Partida Rol por web

Desastroso, no había otra forma de definirlo, estaba todo mal, solo el primer golpe de Shiroi San alcanzó paea noquear a un guardia, Tameiki había fallado en su cometido y y fue Kioshiro quien terminó con todo aquello, estaba molesto, el ni siquiera pudo reaccionar, o era el dolor, o su edad. 

Queria volver y quedarse, descansar un momento, tener algo de paz, pero ya la tendría cuándo la muerte le visite, de momento, se dispuso a ayudar al fénix y a la romina meter al hombre muerto en la celda. 

El Cangrejo golpeó los grilletes con toda la fuerza que pudo y tras varios impactos el acero corriente cedió ante la calidad de su acero Kaiu ardiente. el preso estaba libre de sus ataduras, pero podía ver que estaba debilitado por la falta de alimento y las penurias que había pasado allí metido. Estuvo a punto de decirle algo, pero su  rostro se giró de repente al ver cómo el gesto de Doji Hoturi se torcía por la escena que contemplaban sus ojos.

Sus camaradas habían noqueado a un guardia y herido gravemente al otro que se estaba desangrando; además tanto Tameiki como Shiroi estaban heridas. Algo había ido mal, muy mal en su ausencia. Pero de momento nada que no se le pudiera poner remedio.

La sombra negra formada por la armadura de Oni Negro se abalanzó sobre el cuerpo del Seppun e inspeccionó las heridas con gran rapidez evaluando la gravedad y las probabilidades de supervivencia de la víctima. De repente alzó la vista y miró a los tres Truenos que no estaba heridos. -"No os quedéis ahí parados, ayudad dos de vosotros a Danna y el otro que vigile por si se acercase alguien. Dejad la antorcha a mi lado, para que pueda ver bien".

El Cangrejo se extrajo el yelmo y la máscara para poder ver bien lo que hacía dentro de la celda y extrajo vendas limpias, agua y material quirúrgico para coser al Seppun de su furoshiki. -"Saldréis de esta, Seppun-san, las Fortunas nos asisten". (1)

Tras operar al Seppun su mirada negra se posó sobre Shiroi que le pedía que le echase un vistazo a su herida. -"¿Qué ha pasado Shiroi-san? Esto no es lo que habíamos hablado, por el beneplácito de las Fortunas..." Comentó echando la mirada hacia el cuerpo ladeado del Seppun manchado de su propia sangre, para continuar volviendo a Shiroi. -"Vivirá".

El sudor empezaba a salir a flor de piel de la frente del Cangrejo que trabajaba a contra reloj, sabedor de que el tiempo no era su aliado en esos momentos. -"Tameiki-san, después de ver a Shiroi te veré a ti, así que empieza a extraerte la armadura y ponte éste paño en la herida para detener el sangrado todo lo que puedas. Enseguida estaré contigo". Dicho eso se colocó un pañuelo negro en la frente para retener su propio sudor y trabajar más tranquilo.(2)

Tras coser a Shiroi y aplicarle un ungüento recogido en tierras Cangrejo durante la visita a la tumba de Iuchiban, se acercó a la joven pelirroja para limpiar su herida y evitar el mal estar provocado por la misma aplicándole el mismo producto que a Shiroi y al Seppun. (3)

-Me ocupé de este. Sólo tenían que noquear al otro… -Susurró Shiroi, dejando el cuerpo del Seppun noqueado al lado de Hoturi, en voz lo bastante baja para que sólo su hermano mayor y Oni Negro la escucharan. –Si lo hubiera sabido, hubiera intentando noquear yo a ambos.

Era una sensación extraña. Sentir las manos de Oni Negro sobre su espalda, suturando y vendando la herida, y que ese acto no estuviera acompañado de miedo. Miedo a la Mancha, miedo a la oscuridad que trataba de infectarlos. Comparado con todo eso, la herida del Seppun parecía algo casi trivial.

En estoico silencio, la ronin soportó la aguja del bushi Cangrejo, y cuando éste hubo terminado, se incorporó y, con un asentimiento de cabeza, se dirigió a ayudar a su hermano ahora que éste estaba ya al menos parcialmente cubierto.

-Atacan la ciudad. –Dijo al resto, mientras terminaban de prepararse. -Y muchos Seppun ya han salido a ayudar. No desentonaremos si salimos apresurándonos para ayudar. Probablemente, incluso nos muestren el camino. Probablemente. Pero si no fuera así, os necesito preparados para actuar. Incluso con Fu-Leng muerto, seguimos teniendo la tarea de proteger Rokugán.

-Cuando estemos fuera… intentaremos reunirnos con Doji Shizue-san y Kakita Toshimoko-sensei. –Añadió, pasado un instante. –Tal vez tengamos que dividirnos entonces.

-Oni Negro, si tu lugar está organizando los restos del Cangrejo para defender la ciudad, entonces debes ir.

-Yo… yo iré con mi hermano a enfrentar a la Emperatriz. Es ella la que ha propiciado la guerra entre el León y la Grulla. La misma que ha creado el ejército de muertos que nos ataca. De nada servirá defender la ciudad si luego queda en sus manos. –Hizo una pequeña pausa, y por un momento, la misma ronin que había atravesado el infierno sin titubear ni un momento, pareció dudar. –No soy nadie para ordenaros qué hacer. Pero estaría aliviada de teneros a mi lado en esa batalla.

Tras haberse quitado al armadura y haber recibido las curas del Cangrejo. La escorpión sentia que su deber aun estaba para su clan, pero no para la falsa emperatiz que habia usurpado el cargo.

Ante las palabras de su Sensei esta mas que motivada para enfrentarse a lo que venga cerrando su reflexion con un:

-Hai, Sensei

El Cangrejo susurró con suavidad para que solamente Shiroi escuchase sus palabras. -"Nadie puede exigirte nada más, no puedes cargar con todo. No estás sola en esto... Todo acabará pronto..." La voz del samurái guardaba un deje de amargura, que solamente alguien que lo conociera bien, podría discernir.

El Cangrejo sonrió ante las palabras de Shiroi se acercó lo suficiente como para estar rodeado por los Truenos que quedaban con vida. -"La batalla y las heridas sufridas en las calles de la ciudad Imperial están pasándome factura, mi fuerza se deteriora por momentos y puedo sentir la mano de Enma-O-Kamisama posarse en mi hombro reclamándome, pero mi deber me mantiene en pie rehusando el inevitable momento en el que me vaya con él".

Oni Negro suspiró profundamente antes de continuar. -"Sé sobradamente que ésta será mi última batalla, pero no me iré sin lucharIré contigo a enfrentar a la Emperatriz. Hice una promesa a Hiroaki-sama y voy a cumplirla. Aunque en el proceso condene mi honor, mi vida o incluso mi alma...".

-"Mientras busquéis a Doji Shizue-san y Kakita Toshimoko-sensei, yo correré a través de la batalla en busca de Hida O-Ushi, para convencerla de que plante cara a las hordas de Tierras Sombrías y dirija a los restos del Cangrejo a la batalla de nuevo. Sé que, mis hermanos cuando me vean al lado de la hija del gran Oso recuperarán parte de su moral perdida y combatirán como se espera de ellos. Cuando el Cangrejo retome las riendas de la batalla me reuniré con todos los que vayan a cumplir con nuestro destino".

El hombre miró a Shiroi un instante antes de arrodillarse súbitamente frente a todos ellos. -"Os suplico, que aquellos que sobrevivan salven al Cangrejo permitiendo que Hida Sukune-sama se ponga al frente del Clan, pues mis hermanos no tienen la culpa de los errores de su Campeón. Todos darían su vida por la de él sin dudar un segundo, como nosotros mismos haríamos si tuviéramos la oportunidad. Se encuentra en Shinomen Mori". El rostro del fornido bushi se bajó para mirar al frío suelo de la celda mostrando la humildad de alguien que conoce su destino y lo acepta.

En lo que respecta a Hidenaga, el se queda a un lado, en silencio, no había actuado siquiera, y no llegó a arremeter contra el guardia, de todas maneras fue bueno no haber desembainado su espada.

Dejó actuar al fénix, para que ayudara al cangrejo en lo que sea que esté nesecitara, no sabía por qué, pero este último gustaba de hablar demasiado, y eso ya comenzaba a calar profundo en el viejo León. 

El guardia Seppun recupera la consciencia ante el tratamiento de Oni Negro, al ver la situación Pero ¿qué hacéis? es un prisionero por orden de la emperatriz dice refiriéndose a Doji Hoturi pagaréis por vuestros crímenes. 

A pesar de haber sido curado, no muestra agradecimiento.

Por su parte Hoturi-sama duda al principio sobre si ponerse las ropas del guardia Seppun pero finalmente accede. 

¿Qué vais a hacer con el guardia que está consciente? Debéis noquearlo, sin herirle más de lo que está pues se encuentra débil y sólo cumplía órdenes.

No tenemos tiempo para buscar a Shizue-san ni a Toshimoko-sensei, yo sé donde debe encontrarse la emperatriz. Justo en este edificio, en la planta alta, no podemos perder el tiempo ni la oportunidad de ir ahora a por ella. Aún, siendo la situación la que es, habrá más guardias custodiándola. Seguirme por el laberinto, yo lo conozco.

Intenta caminar para salir de la celda pero está muy débil y se apoya en uno de vosotros para no caer.

Decidís hacer caso a Doji Hoturi y noqueáis al Seppun. Después siguiendo las indicaciones de Hoturi-sama y Oni Negro, conseguís salir de las mazmorras hasta la planta baja sin incidentes. Doji Hoturi necesita apoyarse a uno constantemente para no caer.

Ahora debéis decidir si ir todos con Hoturi-sama hacia la planta alta que es donde él dice que se encuentra Kachiko-sama, o dividiros.

Shiroi no se había despegado del lado del hombre al que había llamado hermano, aún cuando él era el Campeón de la Grulla y ella, al fin y al cabo, una simple ronin desprovista de nombre familiar. A pesar de todo, fue su sombra, ayudando a su debilitado cuerpo a mantenerse en marcha y avanzar sin retrasarse. 

El hecho de negarse a buscar a Shizue y Toshimoko hizo dudar por un momento a la bushi, que lo observó con duda antes de convencerse a sí misma. Probablemente su hermano tuviera razón. Si perdían más tiempo, sus opciones se reducirían.

-Oni Negro-san... -Intervino, dirigiéndose a su compañero antes de que sus caminos se separaran, quién sabe si por última vez. -Si encontráis a Shizue-san y Toshimoko-sama, por favor, contadles lo que ha pasado, y que yo estoy con Hoturi-niisama. Os ayudarán, estoy segura. Que las Fortunas te sonrían ahora que nos separamos

-Ahora... te seguiré hasta la Emperatriz. -Añadió con determinación mirando al hombre al que sostenía. -El resto... ¿qué vais a hacer?

El Cangrejo tomó el tetsubo de su espalda por la empuñadura antes de posar su mirada sobre la de la Ronin. -"Me reuniré con vosotros en cuanto pueda encontrar a Hida O-Ushi-uesama. Las Fortunas nos acompañan desde que salimos de Toshi Rambo y nos han ayudado desde entonces, no veo porqué dejarían de hacerlo ahora, precisamente cuanto más la necesitamos".

Entonces miró al resto antes de continuar. -"Si os topáis con samuráis privados del descanso de la muerte separad las cabezas de sus cuerpos, eso les detendrá para siempre".

Su mirada se puso entonces frente a la del Trueno Unicornio. -"Valkai-san, Doji Hoturi-sama apenas de tiene en pie y vuestro avance será algo lento, por lo que si no tenéis que combatir demasiado deja en el suelo mi marca. Aquella que hablamos en las llanuras cerca de Kyuden Shiba. Eso hará que me pueda reunir antes con vosotros para ayudaros".

Su voz se alzó de nuevo para que todos lo escuchasen sin problemas. -"Volveremos a vernos, en esta vida o en la siguiente. Que Hida Kamisama os proteja".

Dicho eso el explorador salió corriendo del palacio a paso ligero en busca de su objetivo inmerso en la confusión de una batalla que decidiría si serían hombres o bestias los que gobernarían en el futuro de Rokugan.

El Cangrejo corrió a través de las filas de soldados Imperiales en busca de alguna insignia de su Clan. Un estandarte con el mon Hida, sabedor de que; aunque el ejercito Cangrejo había sido derrotado con anterioridad, el deber Ancestral de sus hermanos seguía siendo luchar contra las Tierras Sombrías con Campeón o sin él.

Sabía que si Hida O-uShi combatía sería en segunda línea donde su carisma fuera bien escuchada por sus hermanos y su Dai-Tutsi pudiera destrozar y descargar toda la rabia contenida por la anterior derrota.

Buscó a mandos Seppun si no era capaz de encontrar estandartes Cangrejo en la zona. Para preguntarles acerca del paradero del Cangrejo por la zona donde el Gran Oso le había comentado horas atrás.

Haciendo caso a Hoturi-sama remato mi labor dejando inconsciente al guardia Seppun al que milagrosamente no maté antes.

Al ver que el grulla se tambalea por debilidad Shiori-san acude rauda en su auxilio. Al ver la escena no puedo evitar solidarizarme con el grulla y la ronin, ofreciéndo mi ayuda también al debilitado grulla.

-Oni Negro, que las fortunas  derramen sus bendiciones sobre ti y guíen tu camino en la batalla.

Y, girándo la cabeza, miro a Shiroi a los ojos y le digo.

-Llegados a este punto solo contemplo una opción. Os acompañaré a visitar a la Emperatriz.

Tameiki hace una pronunciada reverencia al Oni Negro.

Con un leve asentimiento hacia el cangrejo le dejé claro que la marca estaría. Parecía que estabamos cerca y separarnos no era lo mejor. Pero necesitabamos al cangrejo haciendo lo que siempre ha hecho, luchar contra las tierras sombrías. 

El viejo hubiera preferido tomar la vida del seppun, después de todo, cualquiera que blandiera un arma contra sus compañeros era considerado un enemigo, los leones no perdonan la traición, cuándo devuelva el poder al "León Negro" las Matsu tendrán que elegir entre el seppuku y exilio.

En cuanto ambos terminaron de hablar, Oni Negro partió en busca de la líder cangrejo y ellos tenían que acompañar al grulla famelico que tenía que ser ayudado por Shiroi, no pudo objetar nada, no siquiera dar su opinión al respecto, se supone que eran un grupo, un equipo, que las decisiones se tomaban en conjunto, pero realmente sólo ellos dos determinaban lo correcto e incorrecto y eso ya había calado suficiente en los huesos de Hidenaga.

-No perdamos más tiempo entonces-

Siguió desde la retaguardia junto con Valkai y Tameiki. 

El hecho de que estuvieran atacando la capital por segunda vez hoy, y la precariedad de la situación, hacía que el camino hacia vuestro destino estuviera despejado. El debilitado Hoturi-sama os va guiando a la vez que os enlentece por los largos y laberínticos pasillos del Palacio Imperial sin encontrar resistencia.

Sin embargo, al subir a lo que puede que sea la última planta, tras un corto y amplio pasillo hay cuatro guardias Seppun custodiando una puerta de doble hoja.

Por el camino, Valkai, va dejando señales en cada cambio de recodo o dirección, por si Oni Negro vuelve a tiempo. Y Hoturi-sama os dice que aunque esté debilitado le vendría bien un arma, que un buen golpe podría dar en caso de ser necesario.

Uno de los guardias Seppun os da el alto a una distancia prudencial (9 metros). Vosotros formáis un arco, semi-circular, intentando rodear lo máximo posible a los guardias. 

Alto! A esta salón, no se puede entrar por orden de la emperatriz.