Partida Rol por web

Africa, el continente negro, tu hogar, esta noche te has despertado y vas a ir a ocuparte de algunas cosas. Una fiesta en la ciudad para poder conocer a tu proxima victima tal vez o tal vez para saber mas de lo que ocurre en el continente en otros paises o en la misma Europa. Cuando llegas esta sonando ya la musica, entras y te mueves por la sala con lentitud hasta que tu mirada se posa en ella, una mujer que no has visto hasta ahora. Esta hablando con el embajador britanico con una copa de champagne en la mano, podrias decir que su belleza es mas que sobrenatural y el vestido que lleva.

Tomo una copa de la bandeja de un camarero que pasa a mi lado, sin aparta la mirada de la dama que me desvela en esta noche. Posiblemente haya encontrado ya mi presa para esta noche, aunque esta dama parece tener algo especial, algo que no acostumbro a encontrar entre las visitantes de Umtata. Su belleza me recuerda tanto a Labika... Y es a la vez tan diferente...

Espero disimuladamente, con la mirada puesta en ella. Ya no soy el conde de Greystock ni el señor de Nottingham, soy un depredador, y mi presa está muy cerca de su fin, aunque ella no lo sepa.

Pero la Caza Gris no se basa en el ímpetu, sino en la paciencia. Cuando el camarero vuelve a pasar a mi lado, con la bandeja practicamente vacía, le hago una señal para que se acerque, mientras mi mano se introduce en el bolsillo interior de la chaqueta de mi traje de rayas gris. Cuando se acerca, entre susurros, le indico mis intenciones.

- ¿Podría averiguar quien es la dama que conversa con el Embajador británico?

Antes de obtener una respuesta, mi mano se posa en la suya, tendiéndole un generoso billete.

Milady Mathius, es una visitante de Inglaterra. Esta hospedada en uno de los mejores hoteles y ha venido acompañando a un abogado dice mientras se guarda el billete en el bolsillo del pantalon con disimulo puedo deciros que se ha quedado sola en la fiesta, el se ha marchado antes de lo que os imaginais con otra dama. No tendra quien la lleve a casa cuando termine. se aleja por la sala para recoger las copas vacias cuando ves que tu presa se esta marchando al jardin con otro de los invitados riendose y dejando la copa sobre una de las bandejas con delicadeza como si fuera una prolongacion de si misma.

Cuando sales al balcon del jardin los ves en un rincon hablandole ella al oido o eso parece que estan haciendo por que al cabo de un rato se marcha algo mareado hacia la fiesta pasando a tu lado mientras ella se sienta en un banco mirando las estrellas con una sonrisa en los labios que la hace muchisimo mas hermosa de lo que es.

Interesante...

El tipo se marcha mareado. Podría estar borracho, y por ese motivo haber dejado sola a la dama para acudir a los servicios. Pero me recuerda aun tipo del que se alimentó Labika en una ocasión: la llegada imprevista de unos turistas interrumpió la alimentación, y tuvo que dejarlo con vida. El tipo se comportaba de similar manera, debido a la debilidad provocada por la falta de sangre ¿Se tratará de lo mismo? ¿Por que habría una vampiresa de dejar a su presa con vida?

Por cierto, el tipo en cuestión no llegó a ver el siguiente amanecer. Tuve el privilegio de finiquitar la cacería yo mismo.

Me acerco lentamente a la desconocida, paseando con fingido aire ausente por los jardines en dirección a su banco. Por el camino, arranco el capullo de una magnolia y me lo acerco al rostro para comprobar su aroma.

- Hermosa noche.

Me detengo a unos metros de distancia, manteniendo la prudencial separación entre desconocidos.

- Las noches de África tienen un encanto especial, o eso suelen opinar los extranjeros que nos visitan...

Con una sugerente sonrisa doy un paso más en su dirección.

- Permítame que me presente: mi nombre es Ian Nottingham Greystock, humilde servidor de Su Majestad.

Un leve gesto de cabeza hace las veces de reverencia.

Unos pasos y miro de reojo a quien me comienza a hablar... vaya, parece que me ha visto, tendre que sonsacarle cuanto, no me gustaria tener que matar a alguien tan mono y menos para ocultar mi secreto sonrio mientras me levanto y me acerco con el pelo movido por la brisa nocturna y me paro a un par de pasos.

La verdad es que es muy hermosa, me encanta la noche. No se parecen en nada a las inglesas con niebla y frio a veces. Por eso me gustan estos viajes. Ademas se conoce a gente muy interesante te miro a los ojos con los mios. azules como un dia sin nubes, iluminado por el sol.

Un placer Mister Nottingham, conocer a otro britanico es algo que agradezco y mas despues de la bervorrea del embajador. Demasiado borracho para mi gusto, como mi acompañante. No tienen aguante para la bebida algunas personas... me callo unos segundos antes de tenderte la mano Sarah Mathius, es un placer

¿Es cauta o me he equivocado con ella?

Tomo su mano y se agacho a besarla con extrema delicadeza. Es un gesto poco acostmbrado ya en estos tiempos, pero común en lugares donde el protocolo tradicional sigue vigente. Sin embargo, no separo mi ojo de los suyos ni por un momento, mientras acaricio la piel de su mano con mis labios. Me pregunto si habrá calor en su piel...

Con un gesto, la invito a pasear por los jardines, tendiéndole mi brazo para caminar formalmente agarrados.

- Dígame, señorita Mathius... ¿Que le trae a este apartado rincón del mundo...?

Sonrie ante tu gesto y se coje de tu brazo, tus labios al tocar su piel no han notado calor alguno como si hubiera desaparecido hace mucho. El aire de la noche os envuelve mientras caminais aunque no parece interesada en la conversacion pero al final te mira y sus labios parecen articular unas palabras, pero no hay sonido alguno. Se lleva las manos a los brazos como en un escalofrio reprimido.

Te ha parecido que decia

Cita:

El paseo nos lleva hacia el corredor de arcos de enredaderas, y de ahí iriamos al jardín laberinto de setos, si no fuera porque el sofocante calor de este duro verano africano lo ha secado por completo. En cambio, nos acercamos al quiosco de la banda de músia, donde se celebran conciertos y recitales las tardes de primavera. Ahora, no obstante, el lugar está desierto y lo bastante alejado de la fiesta para garantizar algo de intimidad. En demasiadas ocasiones he traido a este lugar a una víctima ocasional, para despacharme con ella y librarme del cuerpo más tarde a traves del muro sur: cercano, bajo y colindante con un callejón poco transitado.

Ahora, debo decidir si esta dama es una presa, o un huésped.

- Son pocos los occidentales que recorren cientos o miles de kilómetros para acercarse a esta apartada orilla del mundo, y muchos menos los que lo hacen sin una muy buena razón que les obligue a ello. La mayoría acude en busca de diamantes, o con algún otro insólito negocio, como la venta de armas. Dígame, señorita Mathius... -Mi tono se vuelve duro, persuasivo, casi amenazador- ...por segunda vez ¿Que le trae a Umtata? ¿Quién es usted realmente?

Aunqe creo poder solventar este encuentro yo solo, no puedo evitar pensar en donde estará Labika. Ella sabría sin duda más que yo en todo este asunto, sabría manejar mejor a esta mujer, y sabe como proteger su territorio.

Yo creo que no hay razones para viajar, digamos que todos tenemos algo de viajeros. Hasta alguien que haya vivido aqui seguro que le gustara viajar, os veo un hombre de mundo, seguro que habeis viajado tanto como yo doy un par de pasos separandome de ti y girandome ante el tono duro de tu voz sonriendo enigmaticamente mientras me acerco a los secos setos, a las sombras

Los diamantes son muy hermosos, pero si tienes un par de minas de ellos y explotaciones de piedras preciosas no te pueden atraer aunque sean tan bonitos. Los animales no me gustan, prefiero otro tipo de animales, con mas consciencia si cabe, aunque dudo que sepais que es eso la voz parece provenir ahora de otro lado, cuando llegas a las sombras en las que estaba no hay rastro de mi, una sombra fugaz sobre un arbol en una rama que luego no esta. ¿No adivinas que puedo ser? entonces tendre que creer que no has visto tanto como pensaba, simplemente adorable

Es escurridiza, como una serpiente venenosa.

Pero creo estar seguro de que no es una mortal. Una vampiresa extrajera, venida de la vieja patria y probablemente de paso. Bie, la ciudad y sus alrededores supone un banquete de tales dimensiones que no es necesario acumular presas. Sarah Mathius disfrutará de la hospitalidad de la que presumimos los seguidores de la Caza Gris.

- Quizás se haya llevado una impresión desacertada sobre mí.

Vuelvo a oler la flor que descansa en mis dedos para comprobar que ha perdido parte de su inicial fragancia. La arrojo a un costado y tomo una nueva flor entre mis dedos, lejos de las sombras, esta vez sin arrancarla, sino solo acercando mi nariz para disfrutar su aroma de vida.

- Aunque no lo pueda parecer, he pasado practicamente toda mi vida en esta remota región de África. Me hubiera gustado viajar, si, pero nunca se dieron las circunstancias adecuadas. Aunque tengo intención de visitar la Gran Bretaña, el viejo hogar, me encantaría volver a mi Londres natal...

Nunca me llevo impresiones equivocadas de la gente, las suelo hacer a medida que los conozco replico desde donde estoy mientras sigues sin poder ubicarme hasta que me paro a tu lado con mi mano en tu hombro

Una pena os hacia mas viajero, tal vez os hayan tenido demasiado retenido en estos lugares una mirada de reojo mientras el viento mueve mi pelo alborotandolo y lo echo para atras con gesto indiferente como si no fuera importante. Volvere a Inglaterra dentro de dos dias, seria un honor que un caballero ingles me acompañara en mi viaje si lo desea y nada lo retiene

Es una oferta tentadora... Mis planes, nuestros planes, para viajar a la Gran Bretaña están bastante avanzados: Connor ya está allí gestionado mis inmuebles, y la mayor parte de mi dinero ha sio ya transferido a las cuentas pertinentes en bancos con sede en Inglaterra. Tan solo los últimos flecos del costoso y delicado viaje en avión es lo que nos separa a Labika y a mí de nuestro nuevo destino.

Sin embargo, esta vampiresa plantea una nueva posibilidad, más inmediata ¿Estaría mi mentora de acuerdo? ¿Confiaría en esta desconocida?

- El honor, sin duda, sería todo mío...

Me giro hacia ella, clavando mis ojos entrecerrados de depredador consumado en sus brillantes y cristalinos ojos azul claro. A lo lejos, comienza a sonar la música del vals con que el Embajador da comienzo al baile de gala. Es un sonido lejano, pero suficiente para sentir la música. Sin pensarlo, sitúo mi mano izquierda en la espalda de la señorita Mathius, mientras mi diestrase eleva a un costado invitando a ser estrechada para el baile. El vals es una danza manífica, sensual e íntima, en que ambos particapantes no pueden unirse ni separarse, y sí mantener las miradas el uno en el otro.

- No obstante, temo que mis planes de viaje no me incluyan solo a mí. Hay... alguien más.

Un suave gesto como el de rodear mi cintura con una mano y coger mi mano para comenzar a bailar. Vals, la verdad me recuerdan un echo triste y a la vez feliz para mi, triste por que esa noche deje de ser humana y feliz por que con esa musica le mate como se merecia, con amplio placer para mi.

Dejo que mi acompañante lleve el ritmo mientras sigo sin apartar los ojos de los de el y sonrio levemente ante sus palabras No soy nada celosa en ese sentido, solo deberias...espero que no te importe que te tutee si vamos a ser compañeros de viaje. Solo deberias preocuparte por que este presente en el momento de salir un rapido giro mientras comienza a soplar viento de nuevo levantando algo de la hojarasca que nos envuelve mientras mis labios se van acercando a los tuyos para un beso fugaz antes de separarme te vere mañana, no te preocupes sabre encontrarte de todas maneras mi criado te dejara una direccion despues. Una pena, pero no me importa se compartir de momento

Siento cierto placer al acariciar mis labios sobre los suyos aunque me doy cuenta de que ese tipo de placeres han pasado a un segundo plano al recibir el "don de la sangre negra". Ahora no representa mayor sensación que una caricia en la megilla, un beso lanzado al aire o el sensual guiño de un ojo. Pero es una promesa, el sello de una alianza. En dos días, si Labika está de acuerdo, esta vampiresa nos llevará hasta mi Inglaterra natal, para afrontar nuestro futuro europeo, lejos de las bestias cambiantes.

Dejo que la dama se aleje de mí como si de un sueño se tratara al llegar la noche en que vuelvo a la vida. Creo que permaneceré aquí un rato más, antes de regresar a la fiesta y quizás buscar una presa con la que jugar el resto de la noche. Quizás Labika haya llegado ya, podríamos jugar los dos y compartir presa...

Estas unos quince minutos cuando un hombre se acerca y te entrega un sobre lacrado de color sepia con una delicada escritura hace una reverencia y se marcha. Dentro una direccion, un numero de habitacion y una hora.

Cita:

Labika aparece por el jardin pletorica como siempre y te mira antes de quitarte la nota, mirarla y leerla. ¿Quien es? tal vez una presa para comer mañana

Observo a Labika con una orgullosa sonrisa de satisfacción. Pero no respondo inmediatamente, sino que mantengo el misterio unos instantes.

- No, no es mi presa... es mi huésped.

Nombrar la costumbre de la hospitalidad tan practicada entre los nuestros debería bastar para desbaratar cualquier idea que pudiera tener sobre la dama. No es una presa, sino una cazadora.

- Y también es un billete. Un billete directo a Inglaterra, nuestro destino en Europa. Está todo listo para partir en dos días. Siempre que te parezca bien...

¿Por qué no habría de parecerselo? Es una oportunidad única, dada nuestra situación...

Chasquea la lengua cuando la dices eso pero al final sonrie con lo otro.

Bien, pues espero que tu huesped pueda sacarnos sin ningun problema de esta selva y del continente, los cambiaformas se acercan cada vez mas y si nos llegan a acorralar miro hacia el edificio principal es hora de comer algo, estoy famelica.

Labika y yo regresamos al edificio de la Embajada paseando por los jardines con detenimiento. Nunca hemos considerado la caza como algo rápido y salvaje, salvo expresa necesidad, sino elaborado y sutil.

Entramos en el salón por puertas diferentes, ella instantes antes que yo, y la pierdo entre la multitud. Al mezclarme entre los mortales, mis preocupaciones van desapareciendo, dejando tan solo una cosa primordial: la caza. Comienzo por pasar desapercibio, asegurándome de que mis ropas están en perfectas condiciones, y tomando una copa de champagne entre mis dedos. Entonces mis ojos comienzan a buscar.

Esta noche me apetece algo agradable, quizás una jovencita. No tengo ánimo para compartir viejas vivencias de armas con expertos cazadores o cuchichear de política. Una de esas doncellas que se ven arrastrada a estos bailes con el únio fin de salir de la monotonía o para disfrutar el presunto glamour de estas fiestas... eso es lo que busco. Y lo que mi olfato me descubre inconscientemente, al percibir un juvenil perfume que me hace girarme en busca de quien tan inconscientemente atrae a su depredador.

La dama en cuestión está ligeramente fuera de lugar en esta selecta fiesta: su pose en exceso relajada, su sonrisa forzada, su escote excesivo... No es una dama de la alta sociedad, y eso se nota. Quizás sea la última conquista de algún hombre importante, que ahora ha encontrado cosas más interesantes que hacer que acompañarla. Probablemente se haya paboneado de tenerla a su lado con sus amistades, para luego abandonarla y acudir al "salón de los hombres" a tomar un poco de coñac con otros varones. Nunca he terminado de comprender ese comportamiento tan primitivo entre los hombres, especialmente entre los nobles como yo, al fin y al cabo es dejar desprotegidas a sus presas para que sean otros los que las devoren... No desperdicio la ocasión y, aprovechando que la masa de presuntuosos nobles y diplomáticos han dado de lado a la dama, me acerco a ella con dos copas en la mano, tendiéndole una con una sonrisa.

Tras apenas un cuarto de hora conversando con la dama, ya se casi todo lo que necesito sobre ella. Se llama Eve, es modelo de poca monta, y está aquí porque ha sido invitada por un diplomático de escaso calado al que ha conocido hace apenas dos semanas. Naturalmente, él ha aprovechado lo llamativa que es su acompañante para llamar la atención de sus superiores, que ahora le ven como un conquistador y le han invitado a una pequeña reunión informal en el "salón de los hombres". Todo esto no ha salido directamente de la boca de Eve, pero no era necesario, tan solo tenía que rellenar los espacios entre cada cosa que se le escapaba.

No me cuesta demasiado convencerla de dar un paseo por los jardines, especialmente porque se ha tomado varias copas de champagne y no parece digerirlo bien. Recorremos el sector principal, de setos bajos y jardineras elevadas, y pasamos frente al quiosco de la banda de música. Otro camino para el mismo destino. El lugar está bastante apartado, pero no me privo de echar varias miradas a la espalda por si a alguien le diera por seguirnos o andar en las inmediaciones. Solo cuando estoy seguro de que estamos completamente solos, y tras una larga charla intrascendente, me acerco a ella con descaro. Me intriga másque sorprenderme ver cómo no se aparta al verse cercada, pero imagino que el despecho por haber sido ninguneada por su pareja en la fiesta, o el alcohol que tan mal tolera, bastan para justificar su actitud. Eso, y el desconocimiento de lo que viene después.

Tomo su nuca con mi mano izquierda, y mi derecha rodea su cintura. Pareciera que le voy a dar un beso, pero es otro tipo de beso lo que le ofrezco. El último Beso. Mis manos se cierran alrededor de mi presa con fuerza. Y mi boca, lejos de acariciar su piel con mis labios, se abre dejando paso a unos colmillos que perforan su piel en busca del elixir de su vida y mi eternidad. Uno debe morir para que otro siga viviendo, es la ley de la selva, es la ley de África.

La mujer, pues ya no puedo llamarla Eve, ni siquiera se debatió mientras perdía su vida. Solo se quedó inmóvil como un impala bajo las fauces del león, sabiéndose vencida. Quizás no llegó a saber lo que le estaba pasando. Ahora ya da igual, su cuerpo tendido frente a mí no es más que las sobras de una cacería exitosa. Solo resta deshacerse del cadáver, arrastrándolo tras los setos de la embajada para arrancarle la ropa, y tiránola completamente desnuda al callejón que hay detrás del bajo muro. Las ratas y las demás alimañas de la zona harán el resto, dejándola irreconocible en cuesión de horas.

La noche termina y se acerca el amanecer, tienes una cita importante y ademas tu ultima presa debes reconocer que estaba absolutamente delicosa. Labika no te acompañara a la cita, lo ha decidido asi. Descansas lo mas comodo que puedes en tu casa, ya estas acostumbrado y cuando caen los ultimos rayos de sol te despiertas para acomodarte para ir a tu cita. No esta muy lejos el hotel y cuando llegas, el recepcionista amablemente llama a la habitacion para que sepan que has llegado, te esperan obviamente. Subes en el ascensor, la puerta te la abre el hombre de la noche anterior el que te llevo la nota, te acompaña hasta el interior, al dormitorio, en el baño. Esta en la bañera entre espuma dandose un baño y te mira sonriendo saliendo y enrollandose en una toalla.

Puntualidad britanica debo decir