Partida Rol por web

CASA ENREDADA:

AÑO: 4715 RA.

ESTACIÓN: INICIO DE LA PRIMAVERA.

MES: FARASTO.

DÍA: 4, DÍA DEL BIENESTAR. ESTA NOCHE HAY LUNA LLENA.

HORA: PASADO EL MEDIODÍA.

La respuesta a la pregunta formulada por el ghoran llegó en forma casi de susurro, tan aturullada y confusa como sus anteriores palabras.

-No sé... No recuerdo... Aquí no hay nadie...

Tronquito hubiera fruncido el ceño de tener uno real, pero se abstuvo de todo comentario, y miró el interior de la habitación por encima de la cabeza de la posadera. La cama estaba hecha y estaba claro que nadie la había utilizado. Sin embargo, la posición de la silla delante del escritorio indicaba que alguien había estado sentado allí. Tronquito se preguntó si ese escritorio también tendría un cajón con doble fondo.

Y en aquellas preguntas andaba cuando el jabalí entró a la habitación y confirmó sus potenciales sospechas.

No creía que Cham le estuviera mintiendo pero allí había algo más y cuando esta le invitó a bajar a ver el libro de registros, una pequeña alarma sonó en su cerebro. ¿Estaba intentando despistarle para que no entrara en aquel dormitorio?

-Bajaré pronto. Garinya, por favor, ¿te importa vigilar? -un sutil gesto de cabeza, invisible a Cham, revelaba que a quien debía vigilar era a la mujer.

Dicho aquello, entró en el cuarto y fue directo al escritorio. Abrió el cajón y buscó el potencial doble fondo del mismo. ¿Habría uno? ¿Y contendría algo que pudiera ayudarles? Tronquito ardía de excitación.

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HORA: PASADO EL MEDIODÍA.

Mientras unos entraban y salían, mientras otros rezaban, investigaban o actuaban como escasamente discretos cotillas, Ekaterina aguardó cruzada de brazos en el pasillo a ser llamada por Piero para que le fueran realizadas esas preguntas que había prometido. No había formado parte del grupo de forasteros y desconocidos que había conseguido colarse en la habitación del supuesto crimen, pero si iba a formar parte del reducido y exclusivo grupo de sospechosos al que le serían realizadas preguntas capciosas con intención de obtener "la verdad" que más les convenía.

La muchacha se sentó en el suelo y se hizo hueco apartando con los pies el cubo de agua que Cham le había pedido que subiera y que ahora sabía, después de ver las habitaciones, que de poco serviría para arreglar el estropicio dejado atrás por los huéspedes semiorcos. Solo quedaba esperar a la mal entendida justicia de los humanos, esa justicia que no era sino una excusa para evitar las turbas y llamarse a sí mismos civilizados.

Tras ese tiempo prudencial, ¿cuánto tardarían en aparecer las miradas acusadoras y en alzarse los dedos admonitorios?

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Mientras la posadera abría la habitación hacia la que Trog nos había guiado, estaba concentrada y tensa, imaginando lo que podía haber en su interior. Fue por eso que el contacto repentino de Momo en mi pierna me sobresaltó, haciendo que diera un salto hacia atrás y que las hasta entonces controladas alas, encogidas todo lo posible, se extendieron repentinamente, golpeando las paredes y el marco de la puerta recién abierta, haciendo más ruido del que me hubiera gustado.

Miré entonces hacia abajo, y allí vi a la gnoma. Torcí la cabeza en gesto curioso a la vez que recuperaba la compostura. No había visto miembros de aquella especie antes que a Momo. Y por un momento no sabía qué pensar. Aunque tenía cierto parecido con un humano, excepto en la estatura, no lo era, y por eso el rechazo que normalmente aparecía de forma natural ante estos, no surgió con la gnoma.

Ésta, además, me hizo una pregunta que me resultó algo graciosa, y no solo por su forma de hablar.

- ¿Morder? Claro que muerde. Es un jabalí. Tiene dientes... - Rápidamente me di cuenta de que la pregunta no era graciosa, ni extraña, ni absurda. Yo estaba entendiendo mal a Momo. - ¡Oh! Ah... te refieres a si te morderá a ti. No, no. Solo lo hace si... nos sentimos amenazados. Supongo que lo entiendes.

Mientras, vigilaba los movimientos del jabalí. Se había detenido ante un cajón, y aquel hombre-planta se adentró en la habitación para mirar en él.

- ¿Qué hay?

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Win escuchó lo que cada uno decía, tratando de comprender mejor la situación pese a su ceguera. Por un lado oyó el fuerte aletear de unas alas en la posición de Garinya. Del desconcierto inicial pasó a comprender que la mujer podía poseer unas extremidades en forma de alas, no siendo una persona convencional.

Goblinoides, hombres-árbol, mujeres aladas, gnomos y gatos parlantes. Como en un cuento y todo en una sola habitación. A saber lo que me pierdo por las calles con mi ceguera. Para lo pequeña que es, Trunau es una macedonia racial, pensó el ciego con una sonrisa divertida.

Escuchó el hablar de una criatura menuda, probablemente el goblin que percibiera en el pasillo cuando entró por primera vez en la posada, realizando algo parecido a oraciones a Shelyn por el alma del fallecido. Guardó silencio brevemente, mostrando el respeto a la deidad, más no acompañó en los rezos hacia "la única diosa que protege". Para comenzar a orar todos ya habría tiempo en otro momento y otro lugar, durante el funeral y en el velatorio. En esos momentos tocaba actuar.

Nunca te acostarás sin aprender algo nuevo, Win, pensó ante lo anómalo de escuchar a un goblin rezar a la deidad de la belleza y los cantos. Curioso, en verdad. 

Prestó atención a Garinya y a su porcino, que olisqueaba y gruñía en pos de una habitación sospechosa. La dueña, una tal Cham y su ayudante Ekaterina, según oyó mencionar los nombres a Piero, tendrían que facilitarles la investigación, contestando a ciertas preguntas y abriendo puertas.

Win asintió de nuevo con la cabeza atendiendo los maullidos del minino mientras lo miraba con sus ojos ciegos.

- Entendido, gracias - agradeció a Peludo -. Al parecer el asesino, necesariamente, tuvo que hospedarse para tener tanto acceso. No parece que fuera alguien que se colara momentaneamente - transmitió al resto, corroborando la actuación de la mujer alada y su puerco, internándose en una habitación sospechosa donde Tronquito ya la registraba.

- Quizás... quizás habría que avisar a la guardia para que los que se hospedaron no salgan de Trunau todavía y si, casual o interesadamente ya la han abandonado, los rastreadores puedan seguirles la pista - opinó el invidente.

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Cuando Garinya se sobresaltó Momo dejó escapar un agudo chillido, asustada también.

- ¡Iiiiiii!- Avergonzada después miró al suelo para tratar de no quedarse embobada mirando las alas de la strix. Mirar fíjamente es de mala educación seas como seas. Ella odiaba cuando alguien se quedaba mirándole la boca trabada como esperando que así pudieran salirle las palabras más fácilmente. Se quedó más tranquila sabiendo que el jabalí se comportaría y se guardó las ganas de preguntarle más cosas ya que, como parte de la milicia, la chica tenia que trabajar.

Monique tomó nota de la sindicaciones de Piero pero seguía teniendo reticencias. Las palabras de Win confirmaban sus sospechas. Si dejaban pasar demasiado tiempo en interrogar a la presunta novia de Rodrik cuando fueran a por ella podría estar ya lejos de allí. Definitivamente tendría que ser la primera en ser interrogada. 

¡Vaaaaamos!- Protestaba para sí misma al ver que Tronquito y Garinya se entretenían en la habitación que había marcado el jabalí, como haría un perro de caza con su presa. Y para colmo les tocaba el ciego en el grupo. Así no iban a llegar pronto a ver a la semiorca.

Eres mala persona, Monique.-Se recriminó. No le gustaba pensar esas cosas. No le gustaba que se metieran con ella por su torpeza, por lo que no debería hacer lo mismo con los demás. A veces le costaba. Mientras esperaba se entretuvo escuchando al gracioso goblin. No conocía sus plegarias pero al menos iban dirigidas al difunto así que participó en lo que pudo de ellas.

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Dagfinnr pasó por su habitación a ponerse el peto de cuero y cogió su espada. No le gustaba caminar desarmado. Luego cruzó el pasillo y se detuvo un instante junto a la puerta del albino. Recordaba su breve charla aquella noche, y por su mente pasaba la posibilidad de que podía estar involucrado. No parecía desear con el resto del pueblo, o tal vez no podía hacerlo. En realidad, apenas lo conocía. Respiró hondo, y golpeó la puerta dos veces. 

-Dragos Florescu... Soy Dagfinnr. Te ruego que me abras la puerta.

Acto seguido dio un paso hacia atrás y esperó.

-Necesitamos hablar contigo sobre lo que sucedió anoche, añadió.

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Finalmente había llegado el momento. Cuando escuchó como llamaba a su puerta el hombre con el que habló la otra noche y que necesitaba hablar de lo ocurrido, le quedó claro que ya no podía escapar. No por las buenas, al menos. Él era inocente, ¿pero eso importaba algo? Si corría ahora, sería culpable automáticamente. Si no lo hacía y declaraba, seguramente acabaría convertido en el sospechoso probable, y por tanto sería culpable. 

De un modo u otro, ya estaba condenado. Así que se levantó de la cama y, con paso tranquilo, se dirigió a la puerta. No sabía que iba a ser, pero al menos esperaba que fuera rápido. 

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Tras unos segundos, en los que se pudo escuchar como alguien se levantaba de la cama, la puerta se abrió con suavidad, revelando la alta y pálida figura de Dragos, que contrastaba con las tinieblas en que mantenía aquella habitación. Observó a Dagfinnr sin mostrar ninguna emoción, aunque tampoco hizo ademán de salir de allí.

-¿Qué ocurre?

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La Strix habla con Cham y la dueña del lugar le dice que nadie está quedándose ahora ahí pero Trog parece entusiasmado con la puerta de la habitación. Peludo piensa que probablemente esa es la habitación donde se alojaba el asesino. Quizás algo tenía que ver con aquellos semiorcos.

"Parece que encontrar al asesino será algo muy fácil."

La dueña del local indica que ya no hay nadie en esa habitación y la abre pues el jabalí indica con su olfato que algo importante hay en ese lugar, algún aroma que le relaciona quizás con la escena del crimen. Peludo nota aquello y le parece que esa es la mejor forma de encontrar al culpable, por lo que entra en la habitación detrás del jabalí para ver a donde se dirige.

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Dagfinnr le hizo un gesto con la cabeza al hombre pálido que le superaba en estatura. -Anoche sucedió algo en la posada. Rodrick, de la patrulla de Trunau, ha sido hallado muerto.

Esperó un instante a ver si notaba alguna reacción en el imperturbable albino. -Nos han encargado a unos cuantos a investigar el caso. Y estamos reuniendo a los huéspedes y a otras personas que pueden darnos información. Debes acompañarme, Dragos.

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Dragos observó al hombre con un gesto imperturbable. Allí estaba lo que sabía que iba a ocurrir. Y no vendría solo, si no acompañado de molestias e inconvenientes para el albino, que debería abandonar la reconfortante seguridad de su habitación para acompañarle a algún lado.

-Lo sé. Estaba allí cuando lo proclamasteis a los cuatro vientos. Preferiría no abandonar mi habitación, pero si insistes, te acompañaré. 

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Las plegarias continuaron por su parte. Ciertamente sus sagrados rezos a la única diosa verdadera, Shelyn, no habían tenido el éxito deseado. Él hubiera querido que más gente se sumara a sus plegarias para lograr que el difunto tuviera una mejor transición a la no vida. Sin embargo el culto que él profesaba no tenía los arraigos necesarios en aquel lugar, eso significaba que él iba a tener que trabajar más duro para lograrlo.

Con unas sentidas palabras finalizó sus oraciones y bajó una de sus pequeñas zarpitas a su tripa para acariciarla. Tenía hambre, el ajetreo de la mañana le había hecho olvidar sus necesidades de comer pero la naturaleza se abrió paso rugiendo desde su interior, así que rápido y directo el joven goblin fue en busca de comida. Se movió entre la gente que encontraba preguntando a cada uno de ellos.

—¡Buenoch díach! ¿Chabe chi che puede comer algo por aquí?

Mientras preguntaba a cada una de las personas que se encontraba trató de poner el oído para ver si conseguía advertir alguna de las novedades de la investigación.

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No tuvo que esperar demasiado. La inspección del escritorio fue rápida y demostró, al igual que en el mueble de la otra habitación, que contaba con un cajón con doble fondo, un doble fondo que en esta ocasión sí reveló una pequeña sorpresa cuyo alcance, él horas no pudo determinar.

-Sí, hay algo, Garinya -dijo al tiempo que levantaba una mano con la carta que había encontrado firmemente sujeta y fuera del alcance de Cham-. Mis sospechas de que el escritorio había sido usado recientemente y que el cajón quizá también contará con un doble fondo han sido acertadas. Monique, ¿puedes hacerme un favor? Aún no he recordado en esta vida la habilidad de la lectura. Han pasado unos pocos meses desde que germiné y no fue en las mejores condiciones y me temo que muchos de mis recuerdos se han perdido. Quizá para siempre -afirmó sin que por ello pudiera sentirse pena alguna en él. Para Tronquito era la oportunidad de aprender nuevamente y eso en sí era una gran aventura-. ¿Podrías leerla y desvelarnos su contenido? ¡Piero! Creo que hemos encontrado algo que puede ser importante y convendría que estuvieras presente. 

Miró a Cham con los falsos ojos entrecerrados. Sospechaba aunque no podía demostrarlo que había sido sometida a algún tipo de hechizo y que no lo recordaba. Sólo así podía explicarse su aturullamiento y el que dijera que no sabia nada acerca de quién había ocupado la habitación. 

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Terminaron las oraciones por el difunto y el goblin salio en busca de comida. Momo volvió entonces a prestar atención a las investigaciones. Tronquito y la strix estaban entreteniéndose mucho. Precisamente el ghoran requería su ayuda. Escucharle le parecía maravilloso. ¡Así que era verdad que había renacido de una semilla! No quería preguntarle cómo era el proceso, alllí delante de todos, pero decían que echaban una semilla por el ombligo. No sabía si creérselo. ¿Para qué iban a tener ombligo?

- Cla-claro. Dddame y uhm lo mmm leo.- ¿Podía haber algo mejor para una cotilla que leer una carta privada sin tener que excusarse por ello?

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HORA: PASADO EL MEDIODÍA.

Piero sale un instante de la habitación donde se estaban realizando los interrogatorios (habían empezado hacia poco y estaban aún con el primero de los interrogatorios, el de la posadera Cham, y se acercó hasta donde estaba el otro grupo, viendo como Tronquito entregaba a Momo un papel.

- ¿Y esto? ¿donde lo habéis encontrado?- preguntó con curiosidad, acercándose a donde estaba Momo y esperando a que esta les dijera lo que ponía el papel.

TRANSCURREN VARIAS HORAS.

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HORA: MEDIA TARDE.

El Paladín Calderon y los milicianos se llevaron el cuerpo del Capitán Rodrik Grath al Santuario. Con eso la multitud se fue calmando y dispersando, pronto se fue también el resto de la milicia, exepto Garinya, que cooperaba con los investigadores, y Willbur, quien seguía montando guardia en la entrada principal.

Sin poder empezar a arreglar las habitaciones de arriba, Cham y Ekaterina limpiaron el salón principal y prepararon la comida para todos sus huéspedes.

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- Unnna ca-carta.- Contestó la pequeña Momo a Piero y procedió a leerla primero ella, para saciar la curiosidad y aumentar la comprensión lectora, y después en voz alta y entrecortada. Quitando los "uhm", "mmmm", repeticiones de sílabas y consonantes alargadas quedaba así.

Melira, no debería de estar fuera mucho más tiempo. Aún no hemos encontrado lo que hemos venido a buscar, pero es cuestión de tiempo, y los otros preparativos están procediendo como estaba planeado. Un capitán de patrulla de la milicia se ha estado entrometiendo, aunque no preveo que vaya a ser una amenaza mucho tiempo más.

Una vez que hayamos terminado nuestro trabajo ya no importará de todos modos, y podré volver contigo.

Me maravilla haberte encontrado en mitad de todo esto, y pienso en ti constantemente. Pronto, mi amada.

Sus sospechas quedaban confirmadas. Ahí delante tenían la prueba, aunque algo velada, de que a Rodrik podrían haberlo matado por haberse entrometido en un turbio asunto.

- ¿Me-melira?- Era el único nombre que había en el escrito.

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HORA: MEDIA TARDE.

-El jabalí siguió el rastro de algo o alguien hasta esta puerta. Se pidió a Cham que la abriera. Decía desconocer quien la había ocupado por ultima vez, pero me ofreció mirar el libro de registro cosa que se podría hacer en un momento. Sea como fuere, al abrir la puerta me di cuenta de que la silla frente al escritorio parecía movida, como si alguien se hubiera sentado en ella para escribir o lo que fuera. Imaginando que al igual que en la habitación de Rodrik podía haber un fondo falso, lo comprobé y hallé esta carta. Como aún no he aprendido a leer ni lo he recordado tras mi nacimiento, le he pedido a Monique que nos la leyera y te he llamado para que estuvieras al día de lo ocurrido. ¿Te parece bien? -preguntó el ghoran al que sin duda era el jefe de aquel pequeño grupo de investigadores-. Y ahora iremos para entrevistarnos con el resto. ¿Verdad, chicas?

Y entonces llegó la lectura de Monique, unas letras concisas y breves, y un nombre.

​-¿Melira? -repitió a su vez. 

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HORA: MEDIA TARDE.

El hambre se apoderaba de su pequeño cuerpo y eso era algo que debía solucionar. Decidido se encaminó hacia Cham Larringfass a la que habló usando todas sus buenas maneras de goblin, obviamente eran muchas.

—Ech una pena lo que ha chucedido pero hemoch hecho todo lo pochible por él. La todopoderocha diocha Chelyn ahora le guarda. Me he encargado perchonalmente. Ademách chi fuera necechario ayudaría a la guardia de la ciudad a invechtigar, que yo choy muy bueno invechtigando.

Sonrió dejando ver sus pequeños colmillos afilados en una mueca que él intentó que fuera agradable, todo lo agradable que podía ser un goblin sonriendo muy de cerca.

—Pero dechpuéch de loch chiempre me entra hambre. Chería pochible que vuechamerced me diera algo de comer. La diocha Chelyn echtaría muy contenta con echo.

Pensaba que había dicho ya todo lo que tenía que decir cuando levantó la mano de nuevo para volver a llamar la atención de la mujer.

—¡Ah! Y chi puede cher carne mejor, que la machtico mucho mejor.

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HORA: MEDIA TARDE.

Llevaban horas allá y poco a poco iban saliendo más pistas. Win localizó un lugar donde sentarse y cabizbajo, sujetando el cayado con ambas manos, se concentraba en escuchar.

Los abundantes pasos de los investigadores, recorriendo las habitaciones, encontrando pruebas, interrogando a posibles sospechosos o testigos, leyendo cartas dejadas, rezando o pidiendo comida, se mezclaban con los ruidos de los guardias con la parihuela y las indicaciones del caballero Calderon, sin duda disponiendo el trasporte del cadáver.

¿Melira?, se preguntó como tantos otros. Win llevaba muy poco tiempo en Trunau y no conocía a la mayoría de sus habitantes, pues hasta recientemente no se había atrevido a abandonar el hospital del santuario a Iomedae. Quizás un guardia...

El ciego se levantó y caminó hacia la habitación de Rodrik, donde parecían estar dispuestos a portar el cuerpo al santuario. Allí abordó a los guardias

- Disculpen - llamó la atención a los guardias preparados para llevarse el cadáver -. ¿Alguno de ustedes conocen a una vecina con el nombre de Melira? - preguntó aunque sin decir a cuento de qué lo preguntaba.

Si los guardias, encargados de controlar la seguridad y conocedores de las calles y sus habitantes, no lo sabían, pocos en Trunau lo harían. Quizás el que no lo supieran podría ser en sí otra pista.