Partida Rol por web

Os encontráis encima de la carreta del orco.

¡Agh! mí espalda, ¡Me quema!, ¿Porqué me quema la espalda?, ¡Ese Khajiit me ha hecho algo al apoyar su mano en mí  espalda!. El lo sabe, sabe mis intenciones, ¡O si si! lo sabe..., o quizás no.

Saco de detrás de mi túnica un viejo libro. Deb.. bo, buscar un remedio contra el control mental, el no debe sospechar o no no, ¡no!; Debo hacerle creer que está controlando mi mente; Si, el alto elfo seguro que hará lo mismo que yo. Inquieto paso y paso las páginas buscando algo que pueda servirme contra la poderosa magia del malvado y misterioso acompañante...

¡No!, porque, ¡P...Porque no encuentro nada!, no puede ser; ¡O no no!, estaba seguro de poder encontrar algo. Des, ¿...? ¡No!; El..., o no, no puede ser. ¿¡Cómo se las habrá apañado para arrancar sin que me diese yo cuenta las páginas que contenían el contra hechizo!?. ¿Co... co... ¡Agh!, ¿¡Como! lo habrá hecho?, Quizás..., ¡o no!, es aún más poderoso de lo que yo podría haber imaginado. ¡Me ha dormido!, aún no se como lo ha hecho pero me ha dormido con su magia, ¡O si si! en un descuido quizás... y ha aprovechado ya que todos están bajo su poder mental para arrebata... ta..., ¡Tarme!, mi libro y arrancar la página que podría haber ayudado a liberar a todos de su sometimiento mental, y seguro que a Agius, ¿O era Arius?, también le ha hecho algo... ¡No puede haber otra explicación posible!.

Guardo mi libro desesperado en el intento de encontrar un remedio en el mal que el hombre gato ha causado en todos mis compañeros. No te saldrás con la tulla o no claro que no. ¡El lo sabe!, sabe que le observo, lo sabe o si si, lo sabe.

Observaré todos tus movimientos...

La lluvia azotaba los parajes de la tierra nórdica en nuestra caminata hasta Riften. Echaba de menos la esencia de esa ciudad. Las miradas de la gente al verte pasar. Sus manos corriendo rápidamente a sus rasgadas bolsas con pequeñas sumas de dinero. O riften.

Me quite la carpa y deje que el agua me empapase. Echaba de menos también la humedad, tanta nieve y tan poca agua es peor que sentir sed y estar rodeado de agua salada… bueno, para mí no claro. Reí en alto sin darme cuenta de que los demás no podían leer mis pensamientos ni saber de qué reía.
Tosi un poco y con una suave voz empeze a hablar.
-Bueno, ya que nos dirigimos a Riften será mejor saber quiénes somos nosotros antes de saber a qué nos enfrentamos. La última vez fueron bandidos pero quien sabe… Puede que nos espere una manda de Falmers hambrientos en las profundidades de las catatumbas de Riften. Rei sonoramente.

-Soy Teeinav y mi especialidad es esconderme. No penséis por ello que soy un lagarto rastrero ni mucho menos. Pero mis enemigos notaran la punzada de mis flechas antes siquiera de saber que alguien les esta disparando. Dije acariciando el arco que llevaba ceñido a la espalda. Si cuando empiece un combate notáis mi ausencia no penséis que he huido y os he dejado a merced de las alimañas que azotan estas regiones. Solo estoy buscando un lugar desde el que disparar.

Mire al cielo y deje que las gotas de agua cayesen en mis ojos y mojasen toda mi cara.
-Como adoro esta provincia y sus húmedas tormentas.

Me aprieto mas en mi capa mientras miro con desapasionamiento el frío clima que hay en el exterior de la carreta. Tanto blanco y tan poco verde... Niego para mí.

El arganiano habla dando a entender que quiere informacion del resto del grupo, lo que me parece bien. No veo la necesidad de secretismos, ya que de ser necesario podría desaparecer sin que se dieran cuenta.

-Urial. Soy un bosmer del clan Estepa Perdida y hasta hace poco residía en una pequeña cabaña en el bosque Valen. Soy cazador, por lo que ya visteis en el anterior viaje uso el arco y si es preciso -digo mientras tamborileo la vaina de mi daga- el acero.

-Desde luego. El bandido comprobo bastante bien el filo de tu daga. Dije riendo.

-Muchos arqueros somos aquí. Se suelen ver pocos por estas tierras plagadas de Nórdicos sin camisa y con grandes espadas. Dije mirando a Red Rox y sonriendo.

Ese... monstruo es más listo de lo que pensaba, ¡O si si!, pretende saberlo todo sobre mí, bien, pues yo te lo haré saber.

Me quito la capucha y hecho una rápida ojeada a todo el grupo para después terminar posando mi mirada en Jo'Dodar.

Yo... Xsi. Digo, siguiendo el juego al que el malvado Jo'Dodar quiere ahora jugar...

Mis compañeros iban presentándose, incluso el encapuchado se había quitado la capa dejando ver su rostro. 

Bueno creo que ya todos conocéis mi nombre, y mi historia......miro al conductor de la carreta.....un grupo de orcos arraso mi pueblo y un viejo guerrero me enseño a defenderme en estas tierras tan peligrosas, desde entonces viajo de un lugar a otro, no busco otro hogar y si que prevalezca la paz en Skyrim de alguna manera. Por eso me embarque en la misión creo que haremos un gran bien a estas tierras. El agua recorría mi cuerpo ahora ataviado con la armadura comprada y vuelvo mi vista a Xsi, un hombre (si es que era un hombre) de pocas palabras.

El viaje había comenzado a soltar las lenguas de los viajeros, lo cual estaba bien, de otra forma sería por demás tedioso y aburrido.  Su pelaje le permitía resistir el frío y la túnica que llevaba debajo de la armadura le proporcionaba un calorcito extra que era más que bienvenido.

-En lo que a mi respecta pedo contarles conocí dos vidas.  Primero fui guerrero en mi clan, los ayudé a repeler ataques y asegurar el territorio donde nos asentamos finalmente.  Un día luego de ser emboscados un extraño poder se despertó en mí y reveló mi capacidad para dominar las corrientes arcanas.  Se decidió entonces que sería valioso para el clan que perfeccionase mis artes y así fui enviado a la escuela.  El resto creo que ya lo conté en la taberna.-  El extraño de la capucha habló y dejó ver su rostro Jo´Dodar se giró hacia él -Tu si... ¿Qué?- preguntó al no entender muy bien lo que quiso decir, pensando que quizás lo habían interrumpido y no había terminado su frase.  -Adelante amigo, cuéntanos tu historia- le animó

Turr sonreía para sí embozado en su capa mientras la lluvia caía sobre él. Era la primera vez que se encontraba en un grupo así. Dejó de sonreír cuando el nórdico dijo lo del ataque.

-Yo eztuve hasta ahora eztudiando la magia, la puñetera magia- hizo un alto- tiene ... un brillo... e´pecial. Así que no he tenío tiempo de atacar a humanoz... ni ganaz.

Miró el camino detenidamente, aquellos momentos, cuando viajaba sólo, eran momentos de paz. Se preguntaba hasta que punto era bueno tener compañía.

-Eztá bien que haya gente con inquietudez arcanaz ¿Que ezcuela oh guzta má´?

¿Mi historia?, ¿Eso es lo que «de verdad» quieres saber de mí?. No serás tú el que la conozcas o no claro q-que no. Suelto una carcajada entrecortada mientras desvío mi mirada de los ojos del Khajiit, azules y penetrantes. Esos ojos, agh... Un escalofrío recorre todo mi cuerpo. Un-un ¿¡Un esca-calofrío!?, o no no, ¡Lo está haciendo!, ¡Me está controlando!. Acto seguido intento desesperado concentrar mi mente con el objetivo de bloquear su fuerte poder mental.

No vas a controlar en mis pensamientos.

Sonreí, lo cierto era que con tanto mago lo difícil era que el viaje fuera aburrido. Dejé hablar, deseoso por aprender más de mis compañeros, sus historias eran razonablemente pintorescas para mantener mi atención lo cual era un gran mérito

-Oh bueno, creo que yo soy el niño mimado aquí... provengo de una familia Altmer del Dominio-se encogió de hombros, obviamente el poder de su linaje era claro incluso en el norte-Los estudios del Arte allí son demasiado cuadriculados y, tras finalizar lo básico, se me permitió viajar para extender mis horizontes, cosa a la que me sigo dedicando encantado-con una amable sonrisa me mantuve arrebujado en la capa.

-Ah sí, Turr'okk, no me desagrada ninguna escuela, tal vez la menos atractiva sea Restauración; pero tiene claramente su utlidad-lo que callé era que un buen mago nunca revela sus trucos.

-Es cierto- dijo Jo´Dodar refiriéndose a lo dicho por Alius -Pero es una de las escuelas más valoradas por los guerreros.  ¿Cuales son sus favoritas?- preguntó a los arcanos del grupo.  El hombre sin nombre parecía no tener muchas ganas de hablar por lo que decidió preguntar sobre él al resto de sus acompañantes.  -¿Y qué hay de nuestro amigo el de pocas palabras?-

Tras días de trayecto, la carreta tiene un problema. Una de las ruedas se rompe. Por suerte estáis situados bajo un poblado en los pies de la montaña. Varios aldeanos se os acercan a vosotros. 

- Vaya.. qué mala pata. Os vimos desde allí. - Dijo señalando el molino. - Y nos acercamos a ver si estabais bien. Eso lo podrá arreglar nuestro herrero que se encuentra en su casa. A ver si os puede ayudar. - Entonces los aldeanos se fueron a volver a trabajar, pero una chica humana se quedó. 

Si necesitáis algo, estoy aquí para lo que sea. - Dijo con una sonrisa.

No estaba muy seguro si el Orco conocía bien el camino o buscaba atajos para llegar antes al destino, el caso es que los baches que cogía hacia que el camino fuera un poco incomodo, demasiados botes, ya me dolía el trasero.

Amigo, ¿Qué tal si coges algún bache más?, Creo que te has dejado alguno.

Y entonces ocurrió lo que me esperaba, se rompió una de las ruedas. Afortunadamente para nosotros estábamos cerca de una aldea y unos amables aldeanos se nos acercaron y nos sugirieron visitar al herrero, el cual nos arreglaría la rueda.

Mi estomago rugía desde hacía varias horas, apenas habíamos parado para alimentarnos decentemente. Me baje de la carreta y entonces vi como una bella mujer del poblado nos ofreció ayuda.

Buenas, me llamo Red Rox, ellos son compañeros de viaje, llevamos varios días sin una comida decente, ¿Podría indicarnos donde comer algo caliente y apetitoso? Me quede mirándola con una sonrisa cómplice.

Estaba sumergido en las historias de cada uno hasta que el bache me sacó de mi ensimismamiento. Esto se parecía demasiado a una emboscada típica.... Así que decidí improvisar sobre la marcha y con una carcajada jovial bajé de un salto de la carreta.

-¿Seguro que sabes manejar esto? A sido toda una experiencia desde luego... -Río divertido.

Tras ver como las personas pasaban cerca, la aparición de la mujer y la conversación con el barbaro sonrío complice.

- Buscamos comida para 8 y posiblemente 7 camas, yo compartirté la tuya para minimizar gastos. -Le guiño el ojo aun divertido por el incidente de la carreta. La mujer no parecía gran cosa, pero aun tenía el cuchillo a mano, ocultos ambos por la capa.- Soy Urial.

Suelto un bufido al ver el desastre de la rueda, no habia pronunciado palabra en todo el viaje.

---En fin, abrá que esperar a que la reparen-comento mientras miro a la humana.-¿Donde podemos alojaremos?

- ¿Perdona? Yo ya la comparto con mi marido sinvergüenza. Al fondo está la taberna. - Entonces se fue enfadada hacia su casa.

Me acerco a Urial y le doy unos toquecitos en la espalda mientras le digo, Vaya amigo Elfo, has empezado con mal pie nuestra parada en este poblado. Ja, ja, ja.

Desde luego que la fama de bárbaros del norte no se quedaba corta, habían espantado a una amable aldeana con un par de frases. Ojalá se les diera igual de bien espantar bandidos y trolls...

-Vaya, se descuida uno y hacéis una entrada triunfal en el pueblo-dije con una sonrisa amistosa-En fin, otra taberna, esperemos que tengan algo para sacarnos el frío del camino en lo que el herrero arregla la rueda. ¡Toda una contrariedad!-me quejé un poco, por romper el hielo figuradamente hablando.

Eran gente demasiado seria con tendencias violentas y cafres, dejarles por su cuenta podía ser o una tragedia o algo tremendamente entretenido

-¿Creéis que este pueblo seguirá existiendo después de nuestro paso?-la pregunta en apariencia inocente tenía su enjundia, pero claro, a saber si la entendían. Esperaba que al menos los magos sí lo hicieran.

Reí ante la respuesta de la humana a Urial.
-Ja! Creo que tendrás más suerte compartiendo cama con nuestro amigo Xsi que con esa humana.
Xsi…Zxi… si.. Xchi… Qué difícil es pronunciar esto… no podría tener un nombre fácil como todos. Que raritos son estos humanos.
-De cualquier forma, será mejor acercarnos a la taberna y tomar algo. Escuche las tripas del Nórdico rugir como una manada de osos. –Parece que tendremos que solucionar eso otra vez amigo. A este paso vas a arruinarme con tantas comidas eh. Reí en alto. –No me importa pagarte la comida por ahora, ya me devolverás el favor en combate que pareces algo más curtido que yo. Y por ahora, voy bastante bien de dinero.