la vez que salía corriendo hacia la cobertura más cercana al frente de la posición en la que estaban agazapados.

Francotirador en nuestra posición... no lo hemos localizado aún, estamos suprimidos, repito, suprimidos - se comunicó Venria con su patética escuadra al mando del capitán fosa séptica y su amigo el descerebrado nihilista

¿Calar bayonetas? Oh no... esto no tiene buena pinta. Con manos temblorosas saqué la larga bayoneta de su vaina y la coloqué en el anclaje de la montura bajo el cañón. Tragué saliva con gran esfuerzo. Listo señor. El cargador del arma según había comprobado estaba casi lleno, así que no cambie la célula. Mentalmente intenté visualizar los movimiento del entrenamiento para el desvío de bayonetas y luego ataque.

En el microcomunicador sonó la voz de la artillera:

Francotirador en nuestra posición... no lo hemos localizado aún, estamos suprimidos, repito, suprimidos.

He ahí la razón de su parada. El Capitán Septus contestó.

Recibido. Estamos detrás de vosotros, a unos setenta metros. ¿El francotirador está en el bosque? Cambio.

Aguardo en tenso silencio la respuesta a la pregunta del Capitán.