Partida Rol por web

Ves los haces de luz en el cielo pero no logras ver hacia donde apuntan concretamente. Puedes ir por la orilla del río perfectamente hasta el puente...pero te llevaría más de una hora

Sigues a ritmo constante hacia el suroeste. La espada en tu mano te da algo más de seguridad aunque de nuevo te asalta la incertidumbre cuando ves que el terreno situado al norte, el del nordeste  y el del este, se deploman dejando un enorme vacío. El Capitolio ha construido una arena gigante para irla destruyendo poco a poco.

En medio de la carrera localizas, al pie de otro árbol una mochila negra.

Unos minutos después suena un nuevo cañonazo.

El punto de luz está muy alejado. No eres capaz de localizar dónde se encuentra exáctamente, pero al menos tienes una referencia clara de hacia dónde puedes ir. Avanzando hacia el noroeste llegas hasta un puente de piedra sobre un turbulento río.

El centro del mismo lo ocupa una especie de almacén de paredes metálicas y negras.

Te asalta de nuevo  la incertidumbre cuando ves que el terreno situado al sur, el del surdeste  y el este, se deploman dejando un enorme vacío. El Capitolio ha construido una arena gigante para irla destruyendo poco a poco.

Unos minutos después suena un nuevo cañonazo.

Abres el almacén y justo en ese momento la misma voz retumba por toda la arena.

Cornucopia Dos abierta.....Cornucopia Dos abierta.

Unos potentes haces de luz que parecen provenir del cielo iluminan la caseta.

Dentro ves que aparecen diversos tipos de armas, y mochilas con alimentos, otras con kits de primeros auxilios. Encima de una mesa hay varios mapas.

Un letrero en una pared es toda la decoración de la sala:

Coge solo una cosa de cada: un arma, una mochila y un mapa.

Unos minutos después suena un nuevo cañonazo. 

Dentro ves que aparecen diversos tipos de armas, y mochilas con alimentos, otras con kits de primeros auxilios. Encima de una mesa hay varios mapas.

Un letrero en una pared es toda la decoración de la sala:

Coge solo una cosa de cada: un arma, una mochila y un mapa.

En medio de tu decisión escuchas un grito, un fuerte golpe contra la pared metálica del  almacén y un cañonazo.

—¡Vaya quién lo iba a decir! —exclamó sorprendido de que aquello fuera la Cornucopia Dos.

Cogió una cosa de cada: una mochila, un mapa y un arma.

Entonces se fue al Sur.
 

El punto de luz está muy alejado. No eres capaz de localizar dónde se encuentra exáctamente, pero al menos tienes una referencia clara de hacia dónde puedes ir. Avanzando hacia el suroeste llegas hasta  un turbulento río. Hacia el oeste puedes ver el punto que señalan las luces. Es un puente de piedra. El centro del mismo lo ocupa una especie de almacén de paredes metálicas y negras.

Al surdeste, siguiendo el cauce del río hoy otro puente similar con otro almacén en su centro. La diferencia es que aquí no hay luces apuntando a él

Unos minutos después suena un nuevo cañonazo.

Un nuevo mensaje del los guardianes de los Juegos atrona por la Arena.

Cornucopia Dos abierta, Cornucopia dos abierta.

Igual que ocurrió hace un rato, unos haces de luz iluminan otro punto  de la Arena, bastante distanciado del anterior.

Estaba en una mejor posición, o al menos eso creía.

Escuchar el río fue música para sus oídos, acercándose lo suficiente para arrodillarse en la orilla y meter una mano, mojando sus dedos a pesar de la fuerte corriente. Se preguntó si sería potable, mirando fijamente el cristalino reflejo que le devolvía la mirada, arriesgándose mientras juntaba sus manos como si fuera un cuenco y lo llenaba de agua aunque algunas gotas se escurrieran entre sus dedos, bebiendo sendos sorbos hasta saciar su sed. También aprovechó lo suficiente para refrescarse, pasando la húmeda mano por cabello, limpiándose las motas de sudor de tanta carrera, y por el inicio del cuello, bajándose unos centímetros la cremallera del traje que llevaba.

Mojando ahora sus manos echó un vistazo a la luz. Estaba lejos, pero no demasiado si empezaba a correr ahora, calculando que tardaría un par de horas en llegar a paso rápido, aunque desde su posición podía ver las paredes metálicas imaginándose que sería un expositor de armas.

Giró el rostro podía ver otro igual, preguntándose si sería una trampa para los incautos. Se imaginaba de todo, desde bombas en los bordes hasta tributos preparados para una emboscada en las lindes del terreno, todo eso antes de que otra luz captara su campo de visión.

Fuera lo que fuera tendrían o un tiempo determinado para coger lo que hubiera en esas paredes, o el primero que llegara arrasaría con todo. Sabía que en cualquiera de los casos esa segunda luz sería un bien codiciado y ella estaba demasiado lejos como para hacer algo al respecto.

El cañonazo hizo que alzara el rostro hacia el cielo aunque no desviara la atención de la nueva luz. Tenía un plan, alocado pero era mejor que dar vueltas en círculos.

Quería aprovechar esa cercanía  al almacén no iluminado para vigilar si estaba desocupado o todavía no activado, imaginándose que no tardaría demasiado en unirse al fulgor del resto.

Caminas hacia el este hasta llegar al comienzo del puente de piedra sobre el caudaloso río. Te das cuenta de que la estructura de metal negro que hay en el centro del mismo parece un almacén de suministros. La Arena sigue tan silenciosa como antes. Nada indica que haya algo o alguien cerca.

Parecía que seguía el curso del río, aunque en realidad le gustaba la idea de estar cerca de una fuente de sustento antes que perdida en mitad de la arena, agachándose frente el puente sin llegar a cruzarlo.

Miró las turbulentas aguas, su lanza, el puente y el almacén, preguntándose si tenía que activarse o podía pasar sin problemas. Aquí nada es sencillo. El instinto de supervivencia le hacía dudar de cada paso que daba, sabiendo que posiblemente la arena sería un campo de diversas trampas imperceptibles al ojo humano.

Por ello necesitaba asegurarse, comprobar todas las vías de entrada y salida antes de internarse a una posible boca de lobo. Respiró hondo mientras cogía la lanza con cuidado y la metía lentamente en el río, queriendo comprobar la profundidad que tenía y sí, en el peor de los casos, haría pie. Lo segundo fue buscar una piedra o cualquier cosa del suelo para tirarla con fuerza en el puente mientras se apartaba unos pasos, asegurándose que no fuera a explotar o caerse al mínimo contacto.

Si lo segundo salía bien y no pasaba nada más que una piedra rebotando, cogería aire y se prepararía para cruzar corriendo al otro lado.

Hiroshi se dirigió hacia la mochila confiando en que no se tratase de una trampa del capitolio. Pero antes de abrirla, la inspeccionaría y la analizaría para ver que todo estuviese en orden. En caso de que fuese así, continuaría en dirección a la primera cornucopia.

De repente tomo un arco, una mochila con alimentos y un mapa, para luego escuchar lo que pasa. Luego de todo salgo de ahi corriendo en direccion al noreste tenia que irme de ese lugar porque no sabia que podia pasar. Estaba solo y eso no me gustaba para nada.

Se agenció un arco con 6 flechas no tanto para cazar ni atacar sino para defenderse a distancia de los demás tributos.

Le hubiera gustado coger un kit de primeros auxilios, pero era evidente que la carne tendría prioridad debido a que de todos los nutrientes es la proteína animal lo que tarda más tiempo en digerirse por el intestino tanto grueso como delgado debido a que su longitud es enorme comparados con los animales más carnívoros preparados para ello como los leones de África.

Así pues un arco para cazar de momento no era necesario, ni seguro que pudiera cazar algo a distancia.