Partida Rol por web

-Vaya que si eran muertos vivientes. Confirma el gnomo con tono seguro a Fadrique. –Ayer que les di alcance, y les seguí durante un rato, me quedo claro que tanto botarate falto de partes, no podían ser sino muertos frescos, bueno, en realidad no estaban tan frescos, pero ustedes entienden.

Su tono se escuchaba cadente, quizá hasta jocoso, algunos tenían distintas formas de expresar su tensión, el enano ya le hacía preguntas en tono molesto, a la usanza enana, para el gnomo la presión se diluía más fácilmente tomándose las cosas con su debida calma.

-Que sí, que sí. ¿Ayer me tocaba hacer guardia? ¿O, no? Entonces simplemente extendi la guardia hasta los alrededores del campamento, lo que me llevo hasta los muertos que caminan, quienes se dirigían directamente a Lance Rock. 

El gnomo platica todo lentamente, como en pausas, cual si quisiera que todos le entendiesen, o quizá que alguno asimilara la información de forma tranquila y sin aspavientos, poco a poco. Su mirada y sonrisa se repartían igualitariamente para todos.

arrg tarâg invar gabil urrrg - Maldijo Galmor en su idioma natal mientras con airados aspavientos se levantó precipitadamente, guardo su desayuno a medio comer y visiblemente enfadado se acercó a la carreta y empezó a preparar los caballos para reanudar el camino.

Maldita sea, la próxima vez lo ataré con una cuerda para que no se escape...

-Bueno, pues ya está claro, iremos  directos a Lance Rock siguiendo el camino. Y para combatir a los muertos vivientes... El metal puede con todo. Salvaré las almas en pena de esos desdichados  a golpe de martillo y  que así  descansen en paz para siempre. ¿ Acaso hay otro modo de acabar con un muerto viviente...? Aunque la verdad es que esas criaturas no nos atacaron, quizás si acabáramos con la fuente del problema desaparezca el mal en ellos....

Y sin nada más que añadir y como si tuviera prisa por comenzar a andar, el contrariado enano recogió todas sus cosas con la clara intención de ponerse en marcha inmediatamente.  

Una vez terminaron de desayunar y de acomodar la carreta, continúan por el camino. El bosque se hace cada vez más frondoso y la luz del sol cada vez ingresa menos, pero así y todo es suficiente como para que puedan ver sin problemas.

Les toma alrededor de medio día llegar a los límites del bosque. No les cuesta darse cuenta ya que el mismo se corta abruptamente para dejar lugar a una extensa llanura. 

No es hasta que salieron del bosque que se dan cuenta de que han avanzado bastante. La pequeña cornisa que habían visto la noche anterior ahora se vuelve un imponente pico, el cual no cuesta darse cuenta que es Lance Rock por su distintivo color.

Mientras todas las montañas de alrededor están teñidas en coloridos y diversos tonos de verde y amarillo, Lance Rock se alza en un monótono tono gris. Galmor no tarda en darse cuenta de que el pico la que se dirigen esta compuesto totalmente de Granito y de allí la diferencia de color.

Continúan caminando, descansando para hacer un breve y rápido almuerzo, el sol les pega de lleno y hasta llegan a extrañar el bosque, ya que aquí no hay una misera sombra o arbusto donde refugiarse, el calor es bastante.

A medida que se van acercando al pico empiezan a notar un olor raro. Al principio dulzón y algo metálico, poco después se va tornando en podredumbre y pestilencia.

A unos escasos 300 metros de su destino se topan con un cartel, cuidadosamente pintado y con una letra muy prolija que dice:

NO SE ACERQUEN MÁS,

A MENOS QUE QUIERAN CONTAGIARSE

DE LA PENOSA PLAGA QUE ME AFLIJE

FIRMA: EL DUEÑO Y SEÑOR DE LANCE ROCK

Atala se detiene al ver el cartel.

A la mujer no le importaba que camino tomarán porque estaba segura de que fuera cual fuera llegarían al mismo sitio. La muchacha se había mantenido callada durante el transcurso de la mañana puesto que no tenía nada que decir y estaba concentrada en salir del bosque. Al final, cuando salieron de él, y el sol se reflejo en piel sintió un alivio que se reflejo en la cara, puesto que no le agradaba la idea de andar en un bosque donde moraban muertos vivientes a su libre albedrío.

-¿Alguién puede ver algo ahí dentro? Será mejor que nos preparemos para lo que sea a partir de aquí.- Dijo inspeccionando el terreno del otro lado del cartel.

¿Decías que eran muertos vivientes? ¿Seguro? Fadrique ya tenía algo con lo que trabajar. Ese olor a podredumbre quizá le diera algunas pistas.

Debo hacer una parada y averiguar si nos es posible protegernos de lo que sea que aflige este lugar.

Como de costumbre, Galmor abría el paso martillo en mano y sin ningún remilgo no dudaba en quitar de en medio de un golpe cualquier rama u obstáculo que entorpeciera el paso de la carreta. El enano iba siempre ojo avizor y preparado para poder hacer frente a cualquier contratiempo que se cruzase en su camino. De vez en cuando miraba atrás para comprobar que el resto ocupaba un buen sitio durante la marcha, guardando siempre los laterales y la parte trasera del carro y sin alejarse demasiado, para que en caso de ataque pudieran defenderse con eficacia y en caso de que alguno no estuviera bien situado no dudaba en llamarle la atención para que volviera a ocupar un buen sitio.

Cuendo salieron a campo abierto el enano sacó su ballesta, pues si algo les atacaba, lo verían de bien lejos y podría hacer algún ataque a distancia antes de llegar al cuerpo a cuerpo. Tras la monótona marcha y cerca ya del pico al que se dirigían, un fuerte olor y un cartel les hizo detener la marcha. Todos leyeron lo que allí ponía a modo de advertencia.

Pues parece que "el dueño y señor" de Lance Rock no es un cualquiera, sin duda a recibido una buena educación. Dijo el enano a tenor de la trabajada caligrafía con la que estaba escrito el cartel - Y no parece que tenga malas intenciones, porque si no a ver por qué iba a advertir a nadie del peligro. Quizás el mal lo esté causando otra persona o criatura desconocida.  prestad todos atención! os recuerdo que nuestro cometido no es el de acabar con todos los muertos vivientes que aquí haya , ni siquiera el de acabar con el causante de todo este mal. Hemos venido aquí a llevar al pueblo al culpable, para que sea el señor Harburk el que decida lo que hacer con él o ella o lo que demonios sea. Si nos atacan nos defenderemos y responderemos al daño con más daño, pero que nadie ataque ni cause mal a nada ni a nadie si no es necesario. Os recuerdo que esas criaturas tuvieron la oportunidad de emboscarnos durante la noche y no lo hicieron, por algo será.

Y mientras cambió su ballesta por martillo y escudo añadió - Busquemos huellas recientes ahí delante para ver qué y cuántos nos podemos encontrar. Atala, tú y yo flanquearemos las monturas por delante, otros dos a los lados del carro y los 2 que quedan al final. 

- Si queréis mi opinión, algo me dice que lo que anoche nos acechaba no eran muertos sino vivos enfermos - Heskan arrugó la despejada frente de piel escamosa.
El draconido se agachó para ayudar al enano a buscar por el suelo. Explorador había sido antes que hechicero por lo que se agachó al suelo para inspeccionar el suelo tratando de encontrar huellas frescas o cualquier detalle que le fuera útil.
- Debíamos primero saber a qué nos enfrentamos antes de aventurarnos, descubrir el foco de infección o qué es el mal que estos desdichados sufren - comenta mientras se agacha, en su siniestra mantiene agarrado su ballesta - No sería buena idea contagiarnos, así no conseguiríamos nada.

Lo que es seguro es que si van camino de convertirse en muertos vivientes, su alma peligra. Ni por la posibilidad de hallar una cura me arriesgaría a dejarlos vivos, señor enano, dijo Fadrique algo mosca. Los dioses del bien demandan venganza sumarísima contra tales amenazas. ¡Sin pensar!, tanto es el daño que hacen a su pobre espíritu tales procesos. Digo que es importante saber de nuestro pequeño druida si es seguro que percibió lo que percibió, ya que no me agradaría tener que adoptar esta actitud en caso de una enfermedad mundana, que es algo que los dioses siembran para probarnos, y contra lo que hay que luchar buscando una cura y socorriendo a los afectados aun a riesgo de morir.

Pero lo que es peor es que pueden ser el vórtice de nuevas infecciones. Eso si que no. Debemos matar todos los que podamos y volver a consagrar sus cuerpos.

Más allá del cartel sigue habiendo planicie, aunque a escasos 300 metros de la montaña que es su objetivo, la misma comienza a alzarse, imponente, pueden calcularle cerca de 25 metros de altura. Galmor hace cálculos mentales para sacar la cantidad de granito que pudiesen explotar de la misma, cosa que no le cuesta mucho por su vasta experiencia minera y legado enano, en menos de 20 segundos sabe que lo que hay allí es una fortuna desperdiciada por el Señor de Lance Rock al no explotarla.

Atala se adelanta unos pasos más allá del cartel, el terreno se sigue expandiendo sin impedimentos, mas algo le llama la atención a unos metros alejándose del camino, desviándose levemente llega hasta lo que había notado, encontrándose con una imagen bastante desagradable, por no decir grotesca.

Medio cuerpo estaba tendido sobre el terreno, en gran parte descompuesto, con lo que no tarda en darse cuenta de que la pestilencia que han notado tiene origen en este lugar. Lo que le llama la atención más que nada es que, en la carne, aparecen una especie de ampollas, como si el cuerpo hubiese sido quemado (como para que se den una idea del tipo de ampolla que hablo), pero de color negroverdoso. Se nota claramente que ha sido atacado por cuervos y algún que otro animal, ya que una pierna y los dos brazos ya no están ligados al cuerpo y no se los ve en las inmediaciones.

Aprovechando la oportunidad, Fadrique se acerca al mismo y trata de evaluar que tipo de enfermedad es a través del estudio del desgraciado tendido en el piso. 

Después de un par de minutos, y sin quitar la vista de las ampollas, comprende que la enfermedad no es natural, sino causal de magia... una magia muy oscura y corrupta por lo que alcanza a entender. 

Extendiendo un palo que ha encontrado en el camino, se aleja del cuerpo y trata de pinchar una de las ampollas, la cual explota al mínimo contacto, haciendo saltar un líquido amarillento y opaco, similar al color del ámbar. 

Mientras la guerrera y el sacerdote están ocupados con el cuerpo, el resto se ocupa de buscar otros indicios en la zona, siendo Heskan el que tiene la fortuna de encontrar un rastro, aunque no de pisadas que es lo que buscaban, sino más bien de arrastre.

La tierra estaba movida y claramente provenía de Lance Rock, haciendo una pequeña curva, comprende que al cuerpo que encontraron lo arrastraron desde aquella dirección y lo dejaron tendido donde está, no es que haya caído en ese lugar este aventurero y muerto en el lugar, sino más bien lo han tirado y dejado a la suerte de las bestias.

Todo aquello le parecía extraño. No entendía que ocurría. No había huellas visibles, no obstante, la experiencia de muchos años de explorador le hizo darse cuenta de un detalle que no pasó desapercibido. Siguió el rastro con la frente ceñuda hasta el cuerpo tirado. Mal aspecto tenía y esas ampollas no le daban buena espina.
- Este cuerpo fue arrastrado - comenta señalando el cadáver - Lo arrastraron desde allí - señaló el supuesto itinerario con un dedo hasta llegar a la posición actual - y lo arrastraron hasta este lugar
No entendía ante qué se enfrentaba y más desconcierto sintió cuando Fadrique comenta que la causa de ese estado es mágica y no natural.
- ¿Tenéis alguna idea de qué magia causó esto y por qué?

-Yo creo que lo han dejado como advertencia cerca del cartel para que si alguien se adentra en este terreno vea lo que le puede pasar.- Comenta la chica sin inmutarse demasiado. -O puede que estuviera herido e intentará escapar de lo que ocurre aquí. Claro está que no lo consiguió. Sea como sea debemos seguir adelante. Ya no podemos hacer nada por él. Además, si no nos damos prisa puede que esa magia oscura que le afecto a nuestro querido amigo nos afecte también a nosotros. No me gusta estar a la intemperie, aquí somos visibles desde muy lejos y si alguien nos estuviera vigilando desde allí no lo veríamos.- Dice señalando a la pequeña montaña de granito. -Y nosotros no podríamos verlo. Sugiero que nos apresuremos a llegar a la montaña.

No antes de intentar alguna treta para prevenir el contagio, mi querida amiga. Vean ese vapor que estalla cuando reviento una ampolla en el sujeto de experimentos, dijo muy docto. Podría ser el vehículo. ¡No lo respiréis!

Sugiero que nos tapemos las narices y la boca con un velo espeso de tela. Podría servir de algo. Pero no nos apresuremos e investiguemos un poco más. Si alguien nos tiene que ver, seguramente ya nos ha visto.

Yo estoy con Atala. debemos llegar a la roca cuanto antes. A campo abierto somos más vulnerables. Allí al menos tendremos una pared para cubrir nuestras espaldas. Si alguien nos ataca aquí y nos superan en número lo vamos a pasar muy mal, sobre todo los más débiles. Fadrique , no sé que más quieres investigar aquí, por supuesto que no vamos a tocar ni respirar nada que parezca podrido.  Avancemos hasta la roca y vemos quien o quienes viven allí. Por la advertencia del cartel no parece tener malas intenciones. 

- Estoy con Atala, ese vapor que surge de la ampolla podría contagiarnos, lo mejor es seguir nuestro camino hasta la montaña y una vez allí pensamos.

Bueno. Pero embozaos bien, por si acaso. Ataos una tela bien prieta, que no pase el aire sin que lo filtre. Una tela fina. Fadrique se dispuso a marchar, después de haberse embozado él mismo con dos vueltas de la tela más fina y prieta que tenía. Parecía una especie de monje-bandido calvo.

¿Estoy guapo? Susurró.

Después de dejar el cuerpo atrás y taparse la boca, comienzan a caminar nuevamente para salvar la distancia que quedaba hasta el comienzo propiamente dicho de la pequeña montaña de granito. 

No hay señales de vida aparente, es más, notan que ni los pájaros cantan en este lugar, y que el hedor se hace cada vez más intenso a medida que avanzan.

Comienzan a buscar una entrada hasta que ven una pequeña cueva. Un cartel reza lo mismo que el que habían visto con anterioridad en el camino y la oscuridad se hace presente al interior de la abertura sobre el granito. Así mismo, una briza leve les golpea la cara, aunque en vez de ser refrescante, lleva el hedor de la muerte en su lugar.

Si se acercan a la abertura, al menos Galmor y Anru, gracias a su facilidad de ver en la oscuridad, notan una cámara natural, tanto el piso como el techo (de no más de 2 metros de altura) son desparejos, claramente sin un trabajo artificial de por medio. 

Dentro de lo poco que pueden ver, la caverna se extiende unos cuantos metros y se va haciendo más pequeña, dejando una abertura al final de esta. 

Algo fuera de lugar les llama la atención, es un bulto tirado en medio de la habitación. Es difícil notar que es por la claridad del día que se mezcla con su visión nocturna. Es difícil verlo por la irregularidad del terreno, pero claramente resalta por la diferencia de tonalidad de grises. 

El letrero convirtió la situación en una tensa sorpresa, el propio Fadrique y Heskan tenían dudas sobre lo que había visto el gnomo, incluso su fiel y frecuentemente incomodo guardaespaldas, tenían una visión distinta a la suya sobre lo que habrá que hacer con los muertos vivientes.

-A menos que conozcas otro tipo de criaturas que pueden caminar sin brazos o con partes de su cuerpo desmembradas o tirantes.- Dice a Fadrique un tanto mosqueado por aquella serie de dudas. -Pero no se preocupen, no tenemos que hacer sino acercarnos al hogar del buen Lord de Lance Rock para despejar nuestras dudas y tener tranquilos nuestros puros corazones.

El grupo sigue adelante y pronto notan algo que parece dar la razón al buen clérigo, quien de inmediato comienza a listar todas las previsiones que deben tomar para no ser afectados por, lo que parece ser, una plaga. Luego la caminata ya no es tan larga y lo que descubren al llegar al pico no hace sino dejar más dudas.

-Que será esto? ¿Una entrada de servicio? Parece que el señor Lord bien educado y enfermo tiene varios sirvientes poco usuales bajo sus órdenes.– Luego de asomarse a la pequeña caverna añade. –Galmor. ¿Ves ese extraño bulto a medio corredor? 

El enano hizo caso al sanador y se tapó la nariz. Tras eso  avanzó delante ballesta en mano hasta llegar cerca de la montaña de granito, momento en el que sacó martillo y escudo para acercarse lentamente y bien atento a la entrada de lo que parecía una cueva que se introducía hacia el corazón del pico.

Anrü y junto a él su inseparable protector se acercaron a la abertura para poder, gracias a su visión en la oscuridad, poder ver el tenebroso interior del que emana un olor fuerte a podredumbre. 

-  La caverna es natural. Alargada. Un fuerte hedor sale del interior y parece haber una abertura al final.- Pronunció el enano para que todos supieran lo que había. -Sí Anrü, lo veo. Apuesto a que es la parte que le faltaba al cuerpo que hemos encontrado en el camino.... Que alguien encienda una antorcha y la lance al interior, yo le cubriré.  Veamos que es ese bulto que hay en el suelo... 

Y el enano se coloca en el centro de la entrada escudo al frente y con su martillo preparado para actuar en cualquier momento, mientras espera que alguien le haga caso...

Heskan tapándose la boca continuó el camino hasta la caverna. Cuando Aru y Galmor mencionaron lo del bulto, el dracónido se dspuso a encender una antorcha y preparó su ballesta para tenerlo a punto por si la situación lo requería. Avanzó unos metros una vez que sus compañeros estuvieran preparados, avanzó con la antorcha en la siniestra mientras que sostenía la ballesta cargada en la otra.
- Yo iré contigo Galmor para cubrirte.