Partida Rol por web

PUEBLO DE TRUNAU: CASA ENREDADA:

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA NOCHE

Viendo que nadie se hace cargo de los objetos mostrados, recojo cuchillo y dinero y vuelvo a guardarlos. 

Me despido, y sigo a Wilbur a la Casa Larga. 

PUEBLO DE TRUNAU: CASA ENREDADA:

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA NOCHE

De pronto alcanzó a oír el grito de Monique, así como otros ruidos y no necesitó sumar uno mas uno para saber que algo estaba ocurriendo y que, además, no era bueno. Si hubiera tenido pulso, este se hubiera acelerado pero, en su caso, tan solo algunas partes de su cuerpo exudaron unas gotitas de humedad demostrando su nerviosismo. Aceleró el paso, sintiendo el peso de la nueva armadura y cómo le frenaba en su avance impidiéndole correr. Tendría que hacer algo al respecto. Carecía de la fuerza necesaria para arrastrar consigo todo tipo. de enseres y estaba comprobando que aquello le impedía actuar con la rapidez o presteza necesarias. 

Pero cada vez estaba más cerca. Paso a paso. Solo esperaba que no fuera demasiado tarde para ayudar y que no hubiera que lamentar ningún daño. 

PUEBLO DE TRUNAU: CASA ENREDADA:

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA NOCHE.

En la soledad de su cuarto, el guerrero vikingo desenfunda la espada larga que le había entregado Winn en la Casa de la Plaga. Esperaba poder estrenarla pronto. Un arma dedicada a la diosa Iomedae...

Pensando en las hazañas y en los desafíos por venir, se metió en la cama. Y soñó una vez más con los gigantes.

PUEBLO DE TRUNAU: CASA ENREDADA:

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA NOCHE.

Tras escuchar a Dragos la adolescente volvió a mirarse las manos, ahora limpias.

- Sí... Yo...

No es que hubiera descuidado sus obligaciones como camarera por placer, es que estaba cansada, estaba sucia y, lo que era más importante, no estaba segura de querer seguir siendo camarera. Nunca lo había estado. Bueno, nunca había querido serlo... Pero al principio por obligación y más recientemente por supervivencia no había podido cambiarlo. Quizá había llegado el momento de hacerlo, pero para eso debía hablar con Cham.

- Si quieres te lo puedo traer yo.

PUEBLO DE TRUNAU: CASA ENREDADA:

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA NOCHE.

Dragos valoró momentáneamente la propuesta de Ekaterina, antes de negar suavemente con la cabeza.

-No. Será mejor que descanses, no tienes buen aspecto-replicó el extranjero, procediendo a servirse algo de comer y beber por sí mismo. No demasiado, pues nunca ingería gran cosa, pero sí lo suficiente para saciar su hambre por el momento. El siguiente paso sería proceder a su habitual paseo nocturno, y quizás vigilar a Brinya, aunque no sabía si debía seguir haciéndolo, ya que nadie había hablado con él al respecto. 

PARTICIPANTES: PIERO AUGUSTUS, FIGURA SOMBRÍA.

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: JUSTO DESPUÉS DE LA MEDIANOCHE.

La visita a la granja no le había gustado y la sensación amarga se había apoderado de él desde ese momento. Dubitativo, se había quedado esperando (¿pero esperando qué exactamente? No hubiera podido decirlo) en las cercanías de la granja. Estaba seguro que había algo que se le escapaba, algo que no estaba terminando de comprender. 

¿Sintió algo? Era dudoso, pero eran muchos años de subterfugio. Con cuidado intentó mantenerse oculto, tener ojo avizor, y desenvainar una de sus dagas mientras observaba.

PARTICIPANTES: PIERO AUGUSTUS, FIGURA SOMBRÍA.

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: JUSTO DESPUÉS DE LA MEDIANOCHE.

El ruido, leve, tan solo un paso sobre una hoja seca, el repentino silencio de una lechuza, lo puso en guardia y, con la capacidad de quien era bajo esa piel cansada y marchita, y la rabia de la bestia que lleva tiempo sin cazar y, repentinamente, se ve acorralada, buscó refugio en las piedras cercanas, confundiéndose con la oscuridad. 

El que estaba siguiéndole no tenía ni idea de lo que acababa de hacer. Piero veía mejor que él en la oscuridad y, llegado el caso, era mucho más mortal de lo que su adversario podía ser. Oculto entre las sombras redujo al mínimo su respiración y se quedó completamente inmóvil. Veía mejor, y veía a su adversario que, por sus gestos, era evidente que había dejado de verlo. 

La ventaja era suya y en breve iba a cobrarse su presa. La excitación de la caza, el deseo de ver a su enemigo derramar su sangre sobre la tierra... le hizo sentirse más vivo que en toda la expedición a la Casa de la Plaga. Podía disimularlo tanto como quisiera, pero vivía para matar. 

PARTICIPANTES: PIERO AUGUSTUS, FIGURA SOMBRÍA.

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: JUSTO DESPUÉS DE LA MEDIANOCHE.

Piero mantuvo unos segundos la daga en el pecho del fallido asesino mientras le tapaba la boca, y le obligaba a mirarle. Era interesante, revitalizador, ver como la vida se le escapaba, segundo a segundo. Beber de esa mirada sorprendida primero, luego aterrada, y luego poco a poco, niebla, cristal, vidrio semiopaco. 

Con la frialdad de un profesional, el granjero revisa el cuerpo de Ozzu, despojándole de cualquier cosa que pudiera ser de valor. Hecho esto arranca un pequeño trozo de piel (para su colección personal) y procede a destrozar el cuerpo, como hubiera ocurrido si quien se hubiera enfrentado al granjero hubiera sido un orco o alguien de similar ralea. Tras eso, tira el cuerpo a una zanja o terraplén cercano.

Tras guardar el poco o mucho botín que llevara el granjero, se acerca a su granja y se cambia. Tiene que hacer una visita a la granja de Ozzu esta noche, después de todo.

PUEBLO DE TRUNAU: CASA ENREDADA:

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA NOCHE.

Ekaterina lo volvió a mirar sin terminar de salir de su asombro, tras lo cual asintió con lentitud, como si no estuviera convencida del todo de que lo que hubiera oído fuera lo mismo que aquel hombre había dicho.

- De acuerdo- convino.- Yo... Gracias.- La adolescente hablaba despacio, como si no estuviera segura del todo de lo que decía, como si por la falta de costumbre le costara pronunciar el "nombre" de palabras descocidas hasta entonces.- Que aproveche. Yo me voy a dormir. Si necesitas algo... Esto... Estaré en mi cuarto.- De nuevo otra pausa en la que pareció dudar si dar media vuelta y marcharse sin más, cosa que no hizo hasta después de hablar. Buenas noches, Dragos.

Entonces sí, salió de la sala común y se dirigió a su habitación en busca de reflexión y algo de descanso.

PUEBLO DE TRUNAU:

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: AL ALBA.

PUEBLO DE TRUNAU:

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: AL ALBA.

Tronquito se desperezó al sentir los primeros rayos de sol colándose por una de las ventanas. Se sentía descansado y tranquilo, pese a todos los acontecimientos de la víspera. Se levantó de la silla en la que estaba sentado y se acercó a la ventana más próxima, donde cerrando los ojos dejó que el sol le acariciara el follaje. Emitió un ronroneo arbóreo que hizo que los cristales vibraran suavemente y todo él pareció aumentar de tamaño, en su deseo de absorber el calor y la luz. Se mantuvo allí unos minutos, al cabo de los cuales regresó a la realidad. Miró en derredor sin ver a nadie en particular. La mesa en la que en la víspera habían dejado sus objetos, sirvió para desembarazarse de los objetos rapiñados a los asesinos de la víspera. Ya se vería qué utilidad darles. 

Estuvo tentado de dejar también su cota, demasiado pesada para él. Lo mejor que podría hacer seria cambiarla por otra más ligera y que le permitiera moverse con más facilidad, aun cuando ello supusiera menor protección. De siempre un ghoran se había caracterizado por su habilidad para la fuga y con aquel lastre lo tenía difícil. 

Durante unos instantes, se preguntó qué hacer antes de que llegara el resto del grupo, antes de caer en cuenta de que había algo que quería hacer. Se acercó al libro de registros, y con calma, empezó a estudiar sus entradas y salidas, especialmente las referidas a las habitaciones en las que habían encontrado la carta a Melira. 

Y como aquel podía ser un proceso largo, se entretuvo en producir unas cuantas bayas. Eran un buen alimento y sus propiedades curativas nunca estaban de más.

PUEBLO DE TRUNAU: LA CASA LARGA

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: AL ALBA.

El día amanece radiante. No debería ser así, debería estar lloviendo, que el cielo se uniese al pesar de Trunau. Hoy despedimos a un gran hombre.

La muerte no es una preocupación en Trunau, nos acecha cada día. El cuchillo de la esperanza es la prueba de este punto, todos los truanos estamos dispuestos a morir si es necesario. No, la preocupación es morir como lo hizo el pobre Rodrik, sin ni siquiera poder defenderte. Eso es lo malo.

Me levanto de la cama y voy a la pila, donde vierto agua. ¿Y si alguien atentara contra el arroyo de la esperanza? No, los orcos quieren Trunau para asentarse aquí, si hicieran eso no les serviría de nada.

Suspiro y me encamino al comedor. Sé por donde quiero seguir mi investigación, pero no puedo ir solo. Esperaré a Garinya. No en vano, ella sigue bajo mi mando.

PUEBLO DE TRUNAU: CASA ENREDADA

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: AL ALBA.

Con aspecto de profundo cansancio, Piero apareció en las dependencias de la Casa Enredada y tomó asiento. Esta mañana parecía, si acaso, más cansado, más anciano. Meneó la cabeza y se acarició la nuca, intentando solventar el dolor que sentía en sus doloridas vértebras. Respiró profundamente. Volvió a negar con la cabeza, como si mantuviera una conversación a solas consigo mismo.

Y esperó. Debían hablar todos (o casi todos, se corrigió mentalmente pensando en Dragos)

PUEBLO DE TRUNAU:

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: AL ALBA.

El sol había salido, y aunque Ekaterina estaba despierta, no tenía demasiadas ganas de levantarse. Daba vueltas en la cama pensando en todo lo ocurrido durante la noche, una noche que dada la cantidad de experiencias parecía haber durado más de lo que debiera. En esa noche realidad y sueño se habían entrelazado en conversaciones en las que, como siempre, había dicho menos de lo que había escuchado.

Como cada día le habían hecho promesas de poder en un escenario que hedía a sangre y muerte, y aunque las rechazaba a cada instante, seguían acudiendo para atormentarla sin importar nada de lo que hiciera o deseara. De ahí su temor a que terminaran calando debido a su constancia. De momento, no obstante, ella había sido igual de constante.

Pero también ella había prometido cosas, a Cham y a ella misma, aunque no se supiera todavía. Promesas que muy al contrario de lo que muchos pudieran pensar, la hacían sentir más libre que hacía un día. Eran llaves para las invisibles cadenas que llevaba arrastrando buena parte de su vida.

PUEBLO DE TRUNAU: CASA ENREDADA

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: AL ALBA.

Una vez hubo participado en los Maitines, se hubiera aseado, hubieran desayunado y se hubiera preparado con su armadura y sus armas con cierta ayuda felina, Peludo y el ciego se dispusieron a salir. Aun sentía el cuerpo dolorido y magullado, con diversas cicatrices y contusiones del día anterior, pero su vigor y voluntad estaban intactas.

- Vamos, Peludo. Hoy también nos toca tratar diversos temas - comentó el invidente que antes de dormir había meditado ciertos aspectos de lo vivido y averiguado el día anterior, trazando mentalmente sugerencias sobre cómo abordar el actual día.

Tras salir del Santuario cruzó la plaza de Entrada, sin problemas en su andar, familiarizado con ese sitio. El primer edificio que encontró era su objetivo, la Casa Enredada. Escuchó voces y cierto movimiento, pero escaso. Caminó al interior y se acercó a la mesa grande. Algunas voces se oían, pero no muchas. Era de los primeros en llegar.

- Que Iomedae esté con vosotros - saludó a los presentes, caminando entre las sillas, sin tropezar, y sentándose en una silla de esa mesa, posiblemente la misma que empleara el día anterior. Estiró su brazo y palpó la gruesa tabla. Sonó ruido metálico, tintineante, y sintió los objetos metálicos que allí estaban. Los mismos que él dejara la noche anterior en ese lugar para que alguien pudiera disponer de ellos. Al parecer nadie parecía interesado. Sin decir palabra cogió la camisa de mallas y el alfanje y los guardó en su saca una y engarzó en el cinto el otro.

Era evidente que faltaban muchos por llegar, así que se distrajo cogiendo a su amigo bigotudo y comenzó a acariciar su suave pelaje.

PUEBLO DE TRUNAU: POSADA DE LA CASA ENREDADA.

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: AL ALBA.

El vikingo sintió su cuerpo dolorido y débil cuando las primeras luces del nuevo día le despertaron. Recordaba vagamente los sueños que había tenido, pero aquello duró unos pocos instantes. En ese tiempo entre sueño y vigía era cuando por un momento lograba ver la imagen de su madre y escuchar el eco de su voz hablándole a un niño. Un niño que ahora solo existía en aquellos momentos.

Se levantó de la cama y se puso la armadura, así como la espada de Iomedae. Después salió de cuarto, aunque esta vez tardó unos minutos más que de costumbre para intentar dejarlo algo más recogido y emparejado. Las duras palabras de Ekaterina aún sonaban en sus oídos...

Bajó al salón de la planta baja, y saludó a los que habían madrugado más. -Buen día a todos.

Cuando Win mencionó a su diosa Iomedae, Dagfinnr sonrió y posó su mano sobre la empuñadura. -Sin duda Iomedae está conmigo hoy, amigo.

PUEBLO DE TRUNAU: CASA ENREDADA

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: AL ALBA.

Finalmente Ekaterina terminó levantándose de la cama y, tras asearse y vestirse, bajó al salón de la posada. Allí había ya reunidos varios los habituales, entre ellos unos cuantos junto con los que había combatido hacía escasas horas. No verbalizó saludo alguno, aunque si cabeceó ligeramente al dirigirse hacia el ciego que ya estaba sentado en una de las sillas, gesto que debió pasarle desapercibido por razones más que obvias. Seguidamente se agachó buscando al gato al que, tras encontrarlo, sí saludo debidamente acariciándolo.

- ¿Queréis algo?- preguntó tras erguirse.

Sabía que después de lo hablado durante la noche no le correspondía, que no era quién para hacerlo, pero se lo debía a Cham y, si mientras estuviera allí podía ayudarla, lo haría encantada.

PUEBLO DE TRUNAU: CASA ENREDADA

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: AL ALBA.

Después de haberse aseado con su propia lengua, comido lo que le han servido en el santuario y vuelto a lavar, Peludo acompañó a Win desde el Santuario de Iomedae hasta la Casa Enredada. Hay muchas cosas que tratar, tanto impresiones de lo pasado como planificaciones para el futuro. Peludo lo sabe y, aunque su atención e interés son volubles debido a su especie, sigue importándole la misión que todos tienen y no descansará hasta que el asesino de Rodrik caiga.

Al llegar a la posada, Peludo ve que varios de sus compañeros de aventuras están presentes, por lo que salta sobre la mesa y, tras un par de vueltas para que todos puedan verlo bien, saluda:

 - "¡Miau!" (¡Hola a todos, humanoides, espero hayan tenido buena noche!)

Se pasea un par de veces más para que todos puedan apreciar su belleza y el hermoso brillo de su pelaje. Se pasea hacia un lado, luego hacia el otro, dándoles unos apreciados segundos para que le admiren. En ese momento, Ekaterina le saluda y le habla, a lo que él contesta:

 - "Miuu." (Me vendría excelente un poco de leche tibia o carne, cualquiera de los dos, encantadora y amable tuerta con garras.)

La verdad es que, después de la exploración de la Casa de la Plaga, Peludo duda de que Ekaterina sea un elfo o semielfo (le cuesta realmente diferenciarlos, todos los humanoides son similares) y sospecha que puede que sea alguna clase de bicho extraño, pero lo importante es que es amable con él y le atiende. Con eso le basta para quererla como lo hace. El gato baja de la mesa y comienza a frotarse en Ekaterina, para dejarle su olor y que todos los presentes sepan que ella es de su propiedad.

PUEBLO DE TRUNAU: CASA ENREDADA

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: AL ALBA.

Nadie dijo nada salvo el gato, que con un maullido llamó la atención de la camarera. Ekaterina sonrió y lo acarició de nuevo mientras, cariñoso, se la restregaba entre las piernas. Sin llegar a cogerlo aprovechó para rascarle detrás de las orejas cuando en sus idas y venidas le permitió hacerlo. Finalmente se puso en pie y no habiendo dicho nadie nada más, se dirigió al único que la había hecho caso.

- Te voy a traer un poco de leche, ¿te parece bien?

No sabía qué le hubiera dicho de poder hablar, pero había demostrado en anteriores ocasiones que la leche le gustaba bastante, así que no se la jugaba demasiado trayéndola. En cuanto al resto que les dieran mucho por saco. Eso era lo que se obtenía siendo atenta con los humanos, que el único que la terminaba haciendo caso era un gato.

PUEBLO DE TRUNAU: CASA ENREDADA

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: AL ALBA.

Win jugueteó con el camisote entre sus manos, mientras esperaba que el resto llegara. Escuchó el sonido de botas bajar las escaleras, botas pesadas y con alguien corpulento enfundándolas. Si no era otra persona hospedada, solo podían ser Molok, Dagfinnr o tal vez Dragos. Pronto escuchó la voz del segundo y el ciego asintió.

- Que ella te guarde - contestó sabiendo a qué se refería. Esperaba que le diera buen uso al excelente arma que ahora poseía el vikingo -. Espero que no haya habido contratiempos esta noche - deseó. Si el invidente esperaba oír más pasos detrás del luchador, se equivocó. La jornada anterior debió dejar exhaustos a muchos de sus compañeros y parecía que se les pegaban las sábanas.

Volvió a juguetear con las tintineantes anillas del camisote y se preguntó si le cabrían. Esa mañana no había tomado armadura y portar unas mallas ligeras quizás le viniese bien. Como si fuera una camisa, solo que dura y un poco molesta, el invidente comenzó a enfundársela. Al poco la vestía y podía admitir cómo era mucho más ligera y cómoda que su armadura de escamas. En ese momento escuchó la familiar voz de la extraña camarera aventurera y negó con la cabeza.

- Hola Ekaterina y no, gracias. Ya hemos desayunado - agradeció igualmente. Entonces Peludo maulló y Win sonrió sardónicamente dirigiendo su rostro hacia el felino -. Eres un gato tragón. En el Santuario te has puesto tibio de leche con migas. Parece que tu estomago es un pozo sin fondo, amigo - rió el iomedano.