Partida Rol por web

La comida ya estaba avanzada cuando se os unió de nuevo Lorgan, sin duda despertado por los olores de la rica cena y del vacío que debía de sentir en el estómago.

Angainor, Eadar y Ted estaban hablando de ocultar algunas fechas en diversos lugares del barco, Hallatan como buen orador que era comenzó a relatar encuentros que tuvo en el pasado con asaltantes cuando comerciaba a caballo por las cálidas tierras Harondor, y el grupo de aventuraos pudo relatar la historia de un curioso estornudo cuando iban al rescate del padre de Ted.

Un poco tarde y un poco ebrio casi todos, se fueron acostando los tripulantes y la noche transcurrió en calma.

Era ya de mañana cuando ya el segundo turno Eadar-Ted iban a despertar al resto cuando escuchasteis aporrear una puerta, desde vuestro camarote escuchasteis la voz de Vandor

- Capitán Hallatan, se aproxima una tormenta, le aconsejo que recoja las velas y marchemos mar adentro, echemos el ancha unas horas…

El primer día un encuentro con un kraken y el segundo día una tormenta. Espero que los piratas no aprovechen la tormenta para atacar, he escuchado algunas historias en el puerto de que aparecen en los peores momentos...como si ellos formaran parte de la tempestad.

Avisamos al resto para que se levante y empiecen a hacer guardia mientras Eadar y yo descansamos un rato aunque con la tormenta eso no será posible me temo.

- Angainor, Lorgan...es hora de levantarse...acabamos de enterarnos que se acerca una tormenta así que habrá que estar preparados para lo que venga...

Una tormenta en tierra es algo que se puede sobrellevar, pero en el mar...olas del tamaño de dos hombres y con la fuerza de un troll de las montañas, viento huracanado y frío que cala los huesos. Un terrible panorama...

Me despejé raudo ante las palabras de Ted.

-¡Una tormenta! Por los Valar que ya es maña suerte. Ante eso sólo nos queda prepararnos, y esperar que no sea muy violenta.

El barco era recio y seguro que había pasado por varias. Yo era hombre de tierra, y no tenía tanta experiencia. Esperaba que no me afectase. Cogí mis armas y me dispuse veloz para subir de nuevo a cubierta, descubriendo que ya los marineros, más curtidos que yo en tormentas marinas, hacían con presteza su trabajo recogiendo y asegurando todo aquello que pudiera ser vulnerable a viento y agua.

Me hice a un lado para no entorpecer sus labores, y ví que estábamos cerca de la costa de Tolfalas. Mal asunto. Podíamos ser víctimas de un ataque.

Señalé a Ted la costa que poco a poco se nos acercaba.

-También habrá que tener cuidado con eso.. Seguro que hay gente ahí a la que le apetecería comprobar qué llevamos de cargamento..

Parecía ser que los días serían complicados. Una tormenta tras el día anterior no auguraba nada bueno. Miro el barco para cerciorarme que puede aguantar una tormenta. Rápidamente me doy cuenta que no podré sacar nada en claro pues mis conocimientos sobre la mar son casi nulos.

Esperando que los Ossë sea generoso con nosotros damos por terminado nuestro turno de guardia. Mientras Ted va a avisar a nuestros compañeros me acerco a Vandor: ¿Cuán peligrosa es la tormenta para un barco como este?. Pregunto intentando asegurarme que no terminaremos naufragando. Entrar mar adentro no me tranquiliza mucho, pero será más adecuado y nos alejaremos de los posibles piratas. Muy locos han de estar para salir a la mar en días como este.

Las palabras de Ted resuenan en mis oídos... no creo haberme despertado con tal rapidez desde hace mucho años.

"- Msmsmsms... ¿¡Cómo que tormenta!?- pregunto exaltado-. Maldito sean todos los hijos de Ulmo por no dejarnos en paz de una buena vez- esputo con rencor".

Recojo mis pertrechos y con presteza subo a cubierta junto a mis otros compañeros. Observo el movimiento que los marineros generan, rápidos ante los quehaceres necesarios para mantener flotando el barco.

Me acerco a los muchachos y escucho las palabras de Lorgan... "- Es verdad, no sólo será la tormenta, sino que deberemos cuidarnos de lo que pudiese esconderse en tierra... pensé que no íbamos a pasar tan cerca- comento".

Vandor sonrió al veros preocupados – Será rápida pero feroz, amarraros a algo si es necesario, esto a uno lo curte como marinero…

El viento se fue levantando y la lluvia llegó en forma de llovizna que con el viento caía de forma casi lateral, las tripas se comenzaban a remover y la cena de anoche corría el riesgo de que fiera a parar a las aguas, o algo peor pues se podía pillar un buen mareo que descompusiera el cuerpo para el resto de la travesía.

Pese a los movimientos del barco la actividad era muy alta pues los marineros se preparaban para recoger las velas cuando el capitán decidiera echar el ancla.

EL cielo estaba cada vez más oscuro, parecía que anochecía de nuevo y debía de ser como media mañana.

El zozobrar del barco me hace sentir mal, noto como pierdo el equilibrio y el estómago revuelto. Siento ganas de vomitar más de una vez así que decido tomarme una segunda dosis del remedio que compré en el puerto.

Me pongo lo más horizontal posible en el catre y cierro los ojos esperando que las hierbas hagan efecto. En cuanto me sienta menos mareado subiré de nuevo a la cubierta a echar una mano.

Asiento ante las palabras de Vandor y busco una lugar sobre el que fijar mis pies e impedir que me arrastre la tormenta. Miro a mis compañeros, algunos de ellos parecen ser afectados por el bamboleo inestable del barco, por lo que será mejor que bajen y se tumben en el catre, para lo cual les ayudo a descender a los camarotes y si necesitasen algo, no tendrían más que decirlo.

"Acabáramos, que del último que esperaría recibir tales palabras sería del sujeto este", pienso al observar Vandor. Sin embargo, no pienso hacer oídos sordos a la recomendación dada y, con presteza, me sujeto al primer lugar que encuentro.

El barco comienza a moverse con más fiereza, torciendo su cuerpo de madera hacia un lado y frenándose en seco para lanzarse hacia el lado opuesto. "Ya verás que no has de poder con un hijo de la piedra... un poco de agua y zarandeo no podrá hac...", cavilo, al momento que mi mente queda en blanco ante una sensación extraña.

Primero doy un seco tosido para, posteriormente, inflar mis mejillas y lanzar bruscamente mi cuerpo un poco hacia adelante. Instantáneamente, por instinto, llevo la mano a mi boca. "Ha podido conmigo...", no hago más que pensar.

Mientras me tomo de todo lugar que encuentro, vuelvo al camarote para encontrarme a Ted tendido. "- Quería... eh... ver cómo estabas... no es bueno que te encuentres sólo... con el tiempo como está- atino a decirle de manera entrecortada, lanzándome posteriormente a la coma y consumiendo, a escondidas, una dosis de hierbas para mejorar mi estado".

Me amarré a un cabo del mástil, pero el zarandeo del barco me afecta inevitablemente. Poco a poco noto cómo la virulencia de la tormenta crece, y los movimientos del barco con ella.

Mi malestar también se agudiza.

Ted y Angainor no están en cubierta, habrán bajado a los camarotes. Tal vez también debiera hacerlo yo.. No serviré más que de estorbo aquí mareado, pienso.

Me encamino hacia la escalera de bajada, pero decido avisar a Eadar, que parece resistir bien los vaivenes de la nave.

-¡Eadar! Los demás han bajado, y yo no me encuentro del todo bien.. Iba a bajar con ellos, pero si prefieres no quedarte vigilando solo en cubierta, creo que podré aguantar..*

Miro como uno a uno mis compañeros van siendo afectados por los vaivenes del inestable barco. Me sorprendo que no haya sucumbido yo también.

No te preocupes Lorgan. Le digo haciendo moviendo la mano mientras le señalo que baje a los camarotes si así se encuentra mejor. Por el momento no es necesario que te quedes arriba. Si algo pasa os avisaré.

Ted y Angainor comenzaron a sentir nauseas y se retiraron con rapidez a los aposentos a tomar... un remedio, el orgulloso enano trató de disimular, pero era difícil en cuanto Ted ya había hablado de ello.

No mañana fue muy dura, con vaivenes se sucedía sin cesar mientras el oleaje arreciaba, ya parecía haber pasado lo peor, ya con el hancla echada y lejos de las rocas de la costa cuando se escuchó… - ¡Hombre al agua! – Uno de los marineros que trataba de asegurar el barril de agua que había en cubierta, se lo había llevado un golpe de agua – ¡Arrojadle un cabo! – Apenas se escuchaba la voz del capitán que daba órdenes mientras trataba de mantener el barco con la única vela que habían dejado, con la proa en dirección a las embestidas del mar.

- No estoy hecho para la vida a bordo...noto como si mi estómago quisiera salir y bailar por todo el barco...y el remedio tarda en hacer efecto un rato según me dijo la boticaria...así que a esperar...

En ese momento escucho los gritos de "hombre al agua" pero nada puedo hacer en mi estado. Si subo a la cubierta seguramente sea más un estorbo que una ayuda. Me incorporo en el catre y me apoyo en la pared, intentando no moverme demasiado.

- Espero que logren sacarlo del agua...tal y como se mueve el barco...no quiero ni imaginar como está el mar...

Parece que la tormenta es muy fuerte y es complicado mantenerse en pie a bordo. Incluso para los experimentados marineros, el poder seguir con las labores diarias era todo una proeza.

Aguardando en cubierta vigilo en la distancia. Observo como un marinero trabaja apilando algunos barriles. Parece ser que el trabajo es complicado pues su inestabilidad es evidente. Me acerco para ir a echarle una mano cuando un golpe de agua lo arroja por la borda.

Rápidamente corro hacia el lugar. El capitán da la alarma. Agarro un cabo y lo tiro hacia el marinero caído, mientras espero la ayuda de otros compañeros para poder tirar de él. ¡¡Cógelo y agárrate con fuerza!!¡Ahora te subimos!! le grito al marinero.

Giro la cabeza mientras pido ayuda para subir al desafortunado compañero. ¡Un par de manos!

Trato de sentarme en el camastro pero una sensación extraña sube por mi garganta y necesito taparme nuevamente la boca.

"- Ya dije que este no es lugar para un enano... malditos aquellos que crearon los barcos y maldito Ossë por no facilitarnos el viaje- digo al aire, aunque realmente lo estoy diciendo a Ted".

Como mi compañero, escucho el grito que viene de cubierta pero poco puedo hacer para ayudarles.

"- Es verdad, esperemos que pueda regresar al barco... sino este viaje ya se estaría cobrando dos vidas- contesto a Ted con seriedad".

Respondo a la llamada de Eadar para ayudarle a izar al marino que se había caído al agua. Sin duda tuvo suerte de la destreza de mi compañero con el cabo, pues, de haber fallado, hubiera sido engullido por el picado mar sin dilación.

-¡Te ayudo! -dije, cogiendo el cabo y tirando por él a la vez que Eadar, sin emportar mucho ya ni la tormenta ni los vaivenes del barco. Ya los demás cuidarían nuestras espaldas.

Eadar, con la ayuda de Lorgan, consiguen salvar al marinero, que sale como un pollo remojado y tiritando, por suerte no estamos muy al norte ni en invierno, pronto le ofrecen uno de los camarotes y un tazón de caldo caliente para recomponerse, la cosa, por suerte, no acabó más que en un susto.

La tormenta poco a poco fue menguando y pasado el medio día el capitán decidió levar el ancla y proseguir la marcha, para la noche el oleaje había menguado y nadie tuvo ya ningún tipo de problemas con el mareo, quedaba aproximadamente un día de viaje, un día y se arribaría a puerto.

Tras pasar un mal rato por fin salgo del camarote, aún sigo pálido pero realmente me alegro de estar mejor y sobre todo de seguir con vida. Las tormentas son impredecibles en tierra y en el mar son mucho peores. Sonrío al ver que el tiempo mejora y que ya queda menos para llegar a tierra.

Me alegro por el marinero y agradezco a los Valar que hayan salvado su vida. Dos muertes en tan poco tiempo no es un buen presagio pero gracias a Eru no hay que lamentar otra muerte más. 

Decido colocar las flechas y los arcos en cubierta, ato un carcaj y un arco al mástil principal ya que es normal que un arquero se sitúe en la cofa ya que es el lugar con mejor visión. Coloco otro arco y unas felchas en el puente, cerca del timón ya que desde allí se dispone de buena visibilidad y además desde allí dominas la cubierta.

Me acerco a Eadar, Lorgan y Angainor para preguntarles por qué sitios podemos dejar más armas. No estaría mal dejar algún cuchillo o espada ya que estamos entrando en las aguas más peligrosas y los piratas estén rondando. Si los Valar quieren no tendremos que cruzarnos con ningún bergantín corsario y podremos llegar a puerto sano y salvos.

- Compañeros ¿se os ocurre dónde colocar algunas armas más? - les pregunto mientras descanso un rato y observo el horizonte esperando no ver velas en el.

-Has tenido buena idea -digo a Ted-. Podemos destribuir armas por la cubierta, aunque de todos modos hemos de pensar que pueden servir tanto para nosotros como para ellos, si hay algun abordaje. Mejor ser cautos y esconderlas.. Yo pondría alguna espada más entre los barriles de proa, y también en los de popa. Pero las armas, mejor a nuestro alcance..

Mientras hablaba observaba el barco, y la actividad de los marineros. Parecía regresar todo a la normalidad, después de la tremenda tormenta.

Salgo de la habitación, con un mejor estado que hace un momento. Tomo mi cinturón y lo sujeto un poco, acomodándome, a su vez, mis ropas... haberme tirado en la cama como si nada no ayudo a que permaneciesen cómodas mis ropas.

Sigo a Ted hasta cubierta y, mientras él empieza a moverse por el barco, me acerco a mis compañeros para ver cómo están. Parecería ser que la fortuna estuvo de nuestro lado y ese marinero vería nuevos días.

De repente, Ted se acerca para hablar con nosotros: "- Mmm... me parece acertado lo que dice el compañero- expreso luego que Lorgan ha hablado-. Si han de dejar espadas además de flechas, se los agradecería... no soy muy dado a esas "arpas"- comento sonriendo-. También podrían colocar en el puesto de guardia en el... mmm... en el palo grande ese, ¿no?- acoto, refiriéndome al mástil".