Partida Rol por web

Piso de Fía

Ubicado en Manhattan, es un piso moderno de un solo ambiente diseñado exclusivamente para Fia. Si bien de momento no puede vivir allí hasta la mayoría de edad, si que lo usa a menudo porque ama su privacidad. 

Este en tonos marrones y negros, cuenta con una bonita escalera y una seudo planta alta donde se encuentra su habitación. Está totalmente equipado, manteniendo la estética y el estilo en una eterna mezcla entre lo moderno y el vintage. 

Habitación

Cambiando ligeramente el tono, ahora en su gama de grises, la habitación de Fía es delicada, sin mayores decoraciones pero con un estilo en esencia moderno. 

Cuando la puerta se abrió, se escuchó la voz de Fía diciendo: Luces tenues por favor. Estaba claro que tenía todo equipado y con tecnología de punta, sus padres sabían mimarla a base de bien. El lugar no era muy grande, pero sí confortable y con ese destello de modernidad que hizo juego con las paredes más en bruto y los colores bastante neutros. 

—Ponte cómodo. 

Apenas le dije esas palabras me quité las botas quedando más pequeña de lo habitual, eso sí muchísimo más cómoda y relajada. Aunque el efecto de la pastilla estaba en mi y tras poner una canción de fondo, me acerqué para bailar suavecito con él, rodeando su cuello con los brazos mientras mis labios se rozaron con los suyos, sin dejar de mover las caderas, jugando con la cercanía, la tensión sexual, ese todo. 

—Dime si te atreves... Si te atreves algo conmigo...♪

Ponte cómodo.

Sir Alexander se quitó finalmente la armadura, ya no podía mas aguantar aquello, ni todos esos años entrenando la educación, el sosiego y la etiqueta, podían hacer nada en ese momento. Todo el tonteo, besos, miradas habían hecho su fruto y el efecto de la droga no hacía mas que calentar las cosas.

No hacían falta palabras, su respuesta era clara.

Cuando sintió que lo rodeaba no pudo evitar darle un beso y a mitad de este le agarró fuertemente las nalgas, atraiéndola fuertemente hacia así que la diferencia de altura -ahora sin botas- hizo que la elevara a horcajadas encima de él.

— No puedo mas, ¿crees que soy de piedra? Me expulsan del Reino Unido si suelto todo lo que me está pasando por la cabeza, Fía — dijo con una risotada mientras devoraba a besos su cuello y apretaba ese culo contra su abultado pantalón.

Demasiada contención, demasiado me gusta el Británico y también el sexo como para continuar con los modales, era inevitable y así también sucedió todo. No sólo porque sentí sus manos en mi trasero y con un pequeño salto, siendo bailarina, era una pasada y rápido me subí sobre su cintura mientras lo cogió de la nuca, así nos morreábamos como si fuéramos animales. Me gustaban esos besos de Alex, cuando dejaba todo atrás, incluso sus preciadas lecciones de etiqueta. 

—Uhm, por favor dímelas a todas. Me pone muchísimo eso—confesé sobre su boca entre besos y aproveché para ir quitándole todo—. Quiero conocer a Alex, en todo sentido. Me gustas mucho. 

Sincera como siempre era, le dije eso y continué jugando con su cuello y mi boca, acariciando la espalda del Británico con ganas, deseo y muchísima intención. Lo devoraría entero si me dejaba. No era ese tipo de chica que era cohibida en el sexo ni mucho menos, me encantaba darlo todo. 

Su lengua se entrelazaba con la de ella, recorría su boca, sus dientes y mezclaba su silaba con la de ella. Fía le gustaba mucho, desde el primer día que la vio le llamó la atención, cuando habló con ella le siguió gustando y tras esta noche, la tenía por las nubes.

Con su lengua recorrió su cuello hasta llegar a su oreja, que lamió el lateral y se contuvo para no morder con fuerza el lóbulo. Su mano izquierda subió del culo para recorrer toda su espalda hasta llegar a su pelo, donde entrelazó los dedos con su bonita melena. Le agarró un poco del pelo y tiró para que levantase la cabeza y expusiera su cuello, para poderle besar ahí.

Por un momento perdió su equilibrio al tener una mano ocupada y empezó a trastabillar hasta que recobró de nuevo el control, por el camino tiró algo aunque no vio que era, pues arrastró con él a Fía a modo de ariete. Parecía que había acabado en la mesa del comedor y seguramente había tirado algún jarrón o algo así.

— Primero, te voy a comer esas tetas que tienen que me han estado llamando toda la noche.. — dijo medio arrancándole el top que llevaba puesto. Posó a Fía encima de la mesa y el se reclinó encima de ella para sumirse entre aquellos pechos, primero una mano y luego la otra para terminar con besos, lamidas y algún que otro mordisquito.

El se encontraba ya medio desnudo y su piel ardiendo estaba ya en contacto con la de ella.

Cuando se encontró capaz de salir de aquel lugar glorioso, empezó a deslizarse hacia abajo, comiéndole a besos todo el vientre hasta llegar a la zona de la falda donde se la quitó junto a sus braquitas.

— Y ahora voy a seguir por aquí a bajo para calentar motores.

Aunque una de sus manos seguía jugando con sus pechos, la otra empezaba a trabajar estimulándole el clítoris. Su lengua empezó a recorrer frenéticamente los pliegues de sus partes íntimas, saboreando como mejor sabía aquella delicia de mujer.

El desenfreno tal que en cuanto escuché la confesión de Alex, todo en mi se estremeció, era una sensación placentera que me erizó cada vello de los brazos. Ese tipo de hombre me ponía muy cachonda, era perfecto hacer contraste entre su lado de Señorito Británico y este lado sexual, salvaje. 

—Son tuyas, disfruta cada rincón de mi porque en cuanto te pille yo no me detendré —dije jadeando al sentir su boca—. Que delicia... Sigue. 

Arriba de la mesa lo dejé hacer, su boca me atrapó por completa, era una sensación tras otra y mi ropa interior se humedece cada vez más. Era increíble la forma que tenía de recorrerme y lo que provocaba en mi como la yema de mis dedos lo recorrían, ardiendo. Su cuerpo me gustaba, ese rostro, como besaba, todo era sexy. 

Jadeando me perdí cada vez más, cerré mis ojos, hasta solté algún que otro grito cuando fue descendiendo más y más. Su frase hizo que una sensación eléctrica me recorra entera, gimiendo por ello, desatando una marea de pensamientos que hacían desearlo con todo mi ser. 

—Toda la noche, quiero todo contigo. 

Ni pensé lo que decía, era genuino, era atracción. Me podía este chico. Su lengua en mi coño, la forma en que recorrió mis labios con su lengua, lo húmeda que estaba, era muy fuerte. Me aferré a su cabello, tironee con suavidad, alcé mi pelvis y más le ofrecí de mi. Cómo si le estuviera diciendo: come, aliméntate de mi. 

Saboreó a Fía como si se tratase del mejor de los manjares. Con el pulgar frotaba su clítoris, con su lengua y el dedo índice recorría sus labios y la penetraba suavemente. Notaba como la zona cada vez estaba mas húmeda y eso le ponía cada vez mas cachondo.

Con todo el movimiento la mesa parecía que se iba a desmoronar de un momento a otro, así que tras un rato subió de nuevo besando cada parte de su cuerpo que se encontraba por el camino hasta que llegó hasta su cara. Le peinó y apartó el pelo con suavidad para darle un beso.

— Eres preciosa Fía Baxter.

Y dicho esto la volvió a coger por los aires y se la llevó. Hizo un barrido rápido por la habitación y se dirigió al lugar mas cercano medio cómodo para seguir: el sofá. Ahí se sentó junto a ella.

Sus manos recorrían sus piernas hasta llegar de nuevo a su pelvis dónde siguió frotando su clítoris para seguir dándole placer, luego introdujo dos dedos dentro de su coño. Y aprovechando el nuevo ángulo, mientras hacia eso, aprovechó de nuevo para besar aquellos pechos impresionantes, recorriendo la lengua por sus pezones.

— Mi espada está ya desenvainada, princesa — dijo aguantandose la risa.

Tomó la mano de Fía y la acompañó hasta su pene completamente erecto.

Gozándolo encima de la mesa en cuanto fue ascendiendo, temblé un poquito mientras la canción de Nati llegaba a mis oídos, más oportuna imposible. Ardiendo con él, me abracé cuando nos movimos entre besos mientras separé mis piernas y yo lo acariciaba por el cuello, el torso y fui descendiendo sin dejar de morrear con la lengua, bien obsceno, lujurioso. Ya cuando me indicó con la mano que vaya a su polla, separé bruscamente mis labios de los suyos y con un aire más salvaje, mis pechos descubiertos al completo, me acomodé entre sus piernas porque quería saborearlo. 

Y así lo hice, primero un lametón, ya después era comerla entera, a ritmo, suave, por momentos más rápido, pero dándole a entender que no sólo me gustaba su polla, sino que me gustaba todo él. Hasta froté su miembro sobre mis pechos, buscando usarlos, masturbarlo con ellos mientras allí de rodillas quería hacerlo gozar como nunca antes. Me gustaba él, la química que teníamos y quería que esta noche sea perfecta para los dos. 

Le solté un poco de saliva para que el roce sea más rico y comencé con la cubana, tenía unos pechos grandes, suaves, y cuando el glande se acercaba a mis labios, lo lamía con intensidad. 

—¿Te gusta? —pregunté con morbo—. A mi sí. 

Resoplaba al notar su miembro dentro de la boca húmeda, el placer era exquisito. Fía era preciosa desde todos los ángulos y en todo momento, alargó su mano y deslizó sus dedos para mezclarse con aquella cabellera preciosa mientras notaba los lametones. No podía reprimir pequeños gemidos de placer.

Luego cuando soltó la saliva y se la puso entre los pechos no pudo evitar morderse el labio inferior.

No era necesaria respuesta, la vibración y los estremecimientos de su cuerpo hablaban por si solos.

— Hacía tiempo que no disfrutaba tanto. Joder Fía, haces magia con esos labios, esa lengua y esas tetas.

Por un momento dejó caer su cabeza en el respaldo del sofá y miró hacia el techo, sintiéndose completamente en el Nirvana. Pero sabía que si seguía así mucho mas terminaría la diversión antes de tiempo, le encantaría dejar fluir y correrse en esos pechos, pero necesitaba mas.. quería mas.

Con un suave gesto, alzó sus brazos y la subió a horcajadas. Trató de no perderse de nuevo ya que tenía sus pechos a la altura de su cara. Tratando de contener su fuerza, la agarró de la cadera y el culo, trayendola hacía si. Su polla estaba ahora rozando con su coño y empezó a mover las caderas deslizando su miembro por esa zona.

— ¿Seguimos? — dijo extasiado y dirigiendo una mirada lasciva a Fía.

Lo estaba dando todo en la felación, saboreando, recorriendo y degustando como si fuera lo más rico que probé en mi vida. Estaba muy segura de que sería así y por eso se lo hice notar, considerando que también lo masturbé con mis pechos, cumpliendo de alguna manera ese morbo que tienen con mi cuerpo y como me gusta comportarme en el sexo. Pero en medio de tanto sabor, calor y deseo, es Alex quien me atrae a él luego de aquellas palabras y no dudo en corresponder a su beso mientras busco su mirada entre caricias. 

—Y yo, creo que estaba buscándote hace tiempo. 

Solté la cursilería porque me nació, es que realmente me gustaba mucho Alex y la conexión que teníamos era brutal. Esto me llevó a estar encima de él, percibiendo el roce, alimentándome de la sensación mutua y el anhelo de estar unidos ahora mismo. Así que muy suave descendí sobre su regazo permitiendo que se abra paso en mi, todo el calor, la humedad lo recibió mientras se sentía todo rico e imaginó que él también lo sentiría así. 

Solté un jadeo sobre su boca, le dije mil veces más que me gusta entre besos comportándome más dulce y sexual por momentos, sólo para comenzar a danzar muy despacio sobre su regazo, golosa de él, disfrutando de su hombría, lo duro que estaba, lo rico que era todo. 

—Uhm Alex, puedo acostumbrarme a esto—confesé divertida y tironee de su labio inferior con los dientes—. Bien rico. 

Estaba ya por las nubes, teniendo a Fía encima suyo, subiendo y bajando lentamente, era un placer increíble. Sus brazos no podían parar de acariciar su cuerpo desnudo, de pasearse por su melena, de apretar sus pechos y de acompañas sus caderas.

— .. yo también — dijo de sopetón, casi en un murmullo, tras recibir por sorpresa aquel comentario dulce en medio de aquel momento tan apasionado.

Iba a decir algo mas pero dudó y cuando ella tironeó de su labio la siguió enseguida con un beso intenso. La cosa iba subiendo de intensidad y aunque al principio trataba de disfrutar el ritmo, el alcohol y las drogas en su cuerpo empezaron a sacar la versión mas lasciva de él.

Cogió con fuerza las caderas de ella y empezó a guiarla para augmentar el ritmo y la cadencia. Se ayudaba con sus brazos para que al bajar la penetración fuera mas profunda hasta que poco a poco parecía que empezaba a cabalgar encima suyo. Ese ritmo hacía que cada vez estuviera mas cerca de correrse y empezó ya a concentrarse para tratar de aguantar un poco mas.

— Eres demasiado, bufff.. me llevas al límite señorita — dijo riendo entre jadeos de placer.

Me sorprendió que Alex responda aquello, era algo bueno como un pequeño acto de dulzura y sinceridad en medio de un acto sexual desenfrenado. Me gustaba eso de él y me dejé llevar aún más entre besos, que todos fueron cada vez más lascivos, bien intencionados y muy sentidos. 

Pero el ritmo, las ganas, y la sensación tan rica en mi cuerpo me llevó a ir más rápido, a seguir ese ritmo que Alex quiere porque íbamos a saco. No lo pude aguantar, es que tras sus palabras, le dediqué una mirada llena de placer, goce, hasta que esa misma sensación escaló en un orgasmo que me sacudió entera. 

—Joder Alex... 

Apenas pude decir cuando el climax me abrazó tan fuerte, era un revolución sensorial fuerte, rica y ya cuando mi cuerpo se aflojó unos segundos, rápido seguí dando un poco más de ritmo ya sea para sostener el orgasmo de ambos o para provocar uno en él. Esto recién comenzaba. 

Llegó ese momento en el que ya no hay marcha atrás, un profundo orgasmo le recorrió el cuerpo mientras apuraba los últimos estertores de la cabalgata. La abrazó con fuerza mientras seguía aquel ritmo frenético hasta que ya no podía mas, hasta que se fundió su cuerpo con el de ella. Cuando ya empezó a correrse, sacó rápidamente su miembro justo a tiempo para evitar cualquier problema y terminó encima de su vientre con un último suspiro.

— Gobsmacked, increíble.. — soltó pura expresión británica con todo su acento casi sin aire.

Echó la cabeza atrás unos instantes como para recobrar algo de aliento perdido.

Justo en ese instante su móvil que estaba tirado por el suelo de cualquier manera ¿en que momento había perdido los pantalones? vibró y pitó con una nueva notificación. ¿Había sonado el de Fía a la vez? No estaba seguro.

— ¿Qué hora será? — dijo con una carcajada y miró en dirección a su móvil, pero estaba demasiado "lejos". Desde que se había juntado con ella al finalizar aquella fiesta aburrida el tiempo le había volado de manera muy extraña. Seguramente aquella pastilla y la copa no habían ayudado.

La sensación previa a su corrida fue una locura para mí cuerpo, considerando que sentí cuando iba a hacerlo y tras abandonar mi cuerpo, busqué sus labios en medio de su orgasmo, sin importar terminar sucia por todo lo vivido. Sorprendida por su comentario, busqué el móvil que lo había dejado sobre la mesa pequeña aledaña al sillón y revisé la hora. 

—Uhm, son casi las cinco de la mañana. ¿Te quedas?—pregunté a Alex y me saltó la novedad de Gossip Girl, momento en el que solté una carcajada encima de él —. Por favor, como que deportista. Es el hermano de mi amiga, no me metería jamás con él, que risas. 

Le enseñé la publicación mientras lo miraba a los ojos, es que nos nombraba a los dos. Al parecer sabían que estaba con él en mi depto, no me importaba porque no tenía nadie que llore por mi o me recrimine nada. Solo que tampoco quería incomodar a Alex. 

—Te explico—dije al incorporarme y tironee de él —. Nos duchamos si quieres... 

Medio desnuda como estaba, le hice un gesto de niña traviesa para invitarlo y continué. 

—Gossip girl es la cotilla de New York, ella está pendiente de todo lo que hacemos y lo publica. Se divierte mostrando la intimidad de las personas, disfruta de nuestras miserias y es un verdadero problema. No le tengo miedo, pero no deseo que te afecte aunque debes acostumbrarte a ella. ¿Puede molestarte que nos mencione?

— Me quedo, no sería responsable conducir en este estado. — dijo reprimiendo una sonrisa.

Siguió a Fía hasta la ducha mientras leía aquella extraña publicación. No era la primera vez que había escuchado acerca de esa tal 'Gossip Girl' aunque no le había hecho demasiado caso, también porque el año anterior apenas asistió a ninguna fiesta o estuvo metido en ningún lío.

— Estoy alucinando un poco, ¿es que alguien nos ha seguido desde que salimos de la primera fiesta? En el pub latino no me pareció que hubiera nadie que nos pudiera conocer. Qué raro.

Dio un cachete en el culo de Fía.

— Vaya, así que me las tendré que ver con un señor deportista ¿eh? En mi tierra eso se resuelve batiéndonos en un duelo de caballeros, prepararé mi espada. — dijo con una sonrisa para quitarle hierro al asunto. Conocía a Fía desde hacía poco tiempo y no había intimado con ella hasta el día de hoy, aún así tampoco le gustaba la idea que estuviera con otro, pero decidió darle un voto de confianza, pues al fin y al cabo la maldita prensa rosa solo buscaba el salseo.

— Si pudiera elegir, preferiría que no dijese nada sobre mí la verdad. Pero supongo que eso no es una opción ¿no? Por lo que he oído nadie sabe realmente quien es..

Me reí al escuchar la forma en que dijo que se quedaba. 

—Asi me gusta, quería más de ti —dije al guiñar un ojo—. Es lo que no entiendo, no tiene vida o su red de espías es más grande que Nene York. No sé qué decirte, ella está para joder a las personas pero si le das poder te enloquece. 

Tras decir esto recibí el delicioso cachete en el culo mientras mordí mi labio inferior. Es que me fascinaban esos juegos y ya en el baño me quité todo lo poco que me quedaba para luego darle un dulce beso en los labios. 

—Pobre Axwell, nada que ver. Seguramente como se quedó en la fiesta de Meli que es su hermana y estuvo charlando conmigo, ya asociaron cualquier cosa—comenté sin pelos en la lengua—. Me gustas solo tu, quizás debo demostrarte cuánto... Más allá de que un poco celoso me pone cachonda.  

De nuevo me puse a jugar ya con el agua del grifo a temperatura y busqué la cercanía, el roce mientras le decía aquellas palabras. No me interesaba otro chico, el Británico era mi elección. 

—A mí me encantaría, pero es imposible. Hay personas que viven de esto, así que es tomarlo como es sabiendo que está o vivir pendiente de lo que haces. 

Ya recorriendo con mis manos su delicioso cuerpo, dejé que la lluvia me recorra entera, dejándole una bonita imagen para que recuerde de mi cuerpo desnudo, cada curva, la forma de mis pechos, las caderas y el cabello mojado pegadito a mi. 

—Solo nosotros... 

Y volví a sus labios, buscando más besos y más de él. 

Le devolvió el beso ya debajo de la ducha.

En ese momento ya se encontraba cansado, el efecto del alcohol, las drogas y la adrenalina ya había pasado. Aunque la cercanía de Fía le seguía encendiendo como si alguien acercase una cerilla encendida a un bidón de gasolina y amenazase con quemarlo todo de nuevo.

— Como tu dices, no hay que darle poder, ni importancia a esa loca. Que diga lo que quiera.

Se acercó un poco mas a ella y le sonrío ante su otro comentario y como respuesta le agarró ambos brazos por las muñecas y los levantó dejándola apresada, contra la pared de la ducha, a su merced. Luego le mordisqueó un poco el cuello cual vampiro y terminó pegándole un lametón en la cara.

— Pues normalmente no soy celoso porque me acuesto con alguien por diversión y ya está... — luego sonrío un momento y luego la miró con seriedad. — ... a menos que me guste de verdad, entonces si que me puedo poner un poco nervioso.

Devolvió la "libertad" a Fía y se la acercó tirando de ella por las caderas. Enseguida ella podría notar el efecto causado por aquella cercanía en él, pues volvía a estar preparado para el segundo asalto..

Le gustaba demasiado.

El arrebato de Alex me dejó muy cachonda, si bien hablar de Gossip girl en la ducha era cuánto menos curioso, ahora mismo dejó de ser algo que genere un conflicto y fue más un motivo para seguir a los morreos, sintiendo al británico en todo momento. 

—Ella me da igual, lo que diga, lo que haga—dije al mirar sus ojos con mis manos allí cogidas por él —. Intentaré no ponerte nervioso, me gustas demasiado como para querer soltarte. 

Era raro que dijera aquello, el chico me había llegado de una manera distinta y no quería desaprovechar eso, darle un poco de normalidad a mi vida. La necesitaba y hasta el momento no sabía lo que era el amor porque quizás no me lo permitía o no se daba. Esto podría ser muy diferente, quisiera que fuera así. Lo cual en medio de esa revolución de sentimientos, esos besos, las miradas y el agarre final, hizo que lo sucedido en la ducha fuera de ensueño. 

Y así fue, ni hablar lo que siguió después. Me gustaba esa química que teníamos, así que lo alimentaría. 

Sin ser muy conscientes de la hora que era, al menos yo no tuve idea, fui en el auto de Ax entre risas como si fuéramos los dueños de la calle. Se sentía bien esto de tener novio, algo distinto, pero también era muy cierto que cuando estábamos en el mismo lugar, los astros se alineaban a la perfección y era bonito. Desde nuestra loca maratón sexual cuando nos conocimos, hasta esas semanas de distancia y ahora de nuevo, otra alineación que nos llevó a esto. A no dar vueltas, incluso con nuestras profesiones, él con el béisbol y yo con la danza. Podíamos con esto. 

Se encontraba algo lejos de la fiesta mi piso, aunque no me di cuenta del tiempo transcurrido de viaje. La entrada era bonita, la clásica de los edificios típicos en Manhattan. Lo bueno es que en el interior—yo me encontraba en el último—conservaban el toque vintage que tanto me gustan. Un montón de personas invirtieron cuantiosas sumas de dinero para que sea de esta manera e imagino que los pisos en su interior serían en la misma línea. Ya cuando ingresamos le di un dulce beso en los labios, aunque en el ascensor sí que lo he atacado a besos y ganas no me faltaron de hacerlo allí, pero... Quería intimidad, veníamos de una fiesta donde fuimos observados todo el tiempo, nos merecíamos algo de tranquilidad. ¿No? 

Y allí terminamos en aquel piso. 

Con ese toque moderno, mi piso brillaba por sí solo desde su sencillez cara. Decorado con mimo, cualquier persona podría decir que es mi casa, unos cuadros en la pared con fotos mías como bailarina, e incluso de mis zapatillas, todas en blanco y negro. La cocina a tope equipada con lo último, aunque curiosamente la nevera tenía esa apariencia de viejuna, pero por dentro era todo lo contrario. 

La escalera te llevaba a la habitación, allí donde en parte se respetaban los tonos, pero ya más cálidos. De todos modos no le di demasiado tiempo a Ax, considerando que volví a sus brazos entre besos. 

—¿Quieres algo para tomar?—pregunté entre caricias.

La fiesta ya quedaba atrás, y llegaron al piso de Fifi, del cual era única dueña.
La mezcla entre moderno y clásico le daba al lugar un encanto especial, y le gustó enseguida. Aquella pared con ladrillos a la vista era la imagen perfecta de Nueva York, uno que los diseñadores a la moda se estaban encargando de extinguir.
También miró las fotos de ballerina de Fifi, nunca la había visto antes así, y estaba jodidamente sexy. Bueno, ella lo estaba hiciera lo que hiciera.

¡Wow! ¡Es una pasada! Buah, por ahí tiene que entrar una de luz… señaló los amplios ventanales …oye ten cuidado eh, que con tanta ventana a lo mejor tienes algún seguidor, y no precisamente online…
Vamos, yo miraría. le dio un pequeño cachete en el trasero, mientras reía.

Era imposible pasar más de cinco minutos sin besarse, estaba probado.
Casi se matan en el coche…
Y entre beso y beso, llegaron a la cocina. ¿Fifi sabría cocinar? Ostia, tenía que ser la bomba verla en delantal… y sólo delantal…

A ver qué tienes… cotilleó su despensa cuando le ofreció tomar algo, y ciertamente había algunos licores que no conocía. Él no solía complicarse la vida, eligiendo siempre whiskey, vodka o cerveza o sake cuando no quería emborracharse demasiado. Y con el deporte, la verdad es que tampoco bebía tan frecuentemente.

Voy a dejarme asesorar… dijo finalmente, y se quedó apoyado en la pared observando cómo preparaba la bebida.

No tendrías que haberme enseñado el piso, ahora vas a tenerme a menudo aquí apalancado… bromeó, y es que en realidad no se podía imaginar nada mejor que un sitio en el que poder disfrutar sin miradas indiscretas ni “pijas aburridas con ganas de tocar los huevos” aka Gossip Girl.

Ahh.. no me has enseñado el baño aún… déjame adivinar, ¿ducha de esas extra grandes y bañera suelta?… preguntó, intentando imaginar cómo sería. Se había quedado sin baño en la piscina de Tilly, pero eso se podía arreglar fácilmente.