Partida Rol por web

Es de noche sobre la ciudad de los canales. La oscuridad de los angostos callejones contrasta con el colorido y la alegría que rebosa en la Plaza de San Marcos. Los fuegos artificiales iluminan el cielo y centenares de personas toman las calles para festejar el Carnaval. Máscaras de todas clases, formas y colores pasean por la plaza, disfrutando de la fiesta. Aquí, realmente, quien llama la atención es quien no lleva una cubriendo su rostro.

Durante el viaje a la ciudad, Theresa os ha explicado los pormenores del procedimiento que sigue el Arlequín para entrar en la subasta: habrá que llevar puesta la máscara proporcionada para ser reconocido y conducido al lugar de la subasta. Por supuesto, aunque no lo parezca, todo está fuertemente vigilado desde numerosos puntos, así que usar la violencia para intentar entrar todos de golpe no haría sino crear problemas.

Maravilloso espectaculo- dijo Hans ante tal despliegue festivo para el carnaval de Venecia, sin duda visitar la ciudad en dichas Fechas merecia la pena, quizas estaba un poco demasiado llena para su gusto por lo que no permitia apreciar el arte y la historia de la ciudad en tranquilidad como a Hans le gustaria pero sumergirse en el ambiente festivo de la ciudad  transportaba a uno otros tiempos.

Ah si, debemos decidir lo de la mascara entonces - comento rememorando la explicación de funcionamiento de las subastas del Arlequin con desagrado por los recuerdos que le venian a la mente - yo me niego rotundamente a llevarla, la ultima vez que jugamos con mascaras casi volamos por los aires por culpa de aquel frances loco y sus socios del Reich* , asi que esta vez creo que mi papel se limitara a ser de apoyo y mantener la vista sobre aqui la señorita Zimmer

David pareció reflexivo, tras escuchar la negativa de Hans a llevar la máscara.

―Por un lado, no quisiera que ninguna de las damas se arriesgara demasiado con ese papel, así que es mi deber ofrecerme, pero sé que quizás no sea la mejor opción a la hora de negociar.

Hans acaricia la máscara debajo de su gabardina mientras decidís quién será el invitado a la subasta secreta. El baile de máscaras que hay en la plaza esta noche hace que cualquiera ande al acecho. Trovadores alzan su voz en algunos puntos de la fiesta, aderezada con unos delicados violines.

Desde luego, lo mio no es negociar, no

Si la he de llevar, la llevaré, aunque prefiero quedarme más con la acción. Desde luego si Hans no quiere llevarla, Madeleine no sería una mala decisión...

Les mira expectantes por saber quién sería el elegido

Hans mantuvo silencio por unos segundos, para despues expresar de nuevo sus pensamientos.

El problema aqui es que sabemos que eso va estar lleno de gente del Reich y que vaya solamente una persona sin respaldo es peligroso y por otra parte con que vamos a pujar- la duda del dinero lo habia asaltado de repente, era una subasta y no tenia el mucha idea de si el subastador iba a pedirles algun tipo de seña, despues se dio cuenta que posiblemente para eso fuera el dinero que habia en el maletin y que tontamente habian dejado atras

- ¿Qué han decidido? - Lanza Theresa, que os sigue guiada por Gretchen y Ross. - Por favor, apresúrense.

- Ya la llevo yo. - dijo Madie algo mosqueada todavía por sus planes frustrados a la hora de robar los pergaminos que en ese momento les podían ser muy útiles.

- Imagino que podremos llevar acompañantes, asesores o algo... porque como tenga que entrar yo sola.. mas os vale encontrar la forma de entrar y echarme una mano, que yo sola con tantas obras de arte alrededor me emociono.

Cuando Madeleine toma la máscara y se la coloca, todos comenzáis a mirar alrededor, buscando una señal o algo que indique que la invitación ha funcionado. Pasan los minutos y la fiesta sigue a vuestro alrededor. Nadie parece reaccionar a la máscara que Madeleine lleva en su rostro hasta que os chocáis accidentalmente con dos tipos vestidos con llamativos trajes a rayas negras y blancas de arriba a abajo. Ambos se giran y con un gesto sobrio imperturbable, se separan uno del otro y cada uno extiende un brazo hacia delante, y con el otro, lo ofrecen para que la traficante de arte de coja de ellos, situándola enmedio de ambos.

- Bienvenida, señorita. Acompáñenos, por favor.

Anne ve la escena sin parecer soprenderse, les asiente a los demás, seguía con la mirada los pasos de Madeleine y de sus nuevos acompañantes. Si veía que los comenzaba a perder,no dudaría en seguirlos de cerca sin llamar demasiado la atención

Cuando por fin madeleine es contactada Hans  respondiendo a la señal que le hace Hinault se pega a ella ofreciendole el brazo para seguir a madeleine discretamente como una pareja mas de turistas que disfruta del Carnaval.

Un tercer tipo vestido con traje morado, un fastuoso sombrero y una máscara dorada de la que cuelgan unas cintas negras a ambos lados se acerca al grupo e interpone su mano enguantada en blanco mientras exclama: - Lo siento. Sólo la señorita está invitada.

Le toma el brazo a Hans, debía ser precavida en estas situaciones, ni sabía cuantos ojos había, ni de quiénes eran. Se queda paralizada al ver al tipo con la mano enguantada.

Perdona, ¿aquí no podemos estar?

Respondiendo a la Mlle. Hinault, el tipo con la máscara dorada se inclina en lo que parece una mezcla de reverencia y respuesta afirmativa.

Aunque no había manera de que alguien pudiera darse cuenta, por la máscara que llevaba, David estaba consternado por la negativa de aquellos sujetos a que alguien acompañara a Maddie. No podía dejarla sola en una situación tan peligrosa.  

Se adelantó y les hizo un ademán, para que se detuvieran.

―Perdonen Señores, pero la Señora no puede ir sola. Deberán hacer una excepción en su caso.

Se puso frente a Maddie, improvisó unas señas con las manos y miró a los individuos.

―La Señora tiene un impedimento y no podrá entender lo que ocurre, si no me tiene a su lado.  

Notáis como más gente a vuestro alrededor se queda pendiente de la situación, dando la impresión que de pronto, estáis rodeados. Al cabo de unos segundos de incertidumbre, los tipos con los trajes a rayas adoptan una posición más erguida y, mirándose uno a otro y luego a vosotros, dicen: - Lo siento, caballero. Eso no es posible. Siendo así, - ahora se dirigen a Madeleine -, ruego perdonen la molestia. Disfruten de la fiesta.

Se despiden con una rápida reverencia y se adentran en la multitud.

Anne se le acerca a Hans mientras le agarra del brazo y le susurra:

No parece que David vaya a dejar a Madeleine seguir sola y no parece que podamos acceder más de uno a la vez. ¿Sería mejor que la tomase yo?

Creo que ahora ya es tarde , deberiamos mantener la distancia y ver que pasa estoy seguro de que la Madeleine sabra rencauzar la situación y controlar a Wilson Harris- le susurro a su compañera con la esperanza de que la escena que estaba haciendo Wilson Harris no estropeara la infiltración