Partida Rol por web

No aprecias más detalles sobre el lugar que los que ya has visto.

Escucháis un psfff, el sonido de algo deslizarse, y al girar la cabeza veis a Dorothy, que es incapaz de quedarse quieta, con la palma de la mano puesta soble la placa negra de la sala cúbica transparente del fondo. Ahora, una puerta se ha abierto y da acceso al interior. El suelo se ha iluminado con una luz blanquecina.

- ¿Eso es...? - Comienza a decir Alex, que va tras su hermana por si necesita algún tipo de protección.

- Un ascensor. - Termina Dorothy la frase de su hermano, girando la cara y mostrando una bella sonrisa de victoria.

Entramos en comitiva a esta nueva sala y arrugo la nariz al instante.

-Huele como los pies de Alex-digo tratando de respirar por la boca, pero es de ese tipo de olor que se mastica.

"Mamá lo debe estar pasando fatal" pienso recordando con ternura cunado se enfadaba porque las gemelas no ventilaban su habitación, pero ¿había ocurrido eso realmente?.

Papá va hacia un lado y mamá hacia otro. Yo sigo a mamá. Esquivo el ácido mientras lo miro con expresión de asco y observo el cuerpo inerte de esa cosa.

-Quiero salir ya de aquí-digo con la voz apagada antes justo de que Dot haga venir un ascensor.

Por una parte me alegro de que ella siempre se lanzada y que no espere la aprobación de papá y mamá par actuar, pero eso que ha hecho podría habernos traído problemas también. Por suerte no ha sido así. Miro a mamá esperando su aprobación o su disgusto pero, en cualquier caso, para seguir cualquier movimiento que ella haga.

Probablemente era de esperar una mirada reprobatoria por parte de Ted hacia su hija Dorothy por su impulsividad accionando la placa negra que resultó ser lo que parecía el botón de un ascensor. Pero en absoluto; el abogado sonrió a su hija con aprobación y hasta con cierto respeto. Muchas cosas estaban cambiando en la familia Kramer desde que habían descubierto que tal vez no eran los Kramer, o ni siquiera eran familia.

Pero Ted siguió sin apresurarse a entrar. Parecía seducido por el resto de los elementos de la sala.

-Apostaría que con las esferas de ese cubo se... "diseña" un ser, que esas natillas asquerosas son el material con el que se genera su materia y que en ese pedestal se modela, o algo así. Quizás nosotros "nacimos" aquí. -peroró, lanzado. -En cuanto a esa cosa... -señalaba la gran estructura latente -¿será una fuente de energía?

Quizás nunca lo sabrían.* Se encogió de hombros y caminó despacio hacia el ascensor.

- ¡Ésa es la genial Doth! - Exclama Alex, con un golpe en la espalda de su hermana. Ella lo recibe agradecida.

Alex camina junto a su padre hacia el interior del ascensor, y tras ella entra Dorothy.

- ¿Vamos, mamá?

Joanne se reúne con el resto de su familia en el interior del cubo transparente. La puerta se cierra tras ella con una especie de sonido "zip" al final que sella el lugar. De repente, unas vibraciones, como la antesala de un terremoto, os produce cosquilleos en todo el cuerpo, aunque rápidamente se detiene. Entonces, la gravedad desaparece y comenzáis a ascender por aquel tubo hacia arriba. La sensación más parecida a la que estáis sintiendo es la de cuando flotáis en la piscina en verano. Rápidamente, llegáis a la parte de arriba y allí, la vista es sobrecogedora...

Una enorme cúpula de material transparente os mantiene aislados del espacio infinito que se encuentra en el exterior. En este mismo instante sois conscientes que os encontráis en una nave orbitando un gigantesco planeta negro recubierto de venas rojizas, como si se tratase de un órgano tumoral y en apariencia, deshabitado. Vuestro cuerpo se paraliza y os sentís en los confines de todo. Todo ha quedado atrás y parece irrecuperable. Vuestros sueños, vuestros miedos, vuestras aspiraciones, vuestra vida... ya está en otro lugar. Catherine, The Cure, "Filo", Roy, Darek, el reloj detenido para siempre a las once en punto, Glen... Eran conceptos que flotaban en vuestras mentes sin ningún tipo de control.

A unos metros más allá de vosotros, sobre el suelo, el cadáver de una de las bestias que recorren la nave yace abierto por la mitad, rodeado de extraña materia orgánica. Despide un olor nauseabundo.

También, dos pequeños monolitos negros en posición horizontal se encuentran en el centro de la sala, flotando a un metro aproximadamente del suelo en paralelo uno del otro.

La única zona sin material transparente es una pared en uno de los lados, al fondo, con un portón y su panel negro para accionarlo justo al lado.

Me había mantenido callada, consumida por mis propios pensamientos y miedos y se acentuaron cuando Dorothy encontrar el interruptor que accionaba en ascensor. Por que algo en mi interior me decía que no debíamos cruzar por esa puerta si deseábamos continuar siendo una familia.

Pero me deje llevar, camine junto a mis hijas mientras la puerta se cerraba y empezaba a moverme. Fue entonces cuando mi corazonada se hizo realidad... Todo aquello, todo lo que dijera el "oráculo" era cierto, estaban en una nave gigantesca y el único paisaje era un planeta que parecía moribundo. no pudo mas que apoyar mi mano contra el "cristal" y queda perpleja ante lo que mis ojos me estaban mostrando.

-Esto... esto tiene que ser un engaño. -Me concentre en pensar que aun estábamos siendo engañados por algún carisimo holograma.

Subieron veloces e ingrávidos, y al salir a la cúpula acristalada creyó por un momento que serían expulsados al inmenso vacío que los rodeaba. No fue así, y se vieron en una especie de cabina de observación. O eso le pareció.

Un engaño... Las palabras de Joanna lo hicieron mirarla con ternura. Eso de los hologramas le sonaba a ciencia ficción, y a estas alturas ya no creía estar siendo engañado.

-¿Será esa la Tierra? -musitó; aunque dentro de sí quiso gritar, y en el silencio reinante aquel susurro le pareció en efecto un grito.

Miró de reojo el cadáver de la bestia, intentando imaginar cómo habría muerto y qué pudo haberle matado.* Apenas se fijó en los monolitos flotantes, que parecían haberse convertido en la especialidad de su esposa e hijos, ni en la puerta negra siguiente, que le daba cierta aprensión, como si fuera a abrirse al espacio exterior.

Se giró hacia sus hijos con un encogimiento de hombros, la duda pintada en el rostro. Realmente no sabía qué hacer. Asumir íntimamente que eran algún tipo de experimento expuesto en un zoo interplanetario... no, no podía hacerlo. Y, por lo tanto, era incapaz de actuar en consecuencia. Si aquello era cierto... si la Tierra había sido destruida... Fantásticas elucubraciones atravesaban su cerebro como rayos. Se veía a sí mismo y a su familia adueñándose de la nave y guiándola por el vacío sideral como modernos piratas del espacio. También se visualizaba en el Dakota, cómodamente instalado frente al fuego con un libro entre las manos y un whisky en la mesita.

Dos realidades tan drásticamente distintas, de la que venían y a la que parecían abocados, apenas podían conjugarse sin desequilibrar el sentido común de cualquiera Necesitaba tiempo, más tiempo todavía, para asumir todo aquello y decidir qué hacer a medio plazo.

A corto plazo, era abrir la nueva puerta o volver sobre sus pasos. En verdad quedaba mucho por explorar en las "jaulas" que encontraron en sus primeros desplazamientos tras abandonar el Dakota, pero no parecía muy prometedor, sobre todo de cara a decidir que curso de acción debían imprimir a sus nuevas vidas.

No encuentras ninguna información relevante.

La sensación de flotar me recordó a aquellos días de verano que pasabamos felices y en familia. Cerré los ojos y por unos segundos estuve allí, pero mi cabeza me gritaba que no era cierto, que en realidad estábamos en aquel extraño lugar que nos alejo de nuestra vida, mejor o peor, pero nuestra vida al fin y al cabo.

Abrí los ojos para ver esa especie de planeta decrépito y se me llenaron los ojos de lágrimas. ¿Por qué? De repente, tuve la terrible sensación de que todo había quedado atrás, de que mi vida, mis amigos, mis recuerdos, mi felicidad, mi tristeza, todo quedaba en aquel planeta moribundo.

Me acerqué a mamá que parecía obnubilada y cogí su mano con mi corazón hecho un gurruño de miedo.

-¿Qué vamos a hacer ahora?-digo esperando que mis padres tengan la respuesta a mi pregunta, como siempre han hecho.

La mano de mi hija y su temblorosa voz me devolvieron a la realidad, quitándome esa amarga sensación de vació que sentía segundos antes. El amor que sentía por mis hijas, mi familia, no podía ser algo artificial, nosotros no debíamos ser artificiales o falsos, eso era imposible. El ser humano es increíblemente complejo para ser replicado a un nivel tan grande... Así debía pensar si quería sacar de allí a mi familia y conocer toda la verdad de ese lugar.

-Continuar juntos, cariño. -Acaricie la mejilla de Stacy, mientras sujetaba su mano con firmeza. -Avanzar hasta salir de aquí y recuperar nuestras vidas. -Añadí aunque casi temblaba mi labio inferior al pronunciar esas palabras no flaquee.

Al fin repare en la sala y quede pensativa sobre el nuevo cadáver de una de esas cosas. -Parece que no somos los únicos aquí... Stacy, activa tu objeto, vamos a ver si la siguiente sala en segura antes de abrirla. -Sentencie, mientras me acercaba con mi hija hacia el panel, intentando evitar volver a mirar era mundo furibundo del cual, tal vez Ted tuviera razón al nombrarlo tierra.

Y mientras esperaba a que mi hija hiciera su "magia" pensé en aquellos dos monolitos flotantes.
-Puede que los monolitos contengan información, como en la "biblioteca" puede que sea... útil tocarlos. -Comente dudando si delegar esa tarea en Ted, Alex o ir yo misma a comprobarlo.

- Ya voy.

Dorothy acciona de nuevo el generador de mapeados. La onda rojiza se extiende por todos lados y muestra, tras la puerta, otra puerta, y más allá, un objeto artificial grande, del tamaño de un tractor, y a su lado, otro aún más grande, del aspecto de un avión pequeño o camión grande. Pero hay algo todavía más inquientante, y es la gran cantidad de puntos azules moviéndose a vuestro alrededor. Algunos parecen provenir de orificios recónditos de las instalaciones, y muchos de ellos se están acercando al tubo del ascensor ingrávido por el que habéis subido.

La boca de Dorothy no se cierra del todo, aterrorizada por lo que va a contecer.

- Mi... erda. - Exclama para sí misma.

Alex es el primero en reaccionar, que grita: - ¡No podemos volver atrás! - Su dedo señala hacia el portón cerrado. - ¡Tenemos que abrir aquella puerta! ¡Mamá!

Intente no preocupar de mas a mi familia con otra mueca de preocupación extra, ademas de que no deseaba mas arrugas a mi rostro. Por lo que simplemente acerque mi mano al panel que daba a la puerta que nos haría continuar hacia delante poco después de hablar.

-Y no lo haremos Alex. Supongo que no tenemos tiempo para analizar esas "librerías" vayámonos de aquí. -Mire a mi marido. -Ted. -Dije simplemente esperando que el comprendiera el tono de mi voz y supiera que hacer en caso de que todo saliera mal.