Partida Rol por web

Si ya se imaginaba él que la profesora diría eso. Pero bueno, al menos las clases habían terminado. ¡Era hora de ir al club! Así que, con el ánimo razonablemente alto, Hiroshi salió de clase tras despedirse de Mika Kaori.

Y entonces, en el pasillo sus ojos captaron la bella y elegante silueta de su amada Mayurit. ¡Oh felicidad, tienes nombre de muchacha! Como flotando en una nube, el grandullón siguió a su amada a una distancia prudencial. No quería ir demasiado deprisa con ella, de momento observarla a una distancia prudencial era más que suficiente para él. Aparte que tenía que ir al club de cocina y no le apetecía llegar tarde.

Aunque hablar con Mayurit (y acompañarla a donde fuera que estuviese yendo) era justo lo que él quería hacer, el muchacho era realista. Después de la mirada de desprecio que le había dedicado el día anterior… Nada, nada, la estrategia de ir despacio era lo mejor. Y quién sabía. Tal vez un postre delicioso fuera el regalo que rompiera el hielo entre ambos.

Me disculpe con la profesora por no saber tanto inglés como debería y le prometí junto a Hiroshi. Después de salir, me despedí de Tameyama-san para dirigirme al club de béisbol y empezar a organizar la estrategia que seguiremos en el partido... pero la vi...

Ains... Mayurit... su pelo pelirrojo destacando entre la multitud, su silueta atractiva, su saber caminar con cortesía y elegancia entre cientos de alumnos que también se abren paso por los pasillos... y ese pelmazo de Kenichi tratando de hablar con ella y de molestarla cuando ella seguramente sólo este tratando de ir tranquila a su club -Ese chico es tan perfectillo y pesado... aggg- pense con cierta exasperación. Todavía recuerdo como ayer estuvo hablando con ella y llamo su atención... tengo que conseguir desviar la atención de la inigualable Mayurit de ese sosainas de Don Perfecto... y aprovechare el barullo y que el club queda en esa dirección para... actuar -Que empiece la estratagema- pense mientras me abría paso hacia ellos -Disculpa, paso... perdón, paso... sin codazos... ah, ah, ¡que me caigo!- iba diciendo, hasta que comencé a tropezarme.

Mientras voy caminando con Mayurit, Mika tropieza conmigo intentando llevarme con ella al suelo, pero esta vez estoy preparado para recibir su embate y lejos de dejarme llevar intento detener su caida.

Kaori-san cuidado, te vas a lastimar. - digo con cierta preocupación en mi voz mientras me esfuerzo por evitar que llegue al suelo como el caballero que soy.

Mayurit parece contenta de volver a verlo, y algo sorprendida empieza a comentarle.- Pues la verdad es que me sorprendió que te apuntaras al club de baile... es extraño... no pensaba que un chico como tú...- decía mientras se ponía un poco colorada. Pero entonces apareció Mika, que le hizo una especie de placaje debido a la inercia que llevaba del tropiezo. Los reflejos de Kenichi fallaron, ya que la belleza de Mayurit era demasiado grande como para estar atento al ataque enemigo, aunque le constaba que Mika lo había hecho sin querer, debido a la multitud de gente. Ahora estaba Kenichi en el suelo y Mika encima, en su pecho, como si fuera una cama. Mayurit se giró y vio el asunto un poco íntimo, por lo que se apresuró a llegar al club.- Bueno, te veo luego...- dijo un poco apurada mientras se perdía entre la multitud.

Hiroshi por su parte intentó ir despacio entre la multitud para ver dónde se dirigía Mayurit, pero si la multitud ya le había frenado anteriormente no se libraría tampoco esta vez, por lo que se quedó sin saber dónde iba exactamente Mayurit.

Esto ya era ridículo, era la segunda vez que Mika m y no estaba dispuesto a permitir que pasara de nuevo, rápidamente me pongo de pie y me acomodo el uniforme.

Esta vez, Mika arruinó mi momento con Mayurit, pero la próxima vez estaría preparado.

Mika-san, debes tener más cuidado, podrías llegar a lastimarte. -  digo ayudándole a incorporarse.

Ahora si me disculpas tengo cosas que hacer y ya voy retrasado. Espero sepas comprenderlo. - agrego visiblemente irritado por la situación, por lo que decido cobrarme el mal rato.

Por cierto, la próxima vez que quieras un abrazo, sólo debes pedirlo y no sólo arrojarte a mis brazos. - le digo a Mika en voz muy baja para luego alejarme de ella a toda prisa.

Y para variar había vuelto a perder a su dulce Mayurit de vista. ¡Si es que lo suyo era el peor caso de mala suerte del mundo! Con un enorme suspiro, el muchacho empezó a caminar hacia el club de cocina.

En el fondo de su corazón, Hiroshi confiaba en poder encontrarse con la adorada de su corazón en el club de cocina. Después de todo, a las chicas les gustaba cocinar, ¿no? Quizás acabaran en el mismo club, decorando galletas juntos mientras compartían información sobre ellos mismos para afianzar una sólida y hermosa relación. El muchachote suspiró de nuevo, con aire de enamorado hasta las trancas mientras deseaba de todo corazón que su deseo se cumpliera.

No tardó mucho en llegar a la sala del club de cocina.

 -Buenas tardes, siento llegar tarde. ¿Qué me he perdido?

Los miembros del club de cocina eran en su totalidad chicos, era extraño que no hubiera ninguna chica. De hecho habías visto comportamientos extraños como palmaditas en los glúteos para animar y esas cosas que hacen algunos chicos, pero bueno, no le diste mucha importancia. El jefe del club, algo regordete se montó encima de un taburete y comenzó a hablar.- Bienvenido, Hiroshi ¡Muy atentos todos! Hoy vamos a aprender una deliciosa receta: Una tarta gourmet de 4 chocolates. Prestad atención.- Acto seguido se puso a explicar paso por paso cómo teníais que hacerlo. La parte de la recete más importante era vigilar cuánta cantidad de azúcar se le echaba, pues si alguien se pasara con el azúcar quedaría demasiado empalagosa.- Con esta receta podréis conquistar hasta al chef más recatado.- Dijo el hombre en un momento de euforia.- ¡Suerte!.- Todos se pusieron manos a la obra 

Al llegar a la clase de baile las chicas comienzan a cuchichear... es raro que haya un chico en esas clases, ya que generalmente están orientadas a chicas. Allí está Mayurit, rodeada de otras chicas que parecen mirarte también.- Bueno, suerte para tu primer día.- Te dice Mayurit cuando se cruza contigo, y acto seguido entra la jefa del club, que poniéndose encima de un escenario comienza a hablar.- Buenos días, para los que no me conozcáis mi nombre es Shishiba Rokanara, y seré vuestra guía en el club de baile. Vamos a comenzar con unos estiramientos.- Coloca su pierna derecha sobre la pared mientras que la otra se queda en el suelo y las demás chicas hacen lo mismo, lo único es que ellas llevan faldas de baile, y ya sabes que lo que hay debajo de esas faldas suelen ser una especie de shorts que quedan bastante bien, con lo que tienes que intentar evitar mirarlas, aunque la tentación es grande.

Al llegar al salón, estaba un tanto incómodo por lo sucedido con Mika en el pasillo, pero rápidamente dejé eso de lado y me preparé para iniciar la práctica.

Mientras me alistaba para la práctica, sentí como las miradas de las chicas se posaban sobre mi, tal coml una manada de lobas que observa un sabroso cordero. Dicha sensación no era extraña para mi, pero no por eso terminaba de gustarme.

Sin embargo, todo mi malestar desapareció por arte de magia cuando escuché la voz de Mayurit.

Muchas gracias Mayurit-san, sólo espero poder mantener el ritmo de la clase. - respondo con tranquilidad.

Cuando la clase empezó, rápidamente intento concentrarme en los ejercicios, pero me resulta la mar de difícil mantenerme concentrado, pues, sin previo aviso, pasé de ser el cordero en medio de la manada de lobas, al lobo en medio del rebaño de ovejas.

Tuve que recurrir a todo mi autocontrol para no intentar espiar a las chicas que se veían muy bien con las pantaletas apretadas. Sin embargo, si algo me había enseñado las artes marciales era a ser disciplinado y finalmente logré mantener la vista en la loba alfa.

¡Tarta de 4 chocolates! ¡Sonaba deliciosa! Y muy dulce también, el senpai ya hacía bien en advertirles sobre la cantidad de azúcar.

Tras ponerse el delantal y atarse un pañuelo en la cabeza para evitar que cayeran pelos en la comida, Hiroshi empezó a cocinar.

La receta era sencilla, más de lo que podía parecer en un primer momento, pero el muchachote no corrió el riesgo de confiarse e improvisar. Siguió la receta al pie de la letra, midiendo perfectamente los ingredientes y preparando una bonita tarta de buen sabor… Pero poca creatividad. Pero bueno, mejor estar seguro que sentirlo.

 -¡Terminé! Creo que me ha quedado bien de azúcar, senpai.

Tenía que apuntarse la receta, porque con lo que le gustaba a sus padres el chocolate, seguro que esa tarta les encantaba.

Al acabar la clase Mayurit se acercó.- Vaya, no está mal aunque te queda por aprender mucho... pero bueno, es tu primera clase.- Dijo volviéndose para ir con sus amigas de nuevo para la siguiente clase. No parecía impresionada por tus dotes de bailarín pero si seguías así puede que algún día lo hicieras.

El jefe fue probando una a una, a alguno le echaba la bronca a otro lo felicitaba. Cuando se puso en frente tuya te miró fijamente, sacó su cuchara y probó un poco sin dejar de mirarte...- No está mal, has sabido mantener el punto de la tarta para que no quede muy dulce, pero le falta más azúcar... lo irás aprendiendo, es tu primer día.- La verdad es que contigo se había portado bien, y la tarta había salido de rechupete, aunque como todo era mejorable.

Ahora era el fin del club y había que volver a clase.

Después de las respectivas horas del club os reunís en el pasillo como todos los estudiantes, creando una sensación de agobio inminente aunque no tanto para Mika, que está en el patio y no se encuentra de forma repentina con un millón de cabezas que corren como ganado despavorido hacia una clase aleatoria. 

Pronto sonará de nuevo el timbre para empezar las clases, así que había que descansar cinco minutos antes de volver al lío.

En definitiva, no había sido mi mejor mañana, pero al menos tenía mi entrenamiento de la tarde para desquitarme.

Las cosas, pese a ir avanzando sobre ruedas iban a un ritmo un tanto lento, bueno Roma no se hizo en un día después de todo, pero estoy seguro que los cesarea no tenían a Mika Kaori derribando sus edificios a cada paso. En fin tendría que encontrar una forma de esquivarla mejor y problema resuelto.

Por otro lado, estaba el viaje escolar y aún no había decidido como afrontar dicha situación, bueno al menos no había presiones al respecto, al menos de momento.

Luego de asearme debidamente, me dirigí a mi casillero y tome mis libros para la siguiente clase para finalmente dirigirme a mi aula sin mayores preocupaciones.

Bueno, no había sido la mejor tarta del mundo, pero al menos estaba buena. ¡Y encima el jefe del club le había felicitado! A pesar de ser un día sin su adorada Mayurit, de momento no iba nada mal.

Tras pedir permiso para coger una de las fiambreras del club, Hiroshi guardó lo que había sobrado de su tarta para llevárselo a casa.

 -Mañana traigo la fiambrera sin falta, prometido. ¡Gracias por todo y hasta mañana!

Porque quería que su madre probara esa tarta. Y… Si su suerte mejoraba y se encontraba con Mayurit… A lo mejor también podía darle un poco. Se imaginó la reacción de su amada al probar el postre y empezó a fantasear con lo que vendría después, como que ella le amaría para siempre, se casarían y vivirían felices para siempre. Tan enfrascado estaba en estos pensamientos, que no se dio cuenta de lo tarde que se le estaba haciendo, por lo que tuvo que meter el turbo para ir a la taquilla, coger lo necesario, guardar la tarta y correr hacia clase. ¡No podía llegar tarde de nuevo y romper otra puerta!

Antes de entrar a clase te das cuenta de que Mika no para de mirarte, pero no como te miran todas las chicas sino con una mirada malvada, estás seguro de que está conspirando y posiblemente hablando mal de ti con Mayurit las pocas veces que la pilla en los pasillos

Vas corriendo sin mirar por donde pisas y de repente golpeas con tu barrigota a una chica, una chica que te parece muy familiar... ¡Es Mayurit! Se ha caído al suelo y se ha dado un coscorrón por tus prisas. Ella mira alrededor extrañada mientras se frota la cabeza, no parece que se haya hecho daño sólo se ha dado un susto.

Al notar la mirada de Mika me giro hacia ella y, sin pensarlo dos veces, decido poner fin a su constante acoso sobre mi, pues si creía que podía destruir mi reputación se iba a llevar un buen chasco, no en vano soy uno de los chicos más populares de la escuela, excelentes calificaciones y deportista reconocido.

Así que, aprovechando que el pasillo estaba concurrido, puse en marcha mi plan.

Kaori-san, por favor, no me mores así. Ya te lo dije en la mañana, me caes muy bien, pero no puedo corresponderte, eres una gran chica, de eso no me cabe la menor duda, pero estoy interesado en alguien más, espero que lo sepas comprender.

De verdad lo siento, mereces a alguien que te quiera como tu dices quererme, pero yo no soy ese alguien. - digo en tono calmado, pero lo suficientemente fuerte como para que las personas del pasillo lo oigan.

Una vez dicho esto, mi rostro se torna totalmente amable y tras hacer una leve reverencia me retiro del lugar sin darle opción a replica.

Ahora ya todos lo sabían, había rechazado a Mika de la manera más cortés posible, por lo que cualquier cosa que pudiera decir sobre mi, sería pleno despecho.