Levanto la mirada cuando ya el fuego lo tengo listo. Will, el nuevo, quiere venir conmigo a la ciudad. Mi cara refleja angustia. No me gustaba ir a la ciudad acompañado, y mucho menos con alguien que no aparentaba tener muchas cualidades para el sigilo. Pero vi su cara de súplica y joder. No podía decir que no. Agaché la cabeza.
- No me gusta tener que estar pendiente de alguien. Tendrás que pisar mis huellas si quieres venir, y acatar lo que yo diga.
Mi madre no me explica lo que ha pasado aquí. Está realmente asustada y busca a mi hermano con su mirada. Acto que aprovecho para acercarme al ciervo. Loraina tiene razón, la miro allí vigilando. Teníamos que preparar la cena ya era de no noche y la gente tenía que estar hambrienta. Y en ese momento, recuerdo que mi madre tiene un cuchillo.
- Mama. ¡Mama! ¿Aún tienes el cuchillo? Lo necesito para deshuesar el ciervo.
Vuelvo a mirar a Loraina, asintiendo con la cabeza.
Mientras trato de descubrir alguna forma de usar el pico que no desintegre al pobre ciervo (pobres nosotros que nos quedaremos sin comida, y más pobre yo que me dejarán de patitas en la calle), escucho la voz de Donor solicitando un cuchillo. Alzo la cabeza y lo miro. -Oh, si tienen un cuchillo sería genial... Estaba intentando no destruir todo y no logro darle la vuelta.-
Ubicación: junto al ciervo.
No tenía opción. Si quería ir a la ciudad, tenía que ser bajo las condiciones del mediano. Así que, no podía negarme.
- Está bien. Mañana por la mañana iremos temprano.
Y deseando ver a mi mujer allí con vida, la ilusión volvió a mi. La calor de las llamas y el olor a leña quemada taparon el fuerte y desagradable hedor del piel verde que se consumía bajo éstas. Miré hacia él, y ya apenas quedaba nada. El olor a carne quemada había desaparecido también. Era agradable ver anochecer bajo la candela, en el claro de este bosque. Con la tranquilidad que daba la compañía de más seres como yo.
Ubicación: En el fuego, delante del carruaje
El grito de mi hijo me hizo moverme deprisa buscando un el cuchillo entre mis pertenencias. Rápidamente lo cojo, siempre lo tenía a mano, y me dirijo hacia donde está él, junto a ciervo. Y se lo entrego a Impo.
- Perdón, Impo, estaba distraída, - digo moviendo mi mano sobre mi frente. - Aquí tienes el cuchillo.
Ubicación: junto al ciervo.
-¡Oh!- Recibo el cuchillo que Cotlan me tiende. -Bien... ¿y lo tengo que hacer yo? Eh... sí, sí.- No puedo escapar de responsabilidades todo el tiempo, y a pesar de los nervios de arruinarlo, me armo de paciencia y comienzo a cortar.
¿Tengo que tirar algo?
Me acerco a mi hijo. Tenía que ayudarle. De pie a su lado, observo como va cortando la carne, y no hago más que pensar en como prepararlo en la candela que Blebn y compañía están haciendo. Y se me ocurre una idea.
- ¿Porqué no preparamos unos palos para clavar la carne y así poder asarla al fuego?
Ubicación: junto al ciervo.
La voz de Caros, la madre de Impo me llama la atención. Dejo a Blebn sólo en el fuego y me dirijo a la periferia del bosque con el claro. Al pasar por ellos dos, le confirmo mi acción.
- Voy yo a por unos palos.
Ubicación: En el borde del claro, junto al bosque.
¿Qué tirada tengo que hacer para ver si logro ver algún enemigo?
Tirada oculta
Motivo: Avistar enemigos
Tirada: 3d6
Resultado: 9(+2)=11
Hago lo posible por realizar los cortes necesarios, y cuando fallo alguno se me escapa alguna mueca. Espero que no se note tanto. Demoro unos minutos, pero el ciervo ya está casi listo.
-Creo que ya estamos. ¿Y los palos? ¿Hacen falta más?-
Motivo: Técnica
Tirada: 3d6
Resultado: 12
Ubicación: entra cuchillo, salen las tripas. Junto el ciervo.
La llegada de un cuchillo fue recibida con una sonrisa amplia. Aquella mujer era una caja de sorpresas. Y la habilidad de Impo con él era admirable. Aquel animal fue descuartizado hábilmente y dispuesto en el carbón que había quedado de la candela. Era impresionante como olía. Se echaría en falta algunas especies para darle potencia al sabor del animal, pero que se le va a hacer. Desde que estaba aquí con Blebn, no había comido carne.
- Buen trabajo, Impo. Buen trabajo.
El claro y los alrededores, por ahora están tranquilos. La noche ha caído ya sobre vosotros y la oscuridad es espesa, menos en el claro, alrededor de la candela, donde poco a poco, todos tus compañeros se amontonan para comer y pasar la noche.
La tirada te va a servir para toda la noche. Así que te voy avisando si ves algo.
La carne ya estaba oliendo bastante bien. Me acerco a Impo, que parece el encargado esta noche de preparar la comida.
- ¿Me puedes dar un par de trozos? Voy a ver si le llevo uno a Loraina.
Y con un gesto con la cabeza, le indico la cima del carruaje. Mi amiga, mi compañera, se va a pasar allí toda la noche, y no hay nada mejor que llevarle algo para que coma. Es lo mínimo que podía hacer por ella.
Tras esperar un tanto más a que no esté completamente crudo, corto trozos para todos * y los voy repartiendo a medida que se van acercando. -¿Todos ya tienen su parte?- pregunto mientras corto el pedazo que me correspondía y comienzo a comer, de pie, que ya llevo bastante rato sentado con este ciervo y necesito estirarme.
Ubicación: chef oficial del campamento. Junto al ciervo.
Perdonen las demoras x.x estoy atrasado en todas mis partidas, me estoy poniendo al día.
* ¿Debo volver a tirar o está bien con la tirada anterior?
Cojo lo que me corresponde. El asentimiento silencioso que se produce indica que todos tienen su parte. Sin mediar palabra me acerco al carruaje y alargo la mano hacia arriba, para que Loraia coja su plato.
- Lorania, toma. Come un poco.
Cuando termino de comer mi parte, y viendo que la fiesta nocturna no se iba a largar mucho, decido acostarme en mi tienda militar. Mañana saldría temprano con Will a la ciudad. Así que sería mejor descansar. Le dedico una mirada y desaparezco detrás de la tela de la entrada.
Veo que Atirl está intentando hacer las paces conmigo, y aunque todavía sigo molesta con ella, cojo la ración que me tiende, la verdad es que tengo hambre, llevo casi todo el día sin comer. Mientras como sigo oteando el horizonte. No tengo sueño ni ganas de hablar con nadie, por lo que cuando acabo de comer sigo ahí sentada, contemplando el movimiento de la gente del campamento.
Mientras termino la comida, siento la mirada de Blebn. Le miro y asiento con la cabeza. Tenía que descansar para mañana. Ir a una ciudad llena de pieles verdes no es lo más agradable que se pueda hacer un día. Tengo que estar preparado. Termino mi comida y viendo que no hay ningún sitio para dormir, me acurruco cerca de la candela, en el suelo. Mañana pillaré algo donde resguardarme en la noche. Sólo espero no pasar frío en esta.
Termino mi comida. Apenas he comido con hambre, pero tenía que hacerlo. Luego, me dirijo hacia el borde del bosque, por donde ha desaparecido mi hijo. Aún no ha vuelto, y no puedo conciliar el sueño en su ausencia. Debería de estar aquí ya. Rezo a los dioses para que no le haya pasado nada. Me arrodillo y sollozo.