Partida Rol por web

Ante las palabras del conde me encojo de hombros y digo, más para mí que para nadie, pero lo suficientemente alto como para que me oiga: Espero que eso incluya armas, escudos y armaduras, si no va a ser una expedición bien corta...

Cuando marcha, observo a mis futuros compañeros de viaje y alzo una plegaria a Hionhurn rogándole por el buen desarrollo de ésta y, si no fuera así, que me permita acabar con todos ellos antes de morir...

Pregunto al tabernero por la zona de los templos y la de los armeros y con las indicaciones precisas parto hacia allí.

Cako viendo que el sacerdote se retira aprovecha para hablarle en privado.
Ha sido mi deber protegerle. Estaré cerca en caso de conflicto. Ambos tenemos la misma determinación: almas para el ejecutor.

Ante las palabras del hombre, le sonrío con afectación y le doy una palmadita en un brazo. Por Hionhurn que somos cosechadores de vidas jajajajaja me alegra poder contar con tus aceros para la empresa de nuestro Señor. 

De repente mudo mi semblante por otro más serio, me acerco a él y en voz baja, lo suficiente para que él me oiga le digo: Es posible que haya conflicto, es posible que no, pero en caso de que haya que hacer lo que ha de hacerse, por favor, esperad a mi señal para golpear en el momento justo. Lo que está claro es que de esta misión, lo que haya en esas ruinas de interés para nuestra iglesia, será propiedad de Hionhurn y no para ningún otro.

Miro alrededor para certificar que nadie se haya acercado a nosotros y miro con expresión cansada las escaleras.

Debéis disculparme, mi buen amigo, me espera un día agotador, voy a pedirle al Ejecutor que nos de fuerzas y guía en los días venideros. Sonrío. Vuestra compañía no hará sino que multiplicar las almas que seguemos en su nombre.

Y con aspecto algo cansado, arrastrando levemente los pies, subo con cierto esfuerzo las escaleras hacia mi habitación...

Haciendo la señal Cako se retira.

Termináis vuestros quehaceres , y decidís ir a descansar, ya que al día siguiente se os espera al alba para zarpar.

Vuestro sueño esta siendo plácido y reparador, hasta que unos golpes en vuestras puertas os despiertan. ​Señores por favor, es hora de partir. Debemos salir ya.​ Os indican desde el otro lado de la puerta.

Los golpes en la puerta retumban en mi cabeza como una maza. Una sonrisa se dibuja en mi rostro cuando recuerdo a aquellas dos putillas que me habían hecho pasar un buen rato ayer por la tarde. Pero ya era el momento de la aventura, y no volvería a contar con las atenciones de otra mujer en bastante tiempo. Me enfundo mi armadura de placas, cojo mi petate y mi mandoble y bajo a la taberna.

Cako se apresta rápidamente y baja. Permanece apoyado en una columna con un trozo de paja entre los dientes observando la situación. Estuvo tentado de hablarle al guerrero pero parecía un tipo de pocas palabras. Ya tenía mas o menos claro como se las gastaban en el grupo. Iba a ser un viaje entretenido.

Según oigo la llamada de los hombres del conde, salgo de la cama, me visto, me coloco mi armadura de placas y cuelgo de mi cinturón mi maza, bautizada en sangre con el nombre de Meñique, en honor al dedo más pequeño de la mano de mi señor, el Ejecutor. Antes de salir de la habitación, elevo una breve plegaria a Hionhurn. Que esta empresa sacie, aunque sea temporalmente, tu ansia de almas, oh, Ejecutor, yo, tu humilde siervo, imploro tu favor y tu guía.

Mi entrada en la sala común de la posada es claramente diferente al día anterior, pues a pesar de la baja estatura, la armadura de placas y el yelmo, que me cubre la parte superior del rostro y rematado con dos grandes cuernos, junto con una espectacular maza que cuelga de mi cadera, hacen que mi presencia sea bastante más impactante...

Con un lacónico: Estoy listo, cuando queráis... Indico que estoy preparado para partir.

Los sonidos en la puerta me despiertan. Todavía tenía el cuerpo cansado por el esfuerzo de las invocaciones. Escucho una voz desconocida que se presenta y me insta a partir. No era la manera que pensaba se darían las cosas, pero quizás la urgencia de la partida hacia nuestro objetivo lo justificaba. Me visto mi armadura dragón y tras recoger mis pertenencias bajo a la taberna de la posada.

Buenos días señores. Digo al bajar las escaleras.

Los golpes en las puertas contiguas a la mia me sacan de un precioso sueño en el que todos los del grupo morían menos yo... va... va... ¡vaaa...!, me visto, termino de hacer el petate y bajo las escaleras... tiro el petate a los pies de la mesa y miro a mis compañeros y entre dientes digo... vaya panorama... me podría haber quedado en la cama... pero si mueren, me lo pasaré bien... veo pasar al tabernero... unas gachas y algo de beber... y rápido que estoy deseando irme y acabar esta tontería...

​No hay tiempo para desayunos. Debemos irnos ya. Cuando estéis en el barco con el capitán se os informará de la ruta y se os proveerá de viandas. Partamos ya.

​Salís ordenadamente de la posada y veis fuera un carruaje no demasiado elegante, preparado para vosotros. En cuanto subís, el cochero azuza a los caballos y salís a toda prisa de la posada. Vais recorriendo las calles de la ciudad, hasta que el carruaje se detiene.

​Bajais de él y os dais cuenta de que estais rodeados por 10 mercenarios. El mismo que os apremió en la posada empieza a hablar:

​Vaya, vaya, pero qué tenemos aquí? Cinco pajaritos contratados por Smiorgan que quieren llevarse la gloria y el salario. Desgraciadamente, vuestros pasos no van a ir más allá de este lugar, ya que no es Smiorgan quien va a encontrar esas ruinas.

Tras estas palabras, desenvainan sus armas y se disponen a atacaros.

Bajo del carruaje y me encuentro el panorama. La verdad es que poco más quedaba por decir salvo MABELRODEEEEEEEEE grito mientras desenvaino mi mandoble y ataco a uno de los asaltantes.

Sangre y almas para mi Señor Arioch. Grito mientras cargo con mi mandoble

El oponente, levanta el escudo a tiempo y para tu ataque Sadric

Bajo del carro con una sonrisa espantosa y me abalanzo contra los atacantes... Jajajajaja...

Desenfundo mi maza con soltura, su mango encaja perfectamente en mi mano y, grácilmente, esquivo uno de lostajos dirigidos a mi cuerpo y detengo con el escudo el otro. Malditos aficionados...

Perros, hijos de perro, hoy será el día en que moriréis en nombre de Hionhurn, ¡¡¡Moríd!!!

Lanzo un golpe lateral para evaluar la capacidad de uno de los mercenarios pero lo esquiva con facilidad, sonrío, va a ser divertido...