Partida Rol por web

Los Monjes de la Nada

6 - Una partida incierta

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27/08/2007, 13:11
Director

Durante los ocho años al servicio en la frontera con Abernia llegaste a entablar una buena relación de amistad con Ónemar, un joven sacerdote de la diosa Zharaín. Al pertenecer al estamento eclesiástico, inicialmente tu relación con él estuvo marcada por tus prejuicios religiosos, pero con el tiempo supo ganarse tu confianza y amistad. Ónemar es un hombre sencillo, sin grandes ambiciones, que se limita a intentar ayudar a aquellos más cercanos dentro de sus posibilidades. No ansía alcanzar un obispado o un asiento caliente en la capital, prefiere los destinos en la frontera, donde es más necesaria su ayuda. Esas características, y el hecho de que su devoción va dirigida a Zharaín, fueron minando poco a poco tu recelo hasta convertirse en un buen compañero de hogueras, frente a las que habéis pasados noches enteras contando historias y debatiendo sobre las más trascendentales cuestiones. En la actualidad es un confidente inapreciable para cualquier problema que pueda surgirte y no dudas un instante en acudir a él en busca de consejo o apoyo.

Hace unas semanas, en cambio, fue él el que acudió a ti en busca de apoyo. Con gesto serio y visiblemente preocupado te pidió que te reunieras con él a solas para hablar sobre los rumores que habían llegado hasta tus oídos desde el noroeste, palabras que traían con el viento promesas de terror y oscuridad que amenazaban con arrasar la endeble paz que gobernaba el reino. Dichos rumores hablaban de peligros en los caminos por la zona de los Montes Perdidos, de hombres desaparecidos y de grupos de bandidos que atacan las poblaciones cercanas. Por sí solos, estos rumores no representaban nada nuevo, pues siempre circulaban historias sobre peligros en los caminos en una u otra zona del reino, mas en esta ocasión, las palabras de Ónemar elevaron las habladurías al nivel de leyenda, y eso fue lo que te impulsó a actuar y a pedir permiso para partir.

Os encontrasteis una noche despejada, en las afueras del campamento, lejos de miradas y oídos indiscretos a petición de Ónemar. Éste se encontraba ya en el punto de encuentro, observando una hoguera encendida frente a él con gesto perdido, tan distraido en sus propios pensamientos, que casi ni te escuchó llegar.

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27/08/2007, 18:25
Ayron Derkbal

Me acerqué a la hoguera como tantas otras noches, aunque esta sabría que sería diferente, pues Ónemar parecía demasiado intranquilo cuando me había propuesto el encuentro...y ciertamente ahora, según me acercaba por detrás suyo, el abatimiento de su espalda no hacía presagiar nada bueno.

Giró el rostro cuando apenas quedaban un par de metros para llegar hasta él. El roce metálico de mi armadura, que en zona fronteriza era prácticamente una locura quitársela, le avisó de mi llegada, mas el tono apagado de su mirada hizo que un escalofrío recorriese mi espalda...nunca lo había visto así, y desde luego no me gustaba en absoluto.

Me senté en una piedra enfrente suyo, ambos con el reflejo de las llamas en las pupilas, lo cual le dió a Ónemar algo más de vida en la mirada, de lo cual me alegré profundamente, pues su abatimiento me hería más que cualquier puñal...ciertamente había llegado a querer a aquel hombre...un verdaderdo hombre y no como sus compañeros eclesiásticos.

¿Qué ocurre Ónemar? - le pregunté directamente. No hacía falta andarse con rodeos, nos conocíamos perfectamente - ¿Qué es lo que te aflige de tal forma?

En cierto modo sabía cuál era la causa alrededor de la cual giraba el encuentro, pero algo más que simples rumores debían ser para afectarle de esa manera.

Notas de juego

No sé que forma verbal prefieres para tu partida, si primera persona o tercera.
Indícamelo para hacerlo de la forma que más te guste.

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27/08/2007, 20:34
Ónemar

El joven sacerdote se volvió al reconocer la familiar voz de su amigo Ayron y sus ojos parecieron recuperar el sentido de la realidad. Su túnica de tonos azulados brillaba a la luz de las llamas con reflejos multicolores.

-Buenas noches, amigo - respondió sin poder ocultar un ligero tono apesadumbrado en su voz -. Ven, siéntate a mi lado y, por una noche, intercambiemos nuestros papeles, sé tú mi confidente pues tengo necesidad de hablar con alguien y no hay nadie mejor que tú para ello.

Esperó unos instantes mientras te acomdobas sobre un tronco caído frente al que Ónemar había dispuesto la hoguera. Una vez centrada tu atención en él, comenzó su relato.

-El abatimiento y el dolor oprimen mi corazón en estos oscuros días, amigo mío - comienza hablado el sacerdote -. Hace varias noches que no consigo conciliar el sueño, y cuando lo logro, horribles pesadillas turban mi descanso. Pero disculpa mi atribulada mente... y permíteme que comience por el principio. Hace algunas semanas tuve una serie de sueños premonitorios que me sumieron en un profundo estado de confusión y temor. Es algo que no me había ocurrido nunca con anterioridad, pero créeme, uno sabe distinguir un sueño normal de aquellos que son enviados por los Dioses buscando algún fin. En ellos, puedo ver un estrecho sendero que transcurre por la ladera de una escarpada montaña. Al fondo, el humo cubre el horizonte... humo que se eleva de poblaciones en llamas y hasta donde me encuentro llegan los gritos de sufrimiento y desesperación de sus habitantes. Sin embargo algo me urge a seguir, me impulsa a avanzar sin descanso. Finalmente llego hasta la cima de la montaña y allí el camino desciende por la cara contraria de la misma, hacia un nuevo valle, unos más de cuantos existen en estas tierras. Mi caminar se detiene aquí y permanezco mirando fijamente una extraña construcción que se alza reverente a escasa distancia de mí, justo en las primeras estribaciones de un bosque de pinos y abetos. A primera vista se asemeja a una torre, edificada con piedra y maltratada por los años y los elementos. Dejo el camino y me dirijo hacia ella, a través de la penumbra del silencioso bosque. El tiempo parece haberse detenido en este lugar, extrañas inscripciones cubren el marco de piedra donde en otros tiempos se encontraba la puerta. Me introduzco en su interior y quedo maravillado por su estructura, su fuerza, su... espíritu. En el centro de la única estancia de la que está compuesta la torre hay unas escaleras de piedra que descienden al interior de la tierra. Ignoro la forma o el motivo, pero en lo más profundo de mi ser estoy convencido de que esa escalera de piedra conduce al centro mismo del mal. Un mal que se abate sobre esta tierra, destruyendo todo cuanto bueno y hermoso hay en ella. Intento detenerlo, mas no soy capaz de contener su fuerza. En ese momento, desesperado y con el corazón a punto de salir de mi cuerpo, me despierto cada noche en medio de un charco de sudor.

Ónemar hace una pequeña pausa en su relato, recuperando el ritmo normal de su respiración mientras su mirada permanece fija en las llamas de la hoguera.

-He escrito al Templo, en Dhalion, para contarles mis sueños, y hoy mismo he recibido su respuesta. Una respuesta inquietante como no podía imaginar, escrita de puño y letra por el propio Obispo Dhamara, la máxima autoridad eclesiástica de Dhalion, tan sólo superado en rango y jerarquía en el reino, dentro de la Religión Yánida, por el Sagrado de Dabacht, quien tiene su residencia habitual aquí en el Tempo, pero que en estos momentos se encuentra de viaje. En su carta, el Obispo Dhamara me cuenta que en la capital del reino la vida transcurre entre intrigas políticas y un mar de amenazas dirigidas y recibidas por los distintos ducados y facciones del reino que hasta ahora no se han convertido en confrontaciones armadas por meros detalles, pero que en cualquier momento puede estallar con una violencia inesperada. Rumores de guerra circulan de forma incesante procedentes de Abernia que aseguran la inminente invasión de las tierras de Dabacht y Nivar, como bien sabes, invasión que parece estar apoyada por los líderes espirituales del Gran Templo Sagrado de los Siete Dioses, pero que en el fondo creemos que únicamente están fundados en una pura ambición territorial que utiliza pretextos religiosos. Además, en las últimas semanas no han dejado de llegar noticias de extraños ataques a viajeros y caravanas comerciales que circulaban por el extremo oeste del Valle Nevado, en el camino de Neblis a Umrad, rumores que nosotros mismos hemos recibido aquí y que tú mismo puedes confirmarme. Los informes son contradictorios y verdaderamente singulares, hablan de desapariciones de hombres y un aumento peligroso de grupos de bandidos. Las poblaciones de la zona han solicitado ayuda al rey y han extremado las medidas de seguridad.

Tras otra pequeña pausa, el sacerdote continua.

-Bien, amigo mío, todo esto es tan sólo una ligera introducción que el Obispo ha tenido a bien incluir en su carta, mas lo verdaderamente preocupante es lo que me cuenta a continuación. El Templo está sumamente trastornado por una serie de circunstancias ajenas a la corona y que están convencidos de que pueden resultar de la mayor trascendencia para la seguridad del reino. Todo comenzó hará un par de semanas, cuando algunos sacerdotes del Templo comenzaron a tener sueños proféticos en los que eran testigos de cómo la tierra se abría frente a ellos y de sus entrañas surgía un mal oscuro y poderoso que arrasaba todo cuanto lograba alcanzar. Dicho sueño se convirtió en recurrente y afectó a un número cada vez mayor de miembros del clero, sueños similares al mío Ayron. Seguido a ello hace tres días, los Priores de las Abadías de Gueinel y Hastrou llegaron al Templo, contando oscuras visiones que habían tenido sobre un sacrílego ritual que se celebraba en algún tipo de monumento. Has de saber, amigo mío, que existe una leyenda popular que algunos elevan al rango de profecía, que anuncia la venida a estas tierras de un ser de extraordinaria maldad, servidor de los Dioses Oscuros. No estamos seguros de si ambos acontecimientos, así como dicha leyenda y mis sueños, se hayan relacionados entres sí, pero el Templo desea esclarecer este asunto lo antes posible. Tanto la Abadía de Gueinel como la de Hastrou se encuentran en las estribaciones de los Montes Perdidos por lo que sospechamos que es en aquella zona donde se haya la respuesta a nuestras preocupaciones. El Templo ha enviado varias partidas de exploración a aquellos parajes, y se me pide en la presente carta que me dirija en persona a los Montes Perdidos para arrojar algo de luz sobre tan oscuros presagios.

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27/08/2007, 21:42
Ayron Derkbal

Permanecí callado mientras mi joven amigo me relataba sus miedos y las circunstancias que las rodeaban, y pese a dudar de sueños provenientes de ningún dios, lo que era seguro es el aumento de circunstancias extrañas en el noroeste, pues habíamos recibido noticias relativas a esos temas en las últimas semanas...y quizá no fuese una coincidencia, pero me negaba a creer que fuese algo místico lo que lo provocaba.

Entiendo lo que te preocupa - le contesté cuando terminó de hablar - y entiendo también que no puedes negarte a realizar ese viaje, pero ¿te has dado cuenta que puede ser una maniobra de distracción? - levanté la mirada para mirarle fijamente cuando le planteé esa idea - Tú mismo has admitido que los líderes espirituales están detrás de una inminente invasión de nuestras tierras, y por lo tanto esto puede que fuese una maniobra para que el rey mire hacia el lado contrario de donde se encuentra realmente el peligro.

Callé durante unos segundos, alzando la mano para frenar los labios de Ónemar, dispuestos a replicarme - Sé lo que me vas a decir, que eso no explica los sueños que te asaltan por las noches, y tienes razón, no tengo respuesta para ello, aunque quizá sólo sea una coincidencia que esos líderes han aprovechado como arma arrojadiza, utilizándola en su propio beneficio.

Me agaché a recoger una pequeña rama y acerqué la punta al fuego, observando cómo primero se ennegrecía para después arder en una brillante llama...quizá era una forma de concentrar mis ideas...o tal vez sólo una forma de tomarme un respiro, pero tras hacerlo, continué hablando - Si esos malditos nobles no se dedicaran a pelear entre ellos, no existiría la posibilidad de una invasión, pero sólo les importa el poder y tener cada día más propiedades y esclavos....malditos sean...si yo pudiera - apreté el puño con fuerza, partiendo la rama que aún sujetaba, echándola a continuación al fuego y sacudiéndome las manos - en fin, ya sabes cuál es mi sueño, aunque la verdad, no creo que nunca pueda llegar a verlo cumplido.

Mis ensoñaciones me asaltaban, visionando una tierra fuerte y unida, donde los esclavos no existieran, donde cada uno podía vivir su vida sin tener que mostrar servidumbre a alguien que simplemente les oprimía por haber tenido la suerte de nacer de una supuesta sangre noble...estos pensamientos me hubiesen hecho enfurecer si no llevase tantos años controlándolos que la llama de la furia se apagaba incluso antes de llegar a aparecer del todo.

Te conozco - continué por fin - y sé que irás a los Montes Perdidos a cumplir la misión que te han encomendado....pero no lo harás solo, no pienso dejar que te acerques por esos terrenos de bandidos mientras yo me quedo aquí esperando tu regreso.....iré contigo, te acompañaré para intentar descubrir qué está pasando.

Una sonrisa afable apareció en mi rostro, mientras apoyaba una mano en su hombre - Y no te molestes en intentar impedirlo.....no podrás, aunque tenga que llevarte atado a la grupa de mi caballo.

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28/08/2007, 09:17
Ónemar

Las expresiones del joven sacerdote hacía ya varios años que habían dejado de tener secretos para ti. Tal era vuestro entendimiento y vuestra comprensión que, en la mayoría de las ocasiones, ni tan siquiera eran necesarias las palabras.

En esta ocasión, su rostro te dijo todo cuanto necesitabas saber.

Tu reacción y tus palabras habían sido exactamente las que él esperaba, y con ellas, habías accedido a una petición no formulada, liberando así a tu buen amigo del posible cargo de conciencia y de tener que realizar tal petición. En su expresión podías leer claramente que sus deseos eran que le acompañaras en este viaje, puedes comprobar su alegría por tu respuesta en el brillo de sus ojos y el agradecimiento profundo en el color que ha acudido a sus mejillas.

-Gracias, buen amigo – responde Ónemar tras tus palabras – Sabía que querías partir para investigar los rumores que llegan desde el valle y mi esperanza se ha visto cumplida con tu amable ofrecimiento. Entiendo tus vacilaciones respecto a mis sueños Ayron, pero créeme, se lo que representan así como su origen. Se me ha mostrado el camino y he de seguirlo. Tan sólo es cuestión de fe. Un concepto tan sencillo y tan complejo a la vez, sobre el que hemos debatido tantas veces durante noches enteras sin llegar a consenso alguno.

El último comentario de risueño religioso estaba cargado de cariño y respeto. Vuestras diferencias son uno más de los lazos que os han ido uniendo a lo largo de los años y ambos sois concientes de ello.

-Yo tendré fe por los dos, amigo mío – comenta mientras te da unas ligeras palmaditas en la espalda, tras lo cual vuelve al hilo de vuestra conversación - ¿Maniobra de distracción, dices? No lo se, quien puede estar seguro de algo hoy en día. Lo que si se es que si no voy a buscar mi destino, si hago caso omiso de las revelaciones que me han sido otorgadas y por ello algún mal recae sobre estas tierras... me arrepentiré el resto de mi vida.

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28/08/2007, 12:54
Ayron Derkbal

Buscaremos las respuestas que ambos ansiamos - le dije tras observarle largamente - pues aunque nuestras motivaciones sean diferentes, las consecuencias que nos gustaría evitar son las mismas.

Giré mi rostro hacia la hoguera, observando como bailaban las llamas ante mis ojos, en una danza furiosa mientras se entremezclaban las lenguas de fuego para al momento separarse...era un movimiento que me sosegaba y me ayudaba a pensar con más claridad.
En cierto modo, este viaje venía en el momento más oportuno, pues muchos años llevaba ya en aquellas tierras, y quería conocer más a fondo el reino, y la búsqueda de respuesta me daba la posibilidad de hacerlo.

Informaré de mi ausencia al señor de estas tierras - le indiqué a Ónemar tras ese momento de silencio - mañana al alba podríamos ponernos en marcha si no tienes nada que te lo impida.

Y mi mirada le interrogó esperando una respuesta que, estaba casi seguro, sería afirmativa.

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30/08/2007, 12:01
Ónemar

-Gracias, amigo mío. No sabes lo que tu decisión, tu energía y tu entereza significan para mí – las palabras del sacerdote estaban cargadas de alivio y consuelo -. Lo cierto es que desearía partir lo antes posible y de forma discreta. Nos encontraremos aquí mismo al amanecer y que los dioses hagan su voluntad.

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30/08/2007, 12:06
Director

Notas de juego

Bien, creo que como introducción para el personaje es más que suficiente. Supongo que con la información que te ha facilitado Ónemar te podrás hacer una idea aproximada de lo qué está ocurriendo.

A partír de ahí, será mediante tu relación con los jugadores como te informarás de lo ocurrido en el Mesón.

Voy a considerar que el viaje hasta el Valle Nevado transcurre de forma normal, con las venturas y desventuras normales en estos casos, sin más complicaciones, para que puedas incorporarte lo antes posible al grupo.

La situación actual es la siguiente: habéis acampado al llegar la noche a tan sólo dos o tres leguas de distacia del Mesón Fronterizo, una vez pasado ya Dónotriel. A la mañana siguiente vais a afrontar la última parte de vuestro camino, tras abasteceros en el Mesón, en dirección a los Montes Perdidos.

No te comenté nada en su día sobre lo que me preguntaste de los tiempos verbales porque no hizo falta. Lo estás haciendo genial.

Saludos.

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30/08/2007, 18:51
Ayron Derkbal

La noche nos rodeaba, al igual que los sonidos de la noche, repletos de una vida casi más activa que la existente a la luz del día.
Las sompras podrían ser amenazadoras, pero se mantienen apartadas, repelidas por las llamas de la hoguera que nos aporta su calor.

Ónemar duerme a tan solo un metro de mi, pues es mi momento de hacer guardia...ni siquiera había sido una decisión meditada, pero ambos nos sentíamos contrarios a bajar la guardia estando tan cerca de la zona de donde partían los rumores de desapariciones.

Así que ahí estaba yo, Ayron Derkbal, con la espada apoyada en una gran piedra, con las piernas estiradas y los brazos cruzados sobre mi pechos, al tiempo que mordisqueaba una brizna de hierba que sobresalía de entre mis labios.
No me encontraba especialmente cansado por el viaje que llevábamos realizado hasta el momento, pues pruebas más duras he pasado durante mi vida, y ahora, anticipando el final de nuestro viaje, las respuestas que posiblemente hayaremos es lo que realmente me preocupa.

Dirijo mi mirada hacia mi amigo, vigilando su sueño, esperando por si vuelven a asaltarle las pesadillas que son la razón de nuestra presencia allí...o al menos la suya, porque la mía es menos mística...simplemente quiero descubrir el objetivo de todas las historias que han llegado a nuestros oídos...y si son reales, acabar con el motivo que las producen.

Observo el cielo estrellado, con sus luces tililando sobre mi cabeza....un espectáculo precioso, pero esta noche no me interesa como otras...hoy sólo quiero que la noche pase para poder proseguir nuestro camino.

Notas de juego

He puesto este post porque así, si tiene que pasar algo esta noche te doy pie a ello, y si no es así, por lo menos describo la situación un poco mas....es que me gusta escribir, jajajaajajaj

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30/08/2007, 20:18
Director

Permaneces sumido en tus pensamientos, mientras la noche va pasando, fría y distante. Un nuevo leño cae entre las brasas, para avivar un poco más un fuego que comienza a remitir, esto os permitirá calentaros unos minutos más.

El silencio a vuestro alrededor es absoluto. Excesivo.

De repente, todas las alarmas se disparan en el interior de tu cabeza, ese sentido que se desarrolla a través de años de arriesgar la vida ante innumerables peligros y que en la mayoría de las ocasiones supone la diferencia entre la vida y la muerte. No estás seguro de qué es lo que ocurre, pero no te cabe la menor duda de que algo no va bien.

Te pones en pie de un salto y agarras tu espada, mientras observas a tu alrededor en busca del origen de esta sensación que te ha puesto los pelos de punta. La débil luz de Nisha ilumina parcialmente la espesura, mas nada en lo que alcanza tu vista parece extraño... o más bien todo esté fuera de lo normal. Todo parece en orden, aunque por algún motivo tu corazón late apresurado como un tambor de guerra.

Los caballos suenan inquietos, como si algo o alguien los asustara. Piafan y bufan aterrados provocando un buen escándalo.

En ese momento, oyes un bramido sordo, una especie de retumbo sofocado que proviene de las entrañas de la tierra...

Tan sólo un instante después un segundo bramido, más fuerte éste, y notas como la tierra tiembla. Sientes una primera sacudida, seguida de otra más fuerte que te hace estremecer. Las brasas y leños ardiendo salen disparados por el aire y se esparcen por el pequeño campamento. Las ramas de los árboles se agitan y dejan caer hojas y frutos por igual los cuales, tras tocar el suelo, permanencen saltando sobre él de forma irreal. Ónemar se despierta alarmado, observando como todo a su alrededor tiembla y se mueve...
...y entonces llegó una tercera sacudida, fortísima, que os lanza despedidos por el aire.

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31/08/2007, 17:16
Ayron Derkbal

¡UGFHHH! - el aire de mi pecho sale expelido hacia el exterior por la fuerza del encontronazo contra el suelo.
La desgracia me hace caer sobre una de las ramas que se encontraban en la hoguera un segundo antes, comenzando a prender lentamente la capa que me rodea.
Con celeridad, sacudo el principio de llamas para evitar que se extienda, consiguiendo que sólo quede un pequecho trozo de tela oscurecido por el contacto ardiente del fuego.

Ni siquiera intento ponerme de pie, pues la tierra brama y se agita bajo mis pies, lo cual me provocaría una nueva caida.
Así pues, me mantengo a cuatro patas, y con la mirada busco a mi amigo, que tambien se ha visto lanzado desde el lugar donde se encontraba reposando.

Ónemar - le llamo un tanto alarmado - ¿Qué es esto? ¿Un terremoto? - En realidad mis preguntas no necesitan respuesta, pero necesito escuchar hablar a mi compañero para saber que se encuentra en perfectas condiciones.

Mis ojos se desvían un momento hacia los caballos, que se sostienen como pueden en pie, sin posibilidad de escapar al estar atados a un árbol cercano...sus relinchos se pierden entre el bramido de la propia tierra.

¡Aléjate de los árboles! - exclamo al tiempo que intento hacer lo mismo. - Si alguno cae estaremos acabados.

En realidad un árbol de esa embergadura debería tener unas raices capaces de soportar el terremoto, pero he oído hablar de grietas que se tragaban casi un pueblo entero, así que tampoco puedo dar las cosas por sentado.

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03/09/2007, 16:49
Ónemar

-¡Ayron! ¡Ayron! ¿Qué ocurre? ¿Qué está pasando? - Ónemar grita desesperado mientras es despertado brutalmente a base de golpes y sacudidas. La confusión hace presa en él mientras todo se mueve a su alredor y no consigue aferrarse a ningún objeto lo suficientemente sólido como para evitar ser lanzado por el aire en el último y más violento temblor.

Ves horrorizado como tu amigo sale volando por el aire para estrellarse de espaldas contra el tronco de un castaño y caer posteriormente al suelo. El golpe parece haberle dejado inconsciente y su cuerpo gira y rebota cada vez que la tierra se sacude iracunda.

A lo lejos, el sonido de los animales asustados te confirma que éstos se están alejando guiados por el miedo.

Un nuevo bramido ensordecedor te obliga a taparte los oídos con las manos, incapaz siquiera de acercarte al cuerpo tendido de Ónemar. Intentas levantarte y vuelves a caer de rodillas trastablillado... cuando alcanzas a ver una enorme grieta que comienza a abrise en la tierra. Ésta parece estremecerse sin control y rasgarse como una tela envejecida por los años, dejando a la vista una oscura sima que avanza directamente... hacia el joven sacerdote, cuyo cuerpo inerte yace en el suelo!

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03/09/2007, 17:27
Ayron Derkbal

¡Ónemar! ¡Ónemar! - grito con toda la fuerza de la que es capaz mi voz, pero apenas queda en un susurro comparado en el rugir de la tierra, que lo engulle como amenaza hacer con mi amigo.

Levantarme es imposible, mas no pienso quedarme de brazos cruzados, así que aparto mis manos que protegen los oídos, arriesgándome a perder ese sentido...es igual, mejor vivir sin escuchar un solo sonido, que hacerlo con el peso de la muerte de un amigo sobre mis espaldas.

Gateo en su dirección, sin importarme las heridas que me inflingen las rocas que ruedan a mi alrededor, que me muerden las rodillas y las palmas de la manos con sus afiladas aristas, únicamente con la vista fija en el cuerpo inerte de Ónemar, sintiendo la angustia por su situación, desesperado por encontrar el más mínimo signo de vida en su cuerpo....un leve movimiento de sus dedos....el pecho alzándose para tomar aire...lo que sea, cualquier indicio de que sigue en el mundo de los vivos.

La capa se me enreda de las piernas, y tiro de ella para liberarlas...otro segundo perdido, y no puedo malgastarlos...allí está, a mi lado, casi al alcance de mi mano....y eso es lo que hago...alargo el brazo para intentar sujetarle por sus ropas.

Notas de juego

No indico si le cojo o no, pues mucho me temo que este viaje se acaba para mi querido amigo Ónemar.
De no ser así, tiraré desesperadamente de él.

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03/09/2007, 19:55
Director

La tierra mantiene su feroz arremetida, el estruendo es ensordecedor, los árboles emiten lastimeros quejidos mientras se quiebran al caer derribados, las piedras y guijarros del camino, así como los objetos de pequeño tamaño salen despedidos por el aire... y todo gira a tu alrededor, ahora estás boca abajo con la frente tocando la hierba, ahora girando sin control hasta golpear con una roca.

Finalmente, la furia parece detenerse, o al menos menguar. El batir de la tierra es menor ahora y el sonido suena aletargado. En esos instantes Ayron consigue ponerse en pie, sabe que son segundos valiosos para la vida de su amigo y se lanza a su encuentro. Una mano agarra parte de la túnica del sacerdote y tiras de él con todas tus fuerzas para alejarlo de la sima que sigue aumentando de tamaño frente a vosotros.

Cuando lo traes hacia tí, lo proteges con tu cuerpo... y sientes como respira bajo tu peso.

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03/09/2007, 20:03
Ayron Derkbal

Intento observar a mi alrededor al tiempo que un suspiro se escapa de entre mis labios...Ónemar vive, pero el peligro aún no ha pasado, y la sima se encuentra demasiado próxima como para sentarse a observar el espectáculo...hay que salir de allí como sea.

Bajo la mirada, y golpeo levemente la mejilla de mi amigo, intentando que vuelva en sí, pero sé que aunque lo haga no se encontrará en condiciones de huir de allí...ni siquiera sé si tiene todos los huesos sanos.
Así que sin más dilación me pongo en pie, cosa que aunque me resulta un poco complicada, no es nada comparado con lo de hace unos segundos.
Afianzo las piernas y me agacho, sujetando el brazo dereche de Ónemar y tiradon de él hacia mi.
Cuando consigo incorporarle un poco, me ayudo de la otra mano para cargarle sobre mi hombro, y paso a paso me alejo de la grieta que ha estado apunto de tragarnos como si nunca hubiésemos existido.

Mientras avanzo, busco con la mirada los caballos, esperanzado de encontrarlos, aunque sabiendo que existen pocas posibilidades de que aún se encuentren por la zona.

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05/09/2007, 20:27
Director

Los últimos instantes se hicieron eternos, la tierra amenazaba con destruir cualquier signo de vida en los alrededores y la tensión parecía querer taladrar tu mente buscando un resquicio para llevarte hasta la locura.

Un nuevo empuje del suelo, un nuevo revolcón, un nuevo golpe... contra algo, ya carecía de importancia si se trataba de árbol o roca. Los moratones comenzaban a cubrir cada una de tus extremidades con una familiaridad cuanto menos peligrosa.

Finalmente, la calma se asentó sobre vuestro mundo, aquel más cercano y el único que realmente importaba en estos instantes. El bramido paró, la tierra descansó... y quedó el silencio. Al principio fue difícil de creer, por ello tus movimientos fueron lentos inicialmente, mas con el paso del tiempo la confianza en que aquello al fin había acabado regresó a tí.

Ónemar se quejó a tu lado. Tenía varias heridas repartidas por todo su cuerpo y su confusión era evidente, mas no parecía correr peligro su vida.

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05/09/2007, 21:00
Ayron Derkbal

Me siento un momento junto a Ónemar, intentado recuperar la respiración y que el palpitar del corazón se vuelva más calmado.
Por los poros de mi piel comienza a transpirar la adrenalina acumulada durante esos momentos de tensión, en los cuales mi vida y la de mi amigo se han visto seriamente amenazadas.

Vuelvo la vista hacia atrás, al lugar donde se encuentra la grieta cuyo propósito parecía querer engullirnos....o más bien debería decir al sacerdote, pero no puedo plantearme que haya sido un ataque directo hacia él, pues la naturaleza no tiene quién la guíe....o al menos eso pienso.

Busco a mi alrededor, entre nuestras cosas esparcidas, un odre de agua que pueda ofrecer a mi amigo, y al parecer la suerte me sonríe, porque allí está, a distancia del brazo y para cogerlo solo tengo que estirarlo.
Acerco la boca del recipiente a la de Ónemar, incorporándole un poco la cabeza pasando mi brazo bajo su cuello, y dejo que unas gotas caigan sobre sus labios humedeciéndolos.

Lo primero es intentar que se recupere, después ya habrá tiempo de hablar sobre lo ocurrido e intentar recuperar todas las cosas que podamos.

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06/09/2007, 10:21
Ónemar

Poco a poco el sacerdote va recuperando la serenidad y el color vuelve a su piel. El impacto del temblor de tierra ha sido mucho mayor en él, ya que al estar dormido cuando se inició no pudo sentirlo como hiciste tú. Además, el golpe contra el tronco del castaño le dejó inconsciente y en los últimos instantes fue zarandeado como un muñeco de trapo.

Ambos sufrís dolores y golpes de poca consideración por todo vuestro cuerpo, mas al menos en esta ocasión, la fortuna ha estado de vuestra parte.

Tu amigo te sonríe levemente, procurando tranquilizarte al ver en tu rostro reflejada la preocupación que sentiste al pensarle muerto. Se incorpora levemente y mira a vuestro alrededor.

Las secuelas del temblor pueden verse en todas direcciones. Árboles caídos, ramas rotas, grietas en la tierra...

-¡Por todos los dioses, Ayron, mira allí! - exclama Ónemar sorprendido mirando al horizonte. Sigues con tu mirada la dirección a la que apunta con su brazo y observas en la lejanía un albor de tono rojizo que parece surgir de las negras montañas y alzarse hacia el cielo en una explosión de luz y calor. La oscura silueta de la tierra se ve marcada durante unos instantes contra el cielo vespertino del horizonte, formando una dentadura picuda de montes y peñas. La luz rojiza parece surgir de una de las cimas más alejadas y su estela se expande lentamente a su alrededor, extendiendo un manto escarlata sobre la montaña.

Tras unos instantes podéis comprobar que el fulgor rojizo parece descender de la montaña por la ladera contraria a la que os encontráis.

-Esto no ha sido un terremoto amigo mío – afirma el joven sacerdote.

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06/09/2007, 11:21
Ayron Derkbal

Desvío la mirada hacia el lugar que señala Ónemar, observando lo que parece la erupción de un volcán en la lejanía...un espectáculo asombroso, sin duda, a la par que peligros.

No entiendo lo que dices - respondo un tanto asombrado a mi amigo - Ha sido un terremoto que ha provocado la erupción de aquel volcán.

Pero en cierto modo me siento extraño...aún recuerdo los pensamientos que me asaltaron sobre la grieta, a la cual le presumí un cierto control por algo que no fué la naturaleza.

Observo largamente al sacerdote esperando a que se explique.

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06/09/2007, 11:46
Ónemar

-No se muy bien como explicarlo Ayron, es una especie de... sensación - comienza Ónemar, tras lo que hace una larga pausa mientras contempla el horizonte -. Pienso que esto no ha sido un fenómeno natural. Aquel fuego que se ve en la lejanía, procede de la tierra, pero ha sido arrancado de ella... y el desgarro en la misma es su reacción, su... dolor.