Partida Rol por web

-Lord Buckler... Creo que he descubierto lo que ha pasado. Fueron los cachorros de Lord Horpe. Eso explica por qué mataron tan rápido al envenenador. Puedo...

-Shhh.- Le dijo palmeándole el pecho. -Eso es muy serio. Luego lo hablamos en privado.

No tardaron en percatarse otros de los "vecinos de asiento" del vivo interés que había mostrado la pareja de Thalassos pero para cuando quisieron fijarse no había mucho que ver, pero se mostraron extrañados por la posible unión entre Gabe y Lord Buckler, hasta ahora no habían estado especialmente conversadores en aquellos días.

No hubo tiempo para muchas especulaciones pues a la señal del anfitrión un hombrecillo de tez pálida y aspecto enfermizo se separó de la muchedumbre. Caminaba torpemente y parecía un maestro de ceremonias no muy apropiado para la ocasión. Inevitablemente los pensamientos se iban hacia el difunto Lord Horpe, como si hubiese habido un macabro trasfondo tras aquella extraña elección.

Tras situarse en medio del escenario aquel personaje carraspeó fuertemente, una, dos, y tres veces. No dio tiempo a que la gente empezase a impacientarse porque repentinamente habló con un tono de varias octavas superiores a lo esperado:

-¡Bienvenidos! ¡Sean bienvenidos amigos míos! ¡Sean bienvenidos porque tenemos el honor de haber sido convidados por el excelentísimo Lord Ralph de la Casa Buckler, fiel vasallo de nuestro señor Renly Baratheon, señor de las Tierras de la Tormenta y miembro del Consejo Real de su majestad el Rey Robert Baratheon, primero de su nombre, Rey de los Ándalos, los Rhoynar y los Primeros Hombres, Señor de los Siete Reinos y Protector del Reino! -Se tomó dos segundos para descansar antes de seguir con su declamación:

-¡En su propio nombre y en honor de su majestad y de sus dignos sirvientes que ayudaron a sofocar la rebelión de los traidores de la Casa Errol...!

Parecía que aquello iba para rato...

Con los dragones recuperados y un gesto de cortesía al cerrar los parpados de aquellas mujeres (tanto los de aquellas que conservaban sus ojos como las que no), Nathan se incorporo despacio, haciendo rechinar su armadura. El sonido escondió un hondo suspiro melancólico;  lamento que iba tanto por el desperdicio como por esas muertes en si, que no había deseado. Y quizás solo un poco por la venganza arrebatada.

No parecía haber mas que hacer arriba, por lo que bajo a comprobar como se había resuelto todo abajo y la lista de muertos. Además, deseaba dar con el cuarto de la Dama. Tenia que tener alguna habitación para dormir y llevar a cabo las partes mas intimas del negocio.  Sus pasos resonaron pesados, y casi al descuido envaino la espada, que al final seguía tan impoluta como había venido.  Una idea prendió en su mente; quemaría el lugar al terminar. Si, seria una buena pira funeraria…

Cleesten trató de disimular y hacer oídos sordos a lo que había escuchado. Cuando comenzó el anuncio del torneo y probablemente la historia en su versión oficial, se movió un poco en su asiento como con intención de ponerse más cómodo. Luego se arrimó a su hija con tono discreto.

—Ya sólo por eso ha merecido la pena venir, ¿no?— En realidad el tema del copero era algo que a Cleesten también le había llamado la atención desde el principio. La premura de esa flecha mortal dejaba claro que algo no cuadraba. Esa acción parecía dar más valor a lo que el pobre diablo había callado que lo que podría haber contado.

Luego permaneció un instante en silencio en el que se le dibujó una sonrisa divertida. 

—Bueno...veamos qué hace tu hermano cuando vea que su amada no se encuentra entre los asistentes.— 

En principio iba a participar como caballero misterioso. Si bien no era imposible que hubiese más de uno, sería cuando menos raro. De todas formas, creía poder reconocer las hechuras de su propio hijo.

-Se ve mejor en otros sitios.- Contesto con ironía, devolviéndole a mi padre la pregunta hasta que dice “observar”. Atiendo a la escena y hago un leve movimiento de entendimiento, concentrándome en nuestro alrededor, a sabiendas que ya está sucediendo.

Levanto la mano tímidamente cuando el Lord se dirige a nosotros de manera tan efusiva, me resulta raro, pero le saludo y muestro una pequeña sonrisa.

El resto de la conversación es mucho más reveladora, en las palabras del anfitrión y Blackstorm, hay tanta información que resulta incluso inquietante, hablando abiertamente delante de todos. Al menos eso me parece, porque yo lo había oído perfectamente.

-Lo hará bien, espero.- Murmuro con un tono de preocupación mientras intento no mostrar mucho interés por el espectáculo hasta que el maestro de ceremonias menciona el nombre de mi padre.

-Papá ¿has organizado tú todo esto? Ese hombre dice que nos invitado…- Pregunto extrañada. -¿Por qué no me habías dicho nada?- Me muestro indignada, mi padre no había compartido ese detalle conmigo.

Cuando el castellano descendió las escaleras comprobó que todo aquello había quedado libre a excepción de los cuerpos caídos de los lacayos de la dueña del lugar, puede que alguno fuese su marido, o un amante... Y del resto nada sabía. Localizó un anexo que identificó como el posible alojamiento de la dama, sin embargo parecía que no vivía mucho mejor que sus pequeñas putas. No merecía la pena quedarse más por allí.

 Miró en derredor hasta que vio la que parecía ser la única fuente de calor de aquel lugar, un hogar sobre el que había colgado un caldero. Tomó uno de los maderos que descansaban en el suelo, roto. Era recio y sin ningún tipo de adorno, la pata de una silla dedujo. Se acercó a aquel hogar y dejó que las llamas lamiesen la superficie astillada de la pata, llevó unos segundos pero finalmente prendió. El resto fue casi ceremonial, como la pira que había planeado dedicar a la mala puta.

Para cuando salió al exterior el humo estaba empezando a salir profusamente lo que pareció despertar cierta sorpresa en algunos de los que allí estaban. A los pies de los atacantes se encontraban algunas de las fulanas y sus clientes. Ambos con magulladuras y tal y como pudo comprobar algunas hechas por aquellos indeseables. 

Sak se adelantó y susurró unas palabras:

- Están todos aquí como pediste, he visto al chaval de los rizos en la espesura, creo que el resto no se ha dado cuenta.-Entonces comenzó a andar a su lado y a actuar como si diese un informe del combate con total naturalidad -Allí están todos las putas y los clientes. La Dama tenía un par de escoltas pero fueron muertos antes de dárseles opción a rendirse. Tampoco lo habían puesto fácil hasta entonces. Oye -susurró- Al calvo mucha gracia no le hace esto de las órdenes, el otro se contiene más pero... Tú dirás qué hacemos -Terminó en un tono perfectamente audible. -Están deseando marchar todos al torneo.

Asintiendo al informe con un cabeceo y una ligera palmada en el hombro a Sak, se aproximo a donde estaban todos reunidos. Su mirada paseo por los infelices que por fortuna o azar, habían sobrevivido a la escaramuza.

-Este fue un lamentable espectáculo. Todos deberían avergonzarse por sus acciones, y no hablo solo de este día. Hablo en general, de la dejadez y el vicio en el que se dejaron caer.

No tenía preparado un sermón para esto y en cierta forma compartía la prisa de los otros; también quería regresar a ver el torneo, aunque sin duda por distintas razones. Pero no podía dejarlos ir así como así.

-Pero tienen suerte; a partir de hoy tienen la oportunidad de enmendarse. Ustedes están vivos, a diferencia de aquellos +indico, señalando a los cuerpos de los caídos en la escaramuza+ Aprovechen esta chance que los 7 les brindan… Les encargo hacer los ritos con los muertos o devolverlos a sus familias, si las tienen.

Enfilo donde estaba su montura, pero se detuvo a medio andar

-Una ultima cosa. La casa Thalassos siempre esta dispuesta a recibir nuevos vasallos en sus tierras. Aquellos o aquellas +mirando en especial a las putas. Estaba seguro que alguna de ellas escamoteara el dragón faltante y ademas, eran las que peor estaban a decir verdad+ que realmente quieran cambiar de vida, serán bienvenidos allí.  Mi nombre es Nathan Ostlich y soy el castellano de la casa. Si hablan conmigo, veré que puedo hacer.

Monto con algo de esfuerzo, y pico espuelas para reunirse donde estaban ser Brus y ser Greggor.

-Creo que con eso es suficiente. ¿O alguno de ustedes tiene otra idea? +inquirió, mirándolos fijamente.

-Celebro que estemos de acuerdo. Todo esto ha sido un desperdicio -Valoró totalmente asqueado Ser Brus mientras miraba a los prisioneros. -Al menos llegaremos a tiempo al torneo, así que por lo que a mí respecta podemos pirarnos. Con suerte llegaré a tiempo de justar.

-Esto no ha servido ni como aperitivo... -Dijo con menos tacto, parecía que él si que había disfrutado con aquel despropósito. -Yo también estoy apuntado,  Deberíamos marchar al galope. Castellano, te dejamos limpiando tu mierda.

Sin dejar pie a ninguna respuesta picó espuelas y empezó a alejarse de aquel lugar. Ser Brus dedicó una mirada de disculpa al castellano y galopó tras el.

Hace tiempo que el hombrecillo de tez pálida y aspecto enfermizo terminó de hablar. A sus palabras le siguió una larga ovación que parecía que nunca iba a silenciarse y con ella empezó el torneo. En cuanto los dos caballos arrancaron al galope, el estruendo quedó silenciado. 

Los que competían eran dos nombres hasta entonces desconocidos para los Thalassos: Jojen que servía a la Casa Buckler, portaba el pendón azul mientras que su contrincante más torpe, Royland Swyggert se decantó por los colores de los Gower a los que servía. 

La primera carrera no rompió ninguna lanza, casi parecían dos ciervos que se estaban tanteando antes de chocar las cornamentas. En el segundo embate sólo se rompió una lanza y Royland acabó por los suelos sin haber conseguido siquiera romper su lanza lo que volvió a provocar la excitación de todos los asistentes.

-Joder... Lord Buckler, voto a los siete que tenéis buenos jinetes. Royland es bastante más hábil con la espada que con la lanza, puedo dar fe totalmente-Añadió con una sonrisa aduladora tras su primera protesta. Entonces bajó el tono de voz y se aproximó a su vástago:

-Oye... ¿Dónde están tus hermanas?

-No lo sé. Se supone que vendrían... ¿Voy a buscarlas? -Preguntó, enseguida relajó la postura con el gesto de su padre -Ya vendrán parecía decir.

No tardó Gyles en devolver su atención a la liza pues estaban a punto de anunciar a los siguientes competidores.

Disculpaba la actitud de Greggor esta vez, pero porque convenía para hacer tiempo. Espero un poco a que desaparecieran en la distancia e incluso unos minutos mas, supervisando entretanto que los soldados y aldeanos ejecutaran sus órdenes.  Cuando estuvo satisfecho, dejo que regresaran bajo la guía de Sak al campamento, mientras a sus espaldas el burdel ardía hasta los cimientos…

Sin embargo, Nathan no tomo el camino normal, sino que se desvió hacia donde el guardia dijo que había visto a Egil, y supuestamente a Rhae con el… Deseaba acompañarlos en el regreso y de paso, hablar con la muchacha sobre lo acontecido. Después de todo, esto había sido mas por ella que por unos pocos dragones.

Llevaba unos cuantos pasos recorridos, más de los que esperaba que tenía que recorrer. Sin embargo aquello no tenía porqué ser mala señal, podía significar que el joven, tras la reprimenda del día anterior, se estaba comportando al fin como el hijo de su padre que todos esperaban que fuese.

-Ptch. -Dijo una voz. tras confirmar que todo parecía fuera de peligro finalmente apareció la espigada figura de Egil Othar. Vestía una coraza de cuero ligera que era ideal para ocultarse en la espesura y no serían traicionados por un traicionero tintineo su cabello se encontraba cubierto por algunas partes de hojas secas que no habían sido debidamente retiradas.

Asía firmemente una cuerda que no estaba en tensión y al final de la misma Tras él venía sujeta por su brida, su propia montura y sobre ésta la delicada figura de la legítima heredera de la famila Errol, Rhae. Sin embargo habían sido lo suficientemente inteligente como para cubrirla con un abrigo de viaje masculino con capucha. Que ocultaba su faz a excepción de unos rasgos dulces que se insinuaban por el borde.

Aprobando las elecciones en los atuendos con una leve sonrisa, Nathan se aproximo a la pareja mientras oteaba a los lados y sobre su hombro, buscando asegurarse de que nadie lo había seguido ni los observaba. Como nota mental le sorprendió que Sak los hubiera visto, un dato sobre su perspicacia que debía considerar, pero probablemente era porque el antiguo villano sabia que buscar.

-Buen trabajo. +saludo a Egil. Seguidamente, paso a informarles a ambos en tono bajo y confidente.+ El asunto del burdel esta concluido y la Dama se quema con su pocilga. Lamentablemente hubo mas muertos inocentes de los que había deseado… pero así sucede a veces.

Se encogió de hombros, con una ligera mueca de resignación. Nada podía hacerse por ellos en este punto, salvo elevarles una plegaria quizás.

-En fin. Volvamos cuanto antes al campamento. Egil, monta y cuida la retaguardia. Rhae…tu dirás.+ finalizo, dando pie a la jovencita de que emitiera su juicio en tanto emprendían camino.

El sonido de los cascos de los caballos se amortiguaba parcialmente sobre la tierra húmeda, Egil permanecía en segundo plano mientras Rhae miraba al castellano con los ojos húmedos. Parecía estar esperando una solución, como si su interlocutor tuviera la capacidad de deshacer los últimos dos meses de un plumazo.

Su rostro había envejecido por las penurias, se había tornado algo más afilado según parecía recordar. Pero no había perdido la belleza, era la viva imagen de su madre.

-Sí. -Había dicho- Le he reconocido, aunque todo estaba oscuro la forma de su cuerpo, la forma de moverse. Estaba ahí. -Confirmó- Ser Greggor. Le llamabais.

Ya sabía quién había sido el perro que había movido aquel avispero, probablemente tendría sospechas acerca de la mano al otro lado, ¿pero por qué?

Humedeció sus labios y asintió lentamente, pero no emitió comentarios al respecto. La confirmación de Rhae a las sospechas que ya tenían no hacia sino dejar algunas preguntas nuevas en la mesa. Nathan arrimo su caballo y extendió la mano a la muchacha una vez mas, acariciando su diestra  y apretándola unos segundos, como pasándole algo de su fuerza.

-De acuerdo. Apresuremos el paso. Voy a dejarte en el campamento e iré a hablar con lord Cleesten.  +indico con seriedad, mirando a los dos jóvenes, para luego  separarse y picar espuelas por el descampado.

En el camino recordaba una frase que en el contexto había parecido diferente. El heredero de los Blackstorm, sujetando la mano de su perro de guerra para impedir que arruinara…

*No la impresión de los Buckler ni la cena, sino una alianza con el bastardo de los Horpe…?  Pero, ¿que ganarían ellos? … +no veía el camino, sino una complicada red de favores que parecía extenderse+…a menos que sea eso, la vía indirecta. Pero me faltan piezas para probar esa imagen. Y una muerte más, en todo caso...