Partida Rol por web

- Son al menos veintre metros por "piso" entre cada uno y el de arriba sería el más alto de toda esta estructura. Dorothy, déjame a mí, no quiero que te pase nada.

Declaró ante las intenciones de su hermana, prefiriendo hacerlo él y arriesgarse que el fallar en ayudarla y que cayera, no permitiría eso. Por otra parte, había algo más que recordó durante su travesía hacia abajo y de vuelta ahora aquí, hacia arriba.

- Yo escuché una especie de goteo viniendo posiblemente desde el piso de más abajo...

No quiso decir más porque sus ideas anteriores resultaron ignoradas y quizá con razón, no era el más inteligente ni el más cuerdo aquí pero sí que tenía intenciones de usar su físico para protegerles a todos y poder asistir con la salida de este lugar. Se dejaría sus teorías por su cuenta, protegería a sus hermanas y usaría su entrenamiento y aptitud corporal para el beneficio de esta familia, muy como sus padres decían, en equipo.

- Puedo ir arriba primero y ayudar a cada uno a subir después. Quizá así nos cueste menos.

No agregó más, no por ahora. Simplemente se dedicaría a subir y, una vez arriba, se pondría por el tubo para extender un brazo o lo que pudiera del cuerpo en el nivel superior y pretendería ayudarlos a todos a subir desde arriba, esperando igual que se ayudaran entre sí para subir. Si no podíamos llevarnos bien con palabras, lo haríamos con actos, al menos.

—Suéltame.

Qería revolverme, enfrentarme a mi padre, gritarle que me dejara en paz de una vez, que no me volviera a poner la mano encima y mucho menos que se atreviera a decirme lo que podía o no podía hacer, pero entonces vi cómo él retiraba su mano cubierta de sangre y me quedé paralizada, sin entender muy bien cuándo me había hecho daño ya que, en ningún momento, había sido consciente de que algo, o alguien, me hubiera herido. Y después, cuando él dijo de dónde venía la sangre, no pude más que estremecerme por la repulsión que sentí.

—Joder qué asco. —No pude evitar darle un empujón a mi padre para que no siguiera tocándome con aquella mano cubierta de sangre mientras me encogía sobre mí misma intentando no pensar en la viscosidad que me había dejado en el pelo y a saber dónde más.

Pasé olímpicamente del discurso de mi madre. Tanto rollo sobre la unidad familiar y demás chorradas me asqueaban. Hacía mucho tiempo que cada uno de nosotros iba por su cuenta, ¿por qué entonces no lo íbamos a seguir haciendo? No iba a negar que estaba acojonada pero prefería moverme sola, o quizás mejor con mis hermanos, que tener que aguantar a mi padre y sus gilipolleces ¿ahora le había asaltado la vena paternal? Ojalá se fuera a tomar por el culo, ya era tarde para eso. ¿Y mi madre? De un tiempo a esta parte empezaba también a cansarme de ella, siempre tan perfecta, siempre tan pendiente de Stacy, siempre tan enamorada de papá. Joder, ni ella se lo creía.

Me sentía enfadada con todo y con todos así que, haciendo caso omiso de aquella familia que hacía mucho tiempo que se había desmoronado, me acerqué de nuevo al borde del tubo, pero fue precisamente Álex, al único que por el momento no le podía negar nada, el que me detuvo. Sería él el que subiera y sólo esperaba que no le pasara nada malo porque entonces, si eso sucedía, me sentiría culpable el resto de mi vida.

—Vale Álex, si quieres te ayudo yo. —Lo que acababa de decir era una tontería ya que conocía perfectamente la agilidad y la fuerza de mi hermano y sabía que, si alguno de nosotros tenía la más mínima opción de lograrlo, ese sería él.

Vi cómo se encaramaba al borde para buscar la mejor manera para ascender al piso superior, mientras nosotros esperábamos su orden para comenzar a subir también.

Ascendéis guiados por Alex, que a pesar de resultarle fácil, se le nota preocupado ante un posible error de algún miembro de su familia. Si uno cae, caerán todos.

- Agarráis aquí. Ahora aquí... - Paso a paso, va indicando los mejores agarres para ascender esos veinte metros que separan vuestra planta de la superior.

Cuando llega arriba, es el primero en salir y sin mirar a su alrededor, va agarrando uno a uno al resto y sacándolos fuera. Es consciente de que esta vez es el soporte de su familia, el depositario de las esperanzas de los Krammer, y pese al vértigo que le provoca, consigue salir adelante, ponerlos a salvo, y resoplar tranquilo junto a ellos.

Es entonces cuando echáis un vistazo en torno vuestro...

La planta en que os encontráis ahora es más pequeña que la anterior, aunque sigue siendo enorme. Por todos lados hay extrañas "máquinas" que parecen tener alguna actividad, aunque no sabéis cuál. Veis una esfera blanca que a veces parece resquebrajarse para volver a fundirse de manera sólida, y volver a resquebrajarse... Una urna transparente en cuyo interior hay un líquido color celeste sobre el que flotan tres cubos geométricos únicamente formados por aristas, y en el interior de cada uno de esos cubos, otros cubos más pequeños... aunque al cabo de unos instantes, el cubo interior parece haberse convertido en el exterior y viceversa... Aunque seguramente, la "máquina" más extraña de todos los elementos de esta planta es un enorme rotor que permanece inerte surcado por finas hebras luminosas que os hacen dudar si se parece a un cableado con alimentación energética o un sistema capilar cargado de nutrientes.

A unos metros de vosotros hay una zona circular rodeada de pequeños monolitos negros, del mismo material de apariencia aceitosa que ya habéis visto anteriormente. Tienen aproximadamente vuestra estatura y están dispuestos de forma circular. En el centro, sobre una peana del mismo material que la sala (ese extraño material blanquecino) hay un cubo de material negro.

Más allá hay una especie de depósitos o cilindros dispuestos de manera ordenada. Como una cuadrícula. Forman una especie de "bosque" artificial, aunque debido a la poca luz que hay, al igual que en la planta de la que venís, no veis más detalles.

Si no era fácil tratar a Dorothy en general, menos en aquella pesadilla alucinante; Ted procuró atender a su esposa y calmarse, y no echar más gasolina al fuego que ardía dentro de su hija. No abrió la boca en el peligroso ascenso, sólo respiró aliviado una vez en el piso superior y palmeó a su hijo en el hombro, con evidente orgullo; era su forma de pasar página respecto a la bofetada que le había dado un rato antes.

Todavía sentado, miró alrededor, intentado reconocer los extraños artefactos. Desafiaban toda tecnologia conocida, es más, toda lógica. Se sintió abrumado, desanimado por no haber mejorado su situación con el ascenso, y se notaba en su cara. Miró hacia arriba por el agujero; ¿cuántos pisos quedarían sobre ellos? ¿Y por debajo? Miró hacia abajo como con nostalgia. Al fondo, al menos, había luces que pestañeaban, y algún ruido; aunque no sabría decir si aquello era bueno...

-¿Y ahora? ¿Creéis que hay una salida en esta planta, en algún extremo tal vez? ¿Y qué demonios será todo esto?

Habló para sí más que para su familia, mirando fascinado los cubos flotantes y cambiantes.

Quizás no hubiera sido buena idea comenzar aquel ascenso pero para mí, si en el piso superior el paisaje era distinto a la sangre y los restos de a saber qué, a los bichos que se removían sin ton ni son y al ambiente tan asqueroso que dejaban atrás, me daba por satisfecha. Lo único que podía preocuparme era alejarme demasiado de lo que, hasta hacía poco tiempo, había sido nuestra casa, pero esperaba que tarde o temprano encontráramos la salida de aquella pesadilla, si es que tal salida existía.

No sin cierto esfuerzo, por fin llegué al piso superior gracias a la ayuda de mi hermano. Aquel era el último y esperaba, y confiaba, que fuera la clave para salir por fin. Mientras recuperaba el aliento, miré a mi alrededor sintiendo una mezcla de emociones al ver los extraños aparatos. Por una parte me resultaba emocionante pero tenía que reconocer que me daban miedo. ¿Serían peligrosos? ¿Para qué servirían? ¿Serían la clave para salir de allí?

Sin prestar más atención a mi familia, me acerqué a una urna llena de líquido con unos cubos que miré fascinada, observando de manera hipnótica sus movimientos buscando una explicación lógica a lo que veía.

—Joder, ¿qué es esto tan psicodélico? —Ahora me encontraba mirando la máquina que daba vueltas llena de cables o hilos que brillaban con luz propia—. Acojonante.

Desde luego esa planta tenía mucho más que ver y más alucinante que la que acabábamos de dejar y, mirara donde mirara, algo nuevo me llamaba la atención y, al final, como si de un imán se tratara, me sentí atraída por un cubo en medio de raros cilindros. Me recordaba a esas construcciones antiguas de piedra que formaban un círculo donde habían poderes mágicos y milongas por el estilo. Pero ese material aceitoso me daba repelús y fue lo único que consiguió que no fuera directa a tocar el cubo negro.

—Parece que estuviéramos en medio de una película de ciencia ficción.

La subida hacia la siguiente planta se me hace difícil. Delante mía va Dorothy y me fijo donde va a poyando los pies y dónde se agarra para imitarla según subo. Comienzo a sudar pronto, aunque me cuesta menos de lo que en un principio pensé que iba a costarme alzarme hasta esa nueva planta.

"Tal vez si queremos salir, subir no sea la solución" pienso mientras doy el último paso y consigo ascender ayudada por Alex.

Mientras cojo aire y vuelvo a dejar de sudar a sentir como mi corazón vuelve a su galope habitual observo lo que nos rodea. Todo esto es tan extraño que ya no sé ni que pensar. Lo más triste es saber que no esperaba encontrar algo que nos ayudara allí arriba.

-Esto es enorme-digo más para mí que para los demás.

Paseo sin alejarme mucho de mi familia mientras observo todo lo que nos rodea, pues siento cierta curiosidad de todo lo que nos rodea.

Tras ir ayudando a su familia con su brazo de 20 metros, que en realidad fue simplemente bajar, ir ayudándoles a subir uno por uno indicándoles donde y cómo subir además de poder pararlos o tomarles si caían o tropezaban, finalmente subió él para quedar frente a su famila que contemplaba ese lugar, aquel lugar que... Oh bueno, era tan incoherente como todos los otros pero además parecía un eje o un punto clave, como el lugar más alto, el centro de control, seguramente no siendo el único que lo pensaba. Y muy como dijo Dothy, efectivamente, no solo era acojonante y de locura, sino que además, estaba sacado de una peli. Por otro lado, ante su propia falta de respuestas y las preguntas de su padre, no pudo más que suspirar, medio tumbado tras subirlos a todos, guiarlos y en general pensar que su esquizofrenia había llegado al punto máximo, junto con otras cosas como echar de menos a Catherine y su vida normal, todo.

- No estamos logrando nada, realmente. Una vez más creo que lo único en común es el material negro, pero esa cosa blancuzca igual y, ah...

Suspiró parando en medio de su diálogo que seguro iban a ignorar, de nuevo. Sin embargo entonces tuvo una idea.

¿Y si era tal cual eso? ¿Algo así? Las historias decían que muchas de las situaciones estas tenían que ver con actores, películas. Si bien era un raciocinio completamente dado vuelta, seguía siendo algo, algo a lo que aferrarse en un vacío donde no tenían realmente nada cotidiano ni nada coherente. Justamente ahí estaba o tenía que estar la respuesta.

No había venido con nada conveniente, como una mochila con cuadernos o lápices, pero él sabía dibujar, no excepcionalmente, pero sabía, y estas cosas, esos diseños, esos cubos psicodélicos y todo lo demás, estas maquinarias bizarras, alguna lógica ficticia o real (al ser la realidad ficción aquí, ahora y en frente de ellos) tenían que tener.

Pensó y dibujó en su mente. "¿Cual era la lógica aquí? ¿Cual es, Alex?", diciéndose a sí mismo, no estando loco.

No, para nada.

En medio de la confusión que el lugar os produce, Stacy se aleja unos pasos dejando volar su curiosidad por el lugar.

Al alejarte unos metros de tu familia te acercas a los cilindros dispuestos de manera ordenada. No puedes evitar posar la vista en ellos, pues algo te llama la atención. Cuando los examinas más de cerca, parecen ser en realidad vainas semitransparentes, y en su interior hay dormidas, o en algún tipo de letargo, cuerpos de criaturas de las más extrañas formas y tamaños. Algunas de ellas parecen estar a medio formar, como si estuviesen "tomando forma". Tu sorpresa mayor viene cuando en una de esas vainas ves una silueta familiar. Es una copia exacta de ti. El cuerpo desnudo de esa otra Stacy permanece inmóvil y con los ojos cerrados. Tiene tu mismo pelo, tus mismas pecas... El pánico invade todos los rincones de tu cuerpo y sientes la necesidad de gritar ante tal locura que no comprendes.

-¡¡¡AAAAAAAAHHHHHH!!!-chillo fuera de mi mientras vuelvo al punto donde está mi familia llorando como una niña pequeña que busca el amparo de sus padres.

Me abrazo a mi madre que por poco cae ante mi repentina llegaba y hundo mi cara en su ropa dejando escapar la angustia que he sentido, intentando borrar de mi cabeza esa imagen grotesca. Froto mi cara contra mi madre, aspiro su aroma con los ojos cerrados, eso me hace sentir en casa, en paz, segura.

Cuando logro controlar el llanto me aparto de mi madre y limpio mi cara con el dorso de mi mano.

-No... no vayáis allí-digo entre sollozos señalando la zona de la que acabo de de venir-. No.. no..

El grito de Stacy puso a Ted en alerta, mirando a todos lados, sacando apresuradamente el atizador que se había colgado en una presilla del pantalón, nervioso. Aquella tensión comenzaba a superarlo.

-¿Qué...? ¿Qué pasa, hija? ¿Qué has visto?

Instintivamente se adelantó un paso hacia el lugar del que venía Stacy, vigilando la posición del resto de los miembros de la familia.

Caminas tenso. Notas como tus nudillos se despojan de todo rastro de sangre en sus capilares y se tornan blancos de la fuerza con la que te agarras al atizador. Conforme avanzas, fijas tu vista en los cilindros del fondo, que ahora consigues distinguir mejor. Ahora se asemejan más a cápsulas o vainas semitransparentes en cuyo interior hay, inmóviles, cuerpos de criaturas de las más extrañas formas y tamaños. Algunas de las criaturas parecen estar a medio camino de formarse pues apenas tienen unos apéndices que probablemente acabarán transformándose en extremidades, otros sólo son una forma bulbosa por ahora, y otros están prácticamente formados y dormidos plácidamente. Algunas de las criaturas te producen un pánico atroz, pero lo que de verdad te hace aferrarte al atizador con ambas manos y víctima de una abismal confusión es lo que hay en una de las vainas. Una doble de Stacy, tu hija, permanece inmóvil, con los ojos cerrados y desnuda en el interior.

Por si esto no colapsara tus sentidos, entre las vainas del fondo, una silueta animal de cuatro patas comienza a acercarse a paso lento directo hacia vosotros. Los gritos de Stacy parecen atraerlo. Cuando avanza un poco más, y pese a la tenue iluminación del lugar, su espantosa morfología te abruma: tiene el tamaño de un oso, aunque su forma es la de un cánido. Su piel parece recubierta de placas de piel dura, aunque con aspecto de exoesqueleto, como si de un insecto se tratase. Reconoces lo que estás viendo. Es una de las criaturas que viste muertas en un habitáculo horadado en la planta de abajo, pero... viva. Su hocico se dirige hacia detrás tuya, en dirección a los gritos de Stacy. De repente, se habre en cuatro mandíbulas como si se tratase de una flor, mostrando una miríada de afilados dientes en todas ellas. Sus grandes garras producen un repiqueteo en el suelo, y su cola, que termina en un extraño espolón, se agita nerviosa.

Ted camina cauto al lugar del que proviene gritando Stacy, atizador en mano. Avanza unos metros, pero algo le detiene. La tenue luz del lugar os impide ver lo que ha llamado la atención del cabeza de familia. Luego, observáis como su mirada se posa en otro lugar, y es que una silueta extraña comienza a acercarse. No es hasta que se acerca unos metros más cuando distinguís la horrible figura: una silueta animal de cuatro patas comienza a acercarse a paso lento directo hacia vosotros. Los gritos de Stacy parecen atraerlo. Cuando avanza un poco más, y pese a la tenue iluminación del lugar, su espantosa morfología os abruma. Tiene el tamaño de un oso, aunque su forma es la de un cánido. Su piel parece recubierta de placas de piel dura y su color es verde oliva, aunque con aspecto de exoesqueleto, como si de un insecto se tratase. Su hocico se dirige hacia los gritos de Stacy. De repente, se habre en cuatro mandíbulas como si se tratase de una flor, mostrando una miríada de afilados dientes en todas ellas. Sus grandes garras producen un repiqueteo en el suelo, y su cola, que termina en un extraño espolón, se agita nerviosa.

Aquel lugar era alucinante y mis ojos pasaban de un objeto extraño a otro más extraño aún sin detenerse en uno en concreto. Todo me llamaba la atención y, si hubiera tenido a alguien cerca para que me lo explicara, seguramente le hubiera atosigado a preguntas. Pero el grito aterrado de Stacy y su llanto me hicieron perder por unos instantes el interés en lo que me rodeaba. En condiciones normales hubiera pasado olímpicamente del histerismo de mi hermana, sin embargo algo en mi interior me empujó a volver junto al resto buscando la protección de mi familia.

—¿Qué pasa?

No hubo tiempo a que Stacy contestara ya que la respuesta vino en forma de sombra que se acercaba. Instintivamente, me situé detrás de mi hermano y de mi padre sintiendo cómo un temblor invadía todo mi cuerpo, temblor que fue a más al definirse más claramente la silueta de la sombra, y lo que vi consiguió que a punto estuviera de lanzar un grito tan fuerte o más que el que había lanzado Stacy.

—Tengo… miedo… —Era cierto, estaba completamente aterrada ante aquel monstruo que parecía un Frankestein animal sacado de alguno de mis cómics.

-Joder.

La boca se le secó a Ted de golpe. No le dio tiempo a pensar en aquel clon de tu hija, porque una bestia como la que había visto muerta abajo se acercaba, lenta pero implacable. Parecía que los gritos de Stacy lo atraían...

-Cállate -ordenó a suhija con tono cortante, casi susurrando. -Silencio todos. Y vámonos, vámonos de aquí cuanto antes, bajemos, ¡ya!