Partida Rol por web

Me alivia ver a Gláin traer los ponys hasta el otro lado. Los pequeños se habrían quedado solos de no ser por la astucia del enano. Su maniobra, aunque temeraria, sirve a la perfección para acometer la tarea. - Buen trabajo. - Le digo suavemente al reunirse con todos otra vez. Esperaba ver en el rostro del enano algo que pudiera indicar su estado de ánimo, no había sido para mi del todo clara la razón por la que se había demorado tanto. 

Observó los caminos, luego el mapa. - Está claro, el camino al norte solo nos alejará de nuestro destino. Debemos escoger entre los otros dos. - Señaló los caminos y luego indicó su contra parte en el pergamino que se agitaba por el viento gélido. - Aún no me siento del todo repuesto de nuestra experiencia mística. Preferiría caminar para dar lugar a que la mente se despeje - Sentencio. - Así que decidid ¿Qué camino tomaremos? - Instintivamente observó a Rilwen, ella había guiado para bien o para mal al grupo hasta entonces, su sabias palabras indicarían el camino correcto. Sin embargo, mi terca opinión no podía mantenerse atada a mi lengua, por lo que hubo que soltarla. - Si me lo preguntáis, y sé que no lo hacéis, escogería el camino noreste. Está menos transitado y es menos probable que nos espere una emboscada. Aún así, Elrond, recomendó el que se encuentra al este. Es amplio y tiene señas de ser mucho más utilizado. - Miró con sus pesados y melancólicos ojos a sus compañeros. - Estaré de acuerdo con la decisión que escojáis. - Los vientos agitaban su verde capa, y ni siquiera los alegres ciervos despejaban la rudeza de su semblante. 

Pasar por aquel puente fue una dura prueba para sus nervios. La tensión fue máxima cuando le toco el turno a Glain con los ponis, en algunos momentos, le daba la impresión de que las cuerdas cederían y todos se perderían en el abismo. Fueron unos largos momentos, que se li hicieron eternos, pero al final todos lograron pasar al otro lado.

Tras unos momentos de alivio, tocaba decidir por donde continuar, ante ellos se abrían tres posibilidades, pero estaba clara cual había sido la opción que Elrond les aconsejo.

-Amigos, yo seguiría por el camino del Este, que es el que Elrond nos propuso, y el que tenemos marcado en los mapas. El es sabio y conoce cosas de estas tierras, que nosotros desconocemos. Creo que lo mejor sería seguir su consejo.- Tras lo que espero a ver que decidían el resto.

Escucho a penas las voces de mis amigos discutiendo la ruta porque sigo absorta en el paisaje y en los ciervos que a lo lejos he descubierto. Son hermosos, libres y tranquilos en medio de la inmensas motañas. Eso me hace pensar que no albergan temor allí donde se encuentran. Un escalofrío me recorre al recordar al hombre sin ojos en sus cuecas del robledal, así que me aferro a la reconfortante visión de los ciervos. A pesar del frío que hace en el paso, de las cumbres y peligrosas caídas, los ciervos transmiten tranquilidad y buenos augurios.

Interrumpo el parlamento de Rilwen y Gallind con impaciencia y no por falta de cortesía. Señalo a los ciervos.

- Amigos, sé que soy más sabios que yo. Sé que habéis viajado mucho. Pero... ¿no podríamos seguir una ruta para ver de cerca a los ciervos? algo me dice que son un buen presagio. Puede que sea una señal como las que el sabio Elrond aconsejaba seguir en la ruta Este, pero más sutil. A veces un pequeño desvío por una senda más cómoda hace el camino más fácil y rápido a pesar de hacerlo más largo... sólo os pido que lo tengáis en cuenta. Ya hemos experimentado lo engañoso que puede ser un lugar como lo ha sido el Robledal... creo que esos ciervos nos invitan a seguir un desvío que yo me arriesgaría a seguir si me acompañáis.

Cruzar el puente salió mucho mejor de lo que podría haber sido, no era propio de el sentir pesimismo pero en esos momentos lo acontecido en el bosque le perseguía como una maldición. Lo peor de todo era la indiferencia que parecía existir en el grupo.

Cruzó el puente de manera diligente y ágil reduciendo lo posible el tiempo, esperó al resto mientras debatía en su interior no el camino a tomar si no a ser el primero en alzar la voz para hablar de todo aquello. Gallind había hecho alusión pero todo había quedado ahí y eso francamente le molestaba. No tenía razones para dudar de los consejos de Rilwen quién les había guiado de manera excelente hasta el momento así que si ella elegía un camino ese seguiría pero, sin saber muy bien por qué, aquello que dijo su hermana sobre los buenos presagios de los ciervos le alteró un poco más. Ya no pudo seguir en silencio.- ¿Buen presagio? ¿De verdad? ¿Y lo que acaba de ocurrir, parece un buen presagio? ¿Es que nadie va a decir nada de lo que ha pasado? ¿Lo ignoramos y ya está? Estoy confuso y asustado, hacía tiempo que no me sentía así y no puedo creer que simplemente parezca que os da igual.- Dejo de hablar de golpe, no era propio de el comportarse así pero sentía que el pecho iba a estallarle si no decía algo. Se sintió mal inmediatamente como si tras liberarse de aquella sensación, la presión hubiese sido reemplazada por un vació que le absorbía hacia su propio interior. Eran sus compañeros y su indiferencia le molestaba, sentía que había habido una diferencia en ese bosque o lo que fuese aquello entre quién entró a través de aquel portal y quién y no y eso le molestaba, Tatharina se había quedado con el y no dijo nada y eso le molestaba.

Se sentía de verdad confundido y eso le molestaba.- Lo siento, solo es que no entiendo lo que está pasando en absoluto ni que ha pasado con el bosque ni que hemos vivido hace un rato. Y no puedo ignorarlo.- Se giró dando la espalda, no por ignorarles si no por vergüenza de aquel estallido de casi rabia.- Lo siento de verdad.- Y de verdad lo sentía. Respiró hondo, todo lo hondo que pudo mientras intentaba librarse de la sensación todo lo posible aunque sin demasiado éxito.- El camino que decidáis me parece bien, hasta ahora hemos seguido subiendo casi sin contratiempos.- Chascó la lengua al notar que eso también podría haber sonado como un ataque y no era así, solo estaba confundido y extrañamente enfadado.

—Todos hemos tenido una visión... Eso es todo Tolman—. Dijo esperanzado en calmar los alborotados ánimos a su buen amigo. —¿Qué es lo que en verdad te aflige?

Observó el camino que Lily señalaba y volteo a verle. —¿Segura? Esa ruta es la que más parece alejarse de nuestro destino—. Con sus ojos profundos y misteriosos observó de arriba a bajo a la muchacha como desde una inmensidad sombría y vacía. —Si es tu decisión, y tienes una corazonada en ello. Yo te sigo—. Miró curioso a los demás. —Voto por el camino del norte. 

Luego observó nuevamente a Tolman. —Únetenos, y te contaré, al menos, lo que yo he visto en mi visión— suspiró pesadamente y continuó hablando —si es que logras discernir algún significado de todo ello. 

Hizo otra pesada pausa —Yo tampoco termino de entender que hacía ese Robledal allí. De no ser por los Gnomos estaría aún más confundido de lo que estoy ahora. Quizás, solamente, he estado negando el hecho porque no quería preocuparos. Además, poco podría decir hasta poder comprender, al menos una parte, de lo que se me ha comunicado. 

Tatharina se apenó mucho al escuchar la llamada de atención de Tolman. Era cierto que todos habían estado ignorando el tema del robledal y, al ver que todos seguían adelante, la joven pensó que las visiones que les había transmitido la arboleda eran más inocentes de lo que realmente podían haber sido. No quiso imaginarse lo que le habían mostrado a Tolman, pues claramente estaba en estado de shock.

La beornida quiso abrazar al hobbit, pero cuando vio que se dio la vuelta temió incomodarlo. En su lugar, trato de calmarlo desde la distancia. Tranquilo Tolman, lo que hemos vivido ha sido real, te lo aseguro. En mi caso estaba esperando un momento más tranquilo para compartir nuestras experiencias, pero os puedo hacer un breve resumen. Miro hacia el grupo para comprobar que tenía su atención. A todos vosotros.

Como bien sabéis, Tolman y yo nos quedamos atrás del círculo de piedras. Cuando intentamos alcanzaros, el ser nos sumió en un profundo sueño. No sé en que consistiría vuestra prueba y de corazón, espero que no fuera muy traumática. En mi caso se me transmitió una visión del pasado, de todos aquellos que habían pedido los favores del robledal. Estaban todos aquellos de los que hablaron los gnomos, y alguien más. Una mujer, a las puertas de la muerte, embarazada. Hizo una pausa para ordenar sus ideas y añadió: Tengo la corazonada de que era mi madre. Ahora que conocemos el poder de recorrer distancias del robledal, explicaría como fue posible que escapara mi madre mientras que mi padre quedó atrás... Mientras estaba contando su historia se fue acercando lentamente a Tolman, al acabarla se acuclilló y, esta vez sí, abrazo al hobbit.

Cuando los ánimos se calmaron un poco, la beornida se secó una lágrima con el antebrazo y volvió a sonreír rebosante de júbilo. En cuanto al rumbo, me gustaría ver los ciervos y alargar un poco el viaje con vosotros. Está siendo muy esclarecedor y no me gustaría apresurarme a su final.

Siguiendo la intuición de Lily, recortáis los metros que os separan del puente que apunta hacia el norte. El viento gélido sigue golpeando con fuerza, cristalizando ligeramente vuestros movimientos.

A medida que os acercáis observáis que el puente reviste un aspecto famélico. Cuesta creer que se mantenga suspendido sobre el río en condiciones climáticas tan inclementes como las que hay a esa altitud. Su entramado está carcomido en algunas áreas y le faltan una cantidad de tablones considerable en alguno de sus puntos intermedios.

Los ciervos que hay al otro lado de la construcción de madera han permanecido ausentes a vuestra presencia hasta que os encontráis lo suficientemente cerca. Un chasquido provocado al aproximaros al puente reverbera como un eco en derredor, consiguiendo que los animales eleven sus cabezas en vuestra dirección en un completo estado de alerte. Acto seguido, comienzan a desplazarse con celeridad, ascendiendo en paralelo al camino que perfila el barranco que da hacia el noreste.

Al tiempo que esto sucede, un par de machos que se han quedado rezagados para proteger a la manada se aproximan hacia la construcción y realizan una serie de cabriolas y embestidas al aire exponiendo sus cornamentas y bufandoos desde el otro lado. En cierto momento, el más airado de los dos golpea con una de las patas delanteras contra los primeros tablones de la construcción. Éstos acaban por ceder con una extrema facilidad cayendo hacia el río, dejando parte de la estructura del otro lado ligeramente descolgada al arrastrar parte de las cuerdas que los sujetaban.

El macho que había permanecido más lejos de los dos, se eleva y levanta sus patas delanteras por última vez para emprender el camino junto con el resto de la manada en dirección hacia la senda del noreste. El restante, que ha tirado abajo parte de la inestable estructura, realiza una lenta señal inclinando la cabeza en vuestra dirección y posteriormente realiza el mismo gesto hacia sus iguales antes de emprender la huida.

La corazonada de la pequeña hobbit secundada por Gallind y Tatharina no estaba completamente errada. Tal y como os aconsejase Elrond antes de partir con respecto a interpretar las señales en el camino, o quién sabe si simplemente por el puro instinto de supervivencia, pareciera que los ciervos os estuviesen advirtiendo sobre el desvío a tomar, habiéndoos protegido de una posible desgracia al tirar parte del raquítico e intransitable puente abajo.

Doy un paso atrás en el momento en que el viejo puente se desploma. Con una mueca de disculpa me encojo de hombros y me dirijo a mis amigos:

- Parece que al final los ciervos nos han indicado el camino. Creo que debemos seguir el sendero que tenemos ahora ante nosotros. Imagino que ese puente caído es ahora la señal que estábamos buscando para corroborar el plan inicial de Gallind.

Dicho esto me coloco bien la capa y el cabello al tiempo que coloco una mano tranquilizadora en el hombro de Tolman. Pero lo que digo en realidad está dirigido a todos los que vamos en este viaje.

- Te entiendo, hermano. Lo que ha ocurrido en el robledal también me perturba. No sabes hasta que punto, porque en mi visión alguien muy importante para mi cometía una gran imprudencia. Sin embargo, yo también creo que se me ha mostrado una visión de un futuro no sé cuan lejano. Sólo una cosa puedo contar sin temor a que sean mis palabras las que desencadenen los acontecimientos que he presenciado. Llegado el momento, Tolman, recuerda lo que ahora te digo: un hermoso objeto algún día en tus manos caerá. Ese día, hagas lo que hagas con él, estés donde estés, no mires en su interior. Es todo lo que mi visión advertía... ¿me crees hermano? ¿lo harás por mi?

Mientras he descrito mi visión de tan somera forma he comenzado a caminar por el sendero, dando por sentado que Gallind escogerá el que sigue paralelo al camino de los ciervos. De no ser así, alguien tendrá que avisarme y hacerme darme cuenta de ello. Porque camino sumida en mis pensamientos mirando el abrumador paisaje de montaña del Paso Alto.

Al ir acercándose a donde estaban los ciervos, estos les vieron. La mayoría huyeron del lugar, no así un par de machos que trataron de proteger a su manada de lo que consideraban una amenaza. Uno de ellos, con sus bruscos movimientos hizo que se derrumbase el puente, que estaba aun en peores condiciones que el que habían pasado.

-Por aquí no podemos seguir, hay que retroceder y elegir entre las dos rutas que aun nos quedan. El camino del noreste, o el del este. Yo me inclino por el del este, que es el que nos propuso Elrond.- Y comenzó el retroceso hasta la cercana encrucijada, en la que ya tan solo quedaban dos posibles caminos. Y en esta ocasión estaba pensando en lo curioso de los ciervos y del camino, una vez se habían decidido por aquel camino, uno de los ciervos se lo había imposibilitado al hacer caer el puente. Era como sino hubiesen tenido aquella elección, ya que al elegirla se había perdido. Muchas cosas extrañas les estaban pasando en aquellas montañas, y el camino aun no había acabado.

Pronto tendrían que buscar un lugar adecuado para montar un campamento y pasar la noche, pero antes aun deberían seguir uno de los dos caminos que aun les quedaban. 

Mientras caminaba escucho intrigada las palabras de Lily acerca de un objeto en cuyo interior no debería mirar Tolman, era casi como si al haberlo dicho, la curiosidad ya alta del mediano, fuera imposible contenerla, muy difícil sería que no mirase Tolman. 

Gallind cubre sus orejas con la capucha de su capa élfica, y camina sin decir palabra detrás de Lily. Solo el perturbador silencio lo sigue como un manto invisible. Sus pies se hunden en la nieve y sus ojos se pierden en la lejanía. Más allá, los hermosos paisajes del paso alto de montañas. A su diestra, los ciervos, como séquito alpino, escalando la encrespadas alturas seguían el mismo sentido. Continuó así por un rato, al menos lo suficiente para alejarse del resto detrás de la pequeña Lily. Volteó, y con su capa agitada por un gélido viento, observó con eternos y profundos ojos a los demás. Silencioso, pero cortés, estaba invitándoles a seguirles. 

Lo que Lily le comentó a Tolman lo inquietaba. Su revelación, al contrario que la revelación de la pequeña, no era del futuro, sino del pasado. Y cuando por fin se encontraba lo suficientemente alejado de los demás le preguntó. - Aquél objeto... ¿Es por casualidad una piedra negra? - El gélido viento meneaba su capa y agitaba sus cabellos debajo del verde manto. 

El frío viento casi podía cortar la cara del hobbit mientras que su sonido hacía que las palabras a su alrededor sonasen huecas y reverberantes, como si estuviesen a mayor distancia. Escuchó a Gallind, a Tatharina y pensó sobre todo en lo que había dicho su amiga, por muchas vueltas que le diera no parecía que tuviera que ver en absoluto con lo que el había soñado. No reconoció a nadie a pesar de las tantas almas que allí había, o sufrían mejor dicho. El miedo le atenazaba de nuevo al cuello mientras multitud de teorías cruzaban por su mente, teorías que desembocaban en un destino nefasto, por qué si no su pesadilla había sido tan horrible. No prestaba demasiada atención a su alrededor dejándose llevar por el resto hasta que el chasquido de la tabla de madera le devolvió al mundo tangible y físico fuera de sus pensamientos, un grito ahogado salió de su garganta provocado por el miedo que se iba atesorando en su interior. Ver como el problema que tenían delante sobre cambiar de dirección le reconfortó, era un contratiempo mundano, simple, que se podría solucionar de manera muy sencilla al contrario de la maraña en su cabeza. 

Entonces habló su hermana y su relato le provocó mas preguntas que respuestas. Una visión del futuro, el mismo en esa visión, gran imprudencia, no mirar. Nada de todo aquello tenía sentido, así que se decidió a contar su pesadilla a pesar de lo difícil que le resultaba.- Mi sueño...Mi pesadilla. No se si era el presente, el pasado, el futuro o nada de lo anterior. Ha sido horrible, no se si he visto o sentido algo mas horrible en toda mi vida de hobbit. Yo era un cuervo que volaba en el robledal, descendía hasta posar mis patas en el círculo de piedra del bosque y entonces todo se transformó. Los árboles se convirtieron en un amasijo de cuerpos y carnes desfigurados, atrapados entre sí, músculos con músculos formando una especie de criatura abominable, pero de alguna manera seguían vivos y me suplicaban que acabase con su sufrimiento. Que habían osado derramar sangre en los dominios del oráculo. Gritaban y gemían, el dolor que sentían casi podía sentirlo yo. Entonces intentaron atraparme y eché a volar, a pesar de que no podían moverse se retorcían en mi dirección cada vez más cerca hasta que consiguieron atraparme y descuartizarme con sus propias manos. Entonces desperté.- Hizo una pequeña pausa y recupero la calma que lentamente había ido perdiendo a lo largo de la historia.- Vosotras habéis soñado con algo que parece ser el pasado y futuro, incluso salgo yo. ¿Qué ha sido mi sueño? ¿Una advertencia solamente?¿Un mal presagio?¿El futuro también? Me siento confuso si os digo la verdad, aunque supongo que para adivinarlo habrá que seguir avanzando.- De nuevo se sintió reconfortado, quería salir de allí y la idea de hacerlo le ayudaba a continuar.

Descuida hermanita, si algo así toca mis manos haré todo lo posible por no mirar a pesar de que mi curiosidad es demasiado grande para este cuerpo a veces.- Intentó sonar optimista tratando de alcanzar al Tolman real y no esa especie de hobbit extraño y asustado que se sentía ahora, no creyó en tener mucho éxito pero poco a poco volvería a la calma.- Supongo que seguir los consejos de Elrond dadas las circunstancias sería lo mas sensato. Ese es mi voto.

Gláin había permanecido completamente silente durante todo el trayecto tras la experiencia en el robledal. Se había quedado rezagado de sus compañeros, les seguía con aire taciturno, aún afectado por haberse sometido a un rito del que inicialmente había renegado. Para él todo aquello que implicaba la magia era un terreno vedado, algo en lo que prefería no inmiscuirse, y pese a ello, había acabado metido de cabeza en algo para lo que sabía que no encontraría lógica ni entendimiento alguno.

El regio semblante que ocultaba su barba dejaba entrever su confusión, pero también ocultaba el resquemor que sentía al ver que ninguno de sus compañeros había decidido hablar sobre lo sucedido hasta que el hobbit estalló, expresando aquello que él mismo se había callado. Compartía su sentimiento de rabia e impotencia ante lo acontecido, siendo impelidos a seguir el camino a pesar de la enorme carga que llevaban encima al haber podido vislumbrar parte de un pasado o de un futuro.

La vehemencia de las palabras de Tolman sirvió para sacar del letargo a todo el grupo. Gláin se mesó la barba sin quitar los ojos del camino escuchando lo que cada uno había vivenciado, sintiendose horrorizado ante la descripción de su amigo.

-"El bosque parece ayudar a la gente, como ha relatado Tatharina en su sueño. Por otro lado, amigo Tolman, lamento que hayas tenido que ver tan horribles sucesos y espero no fuese más que una pesadilla, porque de no ser cierto, de ser real y esos árboles tan sólo una ilusión, habremos estado rodeados de cadáveres y almas atrapadas sin darnos cuenta."-reflexionó removiéndose ante la posibilidad esta idea. En su fuero interno deseaba no tener que volver a cruzarse con el robledal y el ser que habitaba en su interior.

Se adelantó y puso una mano en el hombro del hobbit-"Si está en mi mano evitarlo, haré todo lo posible para que no sucumbas a tu incipiente curiosidad y mires dentro de ese objeto".-aseveró a su amigo con una sonrisa franca.

-"Lo que yo vi no fue un objeto peligroso o una piedra negra. Fue un bonito colgante con forma de nuez"-dijo mirando a Rilwen-"Un colgante que entregabas a una mujer".-le dijo.

-"Quizás debamos seguir esas señales que comenta Lily, e ir por el camino escogido inicialmente por Gallind."-sopesó finalmente.

El estrés y el dolor hizo que algunos de los compañeros tuvieran que contar lo sucedido para poder liberarse de parte de esa angustia que les atenazaba los corazones. Poco a poco fueron relatando cosas de las vivencias que habían visto en el Robledal. Al parecer, el pequeño Tolman había sufrido una horrible pesadilla que le tenía aún aterrado. Volvisteis a la primera encrucijada, dejando el derruido puente a vuestras espaldas, y tanto Lily como Gallind optaron por seguir por la senda que iba hacia el noreste, paralela al abismo que se abría a vuestra izquierda. Al otro lado, la manada de ciervos corría y saltaba de risco en risco, echándoos miradas furtivas. Los dos machos que parecían defender la manada iban los últimos, cerrando la marcha. A los pocos pasos de avanzar por esta senda, Gallind para el poni y se gira, esperando ver qué camino escogéis los demás. Lily sigue avanzando, sin siquiera mirar atrás. Unos momentos de dudas, ya que tanto Rilwen como Tolman prefieren retroceder un poco más y tomar el camino que va recto al este, y así lo hacen saber. Miradas entre unos y otros, hasta que al final hay movimiento. Primero Gláin y después Tatharina, que sigue a su amigo sin pensarlo, dan la orden a sus ponis de partir en pos de la hobbit. Con un suspiro, el resto de la compañía sigue a los demás hacia el noreste.

Os colocáis en el orden que prácticamente todo el viaje habéis llevado. A unos pocos cientos de metros, la senda se va volviendo cada vez más empinada, por lo que debéis de descabalgar e ir andando, tirando de las riendas de vuestros animales. Los pobre ponis se ven fatigados, tanto por lo que llevan ya de viaje, como por el peso y la altura. La senda va serpenteando paralela al abismo y la manada de ciervos se pierde por las montañas. Ya no veis ningún animal por los alrededores, y el único ruido es el producido por el aullante viento y algún desprendimiento ocasional. Cada vez os cuesta más respirar y el frío os entumece los cuerpos. Al terminar casi el día, llegáis a un punto del camino en el que la senda asciende bruscamente aún más, por lo que decidís acampar en un saliente cercano y hacer noche allí. El sitio os cubre de las inclemencias meteorológicas, por lo que os arriesgáis a encender una pequeña hoguera para calentaros. La noche puede ser muy, muy fría. Dejáis los ponis pastando a un lado, mientras os acomodáis y cenáis algo. Ahora que estáis todos tranquilos junto al fuego, tal vez sea la hora de hablar claro y desgranar cada visión que habéis tenido. Parece ser que algunos han visto el devenir de otro compañero, además del suyo...

Acurrucado en su capa, con una caliente cena en sus manos, comía taciturno y silencioso el elfo. Por un momento sus labios parecían abrirse para hacer algo más que comer, sin embargo su mirada, esquiva, continuó observando la nieve al otro lado del peñasco que utilizaban de cobertura. Continuó comiendo en silencio. 

El silencio que guardábase desde que el robledal los abandonara a las puertas del puente no era habitual en su comportamiento. De pronto, tomó bocado, lo llevo casi hasta su boca y sorpresivamente dijo. - Te ha tocado una visión dura, Tolman. La mía ha sido claramente del pasado, y su significado podría perjudicar nuestro futuro. - Siguió comiendo sin mirar a su compañero. - Lo que no entiendo... es por qué te dió esa visión el robledal si tu no entraste al círculo. - Sopló otro bocado y lo introdujo en su boca. - Quizás esa criatura, ese niño, solo jugaba con nosotros. 

Los compañeros seguían atrapados en las visiones del robledal, ella no entendía lo que allí había visto y sentido, tal vez era demasiado confuso y críptico como para tratar de sacar de ello nada en claro.

-Yo vi algo y no sabría decir bien en que consistía, me dio la impresión de que mi visión era de Gallind, y una elfa a la que amaba. Y como todo era consumido y destruido. Pero amigo- Le dijo a Gallind. -Esas visiones fueron muy extrañas, y no se si nada en claro podremos sacar de ellas. Lo mejor es que ahora nos centremos es seguir nuestro camino.-

No entendía lo que había sufrido Tolman, mas aun al no haber entrado en el círculo, pero todas esas visiones nos estaban obsesionando y eso podía ser peligroso en mitad de un complicado viaje. Y cuando escucho a Glain, le dijo.

-Si amigo, este colgante me lo dejo una amiga, y es a la que ahora vamos a buscar para poder devolvérselo. Espero que no tengamos demasiados problemas en el viaje.- 

Y trató de centrarse en el camino, luego al acampar, trato de hacerse con un buen sitio para descansar un rato, el resto de la noche lo pasaría de guardia. 

En el descanso, como en todos los descansos, nada puede impedir que prepare un pequeño banquete improvisado con las provisiones que llevamos. Es imposible mantener la esperanza llena si el estómago está vacío. Me esfuerzo en que Tolman coma bien y disfrute los alimentos, porque estoy preocupada por él especialmente. Lo noto sombrío desde las visones del robledal y el recuerdo de mi propia visión hace que me preocupe más aún por él. 

Aún así la curiosidad se abre paso en mi mente y no puedo evitar comentar mientras como y bebo algunas cosas de las que recuerdo de mi propia visón, aprovechando así para contestar alguna pregunta que mis amigos han hecho durante el camino. Y quizá propiciar la oportunidad de que ellos se sientan cómodos para poner en común las suyas.

- El objeto que conduce a la perdición a Tolman en mi visión es un orbe finamente decorado con una serie de inscripciones y hendiduras que no logro identificar. En el sueño o visión tengo la impresión de ocupar el cuerpo de Gláin, aunque parezca una locura. Es él quien presenciará esa escena en el futuro. El lugar está lleno de rostros de piedra, quizá eso te permita saber de qué lugar se trata, Gláin... otra cosa que recuerdo es un nombre que se pronuncia en la escena. Algo así como Mahal... creo. ¿reconocéis ese nombre?

Después de aquello guardo silencio un rato mientras como nerviosa con las orejas bien abiertas a las palabras de los demás.

Lo he dicho, y lo reitero, no me interesa el futuro. - Comentó mientras continuaba comiendo. - Si has visto algo de Earwing, ha haber sido en el futuro. - Hizo otra sombría pausa. - Pero no importa. Me enfrentaré a mi destino, y a las adversidades que tenga para mi, cuando sea el tiempo oportuno. 

Aún así, el tema de los augurios no abandonaba su mente. - En mi visión... - Dijo finalmente, comió nuevamente bocado, y continuó. - En mi visión yo era Lily. - La observó, esta vez si miró a su interlocutora. - Vi, primero, una escena de tu pasado, hermosa. Un cuadro, acuarelas, tu hogar. Luego, vi cosas que no sabría si debería decirte. - Hizo otra pesada pausa y tomó un sorbo de reconfortante caldo. - Cosas del pasado y como he dicho ya, de nuestro posible futuro. - Volvió a comer, esta vez un trozo de pan, masticó y mirando con súbita curiosidad, y quizás algo de pena en los ojos, agregó. - Yo también vi palabras indescifrables e incomprensibles en una cripta, bastión o tumba oscura. Seguramente, si pudiéramos compartir visiones, no me sorprendería descubrir que fuesen muy similares a las que viste con los ojos de Gláin. Ese lugar... Al que, pensándolo mejor, podría llamar torre sombría. - Hace una pausa, se rasca el mentón. - Aunque tampoco estoy muy seguro de ello. - Suspiró y retomó su discurso.-  Ese lugar... Estaba habitado y gobernado por un poderoso hechicero elfo. - Vuelve a suspirar profundamente. - Un hombre entregado, seguramente a la sombra... - Volvió a mirar a la pequeña hobbit y mordía sus labios guardando un pequeño silencio, un secreto quizás. - Me lo dijeron tus ojos, bueno... no podría decir que del todo. Aunque estoy seguro que eran unos hermosos ojos claros como los tuyos.  

El ascenso se estaba convirtiendo en una odisea para Tolman, normalmente no le importaba ni lo notaba pero el hecho de tener que dar tres pasos para avanzar lo mismo que sus otros compañeros le estaba empezando a pasar factura. Pensó en Lily y Gláin que seguramente sufrieran igual que el pero no dijo nada, no quería sonar aun más pesimista, quejica o cansado.

Agradeció enormemente aquel refugio natural y no perdió el tiempo en intentar entrar en calor, comer algo y reponer fuerzas. Habría que hacer guardias y sería una noche complicada pero durante esos minutos quería intentar olvidarse de todo eso y centrarse en lo que tenían que contar sus compañeros, sabía que le estaba empezando a obsesionar y no le gustaba pero mejor hablar que callarse y seguir dejando que sus pensamientos siguieran mellando su mente.- Yo tampoco entiendo por qué de mi visión, no hubo violencia, no entré en el círculo y sin embargo no fue un presagio como a vosotros, ni una visión pasada. Fue una amenaza casi, mostrando lo que les ocurre a quiénes desafían a lo que sea que fuese aquello.- La idea propuesta por Gallind de que se tratase de la criatura simplemente jugando con el no le gustó en absoluto, pero no tenía argumentos en contra.- Para mi sigue siendo confuso, hasta el momento lo que habéis visto tiene cierto sentido, aunque sea una visión catastrófica o que nos avise de algún peligro, como en mi caso con ese orbe. Pero algo que es relativamente comprensible, en mi caso y sin querer repetirme más sobre ello, era terrorífico y caótico. Y sobre tu visión Gallind, eras Lily pero por mi parte no se que es todo eso que viste. Solo espero que no sea nada peligroso para ella ni ninguno, me está empezando a superar todo esto. Hace mucho que no me sentía así.- Al menos ya habían hablado de ello y se sentía más reconfortado. Comió, al principio lentamente como si su estómago estuviese cerrado, pero a medida que los alimentos comenzaban a llegar resonó un hambre que desconocía que tenía y empezó a engullir más animado, como el Tolman que era.- Será una noche difícil por este clima, pero quizás el frío me ayude a dejar de pensar en esto. No me gustan las cosas que no comprendo y no querría obsesionarme con ello, quizás en algún momento nos ayuden estas visiones pero ahora mismo solo quiero descansar todo lo posible.

El enano agradeció detenerse en el camino para poder reordenar sus pensamientos y poner en común con mayor profundidad la experiencia que habían vivido.

-"Rilwen"-expresó a su compañera con una mirada franca-", si los acontecimientos suceden tal y como los vi, no cabe duda de que acabaréis reencontrándoos"-afirmó pese a guardar ciertas reticencias ante la naturaleza interpretativa de las visiones-". Lo que más me extrañó de mi visión, en la que ocupaba tu cuerpo, es que tanto tú como ella pronunciabais unas palabras cuyo idioma fui incapaz de reconocer justo antes de disolverse la visión. Parece que en tales representaciones haya algún mensaje oculto, en común, es como si el destino quisiera alertarnos de algo"-sopesó cauteloso al comprobar que había un patrón común en varias de las visiones-". ¿Se trataría del mismo lenguaje ignoto?"-les preguntó mirándoles de hito en hito para hacer una pausa en su discurrir.

-"Mahal..."-susurró el enano con voz ronca con el ceño fruncido, mesándose la barba de forma reiterada, batallando internamente contra la oleada de impotencia le cubrió cuando la hobbit narró su visión. El hecho de saberse testigo de la desgracia de Tolman ensombreció su rostro. Sus ojos se desviaron hacia la oscuridad, su pensamiento estaba anclado en otro lugar, tan lejano como sus propios orígenes.

-"Existe un Valar cuyo poder consiguió gestar una raza anterior a los Primeros Nacidos, los elfos. Tal excelsa proeza le hizo granjearse la desavenencia de su propio padre, Erú Ilúvatar, el cual consideró aquello como un acto de soberbia y desobediencia. Sin embargo, reconoció el valor de la obra y la gesta de este Valar, y en lugar de destruir su creación, la sumió en un profundo letargo hasta que el despertar de los Primeros Nacidos tuviera lugar. Mahal no es otro que nuestro padre creador, el creador de los enanos y padre de las siete casas. Tal es su nombre cuando es pronunciado en khuzdûl, más también responde al nombre de Aulë, quizás más familiar para vosotros.."-dijo mirando inquisitivamente a Rilwen y a Gallind.

-"En cuanto a los rostros de piedra, mi estimada hobbit, me temo que es algo que no he visto con anterioridad, por lo que posiblemente sea un lugar en el que me encuentre en el futuro"-concluyó con aire taciturno.

Tras tomarse cierto tiempo de reflexión, se aproximó a Tolman, el cual estaba aún alterado por lo sucedido, pasándole el brazo por detrás para apoyarlo  en su hombro.

-"Querido amigo, desearía poder esclarecer mejor lo que habéis vivido tanto tú como Tatharina cuando os hallasteis fuera del círculo, pero lo que es claro es que tanto tú como ella no habéis encontrado indicios de la presencia de ninguno de nosotros, su naturaleza ha sido onírica, estate en paz a ese respecto, puesto que lo que habéis visto atañe al propio robledal, ha habido una cara amable, donde ayudaba a la gente, y también una cara terrible y espeluznante, donde en lugar de salvar, lo que hacía era torturar. Su naturaleza es diferente del de una visión, ha podido  ser un efecto colateral de hallarse en su interior el que haya propiciado lo que habéis visto sin mayores repercusiones. En cambio, el rito al que nos sometimos, y créeme cuando te digo que fue un rito agonizante donde, al menos en mi caso, experimenté un dolor inenarrable para poder acceder a lo que nos quería mostrar, en el cual aquel ser nos marcó como a los árboles de su bosque, nos ha permitido obtener acceso a vivencias del grupo, nos hemos visto unos en los cuerpos de los otros, pero en vuestro caso no sido tal. Deja que el sosiego se apodere de ti, Tolman, tan sólo ha sido una pesadilla".-dijo apretando su particular gesto con el brazo.

-"Sea lo que sea lo que nos tenga deparado el futuro, mantengámonos unidos".-pidió a sus compañeros.

Después de cenar y de hablar sobre lo sucedido en el robledal, os fuisteis a dormir... o a intentarlo. La fría noche se cernió sobre vosotros con un manto de oscuridad infinita y solo el brillo de las estrellas, que parecían verse más grandes que nunca, quizás debido a la altura de donde os encontrabais, arrojaba algo de luz a vuestro alrededor. Las llamas danzaban rápidas de un lado a otro, mecidas por el viento. Casi no pudisteis dormir y descansar, ya que el frío penetraba en vuestros huesos y paralizaba vuestros músculos. Aún así, aguantasteis en el saliente, arropados en vuestras mantas y gruesos abrigos, hasta la primera luz del alba. Poco a poco, fuisteis desperezándoos para entrar en calor y almorzasteis bien para coger fuerzas, ya que la ascensión iba a requerir de grandes dosis de energía. Los ponis, con escarcha en el pelaje, parecían cansados, al igual que vosotros. Estos animales no estaban hechos para estas altitudes, ni para el frío que allí hacía. El tiempo por lo menos pareció mejorar, estando el cielo bastante despejado, por lo que el sol podría calentar en todo su esplendor. Pasada una hora, recogisteis el campamento y volvisteis al camino.

El sendero seguía ascendiendo entre las montañas, que cada vez eran más altas. Grandes picos a derecha y sobre todo a  izquierda parecían rodear al grupo. Se veía claramente que hacía mucho tiempo que nadie mantenía el camino despejado, ya que grandes piedras, caídas de las laderas cercanas, estaban en medio del paso. Los picos de vuestra izquierda llegaban a una altura de hasta doce mil metros, dejándoos sin aliento cada vez que erguíais la mirada hacia ellos; mientras los de vuestra derecha, aunque también muy altos, no llegaban a los diez mil metros.

Durante la mañana dejasteis atrás el nacimiento del río y su abismo, entrando en una especie de valle. A ambos lados, empinadas pendientes se elevaban hasta el cielo. El camino avanzaba recto hasta el final del valle, que se veía en lontananza, y que calculasteis que llegaríais al final del día siguiente, por lo que tendríais que hacer de nuevo noche más o menos a la mitad de dicho valle. A mediodía, ya con el sol en lo alto, aunque apenas se le veía debido a los picos cercanos, parasteis a comer. Una frugal comida y vuelta al camino. De vez en cuando, algunas piedras caían rodando por la ladera y terminaban en el valle, llegando alguna incluso a plantarse en medio del camino. Os pareció ver en lo alto a algún ciervo, pero no sabríais decirlo con seguridad. ¿Os estarían vigilando hasta que salierais de su vasto e inexpugnable territorio?

Llegando el atardecer y después el anochecer, os dedicasteis a buscar un buen sitio para acampar. Habíais avanzado con dificultad, pero ahora el final del valle se veía más cerca. Un día más y llegaríais a los picos de enfrente, donde terminaba el valle y el camino desaparecía. Según el mapa de Elrond, cuando pasarais esos picos, os quedaría aún un día o dos para llegar a las laderas orientales de las Montañas Nubladas y por ende, a las tierras de los hombres del bosque. El camino pasaba por una serie de cuevas cercanas, seguramente antiguas minas de los enanos y que ahora serían infestadas de trasgos. Más allá, el camino llegaba a un bosque aledaño a las montañas, donde se bifurcaba hacia el norte y el sur. Siguiéndolo hasta el sur, llegaba a terminar en el antiquísimo Camino de los Enanos, que pasaba por el Viejo Vado. Allí, probablemente habría asentamientos humanos y podríais dormir en una cama. Con estos pensamientos tan reconfortantes, montasteis el campamento, cenasteis e intentasteis dormir...