Partida Rol por web

Primera jornada de viaje

Aquel primer día no se alejaron mucho de Bree. Entre lo que se entretuvieron en la ciudad a la mañana y lo que les costó reunir suficientes maderas para quemar el cuerpo del rohirrim fallecido la noche se les echó encima antes de lo que habían previsto. Todavía veían la ciudad a sus espaldas, pero consideraron que estaban lo bastante lejos para que el cuerpo del hombre ardiera sin ser molestados por ningún extraño.

Se partaron del camino verde que apenas habían comenzado a recorrer y amontonaron la leña que habían recogido formando una improvisada pira, aprovechando los últimos rayos del sol. Cuándo estuvo acabada ya era de noche y aprovecharon lo que les quedaba de la comida que habían comprado en Bree para cenar. Hicieron un fuego y prendieron una antorcha con él.

Leowyn sostuvo la antorcha frente a la pira donde se consumiría su compañero y la miró fijamente.

Las sombras en su rostro bailaban siguiendo los acordes que las llamas de la antorcha marcaban frente a su rostro.

Agarrate fuerte a las crines de los caballos que te llevaran hacía tu nuevo hogar. Hasta siempre, compañero. Aguardó unos instantes con la antorcha frente a sí por si Fhengel quería decir algo.

Fhengel se mantuvo en silencio, quizá incapaz de poder decir palabra alguna por la pena que sentía de perder a su amigo. Después Leowyn dejó caer la antorcha que tenía sobre la pira y esta poco a poco comenzó a arder gracias a la paja que habían colocado entre las maderas.

Se sentaron junto al fuego que consumía al rohirrim y que se levantaba en una gran llama hacía el cielo calentando sus rostros.

Leowyn prontó quedó dormida apoyada contra Linsul y solo en ese momento su cara parecía tener paz.

Luego de ver la cara de paz de su compañera el rohirrim salio de su silencio Bledwyn tu y yo haremos la primera guardia, no creo que nos pase nada tan cerca de la ciudad pero tomalo como un "entrenamiento" para cuando nos alejemos de estas tierras al hablar se podia ver que muchas de sus preocupaciones se haban ido de su rostro, aunque otras nuevas empezaban a aparecer...

Fhengel tiene razón. Dijo Daniros rompiendo su silencio. Deberíamos organizar el orden de las guardias. Como somos un grupo numeroso hacer guardias por parejas nos mantendrá despiertos y despejados durante cada turno.

El sindar asiente

-Haré la segunda guardia-

Dijo mientras sacaba su espada y observaba su filo con detenimiento.

Bien, yo acompañaré a Galanthir. Dijo el elfo. Creo que Linsul y Leowyn deberían descansar esta noche. Linsul ha gastado mucha energia con su magia y Leowyn también esta agotada por todo lo ocurrido. ¿Cómo os repartireis el resto?

- Yo también quiero hacer la guardia, cuando antes mejor. No dudéis en despertarnos si véis u oís algo raro.

Sin más comentarios se sentó bajo un árbol para relajarse.

Miriamele querida yo haré la guardia contigo...lo presiento

Edrram, tú y yo podríamos hacer la última guardia así nos podríamos beneficiar de la claridad de las primeras luces del alba, nuestro ojos no son tan penetrantes en la oscuridad como los de nuestros queridos acompañantes. Neram se arrodilló ante su petate y comenzó a sacar sus pertrechos para pasar la noche, buscó un lugar aparente, cobijado bajo un árbol y al amparo de un matarral, para mimetizarse con el lugar de forma cuasi imperceptible.

Está bien. Dijo satisfecho por la rapida organización que habían resuelto. Yo ire a descansar también. Avisadnos cuando sea nuestro turno. Le dijo al rohirrim y al muchacho.

Buenas noches.

Mientras todos comenzaron a ubicarse en sus lugares de descanso, el joven permaneció en su lugar en silencio, apoyado junto a un tronco que habían conseguido arrastrar desde las cercanías. A medida que los sonidos del campamento se apagaban, solo los sonidos provenientes de su estómago opacaban cada tanto el crepitar de las llamas.

Echó algunos vistazos furtivos al rohirrim, poco convencido de acercarse a él. Todavía no acababa de conocer al rubio guerrero, pero de todas formas no terminaba de inspirarle confianza. Había oido muchas cosas terribles sobre esta gente, y ciertamente hubiera preferido hacer guardia con alguno de lo hombres del bosque.

 Finalmente, el hambre pudo más que la suspicacia o el temor y se acercó a Fhengel

- No se tú, compañero… pero me vendría muy bien algo para comer. Prácticamente no he probado bocado en todo el día, y estoy despierto desde la mañana. Dicen que los elfos no necesitan comida ni descanso… ¿crees que sea cierto? Si es así, nos espera una larga jornada.

Echarse a dormir al amparo del fuego fue una gran idea, nadie tenía animos para hablar ni para contar historias aquella noche y el cansancio de recoger troncos para la pira les había agotado sumandose al cansancio emocional que arrastraban aquel día.

Poco a poco todos fueron durmiendose, cayendo rápidamente en un profundo, tranquilo y reparador sueño.

- De acuerdo Silwen, haremos la tercera guardia - dijo Miriamele sin levantarse de las raíces del árbol. Pasó los brazos por detrás de la cabeza, y  empezó a observar las estrellas. Que relajante son las estrellas...

Yo tambien tengo hambre, comamos algo. le respondio el rohirrim a su compañero, luego de unos bocados mi al muchacho por que habia algo que lo estaba intrigando Bledwyn sabes usar esa arma? sino yo puedo enseñarte, incluso puedo pedirla a Galanthir que te enseñe, parece duro pero creo que te tiene aprecio por lo que sucedio con el dueño de la posada

El muchacho observó la espada ancha que llevaba envainada junto al cinto. Con mucha cautela la extrajo de su funda, haciendo un leve esfuerzo. La vaina no era la correspondiente, y tardaría todavía algún tiempo en acomodarse a los bordes del arma, pero al menos la sostenía firme en su sitio.

Extendiendo el acero frente a su rostro, Bledwyn quedó hipnotizado por los destellos que la pira funeraria reflejaba en su opaca superficie. No era una gran espada, y tenía montones de cachaduras y pequeñas muescas. Pero ahora era su espada… la primera.

- Pues, la verdad es que jamás he usado un arma como esta. En la granja donde crecí, solía jugar de pequeño con una similar, pero en ese entonces me parecía mucho más pesada, y no creo que aquellos movimientos me sean de utilidad en una batalla verdadera.

Hizo unas rudimentarias fintas sentado en su lugar, y algunos cortes imbuidos de lenta parsimonia.

- Puedo sostenerla, pero no mucho más. Realmente espero no tener que usarla. Estoy más acostumbrado al arco. – dijo señalando con la cabeza al pequeño arco compuesto que sobresalía de su mochila. - En casa, cuando los pájaros se acercaban al sembrado, les arrojaba piedras... les pegaba seguido.

El rohirrim estaba comiendo unos bocados de las raciones mientras al muchachoPodemos solucionar lo de la espada aunque el arco...eso creo que si o si tendremos que pedirselo a Galanthir, cual es tu historia Bledwyn

El muchacho volvió por unos momentos a otro de sus acostumbrados silencios, dejando que su vista se perdiera en las formas que se dibujaban sobre el fuego de la pira. Masticaba con dificultad un trozo de carne seca que alguien había puesto en una pequeña olla con agua. Si algo extrañaría de la posada, seguramente sería la comida.

- Llevo un par de años en Bree, siempre en la posada. Fue el único trabajo que pude conseguir… al menos tenía techo y comida. La gente de la zona no suele ser muy hospitalaria con aquellos que bajan de las montañas. – dijo casi para si mismo.

Sus pensamientos lo transportaban a otro tiempo y otro lugar, y sus gestos se volvieron duros y preocupados. De repente pareció volver en sí y se arrebujó en su saco de dormir.

- Lamento lo de vuestro amigo. Realmente no se que les ocurrió, ni hacia donde nos dirigimos. Pero aunque haya peligros allí donde vamos, o si los traen prendidos a los talones, cualquier lugar será mejor que este. Nada más me queda por aquí.

Mariamele ¿no has pensado nunca en continuar tu estirpe? si es que no lo has hecho ya...

-¿Con...tinuar? -se quedó boquiabierta - ¿te refieres a tener hijos? Pues la verdad es que ni siquiera me lo he planteado, formar una familia y esas cosas no van conmigo, sino no podría viajar. Quizás algún día me aburra de explorar, pero actualmente es mi profesión, no me veo de otra forma. -con curiosidad por la pregunta, Miriamele le devolvió la pregunta a Silwen  - y tú, ¿tienes hijos?