Partida Rol por web

cuando entraste en la habitacion no tardo ni dos segundos en cogerte y ponerte contra la puerta con toda la pasion del mundo - No puedes traer esta ropa y esperar que no te la arranque.. - Comenzo a susurrar mientras levantaba una de tus piernas y con la otra mano cogia tus pechos. Sus labios te recorrian tu cuello mordiendote de vez en cuando.

Notaste como su entrepierna ya estaba como una piedra contra tu cuerpo...

Tenía que reconocer que su reacción me sorprendió y casi que jadeé cuando me quedé en aquella postura con mi cuerpo pegado al suyo, notando sus manos sobre mí y su sexo ya bien duro...

Ladeé la cabeza, para que tuviera un mejor acceso a mi cuello mientras volvía a jadear al notar como un tremendamente agradable escalofrío recorría mi cuerpo.

- Arráncamela entonces.. - Reí suavemente agarrándome con una mano a su hombro y con la otra a su trasero para pegarlo más a mí. - Estoy deseando que lo hagas...

Y en realidad así era y eso que era él quien había saltado literalmente encima mío. Seguro que aquello había contribuído más en que me excitara.

Antes de que te dieras cuenta estaba gruñendo en tu cuello y casi arrancandote la ropa mientras te desnudaba, sus manos no dejaban de recorrerte mientras sus labios y dientes besaban y mordian los tuyos y tu cuello.

Cuando te dejo en ropa interior te alzo como si apenas pesaras y sin dejar de besarte te llevo a la cama dejandote sobre ella, al separarse se quito la camiseta y pudiste contemplar de nuevo aquel cuerpo de infarto ante ti con todos los musculos marcados por la tension.

Volvio sobre ti para besar cada rincon de tu piel sin ropa... - Eres tan sexy... - murmuro como un pensamiento en voz alta.

Me encantaba aquella pasión con la que me tomaba, por lo que prácticamente me movía lo justo para ponérselo más fácil y que pudiera desnudarme sin el menos problema... no es que le costara demasiado que me dieran ganas de que me la quitara, pues me atraía tanto que en cuanto posaba los ojos en su perfecta anatomía ya se me iba sola la cabeza a desnudarlo..

- Eres toda una fierecilla! - Le dije tras morder sus labios mientras me llevaba a cuestas y de ahí simplemente dejé que me tirara en la cama y abrí las piernas para que pudiera colocarse tranquilamente entre ellas.

Me reí cuando me dijo aquello y negué con la cabeza.

- A mí me gusta más mirarte a ti que a mí... - La verdad es que esas cosas no me las decían muy a menudo.

Aquella noche Leo se entrego completamente a ti, saco una parte mas brusca y varonil incluso llegaste a pensar qeu se contenia para no ser demasiado salvaje. Terminasteis desnudos y abrazados en la cama completamente agotados, el te abrazaba y besaba la nuca con cariño y tu casi ni podias moverte, todos los orgasmos que te habia otrorgado te habian dejado rendida.

- Eres perfecta...

Estuvo tremendamente icreíble, seguramente, mejor que las otras veces que nos lo habíamos montado ya, pero gemí tanto que hasta me molestaba algo la garganta, por no decir el resto de los músculos del cuerpo, cuando caímos los dos enredados sobre la cama, mientras me abrazaba y hacía carantoñas.

- Si sigues subiendo en intensidad cada día, en dos semanas tendré que plantearme lo de que me pueda doler la cabeza... - Me reí suavemente, pero hasta eso me dolía y me di la vuelta en la cama para mirarle cansadísima, pero con una sonrisa de sosiego increíble. Tanto orgasmo me había dejado más relajada que meterme en un jacuzzi tras una visita al masajista.

- Es broma. Me encanta que te dejes llevar cielo!

Podía cansarme de muchas cosas y tener mis manías, y muchas dudas sobre muchas cosas, pero lo que ya le había quedado claro es que el sexo con él me encantaba.

- Y en el momento que te duela la cabeza te violare - dijo riendose mientras os tapaba solo con la sabana - Mañana te llevo a la entrevista y despues vamos a sacar a Max ¿Vale? De paso asaltamos al nevera familiar, que conociendo a mi madre la habra dejado llena... y hasta la semana que viene no vuelven - Comento apretandote contra el y respirando tu aroma feliz....

- Buenas noches preciosa - Un ultimo beso se poso en tu cuerpo antes de que cerrara los ojos.

Me reí con su comentario y asentí, como dándole permiso para hacerlo si es que se daba el caso, aunque volviéramos a estar en aquello de que consentido no fuera una violación y luego, me volví a acurrucar sobre su cuerpo.

- Sólo espero que me salga un curro por la tarde para poder pasar las mañanas contigo, porque sino no te voy a ver el pelo...

Sin querer ya me estaba preocupando hasta no poder disfrutar de su compañía así que quizás me gustaba hasta más de lo que yo creía, pero es que era un amor de hombre.

- Buenas noches Leo.

Cerré los ojos y cogí aire, oliendo su cuerpo sin poder evitarlo y sonreí.

La mañana siguiente paso rapidamente, os despertasteis pronto y te invito a desayunar unas deliciosas Creps antes de la entrevista. En el puesto de turismo te atendio una chica muy agradable, que tras hacer una entrevista de media hora en la que charlasteis en varios idiomas, te ofrecio un puesto mejor del que te habian contado.

Finalmente conseguiste un trabajo de tarde en el que trabajarias en uno de los estudios de cine de la ciudad, como guia en el tren que los enseñaba. Los dias libres serian los domingos y los lunes y el sueldo bastante bueno. Empezarias el jueves.

Cuando saliste Leo te felicito contento y te guio hacia casa de sus padres, todo era perfecto pero... Al llegar a casa de sus padres se te corto la respiracion - ¿Esta es? A que es preciosa - Te dijo mientras contemplabas la casa de tus pesadillas.

Salí más que contenta de aquella entrevista, sobretodo porque debía de haberlo hecho mejor de lo que pensaba o quizás, porque no era algo habitual que alguien hablara con fluidez tantos idiomas, pero el único que había tenido que aprender fue el español y quitando los tiempos verbales, termina siendo fácil cuando todo el mundo a tu alrededor lo habla, aunque sea con acento de guiri como dicen en España. 

Iba más que feliz en aquel coche pues había conseguido un trabajo, un chico guapo, esto último casi sin querer y todo iba tremendamente bien, pero cuando vi la casa, palidecí y miré a Leo incluso con miedo, sin saber si debía tenerle miedo a él o a aquel lugar.

- Leo... - No me atrevía ni a moverme de al lado del coche. - ¿ Te acuerdas cuando la noche que dormí en tu casa te había dicho que tuve pesadillas? - Ahora era cuando se pensaría que estaba loca. - Vi esta casa...

El sonrio tiernamente y se acerco abazarte para despues juntar sus manos en tus mejillas y hacer que le miraras - Cariño... Hay fotos con esta casa de fondo en ella, seguramente la habras visto alli... - te miraba preocupado, pero no parecia que fera porque soñaras con su casa, si no ams bien por que tu estuvieras bien. no dejo de acariciarte ni abrazarte.

Su explicación no me convencía lo más mínimo, pero estar entre sus brazos sí y aunque cierta parte de mí sabía que no lo había visto en ninguna parte antes de soñar con ello, la parte lógica ganó la pelea y lo enterró en mi cabeza, queriendo creer que Leo tenía razón.

- Supongo que sí... - dije como una chiquilla asustada entre sus brazos. - Perdona...

Suspiré y traté de parecer normal de nuevo, aunque no sin cierto temor que no podía evitar.

- Vamos a por el perro! - Intentaba parecer más animada, aunque no sabía si lo estaba consiguendo.

- Anda, vamos hacerte algo de comer, ya veras que no es ninguna casa del terror - Comento rodeandote con un brazo y guiandote hacia la casa, cuando abrio la puerta un precioso y jugueton pastor aleman se acerco a vosotros pidiendo mimos - Venga Max no la agobies - Dijo dandole un par de caricias - La casa era preciosa por dentro, llena de libros y fotografias de ellos por todos lados, y de una atractiva mujer pelirroja y un hombre muy moreno que claramente serian sus padres. - Vamos te dare algo fresquito de beber.

Estaba algo intranquila, pensando que por mucho que me dijera pasaría algo malo en cuanto entrara en aquella casa o algo así, pero al menos, ver a aquel animalito tan juguetón me hizo agacharle y responderle a los mimos rascándole detrás de las orejas como era de rigor.

- Ohh qué perrito más guapo!! - Era una monada y juguetear con él un poco me hizo estar más tranquila.

- ¿ Ves que amo más bueno tenemos? A mí me va a dar algo de comer y a ti algo de beber.. - Dije al perro para luego seguir a Leo.

El perro te seguia completamente euforico, moviendo la cola y buscando tus mimos. Leo se rio ante tus palabras - Uh... ¿Tambien soy tu amo? - Pregunto picaro guiñandote un ojo y entrando en la cocina, que como el habia previsto cuando abrio la nevera estaba repleta de comida.

Lleno el plato del agua de Max y el de comida - Bueno rpeciosa, tenemos, pescado, carne, pollo, verduras, pasta... de todo jajaja ¿Que te apetece comer? - Apesar d ela primera sensacion al ver la casa, el lugar era muy bonito y familiar, tenian muchas plantas y todo estaba muy ordenado, en una pared colgaba un delantal y a su lado habia una pared de notas.

Cita:

Me daba un poco igual comer una cosa o comer otra, al menos, por mi parte no le solía hacer ascos a muchas cosas y menos si las había preparado una madre a sus hijos, pues seguro que todo estaba de miedo.

- Lo que quieras. Si me dices dónde están los platos pongo la mesa..

Dejé de hacerle carantoñaz a Max que ahora estaba bastante ocupado con el plato de comida y después, suponía que lo sacaríamos a pasear un rato.

- Seguro que el pobre animalito se aburre aquí solo.

Leo te enseño donde estaba todo y pusiste la mesa que estaba alli en la cocina mientras el comenzaba hacer la comida, que opto por un pescado al horno que casi se preparaba solo.

Mientras se hacia te enseño toda la casa. El salon era bastante sencillo pero con una bonita chimenea, aparte de la cocina y un aseo tambien habia un pequeño despacho y un acceso al sotano en aquella planta. La parte de arriba tenia la habitacion de sus padres la de ellos y una de invitados, te parecio muy entrañable que la habitacion de Hayley y de el estaban intactas, tenian aun poster por las pareces, y cosas de un adolescente como quien dice.

Lo mas bonito de todo era el tejado, tenian una buardilla que era una mezcla de habitacion y sala de arte, habia muchos lienzos y pinturas y una ventana que mostraba todo el jardin con su piscina y pequeña casita de trastos.

Terminasteis de comer y recogisteis todo antes de sacar a Max que ya estaba mas que inquieto. Mientras paseabais Leo estaba algo pensativo - Creo que voy a contratar a alguien para el bar... hacie tiempo que lo estoy pensando y ahora que te conozco me daria mas tiempo para estar contigo ¿Que te aprece?

A pesar de que me hubiera negado a entrar en aquella casa después de la pesadilla, tuve que reconocer que dentro se estaba bien y que encima, era preciosa.

Con Leo todo parecía mejor de lo que era.

Salimos de la casa tras esa maravillosa comida que preparó y el perro, no tardó en echar a correr de un lado para otro, pero volviendo de vez en cuando para volver a echar a correr como hacen todos los animales cuando los sacas.

Miré de reojo a Leo y vi que en alguna cosa estaba pensando pues su cara lo decía todo, pero cuando lo dijo en alto, sonreí y me acerqué para darle un beso.

- Esa decisión la tienes que tomar tú cielo, pero me alegra muchísimo que quieras pasar más tiempo conmigo.

Os acercasteis a un parque cercano para que Max pudiera correr libremente sin problemas, no dejaba de jugar de un lado para otro y con tu repuesta Leo sonrio devolviendote el beso.

Cuando os separasteis no veiais a Max por ninguna parte, y pocos segundos despues aparecio con algo en la boca de entre unos matorrales - ¿Que traes ahi? - Leo se agacho y el perro solto un cacho de ropa lleno de sangre. Leo te miro preocupado - No te muevas de aqui, Max quedate con Paula - Le dijo como si el perro le entendier ay para tu sorpresa el animal se quedo a tu alrededor rondandote.

El moreno se acerco a la zona de donde habia salido Max y al apartar los setos abrio mucho los ojos.

En el momento que vi que lo que había en aquella ropa era sangre recordé de nuevo la pesadilla y aunque en ella no había visto nada de sangre, aquello ya se le empezaba a parecer más de la cuenta.

- Ten cuidado... - Dije sabiendo que no me dejaría acercarme por si pasaba cualquier cosa, aunque también sabía que yo no podría parar mucho quieta.

Al ver como abría tan desmesuradamente los ojos me puse aún más nerviosa.

- ¿ Qué sucede?! - Pregunté sin saber si desobedecerle o no, sólo porque estaba muy asustada.