Partida Rol por web

Tameiki se puso tras su sensei a la espera de que sus compañeros abrieran la puerta. La espectación era máxima, el temor no tenia lugar.

El Cangrejo observó todo a su alrededor sin encontrar nada que evidenciara una entrada secreta fácil de encontrar en aquel laberinto de mármol blanco. Estaba seguro de que existía tal paso, pero no era capaz de encontrar su ubicación desde el lujoso pasillo en el que se encontraban.

Su mirada se posó en el final del pasillo o en la llegada que habían tomado, pero todo era exactamente igual, sin hilos de los que poder tirar. -"No veo obertura posible. Solamente se me ocurre ascender desde alguno de los pisos inferiores por la parte exterior de Palacio a la sala del trono, pero eso no garantiza que podamos sobrevivir o que la entrada exista, solo son suposiciones". 

La voz de Oni Negro se ahogó en el momento en el que empuñó su nemuranai con ambas manos. -"Puede que sea la única solución, pero no estoy segur de que funcione". Las llamas rodearon el acero Kaiu mostrando la verdadera naturaleza del arma. -"Que Hida-Kamisama nos proteja"

Acto seguido agitó su arma para golpear con todas sus fuerzas las puertas de la sala en un intento desesperado por abrirlas y comprobar si habían más enemigos en su interior.

Al igual que Hidenaga, no me opongo en absoluto a la marcha de Hida Kisada-sama.

-Suerte, Hida Kisada-sama.

Tras marcharse el campeón del clan cangrejo, sigo a Oni Negro junto al resto de los miembros del grupo hasta llegar al lugar donde Moto Valkai pereció.

Que las puertas estuviesen totalmente cerradas no auguraba nada bueno, por lo que con la mano en la empuñadura de la katana aguardo a que el poderoso Oni negro volatilice la fuerza con sus asombrosos músculos.

El primer golpe hizo estremecer a Oni Negro por la fuerza del impacto, cada golpe que daba hacía retumbar todo su cuerpo. Pero aquel método no funcionaba, al menos no allí. El palacio imperial debía tener salvaguardas mágicas que impedían ese tipo de asalto. Quizás algo más sutil como abrir cerraduras funcionaría pero ¿qué samurai honorable usaba aquellas artimañas para conseguir su objetivo? Desde luego si alguno las usaba ahora sería el momento para ello pero seguramente ninguno de los allí presentes tenía esa habilidad.

Oni Negro ya un poco fatigado por los infructuosos golpes abandona la idea de seguir intentando asaltar el salón del palacio imperial a golpe de tetsubo, y es en ese momento cuando de lejos en el interior de la sala escucháis unos gemidos. Hay alguien ahí dentro y seguramente necesite ayuda.

Kyoshiro no se lo piensa y se pone a intentar abrir la cerradura con unos métodos sutiles de ladrón experto. Como iluminado, encuentra el modo de abrirla usando sus palillos de comer los cuales afila antes de ponerse manos a la obra. Sin saber muy bien como, en cuestión de un par de minutos suena un click y empuja la puerta que se abre para dar lugar al salón imperial. Inmediatamente Oni Negro va tras el sonido de los gemidos que no han parado desde que empezó a intentar echar abajo la puerta. Los gemidos y el rastro le llevan hacia la esquina noreste del salón y pulsando una baldosa se abre un compartimento del tamaño justo para una persona grande. Dentro se encuentra Doji Shizue amordazada y atada de pies y manos y con un poco de sangre en la frente.

Rápidamente Shiroi libera a su hermana y Shizue habla gracias a los kami que me habéis encontrado, al llegar al salón imperial para hablar con la emperatriz Kachiko-sama me dieron un fuerte golpe en la cabeza y me he despertado aquí encerrada.

Oni Negro golpeó las puertas con todas sus fuerzas, pero ni se movieron. a cambio sus brazos estaban agotados y doloridos por el retroceso. Esa no era la forma... Se giró hacia sus compañeros mientras su respiración evidenciaba el esfuerzo que había realizado. -"No puedo, no cede... Ésta no es la forma de entrar". Se maldijo después por no haber aprendido nada de su sagrada familia, dando la espalda a sus enseñanzas en pos de aprender el arte de la guerra y la búsqueda.

entonces Kyoshiro se acercó a la cerradura y por beneplácito de las Fortunas tras unos minutos logró abrir las puertas. Su rostro se giró hacia el Fénix. -"¡Lo conseguiste! Jajajajaja, jamás volveré a decir que la sabiduría es aburrida, Shiba-sama". Comentó aliviado mientras las puertas de mármol blanco se abrían ante el grupo de Truenos.

Con gran celeridad Shiroi encontró a su hermana en un compartimento secreto de la sala y la arropó con sus fibrosos brazos. Sin embargo, Oni Negro no escuchó las palabras de la cortesana, hasta que comprobó que estaba desarmada. Momento en el cual afinó sus sentidos esperando un ataque desde las sombras, manteniendo su cuerpo en tensión preparado para defender a la única persona que podía sacarles de la fortaleza y proporcionar un futuro al Imperio. (1)

-"Doji-sama, ¿Cuando entrasteis en la sala no habían señales del combate que se había llevado a cabo en el lugar? Creemos que la Emperatriz sigue con vida, en algún lugar de Palacio. Necesitamos vuestros conocimientos del lugar para encontrarla. Pues nos rodea su ejército de muertos. Y si ella no cae, ninguno lo hará. De nada servirán los sacrificios que se han echo y se están haciendo si no derrocamos su maldad primero".

Finalmente no fue la fuerza de Oni Negro, sino la inesperada habilidad de Kyoshiro, la que abrió las puertas del gran salón a los Truenos. Shiroi miró durante un momento a su compañero con cierto recelo, sorprendida de que un fénix honorable tuviera ese tipo de conocimientos, pero después se obligó a olvidarlo. Después de todo lo que habían pasado, que supiera cómo abrir una cerradura era el menor de sus problemas.

Además, tan pronto como atravesaron esa puerta con el acero listo para un nuevo ataque desde las sombras, Shiroi vio a su hermana Shizue tirada en el suelo, amordazada y atada, y casi pareció volar por el suelo del salón hasta ella para liberarla, retirándole las ataduras que la aprisionaban.

-Oni Negro-san tiene razón. -Insistió, apoyando las palabras del Cangrejo con seguridad, pero en su fuero interno comenzaba a dudar. ¿Qué sentido tenía que Shizue estuviera allí, sola, sin ningún guardián para custodiarla? Ella debería haber llegado antes que ellos, mientras liberaban a Hoturi. Pero en ese caso, ¿por qué no estaba en el salón cuando ellos se enfrentaron a Kachiko por vez primera? ¿Quién la había sacado de allí… y vuelto a traer? ¿Era realmente Shizue la persona que estaba junto a ella.

-Tenemos que encontrar lo que quede de Kachiko y sus leales, hermana. -Continuó hablando, utilizando las palabras para ocultar su turbación. -Y esperábamos que pudieras ayudarnos también a encontrar algún paso a través de los muros de la ciudad para poder atacar al hechicero que comanda al ejército de muertos sin tener que abrirnos paso a través de sus filas.

Como si observara la cámara, se giró un momento hacia Oni Negro, de tal forma que su rostro quedó oculto a su hermana.

-Jade. -Dijeron sus labios, moviéndose sin emitir ningún sonido, y después, añadió. -No hace tanto que derramamos sangre aquí. Tal vez podríamos rastrear a quien retirara ese cuerpo.

¿Combate? ¿en el salón imperial? no, en cuanto os dejé en las mazmorras me dirigí hacia aquí y llegué a ver a la emperatriz, pero alguien me golpeó por la espalda en la cabeza y hasta ahora no he despertado.

¿Sabéis algo de Hoturi-sama? ¿Sabéis todos que Hoturi-sama no es quien comanda los muertos verdad?

Conozco el camino para salir de la ciudad imperial sin ser detectados y aparecer seguramente en la retaguardia del ejército, contar con ello.

Encomendándome a las fortunas me pongo a trastear aquella cerradura. Si los heimin podían ¿Cómo no iba a poder yo?

Durante un rato mis manos se mueven arañando el metal del interior de la cerradura de forma tan infructuosa como frustante pero tras persistir obcecadamente comienzo a comprender rápidamente de que va el asunto.

Cuando se escucha un click y noto que la cerradura ha sido "derrotada" me quedo observándo mi obra entre perplejo y alegre ¿Quién me iba a decir a mi que estas cosas se me podían dar bien?

Conseguido el objetivo, me incorporo y me giro hacia mis compañeros.

-Esta vez hemos tenido suerte, las fortunas desean que detengamos la corrupción. Eso si, espero que no haya más de estas, sería mucho pedir tener tanta suerte una segunda vez.

El Cangrejo asintió ante la misiva de tratar de encontrar el rastro dejado por los participantes en el combate en la sala del Trono, pero una idea se alojó en su mente antes de ponerse a buscar rastros.

-“Disculpadme Doji-sama, ¿pero sentís algún tipo de mareo? Un golpe tan fuerte como para dejar a alguien inconsciente durante tanto tiempo y provocar un sangrado desde el interior, no tiene demasiada buena pinta. ¿Os importa que limpie y vende esa herida?”

Oni Negro se arrodilló y realizó una reverencia antes de descolgarse el furoshiki y extraer agua limpia y utensilios de médicos. (1) (2) Se tomó el tiempo necesario para limpiar con mimo la cabeza de la muchacha y antes de proceder a vendar le susurró. -“Sostened esto un segundo… ¿Fue un golpe seco, como de un objeto contundente, un bastón o algo parecido? ¿Al despertar habéis notado nauseas? Espero que pronto os recuperéis totalmente, pues os necesitamos, Todo el Imperio os necesita”.

Tras realizar las curas a la cortesana y ver la reacción de su cuerpo al jade, el Explorador se acercó al centro de la sala en busca de restos de sangre. –“¿Alguno podría indicarme exactamente, dónde cayó la Emperatriz? ¿Y dónde lo hizo Valkai-san?” (3) Tras nombrar a su camarada fallecido la idea de antes volvió a su mente y esta vez no pudo reprimir su ira, aunque trató de no ser demasiado grosero con la Grulla. –“Doji-sama, al tratar de encontraros, pude confirmar que el rastro del cuerpo de Kaori-san se separaba del vuestro y salía de Palacio. ¿Hacia dónde la llevaron esos hombres?”

El Cangrejo esperaba que sus sospechas no fueran ciertas, pero desde algún lugar alejado de su frente, en lo profundo de su psique sabía, que tendría que darle una vez más muerte a sus compañeros caídos. Sin embargo también sabía que no tendría piedad, si llegaba el caso.

-No perdamos más tiempo entonces debemos ir ahora y terminar con todo esto, a fin de cuentas, es nuestra misión-

Eso  fue lo que dijo Hidenaga antes de detenerse a escuchar a Oni Negro por un segundo, ahora estaba dudando de que hacer. 

Sí fue un golpe seco y contundente y al despertar estaba desorientada.

¿Habéis luchado contra la emperatriz? y ¿un compañero vuestro ha caído?

A Kaori imagino que la llevaron a incinerar, es lo habitual y entiendo que si Valkai ha caído también al igual que la emperatriz si es que murió.

Estáis en el mismo lugar donde se desarrolló el combate, a simple vista no hay rastro de la lucha, sin embargo al indicarle a Oni Negro este empieza a ver las señales necesarias para identificar el reciente combate. Todo está muy limpio y le resulta complicado a pesar de su habilidad.

No tiene señales de la mancha de las tierras sombrías y el rastro del combate lo consigues ver con dificultad pues recientemente han limpiado a conciencia. El rastro lleva hacia afuera de la habitación y del palacio imperial.

Oni Negro hizo un ademán a Shiroi, negando con la cabeza. -"Estad tranquila, Shiroi-san. Doji-sama se recuperará del ataque sufrido. Es una mujer fuerte".

El Cangrejo se acercó al lugar donde combatieron sus camaradas unas horas atrás. Los rastros estaban limpiados a consciencia, pero sus dotes de rastreo eran muy buenas y pudo encontrar el rastro de la Emperatriz, no sin encontrar antes el de su compañero y amigo Valkai-san.

Su puño se estampó contra el suelo de la sala del trono, mientras sentimientos enfrentados hacían mella en su subconsciente, sintiéndose culpable del sacrificio del Trueno Unicornio. -"Si yo hubiera estado aquí... Esto no hubiera pasado... Y estarías con nosotros amigo mío..."

-"Encontraremos a esa escoria y te vengaremos, Valkai-san". Murmuró antes de volver a ponerse en pie y mirar directamente a Shiroi. -"Sé por donde escapó, el rastro es débil, pero puedo seguirlo".

Shiroi escuchó el veredicto del Trueno Cangrejo, sintiéndose profundamente aliviada, pero también confundida. No lograba comprender lo que estaba sucediendo en el palacio. Tras la muerte de Kachiko, alguien la había retirado, había limpiado todo… y había atacado a Shizue, dejándola tirada en el suelo detrás de una puerta cerrada. Las preguntas de quién y por qué regresaban insistentemente a la mente de la Trueno Grulla, pero se obligó a alejarlas. Las respuestas, si llegaban, llegarían por sí mismas. Nada ganaba distrayéndose en cavilaciones.

-Entonces vamos. -Contestó directamente a las palabras de Oni Negro cuando dijo que podía seguir el rastro, mientras ayudaba a su hermana a levantarse. -Tenemos que aclarar todo esto antes de que ese ejército llegue a las murallas. Vamos, Shizue, te ayudaré a caminar.

Resultaba difícil de evaluar realmente el tiempo del que disponían. El ejército de muertos avanzaba lentamente, pero lo hacía sin descanso, así que no tardaría mucho en llegar. Por otro lado, los Cangrejo estaban ahí para frenarlo… pero nadie podía saber cuanto aguantarían en esa ocasión los ya agotados Hida. Por el bien de todo Rokugán, Shiroi esperaba que lo suficiente.

Por un momento, la ronin se giró para mirar al resto de los Truenos. No habló, pero su gesto era una pregunta muda acerca de su acuerdo o no con avanzar de nuevo.

-Dime, hermana… -Preguntó mientras se ponían en marcha. -¿Dónde está esa salida que atraviesa los muros? Estás herida, así que creo que ir allí sería peligroso para ti, así que si me indicas el lugar yo misma guiaré a los Truenos.

Gracias Shiroi pero junto a vosotros no creo que tenga problemas y más si me ayudas como lo haces, Otosan Uchi es algo laberíntica para quien no la conoce, prefiero acompañaros para que cumpláis el cometido sin margen de error.

Os lleva a las afueras del palacio, aquí las huellas de los que se llevaron a Kachico, Valkai y demás muertos se van en otra dirección. 

En esa dirección que comentas está la zona de incineración de cadáveres dice Shizue viendo como Oni Negro se desvió un poco siguiendo el rastro siendo la situación la que es deberíamos ir ya a las afueras de la ciudad a enfrentar al enemigo. Seguidme dice por último haciendo un gesto

El león se dispuso a seguirla, más ya nada tenía para perder, staba decidido a pelear una última vez. 

Al llegar a la encrucijada, Shiroi se detuvo, obligando a Shizue a hacerlo también. Tras escuchar las palabras de su hermana, la ronin dudaba. Era evidente que su presencia era necesaria fuera de las murallas. Pero las dudas que había expresado Oni Negro sobre el destino de la Emperatriz ensombrecían el futuro. Si se quedaban en la ciudad, los muertos acabarían por tomar las murallas. Pero si salían a combatir a su líder… no estaba segura de qué encontrarían a su regreso.

-Oni Negro-san. –Nombró a su compañero con voz neutra. –Ninguno de nosotros sabe más que tú sobre la naturaleza del mal que aún enfrentamos. Ni sabemos movernos con la misma soltura en una batalla como la que nos espera fuera de los muros.

-¿Qué amenaza debemos afrontar, entonces? –Preguntó, dirigiéndose al Cangrejo y a la vez al resto de los Truenos que aún continuaban con vida. –¿La que vemos con nuestros ojos, o la que tememos en nuestros pensamientos?

-Creo que dividirnos no es una opción, no esta vez. Somos ya demasiado pocos.