Partida Rol por web

Que otra persona hable a través de mi mente no es prueba alguna pues no conozco lo que hay al otro lado.- Se quedó en silencio durante unos minutos, dubitativo sobre que hacer. Un aliado contra el mal no es algo que pasar a la ligera y menos si era alguien como el, un elegido. Confiaba en su propia fuerza y en que la voluntad de Torm estaba con el, protegiendo y guiándole. Solo había dos opciones, que fuese verdad y ganase un aliado o que fuese mentira y derrotase a otro siervo del mal. El resultado era una victoria independiente de lo que fuera.- Lo haré, no es necesario nada de eso. Lo veré en persona y comprobaré que es cierto lo que dices. Pero la furia justa de Torm caerá sobre ti si descubro que tus intenciones no son buenas. Solo hay un camino para el mal y pasa a través de mi espada imbuida con la luz de Torm. Estas prevenido.- Dejó que la voz respondiera mientras se preparaba para aquel viaje que había surgido de improvisto. No era demasiado lejos pero mejor ir cuanto antes y descubrir la verdad de todo aquello. Igualmente prestó atención a la forma de hablar y de comunicarse de aquella voz, buscando cualquier indicio de falsedad en sus palabras.

No detectas indicios de falsedad en sus palabras. Y no obtienes respuesta a tu amenaza.

Estas preparándote para marchar cuando La Voz contacta de nuevo contigo Soy La Voz, el Mago Blanco desea hablar asuntos de importancia con el Paladin de Torm ¿te comunico con él?

Por tu parte no conoces a nadie que se denomine el Mago Blanco.

Quedó aliviado al no notar resquicios de engaño o maldad en sus palabras, pero no tenía pensado bajar la guardia hasta haber comprobado que sus palabras eran ciertas. Justo segundos antes de salir hacia su nuevo objetivo, escuchó otra vez aquella voz. Esta vez querían hablar con el desde el otro lado, dudó de nuevo unos segundos y contestó.- De acuerdo, comunícame con el.- No pensaba salir en esa situación donde parecería que hablaba solo por la calle, quedó a la espera de ver lo que tendría que decirle.

Escuchas una voz que te habla, distinta a la que te había hablado hasta ahora

- Saludos Sir Alexander Galadriel, la presencia de un Paladín con vuestra vocación es algo que le viene muy bien a Cormyr en estos tiempos, y no puedo dejar de saludarlo y presentarles mis respetos. Me pregunto si tendrá tiempo para conversar conmigo personalmente, creo que nuestro encuentro será de sumo interés para los dos, y hasta puede llegar a nacer una larga amistad, porque no? -

- Le parece bien encontrarnos en una taberna de Cormyr? Puede elegir usted el pueblo y el día, y yo buscaré un lugar adecuado en el que se sienta a gusto, le parece bien? 

La voz distinta que le hablaba esta vez hizo ceder la balanza en favor de aquel misterioso ente que le habló por primera vez, si bien era una prueba débil pero sumado a la verdad de sus palabras decidió entonces darle el voto de confianza para continuar con esta situación que aún se le antojaba extraña.- No le falta razón, el mal siempre acecha y aunque a veces sienta impotencia pues parece no tener fin, nunca desisto en mi empresa. Por poca diferencia que haga pienso luchar contra la oscuridad hasta el último de mis días, y si Torm me lo permite incluso después de muerto. He de decir que siempre he luchado solo con la ayuda de Torm, pero mentiría si no encontrase como poco interesante una alianza con otro seguidor del bien. Pero las cosas a su debido tiempo, acepto la invitación. En la ciudad de Suzail, hoy mismo si es posible. Le dejo elegir lugar dentro de la ciudad para que las condiciones las pongamos los dos. Si le parece bien por supuesto.

La voz de quien dice ser el mago blanco responde - Hermosa ciudad Suzial, excelente elección. Tiene usted razón, por qué esperar? Le parece bien almorzar juntos en un par de horas? Le recomiendo la Posada de las Armas Doradas, espero la encuentre de su agrado. Se ubica cerca de la sede de la Orden de Caballeros de los Dragones Púrpura, no podrá perderse - 

Muy bien, sea ese lugar pues.- No tenía más que decir. Se limitó a esperar expectante la hora del encuentro rezando a Torm. Partió con algún tiempo de más para ser puntual, aprovechó para observar más detenidamente la ciudad y sus habitantes. Le gustaba la sensación de estar en un lugar nuevo donde nadie le conociese, además de las oportunidades que brindaba aquello como había sido el caso.

Llegó a la posada sin demasiado esfuerzo siguiendo las indicaciones que le dieron, al final había sido demasiado impaciente y le tocaría esperar. No le importaba, pero una duda le asaltaba. ¿Cómo reconocía al elegido de Savras?

Las armas doradas es una posada elegante, discreta y silenciosa. Con buena comida, bebida importada, precios altos y ambientada con símbolos de heráldica de Cormyr. Elegida por aristócratas, mercaderes, y asesores de otras ciudades que se hospedan por varios días para sus negocios, incluido integrantes de las familias nobles, organizaciones de renombre y personas distinguidas. Ubicada cerca de la sede de la Orden de los Dragones Púrpura. Quizá debido a tu historia personal te cree un poco de rechazo este lugar, ya que te gusta más mezclarte con el pueblo llano. Te sientas en una mesa para tres personas desde la cual puedes controlar la entrada al establecimiento. Pronto se te acerca una mujer buenas sean caballero ¿que desea tomar?

Buenos días posadera, una jarra de hidromiel si es tan amable.- en realidad no le apetecía tomar nada en aquel momento, pero no quería desentonar. Dio un voto de confianza a la Voz, pero eso no quitaba que hasta que no comprobase que todo aquello que había dicho era la absoluta verdad seguiría en parte alerta.

La elección del lugar había sido del todo desafortunada, hubiera preferido estar rodeado de campesinos y gentes simples, humildes y trabajadoras antes que con toda esa pomposa aristocracia. Si hay algo que Alexander no pudiera soportar se trataba exactamente de eso, su sangre hervía al ser conocedor de que con la mitad de la fortuna que algunos allí tenían podrían acabar con la pobreza y el sufrimiento muchas familias que merecían, según su punto de vista, todo aquello. No sentía rechazo por el mero hecho de que fuesen pudientes o la manera en la que hayan conseguido todo aquello, si no en su ceguera ante los más necesitado y la codicia que impedía que compartiesen su suerte. 

Eliminó de su mente esos pensamientos, no eran el motivo de su aparición en aquella posada. Centró entonces su atención en la puerta, esperando la llegada de alguna persona que llamase su atención.

A la hora indicada entran por la puerta un clérigo de Helm y alguien con pinta de mago.

El clérigo va con armadura completa, una espada bastarda, así como una ballesta ligera, un mazo pesado y un escudo de acero pesado, todo de gran calidad.

Por su parte el que parece mago lleva un arco corto y una espada corta de gran calidad, sin armadura y sin escudo y vestido con una túnica y un chaleco y en la cabeza una diadema.