Partida Rol por web

Norm asintió a las palabras del pequeño goblin. Luego susurró: 

—Nos vemos en el castillo, que no te pillen.

Luego se internó en la tienda, para ver el destrozo que habían causado los matones, se puso antes su capa gris y entró por la puerta, para que pareciera estaba en acto oficial. Así como había visto a los repelentes recaudadores de impuestos y otros oficiales de su reino. 

Cuando el secretario se puso a escribir de nuevo en su libro Abot trató de repasar mentalmente la escena de hace unos minutos, en busca de algún comportamiento inusual... aunque no era muy bueno calando a la gente, así que no supo si no había nada sospechoso o simplemente él no lo había visto...

- Volvamos a la tienda entonces a buscar a estos... salvo que a alguien se le ocurra algo mejor...

El grupo de matones se gira hacia atrás tras escuchar un ruido, pero la gran avenida esta totalmente vacía. Encogiéndose de hombros continúan su camino, mientras Flog sale de detrás del barril que por suerte estaba cerca.

Los matones, mucho más tranquilos y alertas, continúan hacia la "Posada de las habas", una de las mejores de la ciudad, con la fachada cubierta por plantas de haba a modo de enredaderas. Claramente fuera de lugar se sientan en una mesa justo en el momento en que un hombre la abandona. Flog, desde una esquina de la barra no tiene problema en darse cuenta de que el hombre ha dejado una bolsa en la silla, que los matones recogen dando claras muestras de satisfacción.

Norm entra en la tienda y se dirige rápidamente a la trastienda, donde las llamas ya devoraban varios muebles y amenazaban con salirse totalmente de control.

En el medio de la habitación se pueden ver dos cadáveres. El alquimista, con varias puñaladas y un matón con quemaduras importantes. Además de una mesa de trabajo, en la habitación hay varias estanterías con libros, pergaminos, y un montón de frascos con sustancias raras. Una cantidad inquietante de ellas explota en cuanto el fuego se les acerca.

Al sureño le llama la atención un pergamino que esta sobre la mesa lleno de formulas alquímicas raras. Incluso tiene números mezclado con letras. Pero lo curioso es que tiene unas manchas de un color ambarino que le resulta muy parecido al del polvo requisado a Elowne

Habida cuenta de que es el hombre que ha dejado la bolsa quien realmente le interesa y no sus matones, Flogdegnurt se dispone a seguirlo. 

Viendo que es casi imposible apagar el incendio, Norm se centra en tomar el pergamino y algunos libros más del alquimista, para sacarle de la tienda y cubrirse, pensando que puede dejar una buena explosión.

—Mierda, si tan sólo supiera leer —piensa en voz alta guardando el pergamino y saliendo fuera llevando el cuerpo...

—¡Ayuda! —grita a los vecinos— ¡Tomad cubos de agua y ayudadme a apagar este incendio! 

Ahora la preocupación es que no arda media ciudad. 

Flog, como si fuera invisible sigue al nuevo hombre por media ciudad. Su objetivo es claramente un profesional: da varias vueltas en vez de ir directo a su objetivo, mira hacia atrás en esquinas y cruces e incluso atraviesa una pequeña multitud. Pero nada es suficiente para despegarse del pequeño goblin que logra rastrearle hasta su destino, que no es otro que el castillo.

El hombre entra por una pequeña puerta lateral, cercana al cuartel de la guardia, saludando con familiaridad a un soldado que custodia la puerta. A Flog no le lleva mucho tiempo averiguar que son las dependencias del servicio secreto del rey.

El grupo abandona el palacio y se dirige de vuelta a la tienda del alquimista. Allí se encuentra con un gran incendio que ya afecta a las dos casas colindantes. Norm lidera el esfuerzo de una docena de vecinos para contener el incendio. Parece que lo van a lograr sin demasiados problemas: las casas de ambos lados se queman mucho más lentamente que el infierno en el que se ha convertido la del alquimista.

- Norm, pero ¿qué ha pasado? ¿dónde está Frog? ¿Qué ha sido del alquimista?

A continuación rebusca rápidamente en su mochila y saca una cantimplora. La abre, baja las gafas, mirando por encima de ellas a la casa, las vuelve a subir, acaricia las patillas.

Levanta la cantimplora, echa un trago pero no lo bebe, como si se enjuagara la boca. Mira hacia la casa, arrebata un cubo lleno a uno de los vecinos y lo lanza contra la casa mientras escupe...

Satisfecho con la información conseguida Flogdegnurt se marchó de vuelta hasta la tienda del alquimista. Con suerte Norm seguiría por allí. En caso contrario, se retiraría a dormir unas horas.

¡¿Pero qué demonios...?! - Bastia ni siquiera es capaz de terminar la pregunta ya que echa a correr para colocarse al lado de Norm y tomar un puesto en la línea de vecinos que trata de apagar el incencido.

Bastia se une a los vecinos que luchan contra el incendio mientras Abot lanza grandes chorros de agua a presión por la boca. Los chorros del mago son lo bastante potentes como para permitir durante algunos momentos ver que no queda casi nada de la casa. A los pocos segundos de abrirlos vuelven a taparse.

Por suerte los fuegos de las casas a ambos lados son mucho más sencillos de apagar. En cuanto no queda nada combustible pegado a la casa del alquimista, los vecinos y los capas grises logran controlarlos sin problemas. Pronto solo queda ardiendo la casa del centro en la que siguen produciéndose pequeñas explosiones durante horas.

En medio de esos eventos aparece Flog.

-¡Oh! Eztaiz todoz aquí-dijo sorprendido el goblin-¿Habéiz conzeguido zalvar al alquimizta?

Flog lo buscó con la mirada.
 

—¡Vamos, apaguemos este fuego! —Las explicaciones quedaban para después, lejos de oídos indiscretos. 

Una vez el fuego estuvo controlado y pudo hablar aparte con sus camaradas, les puso al día. —Ocho hombres entraron y atacaron al alquimista, luego huyeron y Flog les siguió. Yo entré y me encontré al alquimista muerto junto con uno de los asesinos medio quemado por algún producto. Estaba todo ardiendo y sólo pude sacar algún libro y este pergamino que parecía importante antes de salir y dar la alarma para apagar el incendio. . 

Norm les enseño un gran pergamino lleno de fórmulas raras y hasta que parecía manchado del polvo que había estado introduciendo la mujer en la comida de los reyes. 

Flog. - saludó al goblin cuando apareció sano y salvo. - ¿Quiénes eran esos hombres? ¿Llegaste a seguirles a un sitio concreto?

Bastia se limpió como pudo el polvo y hollín que cubría sus ropas mientras miraba los libros y pergamino que Norm había conseguido salvar y dirigió la mirada hacia Abot, quien parecía ser el experto del grupo en esos asuntos.

Un gesto de fastidio asomó en la cara del goblin cuando Norm confirmó que el alquimista estaba muerto. Mala cosa.

-Matonez...poca monta-dijo Flogdegnurt contestando a Bastia, francamente sorprendido porque a alguien le interesase lo que tendría que decir-...o no tan poca. Lez zeguí hazta pozada de laz habaz. Pozada buena, donde de forma que a elloz lez debió parecer dizcreta, recogieron bolza, probablemente dinero. No poco. Zin duda pago por trabajo. Zeguí tipo de la bolza.

El goblin hizo una pausa dramática, como si estuviera escogiendo las palabras para continuar.

-Zeguí durante buen rato. Eztaba intentando dezpiztarme. O aburrirme. Pero no zufientemente bueno para Flogdegnurt. El tipo...ze metió en caztillo por puerta lateral. Zaludó guardiaz y ze metió dentro: Eza puerta, zegún pude averiguar, ez...¡la puerta del zervicio zecreto del rey! Dicen donde yo que un gobernante que no ez capaz de gobernar bien zu caza, no puede zer buen gobernante.

El relato de Flog arrojaba algo de luz sobre lo que estaba ocurriendo. 

—Si te acuerdas del humano en cuestión, podemos ir a verle, pero casi querría mirar antes lo que dice este pergamino. Si encontramos a alguien que pudiera leerlo. Luego tenemos que ir a por el Servicio secreto, de una manera u otra creo que nuestros villanos están ahí.  

Abbot echa otro vistazo al pergamino frunciendo el cejo. Finalmente una sonrisa se dibuja en su cara:

- Muy inteligente. Es una formula alquímica aparentemente inocua, pero al entrar en un campo mágico sencillo cambia de propiedades. Esta en concreto reacciona a un hechizo de protección ambiental. Probablemente incluso dentro del estomago de una persona...

Flogdegnurt quedó pensativo un momento.

-Zi. Creo que podría reconocer. Si no él, guardia que zaludó.La coza ez zi vamoz a él zin máz o zi vamoz primero a ver al rey.