Partida Rol por web

Cuando John llegó a Sommerville cuatro horas después y el taxista le dijo el precio de la carrera sus ojos se desorbitaron. ¡150 dólares! A éste paso le iba a salir caro haber aceptado el caso.

Sommerville era un pueblecito industrial de unos 6000 habitantes, con casas de estilo victoriano un poco ennegrecidas por el hollín producido por las fábricas de la zona, el cual hacía que el aire no fuera demasiado limpio.

Situado a 2 horas de Boston, 6 horas de Arkham, viajando en tren. Casi el doble viajando en coche.

El pequeño pueblo no destacaba por ningún edificio emblemático como Boston, lo único que se podía considerar de interés cultural era la Biblioteca Municipal, en especial, su hemeroteca, que contenía todos los números del Boston Advertiser y del Sommerville Post, el periodico local, desde la fundación del mismo. Por lo demás era un pueblo como otro cualquiera, tenía una iglesia, una comisaría de policia, un pequeño hotel que actualmente se encontraba cerrado por reformas, un almacén, sitios comunes a cualquier pueblo del medio-este americano.

Con la cartera visiblemente más ligera, el detective se dirigió a la dirección que le había facilitado su clienta convencido de que no le costaría demasiado dar con las pistas necesarias para resolver el caso.

Cuando llegó a la Avenida Lincoln pudo observar desde cierta distancia un cordón policial en la puerta de James Waller, aparentemente no había nadie dentro, pero en la puerta se encontraban dos agentes de policía.

Después del sablazo del taxista no pudo por menos que alegrarse de haber cogido el "sobre para imprevistos" que siempre guardaba en el cajón superior de su escritorio, además, le vendría muy bien para comprarse un arma ya que con las prisas había olvidado coger su viejo Colt.

Lo primero que hizo antes de encaminarse a la casa de James para hablar con los agentes que custodiaban su puerta fue preguntar por una tienda de armas donde poder comprar un revolver para empezar la investigación lo más seguro posible. El primer transeúnte al que preguntó le indicó una tienda un par de manzanas a la derecha de donde se encontraba, así que hacia allí dirigió sus pasos.

Una vez en la tienda dedicó un rato a observar el amplio muestrario de armas que le ofrecía el dependiente

Al final se decidió por un arma automática junto con la que compró 4 cajas de munición, que era mucha, y más teniendo en cuenta que no tenía pensado tener que utilizarla, pero estaba a muy buen precio y no pudo dejar de pasar la ocasión.

Una vez fuera de la tienda dirigió sus pasos a la casa de James Waller para ver qué se estaba cociendo allí. Al llegar, se aproximo todo lo que pudo al cordón policial y desde allí preguntó a los policías:

- Buenas tardes agentes! Quería ver al Sr. Waller, ¿Ocurre algo?

Según se iba acercando, uno de los agentes se quedó mirando con gesto ceñudo al detective. El otro ni siquiera hizo un gesto que diese a entender que se había percatado de la presencia de John, aunque era evidente que así era.

-Buenos días, el Sr. Waller no se encuentra en su domicilio en estos momentos. Por favor, continúe su camino, aquí no hay nada que ver- dicho esto, señaló con un ademán el camino que debía seguir calle abajo.

John recibió justo el trato que esperaba. Llevaba ya unos cuantos años tratando con la policía y los de su profesión no tenían una buena relación precisamente con ese cuerpo. Aún así insistió, -siempre hay que intentarlo hasta el final- pensó.

- Perdone, pero soy amigo de la familia y tengo que ver al Sr. James con cierta urgencia. ¿Podrían, simplemente, avisarle de que estoy aquí?

El agente escuchó las palabras de John y, aunque con ciertas reservas accedió.
-Si le veo le diré que está por aquí, aunque...- el policía dudó si continuar -Puede que no le encontremos señor-.

-Mire...- continuó mirando hacia los lados -El jefe cree que tiene algo que ver con lo de las tumbas...-

- ¿Con lo de las tumbas? - Respondió John con extrañeza.

- ¿Podría contarme qué está pasando? Acabo de llegar de Boston y no sé nada del asunto, ¿Qué es eso de las tumbas? - El investigador pareció ver una pequeña fisura en la férrea coraza del policía y no pensaba desaprovecharla. - Si no puede hablar ahora podemos tomarnos una cerveza cuando termine su turno y me cuenta tranquilamente.

-Escuche, ya he hablado demasiado. Éste pueblo es más pequeño de lo que parece y tengo una familia que alimentar... Lo siento. ¿Por qué no prueba en la Biblioteca Municipal? Seguro que allí encuentra lo que necesita-.

El nerviosismo del agente iba en aumento. No dejaba de mirar hacia su compañero y alrededor.

-Y ahora por favor, váyase- dijo en un susurro volviendo a colocarse en su posición inicial de firmes.

Aunque un poco decepcionado por la negativa del agente, John se podía dar por satisfecho de haber sacado por lo menos algo con lo que poder seguir. Tampoco quería causar problemas al agente, se le veía realmente nervioso, así que le preguntó dónde podía encontrar la biblioteca, le dio las gracias y se alejó encaminando sus pasos hacia donde le habían indicado.

Unos minutos más tarde se encontraba frente a los pocos escalones que daban acceso a la biblioteca rezando porque estuviese abierta a esas horas. Llegó a la puerta e intentó abrirla.

La Biblioteca Municipar George Washington de Sommerville era la construcción más antigua del pueblo, databa de la fundación del mismo y fue el único superviviente del incendio que había asolado la localidad hacía ya varias décadas.

La puerta de la biblioteca estaba abierta, por lo que el detective no tuvo ningún problema en acceder al edificio, cuando sus ojos se adaptaron a la penumbra que reinaba en el lugar se encontró con un escenario bastante cotidiano.

Posiblemente por la hora, o porque la gente del pueblo no se sentía especialemente atraída por la lectura, no había ni un alma a la vista, a excepción de un hombre de unos cincuenta y tantos, detras de un mostrador.

Éste, se quedó observando a John con curiosidad, no solían entrar forasteros en aquel lugar.

- Buenos días -dijo John mientras se acercaba al bibliotecario extendiendo su mano para presentarse- Me llamo John Finder y me gustaría hablar con usted si tiene un momento.

-Buenos días señor Finder, ¿en que puedo ayudarle?- preguntó el hombre mientras se ponía en pie y devolvía el apretón de manos al recién llegado.

- Pues verá, he venido de visita a ver a un amigo pero de momento no he podido contactar con él, y en una conversación que he mantenido con un agente de policía me ha comentado que a lo mejor usted me podría ayudar dándome información sobre un caso acontecido en el pueblo relacionado con... ¿tumbas?

La cara del anciano palideció al oír aquellas palabras. No esperaba que nadie de fuera viniese a hacer aquellas preguntas.

-Respecto a lo de las tumbas, sé lo mismo que todos los del pueblo, incluso aparecieron un par de articulos en el periódico ¿Hace cuánto?¿Un mes?- dijo el bibliotecario. -No sabía que la noticia hubiese salido del limite del condado, porque usted no es de por aquí cerca, ¿verdad?-.

-En aquel montón y en ese de allí están todos los números del Sommerville Post de los últimos tres meses- dijo señalando dos voluminosos montones de papel -No he tenido mucho tiempo de colocarlos. Si quiere echar un vistazo está en su casa. Mire y rebusque cuanto quiera. Yo estoy terminando de comer, si no le importa...- añadió mirando significativamente un sandwich mordisqueado que reposaba en un plato tras el mostrador.

- Bueno, en realidad no sé lo que ha podido trascender esa noticia más allá de esta región, ya le digo que me he enterado hoy gracias a una persona de este mismo pueblo, pero en Boston, que es donde yo resido, no se ha oído hablar del tema. Lo que me inquieta un poco es que parece ser que puede haber algo de relación entre esa noticia y la persona a la que he venido a ver, así que si no le importa echaré un ojo a esos diarios.

- Ah, y disculpe la interrupción y que aproveche. Le dijo al bibliotecario mostrando una amable sonrisa antes de darse la vuelta y encaminarse hacia la zona en la que se encontraban los periódicos.