Partida Rol por web

Melisa te miró enarcando una ceja; probablemente no esperaba tu reacción.
¿En serio?… vale, pero luego no te quejes si molesta… respondió, soltando a Axwell.

Voy a ver si han decidido ya qué quieren cenar… dijo con cierta pereza ¿Tú quieres algo, Fía? te preguntó servicial.

Tomó nota de lo que pidieras y miró de reojo a su hermano.
Tú busca por la nevera… le susurró con cierta aspereza.

Melisa se marchó al interior mientras Julia te susurraba que iba al baño.
Axwell te miró una vez Meli había vuelto dentro.
No le gusta que la vea desmadrarse… comentó en un tono jocoso.

¿Así que quieres tomar un baño? preguntó, sin poder evitar sonreír
¡Vamos allá! dijo en un tono que podía sonar sugerente, aunque apenas hubo dado un par de pasos que se detuvo.
¿Has venido… preparada? preguntó con cierta timidez. A Axwell no le importaría que Fía se bañara en topless, más bien al contrario.
Pero no era cuestión de alarmar al personal, así que se aseguró de preguntar si llevaba bañador debajo de ese ajustado vestido… el cual seguramente miró más de lo necesario.

Negué con la cabeza. 

—¡Que va! No me molestará—dije a mi amiga y miré al grandulón—. ¿Te portarás bien? Mira que respondo por ti. 

Le saqué la lengua a través de un gesto muy travieso, me divertía la forma que tenía de hablar y como captaba mi forma de expresarme algo más pícara. Incluso en medio de la organización y cuando Axwell me invitó a darnos un baño, asentí de inmediato porque moría por algo así. 

—Dame dos minutos y estoy lista. 

Sin más me fui corriendo a quitarme el vestido y colocarme la parte de arriba del bikini, si por esas casualidades Axwell tenía la morbosa idea de seguirme, quizás vería que ni siquiera había cerrado la puerta de la habitación de Melisa y allí mismo me quité el vestido, quedando en topless, sólo para después colocarme la parte de arriba del traje de baño. Ya cuando estuve más que preparada, salí buscando al rubio y ya al verlo, me subí sobre su espalda a modo de juego. 

—¡Al agua! 

-Creo que lo hiciste bastante bien.- Abala la descripción de Fia sobre su arte, le parecía adecuada al menos para él que no era tan profundo o analítico sobre la materia como desearía. -Ser uno mismo es muy importante.- Sí, por eso no solía fingir ser otro, solo se mostraba natural como era.

Sus enormes manos sintieron las suaves manos de Fia sobre las suyas, era algo bobo pero iba a cerrarlas aplaudiendo de pronto, como para marcar un antes y después, para que su mente se distraiga totalmente de sus preocupaciones y viva el momento, todo de una manera segura y sin asustarle, sin embargo Fia habló y sus palabras no fueron lo que Aaron esperaría.

Separa sus manos, había querido ser espontáneo y realmente ésta no era una movida. Dentro de su generosidad logra intentar disimular su decepción "Ser amigos." no era lo que buscaba pero era algo que ya debería haberse ido esperando. Claro que no estaba acostumbrado al rechazo, no desde que dio el estirón y se volvió gigante por eso los nervios podían aflorar. -Uh... bueno es que... - se rasca la nuca y vuelve a sonreír, baja el brazo y asiente -Sí claro, no veo por que no.- Se encoge de hombros intentado disimular el peso de este mensaje, acepta por puro compromiso, se sentía realmente apenado. Ya luego tendría que asimilar esto, solo esperaba que ella no estuviera siendo condescendiente y que no se notara tanto su decepción, le parecía que dentro de ese torbellino de actitudes había una buena persona y estar cerca le hizo sentir bien así no fuera correspondido en sus intenciones.

-¿Volvemos adentro?- ahora si que necesitaba embriagarse un poco. No sería capaz de volver a tener una conversación con ella a solas, no esta noche al menos.

Axwell fue a su habitación aprovechando que Fifi se cambiaba, para hacerse con un par de raquetas de playa con su pelota de plástico. No sabía si tendría ganas de jugar ella, pero por proponer…

!!!!!!!!!!!!!!

¡¿Qué acababa de ver?! Mientras volvía a la piscina, pasó por delante de la habitación de su hermana y allí estaba Fía… sin… ¡sin nada más que la parte de abajo del bikini!
¡Joder, ahora sí que tenía calor!
Se reprimió y volvió a la piscina, no fuera que Melisa lo viera mirando o Fifi se diera cuenta… ¡un momento! ¿Había dejado la puerta abierta adrede?

Esperó a que Fía llegara, dejando las raquetas al borde la piscina y sentándose ahí.

Cuando la vio llegar, seguramente se notó que levantaba las cejas, lo mínimo que podía hacer ante tal espectáculo.
Madre mía, Fifi…

¡Ahí vamos! sonrió, metiéndose en el agua, lo que no esperaba era que Fía se subiera a su espalda.
Axwell la ayudó, poniendo los brazos para que acomodara sus piernas, sintiendo su sedoso tacto, mientras ella se agarraba y su delantera rozaba su espalda.

¡¡JO-DER!!

¿Porqué le hacía esto? Con su hermana tan cerca, no quería tirarle los tejos a Fifi… pero ¿podría resistirse?

¿Te has agarrado bien? ¡Porque hay olas! no, era mentira, no las había. Pero Axwell se puso a nadar con Fía agarrada a su espalda, zarandeándose como si las hubiera, riendo ante los esfuerzos que hacia ella para no soltarse.

—Uhm, lo siento. Es que... No quiero liarla. 

Fui muy honesta al decir aquello, estaba claro que algo sucedió conmigo, obviamente no tenía nada que ver con Aaron sino con otro hecho que ocurrió unos días antes. Prefería sin saber cómo iba a seguir la cosa, perderme esto con tal de tener lazos que perduren y no cargarme una buena conexión por una calentura del momento o lo que sea. 

En cuanto me propuso volver, asentí contenta y rápido regresamos al interior del lugar. Todo parecía al menos de cara a la galería estar bien, pero me sentía algo responsable de haber cortado el rollo. No obstante prefería esto a un desengaño o algo peor. En New York los rencores se cocinan a fuego lento, no quería sumar uno con el grandulon y prefería ser su amiga. 

—La noche continúa, así que vamos a beber algo y reír un poco. 

Intenté motivarlo, tal vez ya no había ganas, pero al menos no cesaría en lograrlo. 

Con esa pose, Axwell era jodidamente sexy pero me dije a mi misma que no debería liarme con el hermano de mi amiga, eso sería una falta grave y como todo, las chicas tenemos códigos. Así que intenté mirarlo con otros ojos, pensar en cualquier cosa y simplemente intentar —por muy difícil que fuera—jugar con él como si se tratase de mi hermano. 

Pero es que... ¿Han visto el cuerpo que tiene Axwell? Era difícil, muy difícil. De todos modos me subí y claro, sabía que una maldad en su mente había, no solo me sumergió con él sino que debí hacer un esfuerzo grande para soltarme porque no me dejaba. 

Hasta que finalmente en algún momento lo logró y quedé sumergida entre risas. 

—¿De dónde sacas tanta fuerza tu? Quiero comer los cereales que desayunas—hice la broma entre risas y lo salpique con agua—. Así que tú objetivo principal es torturar a las amigas de tu hermana. Que feooooo. 

Me gustaba picarle un poco, es que hacia años lo conocía pese a que nunca habíamos tenido un trato cercano. 

-No tienes nada de que disculparte.- sonríe, falla un poco en ocultar su tristeza pero sonríe igualmente. -Mira, yo creo que acercarse a alguien siempre es liarla un poco, es tomar un riesgo por que se siente que se debe tomar. Claramente no estamos bajo la misma disposición y esta bien, peor sería que sin sentir esa disposición por cualquier otra razón: compromiso, pena, dolor, éxtasis... se tomen esos riesgos.- Le dolía que aunque no fuese por la emoción de su victoria y su celebración ni así estuviera dispuesta a liarla, pero no podría culparla, lo que los corazones mandan no lo puede deshacer la cabeza; también estaba el deseo de ser tomado como un riesgo y nada más... había algo en Aaron que le gustaba de ser deseado y no amado, por eso le bastaba con sentirse un trofeo que la chica paseaba hasta ahora. 

Esa respuesta se pudo dar mientras volvían, podía seguir conversando pero mientras antes tuviera algo de alcohol en las venas para distenderse mejor. -Jajaja claro, la gente aquí es muy maja.- Intentando ser lo más optimista que podía ante la situación solo intenta pasarla bien en lo que puede, lástima que no se pudiera bailar con cierto desenfreno en ese lugar, sino le mostraba a las blanquitas en ese lugar como era un latino en la pista de baile, ya no limitándose solo a Fia ya que le libró de su atención exclusiva.

Quería tener un detalle con el cumpleaños de una amiga mía y salí a la calle a buscar un regalo acorde. Me vi motivada a seguir un grupo de chicas que me antecedía por la calle y hablaban de lo mismo, así que, cuando entraron en una tienda de regalos vi la oportunidad de poder buscar uno para mi amiga.

La tienda era más grande de lo que aparentaba por fuera, además había bastante gente. Había varios estantes colocados tanto en los laterales como en el centro, a veces estorbando los pasillos centrales. Quizás por la cantidad de gente y también porque iba fijándome en los expositores no me di cuenta y acabé obstaculizando a un chico que casi me lleva por delante - eh, cuidado - fue una suerte que a pesar del encontronazo no cayera hacia el expositor - casi lo tiro.

Me giré para ver al responsable del empujón y me topé con un chico bastante algo, grande, fuerte. Me sonaba su cara, igual lo conocía, ahora mismo no era capaz de reconocerlo.

Se rió ante el comentario de Fifi y los cereales.
Frosties de Kellogg’s. respondió en un tono jocoso, riendo al final. Ni en broma su entrenador le iba a dejar comer algo con tanto azúcar dentro.

Fue a coger las raquetas, pero de repente se detuvo al escuchar el otro comentario, el de torturar a las amigas de su hermana, le hizo enarcar una ceja. Esperaba que no se hubiera pasado con el jueguecito.
¿Torturar yo? se señaló el pecho, incrédulo.

Vaya, entonces tendré que compensarte… dijo, aún con las raquetas en la mano Te invito a cenar. Hay un restaurante de Teppanyaki aquí cerca, la plancha japonesa… propuso de repente, sin pensárselo mucho.

¡Oops! Acababa de invitar a una cita a una amiga de Mel… no, era sólo una cena…
Te cocinan delante tuyo lo que quieras; marisco, verduras… y una ternera de Kobe… ¡buah! y ahora resultaría que es vegana creo que… también hay menú vegano por si… ya sabes… se quedó sin saber muy bien cómo continuar, cuando un jaleo proveniente del salón le hizo fijarse que había llegado la comida del delivery.

Aunque si lo prefieres, puedes elegir Uber Eats… dijo finalmente en un tono burlón, refiriéndose a lo que hubieran pedido su hermana y sus amigas.

Se acercaba el cumpleaños de Keiko, y pensó en enviarle un regalo.
Aunque si hacía eso, a lo mejor daba a entender que estaba coladito por ella…
Tras debatir con la almohada, decidió comprarle algún regalo poco personal, algo que fuera para quedar bien como amigo y no dar lugar a malos entendidos.
Claro que, ¿qué comprarle?

Estuvo dando vueltas por unos grandes almacenes, sin encontrar nada que le convenciera.
Chocolate… ¿y si se derretía por el camino? Un set de té… ¡oh sí, como si en Japón no hubiera té!
Un bolso… no, quizás terminaba encerrado en un armario.

Así que llegó a aquella tienda de regalos, a ver si paseando por sus pasillos encontraba alguna idea.
Llegó a una sección donde encontró velas y aceites aromáticos, y se fijó en una bonita caja con un set de velas aromáticas.
Sí, pero, ¿a qué olían?

Cuando se giró para ir a preguntar a la dependienta, casi se choca con una chica.
Su piel tostada le hizo dudar de dónde podría ser, porque afroamericana estaba claro que no. ¿Latina?
No… algo en sus ojos le hacía dudar que lo fuera.
Ostras, ahora que se fijaba, no estaba nada mal la chica…
¡Menudos ojazos!

¡Ah! Ya lo sabía. Indú. Seguro que era de la India.
Uy, perdona… hacen los pasillos tan estrechos, hehe… ¿no la había visto antes?

Ah, por cierto, ¡Namaste! hizo una leve inclinación como saludando al estilo oriental… sin pensar en que podía variar según el país.
Sonrió esperando la reacción de la chica al saludarle en su propio idioma.

— Si estás muerto de hambre tengo el sitio perfecto para saciarla — sonríe a su colega y se acomoda a su lado antes de darle instrucciones al chófer para ponerse en marcha — No diría que a mi me pasó lo mismo — niega — Yo tenía muchas ganas de cambiar de aires y empezar un poco de cero — comenta encogiéndose de hombros — Creo que el segundo día de vivir en Nueva York ya me sentía nacido aquí. La mente es maravillosa — bromea ladeando una sonrisa. Luego le sorprende la pregunta de su colega — ¿Te has fumado algo? ¿Cómo no voy a conocer a Fía si vamos a la misma clase? Tío, me voy a tomar en serio eso de que has reseteado durante el verano y eres un nuevo Alex... — ríe, quedándose con él. León es un poco así; luego tiene sus cosas buenas, pero en general es bastante vacilón y desenfadado pese al aire sombrío con el que llegó a la cita con su amigo. Parece que en compañía se le olvida más rápido eso que le estaba comiendo la cabeza — Cuidado con Fía, es una "devora hombres", no sé si mujeres también; no tengo tanta información. Me he liado un par de veces con ella, nada relevante — se encoge de hombros — Ya sabes, me van los retos, y Fía tiene un buen par de razones, ya me entiendes, pero las cosas fáciles me aburren enseguida por muy cachondo que me pongan — vuelve a reír — Ojo, me cae bien, y no tengo absolutamente nada en contra de la chica. Es divertida y casi la considero amiga por las veces que en las fiestas hemos bailado y tomado un par de chupitos. Bueno, no sé si esa es la definición exacta de amiga pero... Me estoy liando, ¿verdad? El caso es que me parece bien que te juntes con ella y que te des un buen homenaje con esas tetas si tienes oportunidad — le da un codazo cómplice — Mena es la hostia, me cae genial. Y Shirin... No he hablado mucho con ella realmente, supongo que porque somos polos completamente opuestos — se le olvida hablar de Clem, o evita el último comentario de Alex, no se sabe. El caso es que cambia de conversación a continuación — Bueno, ¿entonces qué? Tendremos que buscarnos un buen outfit para la White Party, ¿no? Es la primera fiesta de la temporada y tenemos que romper con todo.

—Se nota, ese cuerpo no se hace en un solo día. 

Continué con la broma y en cuanto me hizo aquella pregunta, supuse que había entendido la broma asociando que fue con retórica. Más allá de que le sirvió para invitarme a cenar, tampoco era un mal plan y me apetecía despejarme un poco, si bien estaré el resto de las noches con las chicas, un ratito con el hermanito de Mel no sería problema. ¿Verdad?

—Me gusta la idea, así que nada salimos y nos vamos para ese lugar—dije al subir hasta el borde de la piscina—. No soy vegana, la carne me fascina. 

Hice cejitas hablando en doble sentido, siempre en plan broma y busqué una toalla. Mi amiga me matará si le lleno de agua todo. Lo cual tras escuchar el jaleo de las chicas y el comentario de Axwell, negué con la cabeza. 

—Venga grandulón, llévame a comer—dije y agregué—. En cinco minutos nos encontramos. 

Y sin más salí rápido con la intención de cambiarme, al menos había pillado una toalla al paso y cuando me sequé, aproveché para colocarme rápido otro vestido. Es que siempre llevaba de todo en la mochila, sólo que cerré la puerta de la habitación, no habría más espéctaculo visual para el hermanito. 

—¿Preparado? —pregunté y en cuanto Meli me dijera algo, diré—. Ya vuelvo, tu hermano me acompaña a buscar una tontería. 

Y tanto que me sonaba, como que iba a mi misma clase. Aunque era de esos chicos con los que no había intercambiado palabra alguna en todo el curso. Supuse de igual modo que tampoco él se acordaba de mí. O sí. 

- Extraña forma de disculparse, no? - me sorprendió aquel gesto - ¿Namasté? ¿En serio? - Poco menos que me había hecho una especie de reverencia al modo indú. Sonreí y hasta se me escapó un hilillo de carcajada que rápidamente cancelé tapándome la boca - no soy india, Axwell - encajé con humor aquel fallo de protocolo y lo identifiqué por su nombre, porque así se llamaba él.

Dudé entre regañarlo o explicarle cómo era el saludo oriental propio de los países musulmanes pero encajé aquel error como una anécdota divertida, como lo que era, pues no sabía la intención que había tenido Axwell al reproducirla, quizás lo había hecho en plan de broma o porque creía que así se saludaba a todo el mundo, también porque quizás no supiera mi nacionalidad o porque por mi tono de piel me asociaba a La India.

- Axwell Donovan ¿No me reconoces? - no llevaba en ese momento velo alguno, así que, simulé que la capucha de la sudadera lo era y empujándola hacia adelante quedé envuelta por ella, luego la volví a echar hacia atrás - ¿Ya? - igual no era suficiente, ¿Cuántas chicas fijarían su atención? ¿10, 40, 100? Quizá más, sí, en efecto, aunque la paciencia era una de las virtudes que había que practicar, decidí adelantarme y facilitar su reconocimiento - soy Shirin, voy a tu clase. 

Por suerte a Fifi le gustaba la carne, lo cual era un alivio. Porque no le gustaría mucho salir con una vegana.
¡Que no! Que no era una cita, sólo una cena…

Axwell fue a cambiarse y se puso un traje veraniego de tela gris a cuadros, con una camisa de manga corta blanca debajo.

Salió de su casa sin decirle nada a su hermana, distraída con la comida que acababa de llegar y charlando con sus amigas con la música alta.
Posiblemente Fía tendría que dar alguna explicación, mientras Axwell la esperaba en el ascensor para bajar juntos al parking.

Allí descansaba su coche descapotable con la capota puesta, aunque enseguida la retiró con la llave electrónica.
Las puertas también se abrieron de forma automática, para algo aquel Mercedes valía más de ciento cincuenta mil pavos.

¿Lista? preguntó, antes de poner en marcha el vehículo.
La música de Jason Derulo comenzó a sonar en el reproductor; Axwell miró a Fifi por si quería cambiar.

El trayecto hasta el restaurante fue de unos diez minutos, llegando al elegante local, Yoshida Grill,donde la decoración se había cuidado al detalle y llegaba un olor que hacía entrar apetito.

Era un local relativamente pequeño, con una barra circular donde estaba la plancha japonesa, detrás de la cual estaba el dueño del local con su largo sombrero. Parecía japonés a todas luces.

¡Ohh, Hisashiburi dana Akkusueru! ¡Ara! ¡Kirei na kanojo dana! No entendiste nada, salvo la graciosa forma en que el chef pronunció el nombre de Axwell. Y que se conocían, claro.

Axwell se puso a reír y negó con la cabeza.
¡Chigau, chigau! ¡Kanojo janai yo! te miró de reojo con una especie de timidez.
¿Genki? Le puso la mano al hombro al cocinero, que asintió y te miró todo sonriente.

Perdona señorita. Papá de Akkusueru amigo de hace tiempo. ¿Qué quieres cenar? preguntó expectante.

Axwell se sentó como si fuera su casa, y te miró.
Pide lo que quieras, no hay nada malo aquí. te prometió.

A Axwell casi le da un susto cuando aquella chica le llamó por su nombre.
Le sonaba pero…

Aaaaaahhhhhhh… eres Ja… Shirin… hehe, ¿qué tal? disimuló con una leve risita, que casi la había llamado Jasmine. Sí, con sus colegas la llamaban así, como la princesa de Aladdin. En realidad, la mayoría ni se acordaban de su nombre real.
Axwell, por tenerla en su clase, al menos llegaba a recordarlo.

Miró a ambos lados, como si buscara algo. Y es que había oído historias de que su padre la vigilaba de cerca y no dejaría que la tocara ningún hombre hasta el día de su boda. Los peores rumores decían que la acompañaban guardaespaldas armados que no se andaban con tonterías ante cualquier posible pretendiente.
Al no ver a nadie así en las inmediaciones, supuso que era algún farol.

Pero de todos modos, no creía tener mucho más que decir. Aunque iba a su clase y estaba acostumbrado a tratar con chicas, no acababa de sentirse cómodos.
Bueno… me alegro de verte… dijo, fingiendo una sonrisa, y ya casi estuvo a punto de marcharse.

De hecho, estaba ya a punto de despedirse cuando se dio cuenta de que estaba siendo un imbécil.
Cuando llegó a Japón, él tampoco tenía amigos y era un extranjero de cultura totalmente distinta. Pero los japoneses fueron amables con él, le trataron bien e incluso se interesaron por su país.
No podía ser como sus amigos intolerantes que no habían salido de su país para más que unas vacaciones en hoteles donde, por supuesto, todo el mundo hablaba inglés.
Debía ser como los japoneses que le habían acogido, y ser un buen anfitrión para Shirin, sin importar que viniera de… vale, no se acordaba.

Oye, Shirin, si no tienes mucha prisa, ¿podrías ayudarme en una cosa? preguntó, intentando tratarla con naturalidad.
Si fuera tu cumpleaños… ¿qué te haría más ilusión recibir? ¿Un set de velas aromáticas o el uniforme de los Yankees de esta temporada? preguntó, ya prácticamente habiendo estrechado el abanico de posibilidades entre esas dos opciones.

A pesar de que me había identificado y le había reconocido, a pesar de todo éso, lo vi muy perdido. Menos mal que le había dicho mi nombre, a saber cómo me habría llamado si fuera por él. Pero tampoco se lo recriminé, era algo habitual. Me había ocurrido infinidad de veces al llegar a USA.

Además, igual no había sido oportuno saludarle ¿Y si estuviera esperando a alguien? A lo mejor le estaba entreteniendo. Busqué con la mirada sus amigos, que de estar allí no andarían muy lejos. Pero no, no había rastro de ellos y por las caras de los compradores más cercanos tampoco parecían haber venido con él. 

Ya estaba para despedirme, cuando Axwell me pidió ayuda - no tengo prisa, tranquilo. ¿Qué necesitas? - ayudar a la gente me hacía sentir cercana, me gustaba, era bastante voluntariosa y además ahora mismo me generaba muca curiosidad su solicitud - ¿En qué puedo ayudarte?

Ajá, estaba en aquella tienda porque tenía un cumpleaños y pretendía hacer un regalo ¿a una chica? MMMmmm - Sin lugar a dudas preferiría un set de velas aromáticas a la equipación deportiva de... ¿Los Yankees? - no me sonaba el equipo seguramente porque no controlaba de fútbol, rugby o lo que fuera - velas, por supuesto. ¿Conoces su fragancia favorita o vas a escoger una cualquiera al azar? Si quieres te puedo aconsejar. ¿Cómo es el trato que tienes con esa chica? - ya di por sentado que era chica, al fin y al cabo, no me encajaba que a un cumpleaños de uno de sus amigos le regalara velas aromáticas, además había propuesto que yo me situara como si yo fuera la que los cumplía.

- ¿Te gusta esa chica? Porque entonces yo escogería un formato de vela acorde - le mostré que dentro de los diferentes set de velas que había, algunos tenían forma de corazones, otros de estrella, algunos lisos y otros podías incorporar un mensaje personal.

Me acerqué a un par de velas que estaban de muestra - importantísimo, confirmar que huelen, que huelen bien ¿Qué fragancia tenías en mente? Jazmín, fresa, vainilla, naranjas, eucalipto, sándalo, rosas, lavanda, madera - había un sinfín de aromas, seguro que estaba al tanto  sabría distinguir las preferencias.

Se sorprendió al ver lo servicial que era Shirin, ofreciéndose a ayudarle y haciéndole varias preguntas para aconsejarle mejor.
Había estado a punto de chocar con ella y de llamarle por su mote, así que aquella forma desinteresada de ayudarle hablaban mucho en su favor.
Quizás si le hubiera hablado antes en el instituto, hubiera descubierto mucho antes que era una buena persona.

Sea como fuera, una de sus preguntas le hizo quedarse dubitativo, dudando qué responder.
Es… una amiga de cuando vivía en Japón… es japonesa, sí… y no, no tengo ni idea de qué fragancias le pueden gustar… dijo, ladeando la cabeza pensativo Bueno, sí recuerdo que a la gente allí no les gustan los olores fuertes… así que algo… ¿suave?… supongo… respondió, encogiéndose de hombros.

Era curioso, pero nunca habría pensado que se sentiría tan cómodo hablando con la misteriosa chica del velo…

Su siguiente pregunta, sí que le hizo alzar las cejas, sorprendido.
¿Gus… gustarme? ¡No, que va! Hehehe… rió para salir del momento. Había habido algo entre ellos, pero de eso hacía ya tiempo y la distancia es el olvido según dicen… o eso creía.

Nada de corazoncitos ni estrellitas. Creo que una forma estándar será suficiente, quizás con algún relieve sencillo.
Y el olor… mmm… Axwell no sabía a qué olían la mitad de las cosas que le había dicho Shirin, así que… ¿cuál te gusta a ti? preguntó finalmente, intentando tomar una decisión.
Era una persona que le gustaba decidir deprisa y no darle muchas vueltas a sus decisiones.

Alexander se río, se sentía muy a gusto al lado de León y saboreaba aquellas diferencias completas de personalidad pues sentía que aquello enriquecía la relación. También adoraba como se desentendían, él a veces no entendía su humor británico o algunas expresiones raras de su tierra.

— Una devora hombres ¿eh? Y yo pensaba que era especial para ella — dijo con una sonrisa cómplice y le guiñó el ojo.

Luego cayó en lo de la fiesta, la verdad que había asistido a pocas pero era tenía algo especial, como si fuera "oficial" de la élite de Manhattan.

— Eso de la white party, suena muy mediterráneo. He ido alguna en Ibiza cuando volábamos algún finde de fiesta loca pero no sé qué tal se llevará aquí, teniendo en cuenta que hace mas frío que en España, me tendrás que guiar un poco con los outfit para no cagarla.

León se rió ante eso de “pensé que era especial para ella”. Vamos, que no se lo tragó ni por un momento: al menos el guiño cómplice de Alex ya le avisó de antemano que era un vacile de su amigo.

— Venga, si está chupado: lo más sencillo, fácil y para toda la familia es un traje blanco — responde este — Los chicos tampoco tenemos muchas más alternativas — se encoge de hombros — Pantalón y camisa, traje con americana… Yo estoy planteándome el ir con un traje pero sin camisa debajo. Ya sabes, a pecho descubierto, luciendo tattoos y tal. ¿Demasiado atrevido? Desde luego. No esperes menos de mi — carcajea habiéndose respondido él mismo — Rematas con unas zapatillas de marca, jodidamente caras, y lo bordas. 

Asintió cual alumno tomando notas de una clase magistral de un profesor.

— Tras el desayuno pasamos a comprar, como me conozco me compraré al menos un par de outfits para poder tomar la última decisión antes de salir. Como mi madre y mi hermana no están tendré que jugármela sin su críticas constructivas.

Nunca lo iba a reconocer, pero no le gustaba estar solo en aquel penthouse. Su hermana se había mudado unos días con una amiga y su madre viajaba con su padre como si fuera un complemento mas.

— Supongo que en la fiesta estarán todos ¿no? Clem tambíen imagino... La verdad que no tenía claro que me fueran a invitar pero supongo que Mena habrá movido sus hilos para meterme, es mi celestina del Upper East Side. 

Se quedó mirando por la ventana.

— Oye, luego le podrás decir a tu chófer que nos de un paseó por Brooklyn, por Brownsville, sé que es un lugar un poco chungo, pero podemos aprovechar para verlo, así me lo quito de encima — comentó de pasada, quitándole importancia al comentario.