Partida Rol por web

Mi mente fracturada me hacía ver la realidad a través de un caleidoscopio terrorífico, en un lapso de tiempo fugaz pero que me hacía ver las cosas a cámara lenta. Aquel era el momento en el que podía oír mi propia voz interior advirtiéndome mientras cientos de manos y bocas hambrientas me asaltaban.

No podía dejar de mirar de soslayo y con una creciente ira a un joven de los que habían entrado al autobús, él me miraba tan necesitado y frágil, me recordaba a mí misma en el pasado, presa de las circunstancias pero sin miedo, sin embargo, no sentí ningún tipo de empatía, su sola presencia me resultaba despreciable. Siempre había luchado contra mi propia degeneración en este mundo y era algo que consumía todas mis fuerzas, estaba tan cansada de sacrificarme por los demás.

Odiaba también a ese tipo estúpido con un corazón tan inocente, no, lo que había hecho invitando a aquellos críos a subir al autobús no me parecía admirable, ahora mi vida y la de mis compañeros estaba en juego por su estupidez, estaba claro de que el cura había perdido el norte y no estaba dispuesta a que me arrastrara con él. Por su culpa me sentía hundida, toparme con él y sus "niños" por alguna razón me hacían pensar en que ellos eran la causa de todos mis males, sabía que no existía justificación alguna para pensar eso, pero no me importaba, estaban flaqueando mis fuerzas y yo necesitaba a alguien a quien culpar para retroalimentarme de mi propio odio recién encontrado.

Me hubiese gustado tener el valor para volarme la tapa de los sesos, pero en ese momento odiaba, odiaba a la vida con todas mis fuerzas, y odiaba a todos los que querían joderme, no, ya no me importaban sus circunstancias, estaba cansada de comprender a todo el mundo, de dar un extra que no podía permitirme. Ya no me resistiría más a aceptar el viejo concepto de o "matas o mueres", esperando inútilmente a que alguien tuviese la misma deferencia conmigo como la que yo estaría dispuesta a dar.

Miraba a aquel chico con todo mi desprecio, me devolvía la mirada, lo interpreté como un gesto desafiante, la excusa que necesitaba para dejar de luchar contra aquel incómodo impulso rabioso.  

Dejé de clavar las uñas en el asiento intentando contenerme, fingí tener algo en el bolsillo para ofrecerle a ese pobre crio, de una manera ruin lo invité a venir a cogerlo, una forzada sonrisa que dejaba entender que en la palma de mi mano ocultaba caramelos, aunque con dudas se acercó rápidamente y en vez de poner algo de comida en la palma de su mano apresé su brazo con violencia.

-¡TE TENGO!- dije mientras lo acercaba un poco más, ignorando el daño que le estaba haciendo con mis garras, ni si quiera me importó sentirme como una bruja.

-NO, no te resistas, pobre y dulce cosa inocente, tienes hambre ¿verdad pequeño hijo de puta?, has venido con tus amigos para desbaratarme ¿verdad?- dije con un tono aterrador para un inocente niño.

-Estoy segura de que no dejas de pensar en masticar mis tetitas, ¡a mí no me engañas!, sé que has perdido el miedo, lo sé porque la boca se te hace agua pequeño y sucio degenerado.- continué para amedrentarlo.

-Seguro que sueñas con andar jodiendo con los robapieles, quieres comerme ¿verdad?, ¡¡¿VERDAD?!!- Dije para zarandearlo como un muñeco y elevar la palma de mi mano velozmente, cogiendo impulso hasta propinarle una fuerte bofetada.

-¡TE JURO QUE SI VUELVO A VERTE MIRANDOME MIENTRAS SALIBAS TE ARRANCARÉ LA PIEL A TIRAS!- dije iracunda y completamente fuera de mí mientras lo miraba con una mirada descentrada.

Empujé al muchacho al suelo, tenía miedo de mi misma y de su desafiante mirada, me dio la impresión de que le importaba poco lo que yo dijese, algo me decía que solo quería comerme, como aquellos condenados robapieles.

Ver a Bicho agarrándose a una ventana del vehículo de Lupe me sacó de ese momento de tensión -¡¡Ayudadle!!- dije en un tono impositivo, señalando con la mano dolorida por la bofetada a mis compañeros más cercanos para que prestasen su ayuda a Bicho, mientras, yo intentaba volver a ponerme en pie pese a la dificultad y mis dolores.

Querido diario:

                        ¡ME-QUIE-RO-MO-RIR!, ¡si, si!, ¡como lees!, me quiero morir y si tu fueras yo seguramente también sentirías lo mismo.

Deja que te cuente.

Luego de salvarnos de los robapieles, de llegar a la represa seca, de tener la fantástica idea de subirme a los lomos de Sombra a lo He-Man post apocalíptico y de ingresar al colectivo hospital para que me curase el doctorcito Genmu – que me toco de mas, a mi no me engaña -, ya había vuelto junto a Kroon  - que como ya dije, no es sexy pero tiene una pantera y eso lo hace cool -, cuando el infierno para los sibaritas se desbordo por completo vomitándonos en la puta cara sus inmundicias.

Llegaron desde todos lados, arrastrando los pies, con sus ropas deshilachadas, su cadavérica delgadez. Brotaron desde el suelo, como gusanos horribles y flacos, con los pelos duros como clavos y una caparazón echa a base de mugre y sudor. Se acercaron, con los brazos extendidos y mientras imploraban por comida o agua.

Y su olor, por Jebus de los paramos, ese aroma amenazaba con hacer implosionar mis sofisticadas tripas y solo con un gran esfuerzo mental pude mantener cerrado el duodeno que me palpitaba como la boca de un pez.

¡ASCO – MIL!

¡Era como si toda la familia de Bicho hubiese venido a saludarnos!.

Al borde del paroxismo nervioso fui testigo de las maniobras de KroonElCool (lo bautice así por que mola ¡y que!), que con las ametralladoras de su auto se dedico a partir al medio a varios de esos mugrosos familiares de BICHO y mientras me SUPLICABA que me pusiera a SU retaguardia para quitar unas piedras.

Me tomo por sorpresa, claro, “poniéndose a la retaguardia” es como se empiezan las cosas, si me entiendes.

Así que allí estoy ahora, moviendo piedras con toda la celeridad de la que soy capaz, rodeado de una legión de familiares de BICHO, e intentando que no se me rompan las putas uñas laqueadas mientras lo intento.

Eso si, con Glamour como corresponde.

Los niños me piden más y más pero me mantengo firme, no hay más hasta que sea seguro para ellos, y pobre de aquel que les de nada a los niños sin mi permiso...

Siento a cada niño en su asiento y les pongo el cinturón, esto no es un paseo por el campo precisamente... 

-¿Como vas speedy?- Grito para hacerme oír por encima del ruido, me hubiese gustado ser más amable o cariñoso, pero aún estoy demasiado colérico...

La situación se mantenía relativamente estable acorde a lo que es estar en la carretera lidiando con cada energúmeno que puede aparecer incluso debajo del asfalto. Si no son los robapieles, son los muertos de hambres, siempre algo viene a entorpecer todos tus planes, incluso son capaces de robarte a mordiscos la esperanza. 

Pero esta vez me sentía bien, tenía el volante en mis manos como siempre lo cual me permite tener cierto control sobre mi. No era buena para muchas cosas, pero si lo era para conducir y es a lo que en verdad estaba acostumbrada. Por esa razón estando Elijah a mi lado le pido disculpas de corazón. - Lo siento, es vital para mi conducir. -no le iba a ofrecer la gran explicación del mundo pero al menos el gesto es lo que vale. 

Mientras que esperaba a Kroon que le disparaba a la gente y Frank intentaba quitar las piedras. -Ardua tarea para la diva. -pensé al ver como podía quedar arruinada con el esfuerzo, parece que en la carretera el sentido de belleza ha caducado hace miles de años, así que da igual si tienes las uñas rotas, el rostro medio quemado o no te bañas hace un año. - Apenas sobrevivimos, con eso es mas que suficiente. - opino mentalmente suspirando. 

De lejos escucho al doctor como va organizando a los niños, es algo que adoro de él, siempre ayudando a todos. El tono de su voz no augura calma ni por asomo y es un sentimiento en común que tenemos los dos. - Genmu, ven conmigo. Ya tienes todo controlado ahí, descansa y... -no alcanzo a decir más que al girar el autobús porque había encontrado una salida viable, veo un grupo de personas y quien encabeza dicho grupo es ... ¿Mi esposo fallecido? - No, no, no... No otra vez. -comienzo a balbucear cerrando los ojos y frenando en seco el vehículo justo en el medio de la gente que daría su vida por entrar. 

-No, no... No... No... No estás, te fuiste y no quiero verte mas. ¡Sal de aquí! -aferrada al volante con el rostro apoyado en el mismo siento como las lágrimas recorren mis mejillas, era consciente de que no podía caer en ese vació porque moriríamos todos. 

Y así me encontraba, sumergida en una nueva crisis que me costaba superar. No sabía como quitarme aquellos recuerdos y que no se vieran reflejados ahora mismo, en otro momento una lobotomía hubiera ayudado, pero ahora... Sólo es hacerse fuerte porque discernir entre realidad o fantasía cuando todo es caos y desdicha, desde ya que es casi imposible.

Seguía tocando la escotilla del vehículo de Lupe sin respuesta -Tal vez al explorador no le gusta la compañía- con preocupación me arriesgo a saltar al camión tratando de alcanzar el techo, pero confié demasiado en una agilidad que no tengo, apenas y logro sostenerme de las protecciones de una ventanilla con una mano y con la otra sostengo al escorpión por la cola.

Siento una mano esquelética aferrando mi tobillo, aunque no pesa nada yo no soy muy fuerte que digamos...

Veo mucho movimiento en el interior del autobús, Speedy al volante, Genmu y el Sacerdote rodeados de niños, Rose señalándome y gritando, pero no veo mi bolsa de latas por ningún lado....

-Splash, splock!!- la sangre emana del saco de huesos mientras el explorador lo acaricia con su machete, me doy cuenta que acaba de salvarme - Gracias Explorador!!- me suelto hacia el cofre del vehículo y  beso al escorpión agradeciéndole la buena suerte que me ha traído.

Entro al automóvil e imito a Lupe tratando de disparar desde dentro hacia afuera por las rendijas con el rifle de Speedy.

El machete de Lupe reclama algunos miembros de los esclavos. Corta carne, hueso y tendones hasta cercenar manos, brazos y dedos. Los miembros amputados bailan en el aire y rebotan sobre el capo el Outsider regando de sangre a todos los participes del grotesco espectáculo de muerte y desesperación. El frenesí es la única constante en la tarde de un día teñido de rojo desde su comienzo.

 Decenas de miradas se clavan en Rose ante su comportamiento descolocado. Inmediatamente todos los refugiados se apartan de ella casi instintivamente como un animal apaleado por su amo. Algo ha cambiado dentro de ella pero no es del todo malo porque aleja sus dolores hasta el punto de no importarle en lo más mínimo. Con pocas dificultades logra ponerse de pie y tomar una posición segura contra las ventanillas del autobús. Topanga muy despacio ocupa un lugar próximo a Rose pero su atención se centra en los huérfanos que ahora actúan como una manada salvaje en búsqueda de refugio. Tal vez las serpientes han arribado al paraíso de Colt y visten de corderos…

 Luego Genmu los acomoda en sus respectivos asientos pero la situación sigue siendo la misma. El aire dentro del vehículo escolar se vuelve denso como la sangre.

-No, no... No... No... No estás, te fuiste y no quiero verte mas. ¡Sal de aquí! -aferrada al volante con el rostro apoyado en el mismo siento como las lágrimas recorren mis mejillas, era consciente de que no podía caer en ese vació porque moriríamos todos. 

El pasado tarde o temprano alcanza a todos. Llega en muchas formas pero siempre acude en el peor momento porque ahora la única posibilidad de escapar depende de la mujer que sujeta el volante del autobús y de la diva del desierto que se encuentra quitando las piedras para que el grupo pueda salir de aquel pandemonio.

Bicho salva su pellejo y sus latas de milagro en el último momento al entrar al Outsider. Desde allí dispara por la ventanilla. La ráfaga derriba media docena de escuálidos sobrevivientes que pronto son aplastados por una nueva docena que se estrella con fuerza contra el vehiculo. Olas y olas de esclavos golpean con sus huesos los vehículos de la caravana y nuevamente son rechazados por armas de fuego, flechas y armas de filo. El suelo se tiñe de rojo junto a las ruedas de la caravana.

Detrás del V88 de Kroon se encuentra Frank apartando las piedras. Finalmente logra hacerlo pero el precio de aquello supone la rotura de varias de sus uñas trabajadas u algunos raspones pero nada de aquello es significativo ante la aparición de varios esclavos que han logrado evadir a Kroon. Los esqueletos andantes avanzan con garrotes y elementos punzantes hasta rodear a la Diva del Desierto.

Al menos el camino ahora se encuentra libre de rocas pero Frank obstruye la salida junto a sus atacantes.

-¡Vamos, vamos, vamos!¡No voy a poder contenerlos todo el día, maldita sea!

Estar rodeado de gente hambrienta y desesperada es una cosa pero ver a Otis El Jodido es otra. Por el espejo retrovisor descubres al mismísimo Otis trepado al baul del V88. El desgraciado ha venido a por ti y la ametralladora que lleva en su mano lo demuestra. En aquella fracción de segundo ves como apunta pero su arma se encasquilla y tu vida se prologa un segundo más. ¿Qué harás? ¿Qué harás?

Pero algo no anda bien. ¿Qué demonios hace Otis allí?

Ryan de repente salta hacia el frente del autobús y se aferra al parabrisas. Con su cabeza comienza a dar golpes al parabrisas hasta quebrarlo, producir un agujero y comenzar a meter su cabeza por el mismo. En el suceso Ryan deja arte de su rostro en el vidrio por grandes cortes y puedes observar horrorizada como la putrefacta carne de su cara es arrancada. Entonces la ansiedad gana todo tu ser… 

A Kroon le da un vuelco el corazón al ver a Otis El Jodido trepando por su coche. Era como un fantasma salido de su pasado. ¿¡Pero qué cojones!?

No puede ser, no puede ser que me hayan encontrado.

Un sudor frío baja por la frente del vet que se frota los ojos. Cuando los vuelve abrir...ya no está. Se ha ido.¡Oh, joder...joder!

Por unos segundos parece haber estado en otro mundo. El grito de uno de esos indigentes pegado al parabrisas del V88 le devuelve a la realidad. Delante un montón de aquellos indigentes avanza trastablilleando entre cadáveres. Detrás, Frank se debate con otros de esos que intentan rodearle. La situación es desesperada. ¡Maldita sea!

Solo se le ocurre una cosa para ayudar a su amigo. Abrió la puerta del coche y le pegó un tiro a bocajarro a aquel mendigo que lo había traído de regreso y abrió la puerta trasera...liberando a Sombra.

-¡Sombra!, a por ellos-.

La pantera le contestó con un gruñido. Kroon no sabía si era de agradecimiento o de reproche. El veterano le señaló hacia atrás; ordenándole que atacase a los mendigos que habían logrado sobrepasarle y amenazaban a Frank. Teniendo en cuenta que no había comido en bastante tiempo, se compadecías de aquellos mendigos.

-¡Frank!, te mando a Sombra. Vuelve al vehículo en cuanto puedas.

No temía por Frank. Sombra ya lo conocía, conocía su olor y sabía que "era de Kroon". contaba conque le respetara, claro que en el estado que estaba, sabía que no era muy fiable. Era un riesgo que tendrían que correr.

Por su parte el resto de sus compañeros tenían sus propios problemas. El autobús estaba rodeado. No había mucho que él pudiese hacer desde su posición. Se volvió rápidamente al interior del vehículo, por si fuese necesario volver a abrir fuego. Esperaba que no. Cada ráfaga de gatlin valía más que el oro y necesitarían mucha munición si tenían que volver a enfrentarse a los robapieles.

-¡Sombra!, a por ellos-.

La pantera le contestó con un gruñido. Kroon no sabía si era de agradecimiento o de reproche. El veterano le señaló hacia atrás; ordenándole que atacase a los mendigos que habían logrado sobrepasarle y amenazaban a Frank. Teniendo en cuenta que no había comido en bastante tiempo, se compadecías de aquellos mendigos.

Las garras de sombra cortan la carne y el peso de su cuerpo derriba a dos esclavos. Uno de ellos tiene la mala suerte de perder un brazo por el ataque de Sombra y el otro sufre profundos cortes en su vientre. Los demás retroceden un poco ante el ataque por sorpresa del felino pero no ceden en su postura ante Frank.

Ahora que la mayor cantidad de rocas ha sido removida tal vez el V88 de Kroon pueda terminar el trabajo pero es necesario que La diva del desierto actué antes…

Me quedo de piedra al oír a speedy, otra vez alucinaciones.

Me acerco a ella y me pongo a su lado.

-Vuelve, estás aquí, aquí no hay nadie más, solo nosotros. Respira y pisa el acelerador, siente la carretera, huele el asfalto y la gasolina, siente lo que te rodea, lo que es real, estás en un autobús con demasiada gente que depende de ti, solo de ti, centrate.-

Intento hacer que speedy retorne a nosotros, la necesitamos.

Una vez en pie y gracias a la ayuda de Jack Topanga me parapeté entre unos asientos (al final del bus, la parte trasera), Topanga me ofreció la escopeta nuevamente y la acepté sin ninguna duda, también guardé la munición entre mis ropajes (el disfraz de merodeadora).

Me fijé que Speedy estaba al volante del bus, algo que era bastante tranquilizador, pero en las circunstancias que estábamos seguía sintiéndome nerviosa. Estábamos todos muy tocados, yo la primera.

Me sentía arrinconada como un animal herido, como una leona acechada por las hienas, nuestro enemigo era torpe pero su número lo hacía muy peligroso.

Permanecí a cubierto, preparada para disparar a cualquiera que tuviese la oportunidad de acceder al interior del autobús por la fuerza.

De repente comienzo a darme cabezazos contra el volante porque era incapaz de ver aquella horrorosa imagen de mi esposo fallecido golpeando su rostro contra el parabrisas, al punto de apreciar como algunos trozos de su cara se quedaban pegados al vidrio. -¡Sal de aquí Ryan! No te hagas mas daño, me matas así. BASTAAAA. No lo soporto. - grito con desesperación aferrada al volante mirando hacia el suelo, no lo veía pero escuchaba el sonido de su cabeza contra el vidrio lo cual era peor.

Agonizando por lo que estaba sucediendo escucho una voz... Lejana... pero absolutamente familiar, era Genmu que me pedía algo, no alcanzo a escucharlo bien porque Ryan continuaba dándose golpes contra el parabrisas. Al levantar la mirada totalmente perdida busco al Doctor, lo abrazo con fuerza y a través de una súplica le digo.  -Sácame de aquí, no puedo con todo esto Genmu. Ryan... Está ahí, no tiene rostro se lo está arrancando y no quiero verlo. No puedo conducir si no lo sacas del parabrisas, me hace mal. - desbordada por el llanto y con el rostro decorado con algunas gotas de sangre me incorporo del asiento dirigiéndome a un rincón, abrazo mis piernas y sin dejar de hamacarme repito: - Ryan estás muerto, muy muerto. No existes, no vives... Te disparaste en la cabeza. ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no me dejas en paz? Estás loco Ryan... No puedes hacerte esas cosas. - le hablo a mi esposo mientras tomo un trozo de fierro y comienzo a cortarme levemente las muñecas, infringiéndome dolor para ver si a través de él podía dejar de ver a Ryan y sentarme al volante del autobús. 

Transitaba por un episodio bastante arduo de depresión, las alucinaciones hacían mella en mi y me costaba discernir entre la realidad vs la fantasía. Era un brote generado por todo el trauma del accidente, el entorno tan opresivo y la falta de recursos internos para defenderme de lo que se me venía encima. El asfalto golpeaba duro y no por ello te mantenías íntegro en todo momento, ya agotada y al ver que luego de varios cortes la imagen de Ryan comenzaba a disiparse me aferro a Genmu como si fuera un último aliento de vida, tal vez de esperanza. 

¿Que carajo esperan para moverse? - dice Lupe al agacharse pues uno de los esclavos había clavado un pico justo en la ventanilla del lado del conductor, los cristales no se esparcieron por el interior del vehículo gracias a la película de seguridad, pero el pico casi le da en la cabeza a Lupe.

¿Estas bien Bicho? - le pregunta - van a chingarme toda la carrocería estos pendejos - le dice mientras el sonido de los golpes parece aumentar sobre el auto. 

Lupe toma una de sus latas de comida y espera un momento antes de salir- si no se apuran tendré que distraerlos de algún modo, ¿traes algunas latas vacías? -

-BLAMO- suena el disparo que hice desde dentro del auto y alcanzo a ver por las rendijas el boquete en la cabeza que le abrió a varios sacos de huesos. -¿Viste eso explorador?- volteo a ver a Lupe pero está muy ocupado esquivando un pico.

-Estoy bien gracias a tí y a la gran caracola que bendijo al firulais para que nos diera suerte-le respondo y contesto a su otra pregunta sacando 2 latas vacías de mis andrajosos pantalones y le muestro la que tiene 5 escorpiones pequeños- Serían 3 latas si nos comemos a los escorpiones, explorador-

- No cabrón, guárdalos para mas tarde, que voy a tener que darles algo de mis reservas - respondió

Lupe tomo una lata vacía que le entrego Bicho, luego saco de su mochila una granada y se la puso en la otra mano – cuando te diga le quitas el seguro, la metes en la lata y me pasas el regalito para que se los arroje lejos de aquí, primero les daré este par de latas – le dice mostrando la lata caduca que tenía pate y la lata bacía que le dio Bicho. Acto seguido salió por la escotilla con su machete y las latas de carnada, se puso a dar tajadas con la hiriente hoja para hacer espacio y poder lanzar las latas lejos del outsider, inmediatamente abrió de nuevo la escotilla.

-¡ahora bicho, dame la buena! – Y tomando la granada enlatada y lista para desmembrar esclavos el explorador la lanzo a donde había un pequeño espacio vacío alejado del auto.