Partida Rol por web

El gran viaje había llegado.

Alex y Jane habían planeado el viaje de sus sueños: ¡toda una aventura romántica egipcia en el corazón del desierto!

La noche antes de la gran excursión, el matrimonio se citó con James y Omar, los expertos que los acompañarían y asesorarían en el transcurso del tour.

El encuentro se produjo en un lujoso restaurante de la ciudad, todo a cargo de la cuenta bancaria del Sr. Dean como era de esperar.

Aquella charla informal sirvió para que los integrantes de la expedición no resultasen ser simplemente cuatro personas totalmente desconocidas, además fue muy práctico saber cuál era la especialidad de cada uno de los profesionales.

James sería el egiptólogo, aquel que explicaría hasta el más mínimo detalle de las ruinas que iban a visitar; una pieza clave para gozar de una experiencia completa.

Omar en cambio era el guía, él sabía moverse por el entorno, tenía los contactos necesarios para que aquella visita “extraoficial” contase con el respaldo de un buen fajo de billetes.

Tras la comida, tanto el recién estrenado matrimonio como los profesionales tuvieron que levantarse de sus asientos para ir a descansar.

Cada uno de los integrantes fue a su respectivo hotel…

La noche pasó rápida y silenciosa, casi inexistente puesto que la alarma despertó a aquellos que eran de sueño más profundo.

La hora de la excursión había llegado, se eligió una hora temprana porque era la más asequible en cuanto a presencia de otros turistas, el sobrecoste era fácil de asumir teniendo en cuenta las grandes ventajas.

En el punto de reunión estaba ya la furgoneta esperando, en ella James y Omar se encargarían de recoger y llevar a los turistas al templo personalmente.

El viaje no sería demasiado largo, quizás unos 20-30 minutos con lo cual no había que relajarse demasiado.

Subí a la furgoneta con energía, después de una ducha fresca y un buen desayuno.  Sonreía complacido con poder cumplir mi promesa, mucha de esa responsabilidad la tenía la hermosa mujer a mi lado.

Qué dices? En la escala de uno a la mejor luna de miel de todos los tiempos... Qué puntaje le pondrías? Bajé un poco el volumen y le hablé más cerca del oído.  Y no me refiero a la maratón de la última noche.

Sonreí de manera más pronunciada y me alejé a penas, para ver la expresión de su rostro.

En la parte delantera, James iba sentado en el asiento del copiloto. El guía que aquella pareja había contratado, Omar, conducía la furgoneta. A decir verdad, nunca antes había coincidido con Omar ni tenía ni idea de cómo le habían encontrado. Tampoco le preocupaba.

Se giró en el asiento asomando la cabeza hacia la parte posterior de la furgoneta, donde los recién casados estaban sentados.

Buenos días. Estamos iniciando el camino hacia el templo de Bastet. No será un trayecto muy largo. Unos 20 o 30 minutos, con lo cual no hay que relajarse demasiado. Aunque esta es una de las zonas más húmedas de Egipto, no conviene descuidarse. Espero que hayan venido preparados.

En realidad, las provisiones y la preparación debería de correr a cargo del guía en una excursión normal. Pero normalmente, eso no incluía al egiptólogo. Lo habitual era que los guías preparaban equipación y provisiones para los que pagaban y para ellos mismos. En previsión de esto, James llevaba su propia equipación para el calor y provisiones de agua y comida.

- ¡Alex! - dije ruborizada mientras le daba un suave golpe en su hombro, luego empecé a susurrar - Aunque sí, fue una buena maratón. 

Miré el paisaje y escuché con atención lo que tenía que decir el guía. La verdad es que estaba contenta y muy emocionada, siempre me había gustado Egipto. Tanto su arena, sus misterios como todo lo que le rodea. Incluyendo las leyendas y mitos que muchas veces habían sido plasmadas en la gran pantalla. 

No podía creer el vuelco que había dado mi vida. Conocí a Alex en un campus universitario. Él no era alumno de aquella facultad y únicamente fue para hablar con el decano. Creo que por alguna donación que quería hacer su familia. Al conocernos todo fue fantástico y fluyó muy rápido. Sé que muchas dirán que sólo le quiero por su gran fortuna; pero, no es así. De hecho, él sabe que mi carrera de Arqueología me la financiaré yo. Me gusta tener mi propia autonomía y no estar bajo el yugo de nadie. 

- ¡La verdad es que le pongo un 10! Ya sabes que adoro Egipto. Seguro que lo pasaremos muy bien. 

Me acerqué lentamente hasta Alex y le di un suave beso en la mejilla. Luego empecé a sacar mi movil y empece a hacerme selfies tanto como con Alex y con el historiador. 

- Saldréis en mi Instagram, no os importa ¿verdad?

Sonreí ante la respuesta de Jane.  Cuando se acercó para sacar la foto, la besé sin miramientos.  Dudaba que nuestros acompañantes se extrañaran y, sinceramente, no me quitaría el sueño si les incomodase.  Estaba junto a una mujer increíble que, por alguna razón, me quería tal como era.

No pude evitar rememorar esa primera vez que la vi.  Vagaba por el campus de su universidad, después de una reunión con un instituto de investigación en ciencias aplicadas.  El decano no había visto con buenos ojos que me metiera en las actividades directas, pero tenía algo que probar.  Siempre lo había tenido... La presión de dejar de ser el hijo de un hombre de negocios a un hombre de negocios yo mismo.  Aposté casi todo lo que tenía en mis fideicomisos a los proyectos de ese grupo de investigadores.  Pero necesitaba el visto bueno del decano... Y eso me costó la donación para construír completamente el centro.  Años después, la apuesta mostró sus frutos y logré mi lugar en la mesa.

El apoyo de Jane durante esos años fue fundamental.  Mi apuesta requería, para tener el golpe de efecto, evitar recurrir a los fondos de mi familia.  Aún me planteo si hubiese mantenido y elevado constantemente la apuesta si no hubiese intentado ligar con esa chica rubia que me miraba a lo lejos.  Para mí desgracia había mentido diciendo que era una especie de Indiana Jones de la cultura egipcia, sin saber que ella misma estaba obsesionada con el tema.  Aún así, ella soportó dos horas de historias inventadas antes de reírse en mi cara.  No era un buen antecedente, pero yo nunca fui un hombre con tendencia a rendirme.

Volví en mí al presente, mirándola aún ajeno a la realidad.

Claro que me importa, tengo una imagen que cuidar, y no puedo permitir que subas mi cara a Instagram! Qué diría la prensa? Qué diría mi esposa?

Sonreí de manera burlona y me dirigí a James.

Tan preparados como se puede estar.  Trajimos lo que nos indicaste, así como este delicado trozo de trapo, también conocido como pañuelo, de un reconocido diseñador, también conocida como la máquina que hace 10.000 de estos cada hora.  Creo que, puedo decir con propiedad, que podría sobrevivir a un Tsunami de arena cubriéndome el rostro con esto.  Aunque no, no nos encontraremos con ninguno... esta es la mejor luna de miel de la historia... y eso NO incluye tsunamis de arena.

Miré hacia afuera mientras sentía el calor del sol en mi piel.  Era muy satisfactorio.

Finalmente, tras un buen rato de trayecto en coche con una música de fondo interpretada por explicaciones sin fin sobre lo que ibais a contemplar de manera exclusiva el viaje llegó a su fin.

El motor se detuvo y las puertas se abrieron, el sol estaba comenzando a salir y todo aquel que no hubiese ido preparado con ropajes cómodos y frescos iba a empezar a lamentar no haberlo hecho.

Los alrededores estaban tranquilos, no había nadie: ni otros turistas, ni guardias de seguridad ¡era todo un lujo!

Se podía observar que a menos de 300 metros estaba ya el acceso, sin lugar a dudas comenzaba ya lo bueno.

El resto del trayecto se tuvo que hacer a pie, no era cómodo pero si práctico teniendo en cuenta que no se debía llamar demasiado la atención: el lugar donde estabais ahora caminando estaba restringido a todo aquel no perteneciente a un grupo de arqueólogos de la nación.

Con mucho sudor en vuestra espalda, llegasteis a la entrada del templo; un lugar en ruinas cuyo atractivo era alto pero os dejaba una sensación de “no es lo suficientemente bueno por todo lo que he pagado”, lo cual incitó a que la expedición entrase en las ruinas a pesar de las advertencias del guía, quien sabía de sobra que aquel lugar era inestable para pies inexpertos.

Una vez dentro del templo se pudo observar que había mucha infraestructura que indicaba que era un foco muy activo de arqueólogos, algo que dejó intrigado al egiptólogo debido a que este templo no tenía tanto interés “histórico” como otros más cercanos a las principales pirámides.

Tras unos minutos de investigación, polvo y telarañas, el grupo descubrió un lugar que no parecía estar habilitado para su exploración, no había cuerdas de seguridad y mucho menos regularidad en el suelo, pero sí que había algo llamativo: un gran número de colgantes y baratijas de corte egipcia que estaban tiradas en el suelo como si alguien hubiese querido huir de allí con las manos llenas y se había dejado parte del botín.

De repente, Jane se abalanzó a coger uno de esos colgantes ¡las joyas eran su perdición! Pero nunca aquella frase iba a cobrar tanto sentido, pues tras tocarla todo comenzó a temblar. Un escalofrío recorrió todo vuestro cuerpo mientras intentabais entender qué era lo que estaba pasando ¿un derrumbe? ¿El lugar no era seguro?

Apenas pasaron unos segundos cuando todo el suelo que había a vuestros pies se desmoronó como si fuese azúcar, provocando que vuestros cuerpos cayesen al vacío de una manera que jamás habíais sentido antes.

Todo estaba oscuro y la incertidumbre sobre lo que iba a pasar después era totalmente desconcertante.

La caída terminó en un golpe seco, un doloroso golpe que os recordó que algo iba mal, exageradamente mal.

¿Qué demonios había pasado? ¿Dónde estabais? ¿Formaba parte de la excursión turística?

Muchas preguntas se formaban dentro de vuestras cabezas, pero el aire espeso os hizo daros cuenta de que esta situación no parecía planeada. Un ambiente asfixiante os rodeaba...

James estaba intentando encender una de las antorchas que siempre se llevan encima para iluminar las excursiones y adentrar a los visitantes en el ambiente místico, pero algo les decía que esta vez todo iba a ser distinto.

La luz del fuego mostró una imagen aterradora: cerca de vuestra posición encontrasteis lo que serían los restos del cadáver de una persona que a saber cuánto tiempo llevaría ahí muerta ¿falleció por la caída? ¿O por otro motivo? 

Poco tiempo pasó antes de que uno de ustedes registrase los restos para comprobar si había algo útil, obteniendo una respuesta que os dejó más intrigados: un mapa.

Se podía comprobar que el mapa estaba hecho a mano, con anotaciones misteriosas que intentaban “organizar” lo que allí se veía ¿significa que existía la posibilidad de encontrar una salida?

Acababa de comenzar la aventura de sus vidas; una carrera por la supervivencia mientras el miedo a lo desconocido envuelve al grupo.

¿Resolverán el gran misterio?

El viaje se desarrolló rápido. El guía resultó ser un hombre de pocas palabras. Toda una suerte para la joven pareja haberle contratado a él para rellenar los silencios, de lo contrario, su exótico viaje turístico acabaría siendo resumido en una inacabable cantidad de piedras amarillentas y arena.

Después de parar el vehículo, el final del trayecto se debería hacer a pie.

Al llegar al templo de Bastet, el guía por fin abrió la boca, y lo hizo para decir que aquel lugar no era recomendable para inexpertos. ¡Será posible! ¿Y qué esperaba? ¿Traerlos hasta aquí para mirar cuatro piedras y largarse?... ¡pues menudo guía!

Este es un templo dedicado a Bastet. La famosa diosa con cabeza de gato. En realidad, esta diosa podía resultar menor en el panteón si se compara con dioses como Horus, Osiris, Seth, Isis... pero nada más lejos de la realidad.

Empezó a contar mientras avanzaban.

Bastet era considerada hija del mismísimo Ra, el dios del Sol. En algunos tiempos y regiones incluso se la conocía como su consorte. Era una diosa benigna que protegía a las embarazadas y los nacimientos. Pero su furia era atroz. Se convertía en una leona vengativa e inmisericorde.

Parecieron encontrar una zona con más rastro de movimiento del esperado y James detuvo su explicación.

Qué raro... juraría que hacía tiempo que esta zona había perdido el interés de los arqueologos. Me sorprende ver que hay una investigación activa. Vayamos por aquí, parece que hay menos actividad. No me gustaría que entorpeciésemos una excavación si nos quedamos en las áreas más activas.

De ese modo avanzaron por una zona con menos cuerdas delimitantes. El suelo era irregular y después de un tiempo avanzando, encontraron viejos colgantes desperdigados por él.

Será mejor que no los toquen - Dijo James pasando por entre ellos sin prestarles atención mayor. Pero la mujer no hizo caso de la advertencia.

¡Un momento...! - Pero un momento fue todo lo que hizo falta para desencadenarlo todo.

Después del golpe, preguntó.

¿Están todos bien? Voy a encender una atorcha.

Y al encenderla lo que vieron le hizo reprimir un grito del susto. Un esqueleto. Parecía viejo, pero no antiguo.

Saqueadores de tumbas... intenten no alejarse de la antorcha. Puede haber escorpiones. ¿Mmmh? ¿Qué es esto?

Y del suelo recogió un plano hecho a mano

- Pero que... 

Lentamente me incorpore, tenía algo de sangre por el impacto de la caída pero, milagrosamente, parecía que aún seguía viva. Todo había ido muy rápido. Al tocar aquella joya el suelo se abrió y todos nos venimos abajo... Recuerdo el grito del historiador, James Cole, que me instó a que no tocase la joya. Me maldije a mi misma por no hacerle caso y haberle escuchado. Empecé a entender aquellas largas charlas que me daba mi padre sobre la importancia de escuchar a los demás. 

Miré alrededor y vi a James sosteniendo una antorcha, respondí tímidamente con la cabeza a su pregunta de si estábamos bien. 

- ¿Dónde estamos? Ya había oído hablar de que estas pirámides pueden tener sus trampas y secretos escondidos pero... 

Al no poder finalizar la frase fui hasta Alex, su cuerpo permanecía inmóvil. 

- En la vida y en la muerte. ¿Recuerdas? ¡Vamos, levántate! ¡Ni se te ocurra morir aquí¡ - Me arrodillé junto a Alex y empece a zarandear su cuerpo lentamente esperando algún tipo de respuesta y esperando que hubiera sobrevivido a la caída.  

Con el movimiento de Jane me levanté del suelo, aún aturdido.  Me dolía un poco la caída y un poco más el orgullo.

Dónde rayos estamos? Pregunté ofendido al guía. Que demonios es este lugar? No me gusta resultar antipático... Pero no pagamos por un tour cayendo de cabeza.

Estaba visiblemente contrariado... Pero aún más aturdido.  Por lo que no pude hacer más que mirar a Jane y sonreír.

Para sorpresa de los allí presentes, el grupo descubrió que aquella caída había sido más letal de lo que parecía a simple vista.

Omar Sallah, el que sería guía del grupo, permanecía inerte en el suelo sepultado por la arena y con la mirada perdida. Un mal golpe en la cabeza había arrebatado a aquel intrépido hombre su vida y futuro.

De repente notasteis como todo el suelo empezó a temblar ¿era un seísmo? ¿aquello podría derrumbarse? La tierra y pequeños pedruscos que se desprendieron del techo impactaron en vuestros hombros y cabeza.

¿Omar? ¿Estás bien? - Repitió el egiptólogo (que no guía) cuando el guía no respondió. Poco después, ante la insistencia en guardar silencio, avanzó hacia el lugar en el que se vislumbraba un bulto alumbrando con la antorcha.

La luz permitió ampliar su visión unos segundos. No duró mucho, pero lo suficiente para toparse cara a cara con la muerte y apartar la antorcha para proteger de la visión a la mujer y, ya de paso, al hombre que la acompañaba y cada vez le caía peor.

Ughh - Exclamó y empalideció acto seguido. Podía parecer un tipo duro, pero era un egiptólogo. Su tolerancia a los cadáveres recientes no era muy grande.

Se... será mejor que nos movamos. No se separen de mi. No estamos en una pirámide. Ni siquiera debería ser un templo funerario. Pero... parece un lugar distinto del que esperabamos. Si aquí hay o hubo tesoros, es probable que sí que haya trampas. Para mantener a raya a los saqueadores. Deberemos andar con cuidado y mil ojos.

Se acercó de nuevo a la pareja.

Yo iré delante, usted, Alex, cierre el grupo. Si avanzamos con cuidado eso mantendrá a salvo a... - Se frenó un breve instante y corrigió sus palabras, aunque fue evidente que se refería a protegerla a ella - ...todos nosotros

Extendió el dibujo del plano.

Debemos encontrar una salida. ¿Les parece bien que empecemos por aquí? - Dijo señalando la sala 8 y dibujando un recorrido a través de p4 y p6 por el camino más corto. - Parece una especie de nexo o lugar de entrada hacia la sección Este. Como una antesala. Parece un buen lugar por donde comenzar a buscar ¿no creen? Además, el 8 es el número de la suerte en muchas civilizaciones antiguas de Asia y África

Al ver al guía muerto y a Jane sangrando, me incorporé de un salto.

Amor, estás bien?  Pregunté preocupado con su rostro entre mis manos. Era difícil concentrarse en nada más.

Bien.  No hay tiempo para lamentar nada... No quiero sonar frío, pero si salimos de aquí, será moviéndonos!

Miré a Jane y aferré su mano mientras intentaba transmitire tranquilidad.

Sea como sea, voy a sacarnos de aquí.

De repente todo comenzó a temblar... Me volví hacia el egiptólogo y miré lo que señalaba en el mapa.

No tengo idea de a dónde debemos ir.  Pero devemos irnos de aquí rápido.

Asintiendo con la cabeza, inicié el camino

Comenzasteis a avanzar bajo el amparo de la antorcha. No sabíais cual iba a ser vuestro destino ya que todas las paredes eran bastante similares convirtiendo cada paso en un presentimiento sobre estar adentrándoos en un laberinto místico.

Cada segundo allí dentro (p1) era a la par emocionante como espeluznante. El lugar no estaba demasiado iluminado y para colmo, a cada paso que dabais, un susurro ininteligible rodeaba las paredes que os “vigilaban” en vuestro avance. ¿Qué os depararía este laberinto?

Este nuevo pasillo (p6), bastante oscuro por cierto, revelaba un jeroglífico que a ojos de un experto podría revelar algo de interés, por suerte James estaba ahí para darle significado.

La Maldición de la Carne corrompe a los infieles

Poco después accedisteis a la nueva sala descubierta (8) la cual tenía una peculiaridad bastante peligrosa: a lo largo del recorrido todo el tramo estaba repleto de más de una docena de gatos escuálidos que ¿dormían? En el suelo.

Si se quería atravesar cualquiera de las otras salas había que pasar con sumo cuido debido a que el más mínimo ruido podía despertar a aquellas criaturas y viendo cómo de enigmático era el laberinto era mejor tomar precauciones.

Mmmm... quizás con esta sala acertamos de pleno - Indicó el egiptólogo al ver los gatos distribuidos por ella.

Bastet era representada con un felino y en su honor los gatos se consideraban animales sagrados. En lugares como la antigua Bubastis, que es precisamente donde nos encontramos, se llegaban a momificar gatos como guardianes protectores de los lugares más importantes. Creo... creo que esta distribución puede esconder algún tipo de trampa. Conociendo a los egipcios, en algún lugar deberemos realizar una "ofrenda" a Bastet antes de que sus guardianes se apacigüen. Dicho de otro modo: la manera de desactivar la trampa deberá ser algo que represente a Bastet y le honre. Por ejemplo, un odre de vino o similar.

Al mirar sus rostros de incredulidad, lo aclaró.

Había una fiesta anual en la que los Egipcios se emborrachaban sin control para apaciguar a Bastet. También podemos probar el truco de los persas, pero eso de momento significa que debemos irnos de aquí

No aclaró a qué truco se refería. Solo les hizo gestos para retroceder.

Miré la sala y a James mientras el egiptólogo explicaba.  Evidentemente era un acierto aún más grande de lo que creía haberlo contratado.

Mi mente divagó durante unos segundos en cómo esos gatos habrían sobrevivido allí.  Luego de un tiempo, incluso las ratas debían haber comenzado a escasear.

A qué te refieres con el truco de los persas?  Pregunté extrañado.  Creo que yo podría cruzar de manera sigilosa... Pero no tiene sentido si no tenemos nada que ofrendar.  En principio coincido con que está parece ser la entrada a las cámaras interiores.  Recorrer otras cámaras en busca de vino parece un tanto fútbol, sobre todo teniendo en cuenta que -si lo hubiese- probablemente esté seco luego de tantos años.  Lo que me lleva a mi primer pregunta: cuál es el truco de los persas?

Los persas invadieron Bubastis, ciudad consagrada a Bastet, y amenazaron todo Egipto. Por suerte para los persas (mala suerte, concretamente), no en todo Egipto veneraban con la misma relevancia a todo el panteón y su truco fracasó aguas arriba del Nilo y fueron expulsados.

Explicó James.

Su truco fue dibujar gatos en sus escudos, ya que sabían que los egipcios se dejarían incluso matar con tal de no causar daños en ningún gato o su representación

Ante la mirada de incredulidad de la pareja añadió.

Es un hecho histórico contrastado

Y alguien con buen oído hubiera jurado oirle decir en voz baja "lo que no garantiza que sea verdad".