Partida Rol por web

La negativa del Doctor era algo esperado, aún así la decepción se reflejo por un breve lapso de tiempo en la mirada de Lex, que paso a una molesta cuando el padre de Caleb lo acuso de inventarse lo que habían visto.

-papá...-dijo cuando Mikey se acerco a ella y poso con delicadeza una mano sobre su hombro – es como han dicho Caleb y Sarah...señor Cohen, Caleb no se esta inventando nada – trato de defender al pequeño del grupo antes de volver a dirigirse a su padre – estaba intrigada por el cuadro por si podía haber algo que Willy pudiera haber ocultado, al mirarlo más de cerca la luz del faro atrajo mi atención...papá – bajo la mirada cuando su tío Brand intervino cortando su explicación, su primo estuvo rápido contestando, infundiéndole nuevos ánimos – había una silueta que parecía caminar enfrente de la luz como si estuviera dentro de la pintura...¿que crees que puede ser?...los tres lo hemos visto, no puede ser una mera ilusión – añadió señalando a sus amigos – y tío Brand, podías mirar alguna vez más allá de tus propias narices – atacó sin previo aviso a su tío sin un ápice de remordimiento.

Quería a su tío, cuando eran pequeños siempre había estado allí, sabía cuando ser divertido y cuando ser severo. Pero a medida que había ido ascendiendo se había ido distanciando más de todo y todos, dudaba que fuera consciente de daño que eso estaba haciendo a su familia. Le habría gustado añadir que si mirara más allá de sus narices, quizá se diera cuenta que se esta convirtiendo en un capullo. Claro que faltar al respeto a los adultos no era su estilo, al menos si no estaba enfadada.

- Tranquila, Sarah… - Le dijo Scott posando su mano sobre uno de sus hombros.

Parecía que todos se habían vuelto locos, pero especialmente Sarah. Bueno, todos no, solo tres de ellos, Caleb, Sarah y Alexandra. A los dos primeros no los conocía demasiado, pero de Lex se fiaba bastante. Scott trató de revisar el cuadro. Quería ver lo que Lex había visto, quería sentir lo que Caleb había sentido y quería saber por qué Sarah se había sobresaltado. Pero no vio, ni sintió nada en absoluto al mirar aquella pintura y mucho menos se sobresaltó.

- Puede que haya sido un reflejo… - Dijo entonces Scott sin dejar de mirar el cuadro. – Yo no veo nada Sarah.

No es que Scott quisiera quitarle hierro al asunto. Suponía que aquello tenía que tener algún tipo de explicación racional. Siempre había una. Pero tampoco descartaba del todo otro tipo de explicaciones. Si Lex y Caleb lo habían visto y Sarah estaba tan segura… al menos se ponía en duda la simple hipótesis del efecto óptico. Pero era mejor mantenerlo en secreto.

A los adultos no les gustaba que sus hijos hablaran tan en serio de cosas que ellos mismos no podían comprender. Les asustaba perder el control. Les asustaba no poder entender lo que estaba sucediendo y evitaban pensar en ello descartando cualquier fenómeno paranormal que pudiera darse. No todos los adultos eran así. Por supuesto había algunos que si creía en ese tipo de cosas. Locos los llamaban el resto de adultos incrédulos. Por suerte Mikey parecía ser un adulto del segundo tipo.

En lo que respectaba a Scott, se consideraba a sí mismo como una persona escéptica. No creía demasiado en fantasmas y esas cosas. Tampoco creía en la existencia de dios así como se le conocía. Creía más bien en un todo global interconectado por algún tipo de fuerza. Algo como la fuerza de Star Wars. Y tenía una teoría.

Si las hormigas eran seres vivos como los hombres, tenían el mismo derecho que ellos a existir en esta o en la otra vida. No obstante, no cabía en su imaginación un “paraíso” lo suficientemente grande como para abarcar las almas de todas las hormigas que pisaron alguna vez la tierra.  Aquello descartaba definitivamente la idea de un más allá, y con ello descartaba también automáticamente la idea de los fantasmas.

- ¿Creéis en los fantasmas? – Preguntó tratando de que sólo los más jóvenes le escucharan. – Yo no creo en eso… no creo que ninguno esté atrapado en un cuadro…

Mikey reprobó con la mirada las palabras de su hija, que se había pasado con sus comentarios, algo que le hizo temer por lo que habían hablado en el coche.

-Aleeeeex -le dijo Mikey, esperando que fuese suficiente para que dejase de hablar.

Después, miró a su hermano.

-No le hagas mucho caso. Siempre se pone así cuando le llevan la contraria.

Brand miró a Lex con fastidio, pero las palabras de Scott le distrajeron. Por lo visto, cuando a unos niños se l es metía algo entre ceja y ceja, no había manera de quitárselo de la cabeza. Ya le había sucedido eso cuando eran jóvenes. Él no quería ir en busca de Willy y había tenido que ir detrás de Mikey porque no estaba dispuesto a hacer caso de nada de lo que le dijese.

-Patrick, no te metas en esto. Mikey, creo que tu hija simplemente se parce demasiado a ti. Yo tuve ya bastantes aventuras para toda una vida, y aunque pienses lo contrario -empezó adecir, mirando directamente a Lex -estuvimos a punto de morir varias veces y eso no tiene nada de divertido, créeme.

Y hacéis las mismas pifias XDDD

La visita al museo continua durante un poco más. Vuestros padres hablan entre ellos de vez en cuando, pero la verdad es que la parte emocionante y nostálgica, ya las habíais dejado atrás.

Así que cuando salisteis, no pudisteis evitar sentir un poco de rabia por lo que algunos decían haber visto y otros no, por todos los objetos interesantes que estaban expuestos... y el cuadro del "Inferno" que no habíais llegado a ver y que estaba en el sótano.

Pero la tarde continuó como cualquier otra actividad que realizabais con vuestros padres: como un aburrimiento total. Todos os fuisteis a comer a un restaurante cercano en el que vuestros padres no tardaron en ser reconocidos, y eso aumentó vuestra desesperación.

Pero lo interesante vino después. Vuestros padres se lo estaban pasando en grande, hablando de los viejos tiempos, de los amigos, y mientras tanto, tomando un chupito tras otro, así que no tardaron en deciros que os fuerais a esperar fuera. Después de todo, aquellos eran los Muelles de Goon. ¿Qué podía ocurriros?

Cuando salisteis, os dedicasteis a pasear sin muchas ganas por ahí, y un par de minutos más tarde, sin daros cuenta, estabais delante del mismo museo. Después de todo, aquello era tan pequeño que no era muy difícil ir de un lugar a otro.

Pero algo ocurría. Había algo diferente. Las puertas.

Habían sido arrancadas de sus goznes y yacían tiradas en el suelo de la calle, cerca de las escaleras de entrada. Sin duda, algo grave había pasado... o todavía estaba ocurriendo.

No estaba tan mal pasear sin rumbo alguno de un lado para otro de aquel tedioso y monótono pueblo. No lo estaba en comparación a permanecer sentado en aquel restaurante mientras sus padres comentaban anécdotas de goonie y saludaban a unos y a otros. 

Al menos estaba con Lex y Patrick y el resto de chicos. La verdad era que parecían simpáticos y desde luego, nunca había paseado con tantas chicas a la vez. Aunque todavía pensaba más en videojuegos que en chicas, no podía negar que a los goonies se les daba bien hacer chicas guapas.

Y mientras iba pensando en aquello y decidía mentalmente a cual de todas preferiría como su futura novia. Llegaron de nuevo al punto de partida. Scott había permanecido callado la mayor parte del tiempo. Los otros chicos se conocían bien, al menos mejor de lo que él conocía al resto. Tenían de que hablar y el se sentía un poco ajeno a todo.

Pero lo que veían ahora sus ojos provocaría que no pudiera contener más las palabras. ¡Alguien había entrado en el museo arrancando las puertas de cuajo! Sin duda se trataba de ladrones. Fue la primera explicación que le vino a la mente junto a los apellidos Fratelli y Armitage. El primero lo descartó rápidamente, aún debían estar entre rejas y el segundo... bueno ese no sabía bien porque lo había asociado con aquel hecho.

— ¡Me cago en...! — Exclamó señalando hacia las puertas del museo y dando varios pasos rápidos hacia éste. — ¡Vamos, vamos a ver! — Propuso al resto.

Las palabras «que te den» o «tío Brand eres un capullo» o «deja a Trick que piense por si mismo y que te den tío Brand» se le quedaron atascadas en el fondo de la garganta cuando su padre reclamo su atención usando su nombre, en lugar del apodo que su primo le había puesto y que el había adoptado con gusto para su hija. Al menos siempre que no debía ejercer de padre. Calló y acepto la reprimenda indirecta de su tío, aunque ninguno de los presentes pretendía nada, excepto tal vez que creyeran que no se habían inventado lo del cuadro.

Tras aquello el resto de la visita al museo se convirtió en una pesada losa que se llevo todo el entusiasmo y alegría que la joven Walsh había mostrado hasta entonces. Se mantuvo inusualmente callada, con las manos en los bolsillos y esquivando a los adultos en la medida de lo posible, tratando de disfrutar aunque fuera mínimamente. El remate fue aquella comida, donde sus padres volvían a parecer grandes colegas olvidando los malos rollo o a ellos mismos. Fue un alivio cuando los liberaron y pudieron salir a las calles de los muelles de Goon.

Para ese momento el animo de Lex había mejorado gracias a las teorías conspiratorias que Anne había compartido, las bromas y entusiasmo de Pratrick que ni el aguafiestas de su padre podía apagar y también alguna que otra ida de olla de Caleb con lo que podría haber sido aquella silueta que habían visto en el cuadro, incluso Scott trato de hacer algún chiste a su costa. Aquello logro arrebatar unas cuantas carcajadas, devolviendo la sonrisa a su rostro.

Caminaron sin rumbo fijo unas cuantas manzanas, manteniendo una conversación ligera, hasta que se encontraron sin previo aviso frente a las puertas arrancadas del museo.

-¿¡pero que...¡¡¡Willy!!! - dijo con los ojos desorbitados llegando a una única conclusión, un robo – debemos entrar – quería haber dicho «debemos llamar a la policía» pero su preocupación por el gran descubrimiento de su padre, del legado de los Goonies siendo robado se ante puso al sentido común – vamos – asintió mirando a Scott - ¿vosotros venís u os quedais? - se giro a preguntar a los demás y a la espera que Patrick se uniera a ella sin dudar, antes de lanzarse al interior del museo

Miré con desagrado a mi padre y me mordí la lengua, con gusto le habría soltado una bordería pero preferí contenerme aunque gracias a su gran intervención nos fastidió el resto de la visita a Lex y a mí, nos mirábamos en silencio y nuestros rostros eran dos poemas.

La visita finalizó siendo nuestra próxima parada un restaurante para comer todos juntos, desde luego los mayores comenzaron a beber y a reir, recordando viejas experiencias de cuyas conversaciones quedábamos totalmente excluídos, un poco más y nos podían haber puesto en una mesa pequeñita a su lado con un menú infantil...Lancé varias miradas furibundas a mi padre, pero o bien estaba "contento" y no se dió cuenta o directamente las ignoró a posta. Pero pasados unos minutos me centré en Lex y mis compañeros de visita, charlando y sonriendo de vez en cuando, terminando en alguna risa que otra.

Al final los padres nos dieron vía libre y dejamos la mesa con velocidad, quería largarme de allí y dar una vuelta no nos vendría nada mal. Sin darnos cuenta nos encontramos de nuevo delante del museo pero algo terrible había ocurrido, las puertas habían sido reventadas.

-¡Pero que coño!-exclamé, a mi padre no le hacía ninguna gracia que soltase esas cosas por la boca pero ahora me daba igual y más aún que no estaba delante. Miré a Lex y la seguí sin dudar-¡Vamos dentro! ¿qué habrá pasado? menuda inaugiración prima-contesté extrañado mientras miraba al resto del grupo para que nos siguiese.

La tarde había pasado de forma bastante aburrida, con nuestros respectivos padres rememorando los buenos tiempos que habían pasado en aquel pueblo, aunque por desgracia mi padre no llegó a contar en ningún momento ninguna de aquellas divertidas anécdotas que solía narrar en su adolescencia, pese a que le pedí insistentemente varias veces que lo hiciera. Una pena. Aquellas historias resultaban muy divertidas.

Sin embargo, más tarde, nosotros nos hallábamos paseando por el pequeño pueblo, y volvíamos a encontrarnos frente al museo que habíamos visitado horas atrás. Solo que ahora las puertas del museo se encontraban arrancadas y tiradas en el suelo. Dirigí una mirada a mis compañeros, boquiabierto, mientras pensaba en la única posibilidad de lo que podía haber sucedido.

-¡Ezto ha tenido que zer un robo! -exclamé, aunque ya todos tenían que haberlo pensado.

¿Habrían venido a por el cuadro o quizá a por otro objeto importante, como el mapa del tesoro? En esos instantes, pensé en los Fratelli, la familia de criminales que habían perseguido a nuestros padres treinta años atrás. ¿Podrían ser ellos? ¿Cuánto tiempo podían estar unos ladrones en prisión? ¿Se habrían fugado de la cárcel? ¿O serían otros ladrones?

-¡Ezperadme, chicoz! ¡Yo también voy con vozotroz! -exclamé, dirigiéndome tras Lex, Scott y Patrick-. Creo que ezte puede zer el comienzo de una aventura.

Y entonces  nos tomaron por locos.

¿Que iba a pasar si no? LA verdad yo por mas que la miraba no veía nada en el cuadro. Quería, sin embargo ver algo. Me sentía un poco envidiosa de que algo pasara y me dejaran atrás pero... Nada. Algunos se pusieron nerviosos, hasta los padres. Bah! Como siempre quien nos iba a creer. Ni siquiera el doctor ese nos prestaba mas atención que la de pasearnos por el museo. Como si fuera una tarea programada de forma robótica.

Este tio seguro que quiere irse a casa ya. O le pagan poco o esto le parece una castaña.

Nuestros padres se fueron a tomarla mientras nosotros mirábamos el paisaje de los muelles de Goon, los alrededores del museo, a modo de entretenernos después de la visita. Al parecer a nadie le importó lo mas mínimo que tres de nosotros viéramos algo. Entendía que Caleb tuviera al cabeza a pájaros. Era un crío al fin y al cabo. Lex podría estar muy emocionada y conociendo a Patrik seguro que entre uno y otro sería un buen tema de conversación. Pero  loque me hizo dudar mas aún fue Sarah. Ni siquiera Emiko dijo nada.

Ummm...que extraño.

Pero lo mas extraño fue al volver que vimos las puertas rotas. Sin duda era un robo o algo así.

-¿Que? Ni de coña entro yo ahí! ¿Queréis que os cosan a tiros? Eso suponiendo que estén dentro. No gracias. Yo os espero aquí...

- ¡Venga Anne! - Exclamó entonces Scott. - Seguro que si han sido ladrones... - Que tiene toda la pinta. - Pensó. - ...ya se habrán ido. ¿No quieres ver que ha pasado allí dentro? Entramos solo a mirar... Una ojeada y nos vamos. ¿Vale?

Si tenían que entrar allí, tenían que estar todos juntos. Era algo normal en un grupo de adolescentes. Se sentían más seguros si todos estaban de acuerdo en algo. Que Anne sembrara dudas podía provocar que acabaran llamando a la policía a sus padres o a quien hiciera falta. Pero de esa manera se perderían aquella aventura. Sus propios padres se hicieron famosos por hacer algo como aquello. Esa era su oportunidad de vivir la aventura de sus vidas. ¿Qué podía salir mal?

La parte interesante de la vista terminó en cuanto el doctor les habló del cuadro, pero lo pero estaba aún por llegar. A partir de entonces, aquello pareció ser una simple reunión entre sus padres. Sarah sentía que les habían dejado de lado y rápidamente se encontraronaburridos y sin nada que hacer.

Menos mal que por lo menos acabaron dejándoles salir mientras ellos se dedicaban a contarse sus batallitas. Tampoco es que fuese muy divertido dar vueltas por ahí, pero al menos iban hablando y Patrick siempre estaba soltando bromas. Sarah estaba algo más seria al principio, pero acabó contagiándose de todos ellos...

... hasta que llegaron al museo.

Nada más darse cuenta que estaban allí, Sarah iba a comentar algo así como que habían terminado justo en donde empezamos, cuando se fijó en que las puertas estaban rotas y que sin duda, seguro, alguien había entrado. 

-¡Ezto ha tenido que zer un robo!

Las palabras de Caleb seguramente reflejaban lo que todos estaban pensando, pero por encima de todo aquello, en las miradas de casi todos estaban las mismas ganas de entrar y curiosear. Así que cuando uno tras otro empezaron a lanzarse para entrar, Sarah no se quedó atrás. A ver si al menos descubrían algo interesante.

-Voy con vosotros -dijo en voz alta.

Pero todos nos quedamos parados cuando Anne dijo que ella no entraba.

-Venga, no seas tonta. ¡Si no nos pasará nada!

Emiko no se estaba divirtiendo demasiado. Lo más interesante había sido lo del cuadro, pero la sensación de fascinación desapareció casi tan rápidamente como había surgido. Y después, encima, tuvieron que aguantar una cena tonta en donde nadie tenía nada interesante ni divertido qué decir. La mayor parte de los chicos se quedaron usando sus móviles, y eso ya le fastidió todavía más.

Aun así, se fue con ellos cuando decidieron salir a dar un paseo. El caso era hacer algo. Cuando llegaron a las puertas del museo y vieron que alguien había entrado, todos se abalanzaron hacia el interior, menos Anne y yo.

-Yo no pienso entrar ahí. De hecho, me vuelvo al restaurante. vosotros haced lo que queráis -dijo Emiko, mirando a Anne, como si la invitara, y empezando el camino de regreso.

Observé a Anne y a Emiko con auténtica expresión de sorpresa. ¿Cómo era posible? ¿Tenían una aventura ante sí y decidían marcharse sin más?

-¡Vamoz, chicaz! ¡No podéiz eztar hablando en zerio! -exclamé, dirigiéndome a Anne y a Emiko-. ¡Ezto podría zer el comienzo de una gran aventura! ¿No ez ezo lo que hemoz eztado dezeando todaz nueztraz vidaz? ¿Poder vivir una aventura como la de nueztroz padrez? ¿Qué claze de Gooniez zeríamoz zi noz echázemoz atráz nada máz empezar? ¡Vamoz, iremoz todoz juntoz! No hay nada que temer.

La respuesta de su amiga no extraño lo más mínimo a Lex, a fin de cuentas Anne era la mayor y era hija de quien era, la escéptica y más crítica de los Goonies. Los chicos trataron de convencerla a ella y a Emiko, cada uno en su estilo aunque tuvo que reconocer que el ímpetu de Caleb en su discurso era díficil de ignorar. Incluso pudo ver una ligera luz de vacilación en los pensamientos de Anne.

-¡ey! No vamos a hacer esto sin ti – se acercó a la rubia tomándola por los antebrazos, deslizando sus manos hasta tomar las suyas, con los brazos ligeramente flexionados – Venga, solo vamos a comprobar que todo este bien, si vemos cualquier cosa rara salimos pitando ¿ok? - sin soltar las manos de Anne miro a Emiko sonriente – No tienes porque seguirnos si no quieres Emiko, puedes ser nuestros refuerzos, si te sientes más segura quedate en la puerta del museo, te dejare mi movil para que tengas el número de la policía listo para ser marcado y los puedas llamar si así lo prefieres pero no nos dejes en la estacada. Los Goonies debemos estar unidos

Emiko pensó en lo que había dicho Lex. Los Goonies debemos estar unidos. ¿Desde cuándo ella era una goonie?

Siempre se había sentido marginada, diferente, y sabía que aquella visita era un error porque solo confirmaría que a pesar de los lazos que unían a sus padres y a muchos de sus hijos entre sí, ella no formaba parte de los mismos.

Pero aquello... le hizo sentirse bien, que formaba parte de lo que siempre había querido ser.

-B-bueno, e-está bien. Voy con vosotros -dijo tímidamente, empezando a caminar hacia el interior junto a los demás. No estaba segura, pero, era una Goonie. Y eso significaba que iría con ellos hasta el final... o ni siquiera lo intentaría.