Partida Rol por web

Las palabras de Oni no eran para nada alentadoras.
No habían podido encontrar Jade, y es que parecía que el Gran Oso había decidido llevárselo todo.
Y atravesar las Tierras Sombrías sin Jade, era como lanzarse a un precipicio.

El Moto escuchó las distintas opiniones y opciones que tenían frente a ellos. También entendió que Kaminari, su fiel caballo, no debería correr el riesgo de adentrarse en los dominios de Fu Leng.
Decidió que el caballo aguardaría su vuelta en manos de aquellos Heimin a los cuales recompensaría por sus cuidados.

Necesitamos el Jade. No importa que se tarde más o sea más peligroso: sin Jade nos estamos sentenciando antes de empezar siquiera.
Oni, si estás dispuesto a ir sólo o acompañado a las Minas, lo único que puedo hacer es dejarte a Kaminari.
Es un corcel Gaijin, no se asusta ni se cansa fácilmente. Creo que su velocidad puede ser un factor decisivo.
Nosotros iremos a por el pergamino que tienen los Rátidos. Si lográramos encontrar Jade, mejor, pero regresaremos al punto de encuentro lo más rápido posible... con suerte Oni habrá encontrado Jade en las minas y estaremos más cerca de sobrevivir. dijo Valkai en un tono sombrío, consciente de que cada vez estaban más cerca de su objetivo, sí, pero también de su muerte.
Sólo las Fortunas sabían cual encontrarían antes.

-¿No estáis siendo excesivamente confiados? -Shiroi, que había guardado un largo silencio, intervino en ese momento. -Tal vez el hecho de haber cruzado las tierras del Cangrejo sin problemas nos haya hecho olvidar lo que nos espera. En Kyuuden Isawa, estuvimos a punto de morir. Y lo que nos espera será aún peor. No debemos separarnos. Si nos hubiéramos separado antes, ya habríamos fracasado.

-Pero Moto-san tiene razón. Sin jade, estaremos condenados. Debemos dirigirnos a las minas. Es imposible que no quede allí jade, aunque tengamos que extraerlo con nuestras propias manos. -Los puños de la ronin estaban apretados mientras hablaba. Era evidente que tampoco a ella le agradaban ninguna de las opciones. -Soy consciente de que la tumba de Iuchiban será un desafío terrible. Pero en algún momento debemos enfrentarnos a él. Puede que sea éste.

Permanecía en silencio, cruzada de brazos, escuchando las propuestas de sus compañeros, y finalmente asintió con la cabeza.

-Si estáis seguros de que los rátidos no tendrán jade... debemos ir a las minas, sí -concedió, asintiendo con la cabeza.

Si vas solo y con el corcel de Valkai tardarías 5 días en llegar a las minas si no hay inconvenientes por el camino.

Si vais todos, por tus conocimientos podrías ahorrarte un día de viaje a las minas, tardando 9 días.

Puede que lo haya leído mal, pero las minas de jade están en tierras sombrías o en tierras Cangrejo. Tal y como lo he entendido yo, parece que estén en tierras Cangrejo. Solucioname esa dudilla por favor :)

Las minas de Jade están en tierras cangrejo.

El Cangrejo asintió ante el ofrecimiento de Valkai, pero antes de que pudiera decir nada, Shiroi dio su opinión. Sin embargo no se había dicho todo al respecto y era necesario conocer toda la información que tenían antes de tomar una decisión. Por lo menos de esa manera sabráin que se habían agotado todas las formas posibles.

-“Antes de tomar la decisión, debéis saber que el viaje hacia las minas del grupo completo sería de más o menos 9 días por tierras Cangrejo, mientras que si fuera yo sólo con el caballo de Valkai-san, serían apenas 5 jornadas. Estoy dispuesto a aceptar la decisión que se tome, pero era necesario que se conocieran todas las alternativas al detalle de antemano”. Concluyó finalmente a la espera de la opinión del resto de Truenos.

-Pues está decidido, Debéis ir Kaori-san y tu a las minas, y nosotros deberemos ir con los ratidos, debo decir qué este pñan no me gusta, pero es mucho mejor qué ir todos juntos a un solo sitio, Además el caballo de Valkai es confiable y no se aportará de su camino-

Argumentó el Fénix sobre lo más viable para el objetivo de la misión, elogiando tambien al caballo gaijin, no habia mucho que decir, tardando no se llegaria a nada, tenían qué moverse rápido, por qué el Shiba podia appstar qué hay rukuganeses muriendo.

Hacía rato que los mapas que con tanta concentración escrutaba habían dejado de tener sentido para el pensativo León. O, mejor dicho, ya se los conocía casi de memoria, de tanto que los había observado. Y tenía bastante claro que las respuestas que necesitaban no se hallaban en sus débiles trazos. Pero de todos modos, seguía sin apartar la mirada de ellos.

Sencillamente, porque no tenía otro lugar donde seguir buscando...

Otra vez habían llegado a una encrucijada imposible. De la que no había forma de escapar. Y a la que debían enfrentarse armados únicamente con su fé en el destino que las Fortunas tenían para ellos. Demasiado poco para el gusto del metódico Akodo.

Nada sabía HIDENAGA sobre las extrañas criaturas que sus camaradas mencionaban. Ni siquiera, si verdaderamente existían. Y nada cabía esperar tampoco de las minas abandonadas por el Cangrejo. Por lo que cualquier decisión que tomaran sería poco menos que lanzarse a ciegas.

Sin embargo, en medio de tanta incertidumbre, el antiguo León tenía una única certeza. Y que algunos de sus camaradas parecían compartir. Quizás no supieran bien como continuar, ni dónde. Pero cualquiera que fuera su destino, lo enfrentarían juntos...

- Creo que Tameiki-san y Shiroi-san también han decidido acompañar a Oni Negro a las minas de jade. - comentó con aire pensativo tras las palabras del Shiba, como poniendo en dudas las conclusiones de su camarada - Con lo que solo quedamos nosotros y Valkai-san para encontrar a esas criaturas de las que habláis.

- Sinceramente, no creo que sea una estrategia adecuada. Somos muy pocos para internarnos en las tierras de la Sombra. Y no sabemos qué peligros podemos enfrentar. Lo mejor será ir todos hacia las minas, y probar suerte allí. Quizás hasta consigamos algo de jade para continuar nuestro viaje.

El Cangrejo asintió finalmente. -"Estamos de acuerdo entonces iremos todos a las minas. Serán nueve jornadas de viaje de ida. Me adelantaré para reconocer el terreno siempre que haya indicios de posibles emboscadas. Esperemos que las Fortunas nos acompañen".

La decisión estaba tomada, solo restaba que fuera la acertada.

Decidís partir todos hacia las minas de jade Cangrejo, 9 días al norte siguiendo las indicaciones de Oni Negro alejando os de la tribu de rátidos pero acercando os a la Tumba de Iuchiban.

Antes de partir Shiroi recupera el pergamino negro de la profecía que os dió Toturi.

El camino está despejado, las ahora desoladas tierras Cangrejo y su silencio unido a la cercanía de las Tierras Sombrías, hace que el pequeño viaje sea desolador.

Justo antes de llegar a vuestro destino, Oni Negro se adelanta para investigar y quedáis todos a la espera de su vuelta.

Al séptimo día de viaje, el hecho de portar el pergamino negro la profecía hace que el dedo de jade que llevas puesto esté totalmente negro.

Te adelantas para investigar que es lo que os vais a encontrar allí aparte de las minas.

Ves a la vista, en la entrada a las minas a tres samurais, aunque podría haber más. Dos de ellos son soldados rasos el otro es un gunso (sargento). Todos pertenecientes a la escuela de bushi Hida.

Hida Kisada tuvo la precaución de dejar vigilada las minas.

No se han percatado de tu presencia.

El Oni Negro se adelantó como todo pionero que se preciara y aun más tratándose de las tierras que tantas veces había hecho y deshecho.

Con sumo sigilo se acercó a las inmediaciones de la entrada principal de las minas. Como era de esperar Hida Kisada-uesama había previsto un destacamento para defenderlas ante un posible ataque de sus aliados provisionales. Lo cierto es que esperaba que hubiera más presencia de bushis en la zona y que su fuerza militar fuera intimidatoria más que poder real, de manera que no tuviera que  prescindir de ningún Taisha en las batallas venideras.

La entrada principal estaba defendida y sabía por experiencia propia que serían difíciles de convencer para que le dejaran pasar, prefiriendo dar su vida antes que fallar a su deber, aunque con su sacrificio su deber quedase en entredicho pues dejarán las minas a merced de todos los enemigos del Cangrejo, ganasen o no la guerra.

Sin embargo, el Cangrejo sabía que la imagen de la superficie solamente era una pequeña muestra de lo que realmente se escondía bajo tierra, por lo que era posible que hubiera alguna entrada más a través de las grutas y puede que también estuviera defendida, pero debía asegurarse. De esa manera podría hacerse una idea de la cantidad de tropas destinadas al lugar o pensar en un plan de distracción para entrar por el lugar menos defendido. (1)

El explorador se fijó en los emblemas que indicaban a qué escuadra, regimiento, legión y ejército pertenecían los guardias para poder compararlos con los que pudiera encontrarse en la minas.

No te ven a pesar de que te acercas mucho. No hay más entradas pero descubres que hay otros tres samuráis más descansando actualmente. Otro gunso y otros dos soldados rasos. En total hay dos gunso y cuatro soldados rasos. Estos pertenecían a los que defendían la muralla todos frente a asaltos de las Tierras Sombrías.

Tú podrías entrar sin que te vieran; pero, si el jade hay que extraerlo, te escucharían al golpear la piedra. 

Y están justo en la entrada, por lo que o os enfrentáis a ellos o poca cosa hay que hacer.

Eso sí, si el jade está ya extraído podrías hacerte con alguna piedra tú solo.

Y algo te dice que es posible, ya que escuchas que están trabajando dentro.

Oni Negro sopesó las posibilidades de entrar sin ser visto coger jade suficiente para gran parte de su camino y regresar con él sin poner en riesgo la defensa de las minas. Era arriesgado, pero siempre podrán ir los siete Truenos a destrozar las defensas allí apostadas. Debía cumplir con su deber pero esa palabra significaba para el antiguo Kaiu Satsu más que para cualquier otro samuráis por lo que decidió utilizar sus habilidades por el bien del Cangrejo.

Se apostó en un lugar elevado por detrás de las cabezas de los guardias arrastrándose por el suelo con cautela esperando el momento justo de un pequeño despiste por parte de estos para colarse dentro de la entrada y hacer jugar las sombras del pasadizo a su favor ocultando su presencia como si nunca nadie hubiera entrado por allí.

Finalmente decidieron ir todos juntos a las minas de Jade, dejando estar la tribu de Nezumi por el momento.
El viaje se suponía que iba a costarles 9 días de trayecto, por las casi desérticas tierras del Cangrejo.
A medio camino, Oni Negro se separó del grupo pues debía asegurarse que el terreno era seguro.
Otra vez debían esperar su regreso, así que el aburrimiento volvió a aflorar.
Y ahora no tenían ninguna taberna de puerto cerca como para entretenerse.
Bueno... ¿alguien tiene alguna historia interesante que contar?
Si no siempre puedo contaros la historia de Utaku Taro, el hombre que quería ser Doncella de Batalla... dijo para tratar de usar el tiempo en algo que no fuera preocuparse y pensar en los peligros que les aguardaban.

Pasas al interior de la mina sin ser descubierto, te adentras hasta localizar jade en estado bruto, pero igual de eficaz.

Te agencias varios trozos de los más grandes que ves y sales por donde has venido al encuentro de tus compañeros. Evitando a los sirvientes que están trabajando allí extrayendo el jade.

Un trabajo difícil para cualquiera excepto para tí que estás entrenado desde que tienes uso de razón en ello.