Partida Rol por web

Decidido entonces, el grupo puso rumbo a Ord Mantell.

El planeta se conocía principalmente como un antiguo mundo industrial, donde grandes porciones de la superficie estaban cubiertas de inmensos campos de chatarra, que servían como el refugio perfecto para muchos contrabandistas, mercenarios y cazarrecompensas. Aunque era un lugar peligroso, su ubicación estratégica entre la Región de Expansión y los Territorios del Borde Exterior, lo ha convertido en el principal centro comercial del sector.

La población de Ord Mantell se concentraba en las mesetas bajas y las llanuras planas de la árida región ecuatorial. Las ciudades costeras, incluida la capital Worlport, eran conocidas por sus casinos y atracciones turísticas. Muchos consideran esta parte de Ord Mantell como un puerto seguro y atrae a casi mil millones de turistas al año. Fuera de la expansión urbana, la estrecha banda ecuatorial de puertos estelares y las islas volcánicas, Ord Mantell sigue siendo en gran parte rural y de baja tecnología.

-Bien, ya hemos llegado a Ord Mantell -dijo Anzak después de salir de la hipervelocidad y acercarse hasta ver la bola de coleres que era aquel planeta.

-Bien, Ahora decidme ¿vamos a la capital? seguro que encontramos algún trabajo, pero de limpiabotas o de seguridad... -al decirlo se dio cuenta de que estaba Alana con ellos-, sin ofender a ese trabajo duro y serio, pero no va conmigo. Bueno, la alternativa es ir a alguna ciudad cercana que no sea tan grande pero que haya más tránsito de mercancía. Como decía el mejor negociante que jamás he conocido, si hay mercancía hay negocios -comentó sonriente.- ¿Qué opináis? 

-Ray, mientras decidimos, mira en la computadora qué puede decirnos de Ord Mantell y de sus ciuaddes -pidió el contrabandista a su compañero.

Durante el trayecto que 24 horas que habían pasado desde que salieron de aquel pozo inmundo en el Borde Exterior, Ray descansó en su catre un buen rato, para luego curiosear por la nave y hacerse un diagnóstico mental de todo lo que le podría hacer falta a aquel saco de tuercas.

El anuncio de la llegada llegó por boca de Anzak. Ray se acercó para ver Ord Mantell desde los ventanales de la carlinga y sonrió. Había estado brevemente en aquel lugar -casi de paso- pero igual aquella vez podría comprobar algunos rumores que se escuchaban.

-No me parece mal tu plan. Al final todo depende de contactar con la gente adecuada si lo que quieres es un trabajo lucrativo. Para un trabajo mundano te vale cualquier cosa... -elevó los hombros para luego añadir- ¿Qué tipo de información quieres exactamente? Porque me imagino que en los bancos de datos de esta nave sólo habrá información de tipo astronómico o geográfico ¿no?

Empezó a fisgar en busca de algo*.

Mientras duró el viaje Klee apenas se movió del asiento del piloto. Estaba claro que allí en esencia no pintaba nada al estar la nave en plena travesía por el hiperespacio, pero aquel era el lugar que más le gustaba de aquel carguero tuneado. Se sentía cómodo. Aunque estuviese haciendo un diagnóstico rutinario de sistemas o matando el tiempo jugado un solitario... si podía lo hacía a los mandos de la Fénix. Además, allí podía pensar. Alumbrado por los destellos del hiperespacio le daba vueltas a la cabeza... al tipo de relación que tenía con Anzak, el hecho de que ahora fuesen dos más, incluso al asunto de que aquella mujerona hubiese decidido unirse a ellos a pesar de que bien sabe toda la galaxia lo confiable que es la fidelidad de un mercenario.

Incluso puede que se echase una cabezada allí en la cabina, hasta que le despertaron las voces de Anzak y el chaval que parecía estaban ideando como hacer una entrada triunfal al planeta.

—Esto es un carguero... —dijo Klee apareciendo desde la cabina a la sala central. —No creo que cueste mucho dar con la información de los puertos espaciales del planeta en la holored. Lo mejor es ir a sitios dónde la gente esté de paso. Tanto da si la ciudad es grande o pequeña... con no salir del puerto espacial estaremos en nuestra salsa. Ahí se puede encontrar de todo.

El rodiano se sentó en un terminal y tecleó con vehemencia. —Veamos...

Estaba sentada en la sala de reuniones pues teníamos una especie de reunión para decidir done aparcábamos esta chatarra y buscábamos trabajo. A mí me daba igual. Seguramente sería algo fácil, aunque no muy rápido.

Levanté la mano para que Anzak supiera que no me importaba el comentario que acababa de decir. Yo, si pudiera, tampoco trabajaría de mercenaria, de hecho, si pudiera, no trabajaría.

Coincido con Anzak y Klee, el dinero llama dinero, así que en un sitio donde se comercian con mercancías seguro que encontramos trabajo y un espaciopuerto es el mejor lugar.

Tanto la Holonet como la base de datos de la propia nave dejó bien claro que el mejor lugar para tomar tierra era la capital, Worlport. Con el tráfico de naves que entraban y salían de allí, les sería fácil pasar más desapercibidos que si aterrizaban en una de las ciudades del sur. Así que dirigieron la nave hasta allí y, después de identificarse con la autoridad portuaria, obtuvieron permiso para aterrizar en una de las múltiples plataformas de atraque.

Una vez el grupo salió a las calles de la ciudad, se vieron invadidos por una oleada de ruido, luces y anuncios de neón destellantes que prometían los mejores casinos, los mejores bares o las mejores tiendas. Centenares de criaturas de todas las razas iban y venían en sus quehaceres particulares. Habían aterrizado poco antes de la puesta de sol. Una vez llegó la noche, la ciudad entera se encendió luciendo sus mejores galas para atraer a apostadores, jugadores profesionales, delincuentes de toda índole e incautos que desplumar.

Una vez fuera del hangar, el ánimo de Ray pareció mejorar bastante... 

¡Sip! Está claro que aqui saben cómo montar una fiesta...

Pero enseguida se dio cuenta del detalle...

Lástima que para eso haya que tener créditos.

Su cara volvió a ponerse algo mohína, aunque había un brillo de esperanza en su mirada.

-Bueno, ¿qué me decís? ¿A que este lugar dice a gritos que hay oportunidades de trabajo, ehm? Vale, también dice a gritos que tendremos que vigilar nuestra espalda pero... yo creo que podemos esperar buenas cosas -se frotó las manos- Y bien señores veteranos ¿qué lugar deberíamos visitar? -comentó no sin cierta guasa. Hasta aquel momento, sus nuevos compañeros -especialmente Klee- no hacían más que recalcar que él era algo asi como un novato y que ellos lo tenían todo "controlado", asi que estaba deseoso de aprender... aunque la última vez todo terminara en la explosión de una mina y la huída por el desierto con un montón de críos...

Miré al joven Ray y levanté una ceja. Recordaba perfectamente cuando yo era un adolescente y no recordaba en ningún momento que quisiera salir de fiesta. Sí que recordaba que quisiera salir de la academia militar en la que estaba, pues era tan dura que la exigencia era máxima y con ella las normas y los castigos. En fin ya todo eso pasó y ahora sigo mi vida.

En mi opinión, tenemos dos sitios donde preguntar. Por un lado tenemos el propio espacio-puerto. Aquí mismo se pueden encontrar mucha gente que necesite un carguero para sus negocios, gente que le haya surgido algo a su nave y necesite alquilar otra o que se vea desbordada por su cargamento y necesite otra nave que le ayude.

Por otro lado tenemos las tabernas, bares y distintos tugurios, donde se hacen también negocios. Éstos son más lucrativos pero no suelen ser legales. Seguramente sean más peligrosos y envueltos en problemas.

Vosotros ¿por cuál queréis optar, fácil, legal y poco lucrativo o difícil, peligroso, ilegal y muy lucrativo?

Anzak miró asombrado a chiss. Parecía que sabía cómo desenvolverse en aquellos lugares.

-Jo Sky, cada vez me gustas más... perdón, me gustan más tus deducciones y tu forma... de pensar... en qué estaría pensado -dijo sonriendo pícaramente.

-Aquí nuestra compañera azul tiene razón. Pero no ha tenido una cosa en cuenta que nos declina hacia uno de los dos sitios... bueno en realidad son dos -dijo enigmático, dejando un par de segundos para que elucubraran cosas.

-La primera es que tenemos el "paquete" que cogió Klee en la mina, que deberíamos "canjear" cuanto antes por si acaso nos revisan la nave -dijo mirando a su socio-. Y la segunda es que tenemos ganas de pasárnoslo bien y eso solo es un sitio. ¡El segundo!, en los barrios bajos -dijo ilusionado-. Venga vayamos a echar un trago y veamos qué podemos encontrar.

Klee apenas se inmiscuyó en aquella conversación. Él se limitó a asegurar correctamente los pernos de seguridad de la nave y comprobar que la plataforma que les habían habilitado para amarrarla cumplía con todas las prerrogativas. La Fénix era su pequeña y no iba a consentir que estuviese en otra de aquellas escombreras llenas de polvo que pululaban por Tatooine, Jakku y ese tipo de submundos. Ahora estaban en Ord Mantell y allí se meneaban los negocios grandes. Nada de ese menudeo de cantina. Allí se podía oler el éxito en el aire y Klee estaba más que dispuesto a tomar su parte.

No en vano, el rodiano cargó con la mochila en la que portaba los fardos de especia en su propia espalda y se negó en redondo a que ningún otro miembro de aquella pseudo familia que le acompañaba llegase siquiera a tocarlo.

—No tengo claro la conveniencia de que establezcamos este asunto... —dijo palpando la mochila discretamente. —...deba considerarse algo en lo que debamos estar involucrados todos. Por descontado, cuando lo "canjee" —Klee utilizó el mismo término y la misma inflexión en la voz que usó antes Anzak haciendo una clara burla a su compañero— haré el reparto según se establece en los términos y condiciones en los que funciona esta empresa. Pero no por ello quisiera arrastrar a nadie a un antro a un asunto tan peliagudo. Igual que hay quien no soporta tratos cuando hay esclavos de por medio igual alguien tiene reticencias con ciertas sustancias. 

El piloto se atusó los pantalones y siguió caminando mientras se encogía de hombros.

—Yo solo lo digo. 

-A ver... yo no tengo una prisa enorme por hacerme rico... -comentó Ray de forma enigmática.

-Si hubiera querido ser rico, me hubiera quedado como estaba ¿no?

-Pero vamos, tampoco le hago ascos a tener un buen fondo. Un extra siempre ayuda a celebrar que seguimos con vida... asi que de momento me pongo en vuestras manos, ya digo...

-Igual no es la mejor de las decisiones pero... qué narices puedo darles otra oportunidad ¿no? Además la piel azul parece capaz de descerrajar cualquier problema con un tiro de blaster.

Luego se cruzó de brazos y esperó la decisión de los "veteranos" con una sonrisilla leve.

Anzak sonrió, parecía que nadie iba a poner impedimentos para que pudiera pasar un buen rato en un tugurio de aquella ciudad. Luego ya tendrían tiempo de negociar. Pero entonces escuchó a Klee que llevaba consigo la especia. El contrabandista se detuvo y miró a su socio seriamente.

-No, home no... esto... no, rodiano no -dijo repitiendo las dos veces el mismo gesto de bajar los brazos hacia sus piernas con ímpetu-. No puedes negociar con algo que tienen en ese momento... no. Así no se hace... bueno sí, pero solo son los que tienen claro que quieren deshacerse de la mercancía a cualquier coste... mmmmmm. Bueno, tú no muestres el contenido, ni digas que lo tienes hasta que lleguemos a un acuerdo.... o más adelante -dijo pensando y hablando a la vez, cosa que conseguía que sus pensamientos se pisaran unos a otros.

-Bueno, venga, vayamos a un tugurio y que invite Klee ya que la ha liado -dijo sonriente sin mirar a su socio.

Tocaba ponerse manos a la obra para encontrar un buen "cliente" asi que, con la información conseguida primero en la Fénix, empezó a investigar y hacer alguna pregunta ocasional a algún portero de alguno de aquellos garitos de fama "cuestionable".

Había aprendido por las malas que aquellas cuestiones había que hacerlas de forma discreta.

Klee no tenía especial prisa por encontrar un nuevo empleador. Eran gente realmente competente y más tarde o más temprano se acabaría sabiendo, ergo los posibles interesados en contratar a una nave con semejante tripulación acabarían por hacer cola para ser los agraciados. De cajón...

Por eso se acercó a la barra a pedir alguna bebida. Era posible que allí cazase una conversación perdida que le llevase a otra cosa y si no... joder, si no siempre podía beber que era lo que básicamente se debe hacer en un bar.

Me dejaba llevar por mis compañeros siempre teniendo un ojo puesto en las inmediaciones por si nos veían como un grupo al que asaltar y robar. Aunque las armas que llevábamos encima podrían disuadir a cualquier tipo o grupillo que quisiera intentar algo raro con nosotros.

Cuando por fin entramos en el tugurio elegido por el capitán miré a los parroquianos para saber qué pelo calzaban, si eran peligrosos, si estaban armados y si había grupos que tener en cuenta.

Luego me dirigí a la barra con Klee y con un gesto le pedí una jarra al camarero.

Worlport era un mundo en el que era fácil dejarse llevar por la aparente ociosidad de todo el que pasaba por allí. Los bares, casinos, salas de fiestas y lugares de espectáculos estaban prácticamente en cada esquina. Durante dos días, los tripulantes de la Fénix lo pudieron vivir en sus propias carnes... Algunos más que otros, sin duda, cuando volvieron a reunirse y ponerse al día

El bueno del capitán Anzak llevaba mucho tiempo con necesidad de relajarse. De soltarse un poco y vivir la buena vida del contrabandista. Así que ninguno de sus compañeros le echó la culpa cuando descubrieron que se había pasado esas cuarenta y ocho horas de bar en bar. Una copa por allá, un ligue por acá... despertarse en cama ajena sin saber muy bien quién diablos tenía al lado... Le vino muy bien. Se sentía relajado... Pero no había encontrado ningún trabajo para el grupo.

Alana por contra, era una profesional. Una soldado que necesitaba la acción para vivir. Había descubierto que un rico empresario necesitaba hacer desaparecer a un competidor. No pagaba mal, la verdad, aunque podría haber sido mejor.

Klee tenía como prioridad dar salida a la especia que había conseguido. Le habían indicado dónde podría hacerlo. Era una jugosa oportunidad.

Pero fue el joven Raynan el que más éxito tuvo. Su don de gentes y su carácter afable y sin malicia le hacía caer en gracia a la gente automáticamente. Les entraban ganas de hablar, de contarle rumores, historias locales o invitarle incluso a bebidas. El muchacho descubrió que uno de los casinos necesitaba ayuda: estaban perdiendo dinero en las mesas y estaban seguros de que había un tramposo, pero no lograban encontrarle. También se enteró de que se preparaba un torneo de sabacc que se pagaba muy bien. Que los tenderos locales encargados de suministrar repuestos a las naves especiales, sufrían tasas abusivas por parte del gobernador imperial del sector. Incluso le contaron una historia de miedo: un lugar fuera de la ciudad al que nadie se atrevía a entrar por miedo a los "fantasmas".

Una vez regresaron y todos parecieron poner en común sus diversos descubrimientos, Raynan sopesó lo que habían dicho y comentó:

-Pues si me preguntáis a mi, creo que lo prioritario debería ser que Klee se deshaga de "sus cosas"... que al final, ya nos están buscando por algunas cosas, no necesitamos que nos busquen por otras más ¿no? Además, podría ser el dinero más rápido...

-Por otro lado lo del Casino me parece muy, muy lucrativo. No sólo porque no se irá de las manos en un principio, o por lo que nos puedan pagar, sino porque en el momento en el que lo hagamos bien, tenemos un escaparate estupendo para futuros clientes. El Casino es un punto de reunión estupendo y seguro que más de uno y más de dos clientes siempre tienen alguna necesidad que cubrir y preguntan a los propios dueños. Es una oportunidad inmejorable para hacerse un buen nombre ¿no? y también funcionará a la inversa. Si preguntamos seguro que nos pueden indicar "en confianza" gente que puede ayudarnos a nosotros con nuestras necesidades- aquel encargo parecía el que más entusiasmaba al mecánico.

-Por otro lado, aunque se que al "capi" le puede gustar mucho, lo de las tasas del Gobernador imperial local, lo dejaría en el fondo de la cesta. Si, es verdad que todos los tenderos locales estarían dispuestos a hacernos alguna rebaja, pero no se si merecería la pena ponerse una diana por parte del Imperio. Creo que no compensa. Es mejor tener dinero y pagarles con gusto el precio y los aranceles.

Había dicho aquellas trabajos que le habían llamado más la atención, ya fuera en lo bueno o en lo malo y finalmente llegaban aquellos que le daban más igual.

-En cuanto a lo de los empresarios rivales... la verdad es que me parece meterse en un avispero y yo, personalmente tengo poco que aportar en ese tipo de tareas, pero os apoyaré si os decidís meteros en él... igual que en lo de los "Fantasmas". Me da la impresión de que alguien quiere que todo el mundo piense ese tipo de tonterías para ocultar alguna operación y ese alguien podría tomarse a mal que fuéramos a tocarle las narices... pero igual es sólo una impresión mía y se trata de un tesoro "embrujado" -hizo el gesto de las comillas recalcando su sarcasmo.

-Ah y si alguien quiere ir al torneo de cartas, puedo contar conmigo de "mirón" -añadió en el mismo tono ácido.