Partida Rol por web

El Cangrejo se giró hacia la Ronin. -"Si recupero mi acero Kaiu puede que las cadenas cedan, pero para eso debemos salir de la celda y noquear a los guardias, una tarea no demasiado complicada dadas nuestras habilidades actuales. Con respecto a ir a buscar a la nuestra enemigo ahora mismo, tengo que confesarte que estoy agotado por la reyerta en la celda anterior y si se trata de un Shugenja necesitaremos ayuda, pues no creo que sea parecido a nuestro combate anterior contra el Dragón Negro; eso nos ha debilitado a todos demasiado".

-Tenemos la ventaja de la sorpresa. -Contestó Shiroi a las precavidas palabras de Oni Negro. La prudencia estaba con el Cangrejo, pero sin embargo... -Cuando la batalla acabe, no conseguiremos siquiera acercarnos a la Emperatriz. No, si decidimos actuar... debe ser ahora, mientras el ataque distrae a todos. Sé que estás débil... pero yo aún puedo luchar, y Tameiki no ha sufrido por la Mancha. Nosotras lo haremos.

-Vamos fuera. -Añadió, llamando a la puerta de la celda para los Seppun abrieran. -Hagamos lo que hagamos, no tenemos tiempo para desperdiciarlo.

Shiroi sale del interior de la celda con expresión seria, pero decidida. Todos sabíais que sus sospechas eran que Doji Hoturi, el Campeón de la Grulla, estaba preso por la Emperatriz por oscuros motivos. Y cuando dedicó un sutil gesto de asentimiento al resto del grupo, quedó claro que sus sospechas estaban fundadas.

-Tameiki-chan... -Susurró la ronin a la joven pelirroja, con engañosa suavidad. Ya se había hablado de lo que debía hacerse. Así que, en cuanto la pesada figura de Oni Negro traspasó también el umbral, Shiroi, como una exhalación, se giró para dejar fuera de combate a uno de los Seppun.

El Cangrejo siguió una vez más la estela de la Ronin en silencio y al encontrarse en el umbral de la puerta sus músculos se tensaron de repente al mismo tiempo que los Seppun ponían las manos en sus katanas para repeler el ataque relámpago de Shiroi. 

Oni Negro rodó por el suelo entre los desenvainados de katanas a su alrededor como si eso no fuera con él y de un fuerte tirón recuperó su Nemuranai de las manos de Valkai mientras éste aun reaccionaba a la emboscada.(1)

Después de impulsó de nuevo hacia el interior de la celda y un brillo ardiente salió de la estancia mientras despertaba el poder de su acero Kaiu.

La samurai-ko intento desarmar al Sepun.

El Seppun al que ataca Shiroi cae inconsciente al suelo. 

Tameiki actúa rápidamente e intenta desarmar al que queda pero este tiene también bastante destreza con el arma y la sostiene de forma que sigue con la katana en la mano.

Al quedar sólo, hace dos ataques uno a Tameiki y otro a Shiroi que son los que han actuado contra él y su compañero hiriendo a ambas.

Aún quedan por actuar Hidenaga, Valkai y Kyoshiro.

si no me equivoco, aplicando fuerza de la tierra (-5 a heridas) ¿me quedo en 17?

Fuerza de la tierra ignora penalizadores de heridas, pero no te reduce el número de heridas recibidas. 

Aplico Reducción de la armadura + Reducción del Nemuranai + Gasto Vacío => 17

Y aún así me van 20 heridas... madre mía. 

Reducción de la armadura sólo se aplica cuando te localiza el golpe. Luego con el nemuranai y el gasto de vacío restas 14 de daño, te hace por lo tanto 23 heridas. 

Antes de darme cuenta los aceros están silbando a mi alrededor. Desenvaino mi katana y me uno a mis compañeros encarándome al guardia más cercano.

El Seppun, recibe dos ataques mortales de Kyoshiro y cae al suelo desangrándose.

Por su parte Oni Negro tras dar varios golpes a las cadenas que hay dentro de la celda libera a un debilitado Doji Hoturi.

En los alrededores de la celda no hay nadie. Casi todos han acudido a la llamada a las armas. Quizás la celda de Kisada esté aún vigilada pero no está a la vista.

Tanto Shiroi como Tameiki están heridas.

El golpe de Shiroi había dejado inconsciente al Seppun, anulándolo sin matarlo y sin derramar siquiera una gota de sangre. Completamente confiada en Tameiki, la ronin recogió al guardia antes de que cayera al suelo y comenzó a meterlo en el interior de la celda. O al menos, tal era su intención, cuando el dolor de la mordedura del acero atravesó su espalda e hizo que el cuerpo resbalara de sus manos y cayera al suelo.

-¿Qué... ? -Llegó a articular, mientras se giraba y veía lo sucedido. El desastroso ataque de la otra ronin, la sangre derramada, y finalmente a Kyoshiro segando una vida inocente. Todo por una desastrosa cadena de errores. Un escalofrío de miedo la atravesó mientras pensaba en cómo querrían enfrentarse a la emperatriz si no eran capaces de anular a dos de sus guardias. Pero no dijo nada. Tampoco había alternativas.

-Metedlo dentro, rápido. -Susurró a sus compañeros, preguntándose si serviría después del desastre del pasillo. Ahora debían desnudar al Seppun ileso para que Hoturi pudiera vestirse con sus ropas y salir de allí.

En cuanto estuvo dentro, soltó rápidamente las sujeciones de su armadura para poder examinar la herida. Era profunda, pero no era ni de lejos la peor de las que había sufrido. No obstante, debía detener el sangrado o la debilitaría en la batalla que se avecinaba.

-Oni Negro-san... -Pidió, incluso a sabiendas de que el tiempo era valioso. -Mientras Hoturi-sama se cambia, ¿podrías echar un vistazo a esta herida?