Partida Rol por web

Memorias de Idhún

El Unicornio

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05/04/2015, 11:28
Narrador

El pueblo de Idhún parecía estar concentrado en la Plaza de los Haii. Todos se arremolinaba, trepaban a los árboles y casas accesibles. No había silencio, parecía imposible. La tensión era demasiado intensa, y los celestes parecían a punto de estallar. Ellos tampoco se querían perder la llegada de esa criatura divina, aunque eso les costase su propia salud mental.

Y aunque la ilusión parecía que unía a todo el pueblo, casi todas las razas se habían unido entre ellos, haciendo una ligera pero determinada división. Pocos eran los que se mezclaban entre otras razas y eran bienvenidos, pero entre ellos los seres azulados parecían estar más tranquilos, pues en sus corazones se respiraba ilusión y esperanza.

Las horas pasaban. Aún quedaba para el atardecer, pero ya no había nada que pudiese distraer a la gente. La comida les llegaba en diferentes carros que los comerciantes arrastraban. Ellos también deseaban ver al Unicornio, pero sabían que habría que aprovechar el momento. La gente necesitaría comer y, sobre todo, beber en esa aglomeración.

Los miembros de las Iglesias comenzaron con cánticos de alabanza a los dioses, mientras que los magos se mantuvieron al margen. Los semimagos eran los que más nerviosos estaban, pues sus corazones querían sentir el poder de la magia, deseaban que la criatura que movía las energías de Idhún posara sobre ellos su cuerno, que les transmitiera ese don.

Allí también estaban presente los szish. El grupo de hombres serpientes se mantenían al margen, evitando el contacto con cualquier otra raza. Miraban con desconfianza a todos lados y, los hombres que los rodeaban, intentaban apartarse. Pero, por suerte, no hubo ningún altercado, respetaron el momento.

La tarde también pasó, aunque mucho más lenta de lo que todos querían. Nadie se atrevía a moverse y casi ni a parpadear, pues sabían que podía llegar el Unicornio. Todos alzaban la mirada al cielo, donde los tres soles brillaban aún con fuerza. Sólo los yan mantenían su mirada a las bolas de fuego, como si necesitaran que el calor que desprendían recorriese su cuerpo.

Y fue un celeste el que lo anunció. ¡Llegan las lunas, allí! Todas las miradas se dirigieron al lugar de nacimiento lunar. Erea, la mayor, con su gran color plateado, fue la primera en asomarse. Lentamente fue subiendo al encuentro con Kalinor, Imenor y Evanor. Ilea, la luna verde, acudió al encuentro de sus hermanos. Y la última Ayea, salió por fin del horizonte. Su llegada era la última para que se produjese la conjunción, y su movimiento era mayor que el de sus hermanas. Pronto estarían los seis astros en su posición, y se vería si la profecía era cierta.

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05/04/2015, 11:30
Entu

Entu no hace ademán de alejarse del pintoresco grupo que se ha formado. Tratar de encontrar a otros varus sería arriesgarse a repetir el incómodo momento que vivió previamente, así que es uno de esos pocos que permanecen entre otras razas. Permanece cerca de Aylandris, salvo que la yan le haga ver que prefiere ir por su cuenta.

En cuanto la conjunción comienza a prepararse, Entu mira boquiabierto las lunas. El evento tiene un curioso efecto sobre el joven varu, que se da cuenta de como todo su cuerpo parece latir con la energía de los astros; e incluso podría jurar que su piel, ya seca, cuarteada y molesta solo unos minutos atrás, recupera su elasticidad y humedad, devolviéndole el confort que siente cuando está en el agua.

Quitando rápidas miradas expectantes a su alrededor, buscando al unicornio, mira fijamente hacia las lunas, intentando grabar en sus retinas el momento exacto en que el hexágono que marca la conjunción se forme en el cielo.

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05/04/2015, 11:30
Kail

Aquella muchacha me había empujado y casi me tira. La seguí con la mirada e intenté decirle  -¿A quien llamas niño?- pero estaba claro que no me haría ni caso. La vi encaramarse al árbol, me pareció un buen sitio, cuando viniese el Unicornio subiría allí.

 Ahora tenía trabajo del que ocuparme, se había sentado un señor gordo para que le limpiase los zapatos, unas monedas me vendrían muy bien. Entónces alguien anuncia la llegada de las Lunas. Me quedo mirando pero el gordo me pega un capón y me dice que siga limpiando mientras el mira .  Por supuesto que no iba a quedar así la cosa, al menos no hoy. Rápido le pego una patada, cuando se levanta para arrearme le esquivo y le quito el cajón de sentarse con mis útiles . Doy un par de vueltas hasta que consigo perderlo y por fín subo al árbol donde está Ceya y me quedo mirando absorto hacia donde se divisan las lunas agarrado a una rama mientras noto el viento en mi cara. -Trepas muy bien. hago una pausa.Niña- Digo para que Ceya me oiga.

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05/04/2015, 11:31
Ceya

Estaba esperando ansiosa la llegada de la conjunción. Veía que los astros se movían con demasiada parsimonia, por lo menos para ella. 

Venga venga veeengaaaa ¡más rápido!

Había demasiado ruido en la plaza, alientos contenidos... pero un sonido en especial captó su atención. Una voz a su espalda. El niño al que había empujado hacía un rato, claramente un feérico, se encontraba en una rama algo más baja. Incómoda con la espalda retorcida para verle la cara opta por echarse hacia atrás quedando colgada por las piernas, como si fuera un murciélago. 

 -¡Anda!, ¡si eres el niño de antes! Ya he dicho que lo siento...

No sabía si había ido al mismo sitio donde estaba ella porque le había sentado mal que le empujase -¡¿Y a quién llamas NIÑA?! Obviamente soy  mayor que tú- (por lo menos eso le parecía a ella). Ceya y su especial cualidad en hacer amigos... -Como todo feérico tengo que trepar bien- dice inflando las aletas de la nariz con orgullo. -Tú tampoco lo haces...

Antes de terminar la frase los astros ya se habían puesto en su sitio, formando un hexágono perfecto, haciendo que se irguiera de nuevo y se quedase sentada en la rama expectante de ver lo que pasaría. Quería ver al Unicornio.  Estaba segura de que tenía más ganas que nadie.

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05/04/2015, 11:31
Meerelu

La varu se alejó del grupo tras unos momentos de extraño silencio y concentración, en los que su mirada quedó clavada en el rostro del yan. Al separarse, nadie podría decir qué era exactamente lo que había ocurrido, pero su rostro acuoso mostraba una mirada extraña en la que se podría leer una cansada resignación, casi como un "Me lo esperaba".

Con un suave pensamiento de despedida y agradecimiento a los presentes, se encaminó hacia la plaza de los Haii, reclamada por sus deberes como sacerdotisa de las Tres Lunas, mezclandose con el resto de mujeres de distintas razas, que vestidas con las túnicas, se disponían a elevar sus voces en honor a los Seis.

No pensaba dejar desatendida la búsqueda de la joven féerica, pero ese asunto tendría que esperar. No pensaba perderse la llegada del Unicornio, anunciada por la profecía, después del largo camino que había hecho para llegar hasta allí. No después de todo lo que se había esforzado por presenciar ese momento.

Carente de cuerdas vocales, tuvo que contentarse con unir su pensamiento al coro de sus hermanas, mientras observaba la ascensión de las lunas. Sus sentimientos particulares quedaban ocultos a los celestes, difuminados como estaban ante la fuerza emotiva que en ese momento vibraba en la plaza.

-Irial- enumeró para sí misma mientras surgía la luna blanca, casi como si fuera una letanía. -Wina- pensó al salir la luna verde, y finalmente concluyó, sombría -Y Neliam en la Luna de las Lágrimas. Y ahora, solo falta que se cumplan sus palabras.

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05/04/2015, 11:31
Khazlian

Ya que había llegado hasta aquí, no veo porqué no quedarme a ver al unicornio. Después de todo, era un acontecimiento que pocas veces se iba a repetir. Puede ser una buena historia que poder contar el día de mañana. Aguardo en mi sitio, intentando mantener el poco espacio vital que dejaba la llegada de los últimos rezagados, esos que querían entrar hasta la mitad de la plaza a empujones si hiciera falta.

Poco a poco las lunas van apareciendo y los soles se les acercan con timidez. Es algo digno de ver y las expresiones de los fascinados espectadores hacen que todavía se vea más mágico. No puedo dejar de mirar al cielo, cautivado con la imagen de los 6 astros a punto de unirse, aunque por el rabillo del ojo miro hacia la plaza, por si hiciera su aparición la mítica criatura.

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05/04/2015, 11:32
Aylandris

Todo el mundo miró hacia el cielo al grito de la celeste.

Aylandris no fue menos y no pudo evitar levantar la mirada y observar con expectación como una luna tras otra hacia su aparición en el cielo y se iban juntando, lentamente.

Como setuvieran todas atadas a una cuerda finita, en fila... Son bonitas, pero no tanto como nuestros soles. No dan calor, solo luz... y poquita.

Antes de que la última luna hiciera su aparición, Aylandris observaba curiosa el rostro de todos los que la rodeaban. Todos, sin excepción, miraban hacia el cielo, pero ya sus miradas no eran en exclusiva para las lunas. Podía ver como los ojos se movían rápidamente de un lado a otro. Y sabían lo que buscaban.

La profecía decia que ahora. Así que ya no queda mucho. Pronto vendrá el unicornio y podré irme a casa. ¿Donde estas unicornio? ¿Donde te escondes?

Y ella, como el resto, comenzó a mirar a un lado y a otro, intentando ser la primera que lo viera.

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05/04/2015, 11:32
Narrador

Los tres Soles y las tres Lunas se colocaron cada una en su lugar, dando lugar a una imagen preciosa. Ese acontecimiento astronómico se daba lugar una vez cada demasiado tiempo, y estaba claro que era algo que los que allí estaban debían grabarlo en su mente y en su retina, pues no lo volverían a ver.

Los coros celestes y de ambas Iglesias alzaron las voces. El canto armonioso se entrelazaba a la perfección, como si fuera obra de los dioses. Todos clamaban las bendiciones de los Seis, adorando y agradeciendo la escena que ante todos ellos se presentaban.

Los más creyentes podrían sentir la presencia de los dioses, la mirada de aquellos seres superiores desde sus astros. Hasta ellos habían decidido acudir a la llegada del unicornio a la ciudad de los Celestes.

Los segundos pasaban, y no ocurría nada. Los cantos seguían allí, pero en esos momentos parecían más estorbar que otra cosa. La gente sólo era capaz de mirar de un lado a otro, pero sin ver nada. Cada vez que alguien suspiraba de alegría, no tardaba en convertirse en decepción, pues el movimiento que creían haber visto no era nada.

¿Y el Unicornio? Los nervios se contagiaban, hasta el punto en que se empezó a alzar la voz. Pero no de tristeza, no. Las razas se empezaban a echar las culpas unas a otras. Ninguna era suficientemente apropiada para estar allí según las demás, y todos empezaron a enzarzarse en gritos y acusaciones absurdas, que sólo llevaría a un dolor en los celestes y, posiblemente, en un enfrentamiento que rompiese los delicados lazos que unía a todas las razas de Idhún.

Pero otro celeste se alzó. ¡Allí, en la colina! Todos miraron en la dirección que el celeste indicaba. La plaza de los Haii era conocida por la cantidad de nidos de los pájaros que daba el nombre al lugar, en una pared que parecía una colina. Y en ese lugar, algo se movía, lentamente.

Para los más agudos de mirada, la figura se aproximaba hacia el borde de la colina. Un cuadrópedo que claramente cojeaba. La craitura se detuvo, y la luz de los astros le iluminaron.

Allí estaba el Unicornio. Un sonido de admiración se expandió por toda la plaza, pero rápidamente se detuvo. El unicornio no era blanco como la luz de Erea. Era gris, demasiado oscuro, y parecía que su piel poco a poco se tornaba negra. El animal casi ya no tenía crines en su cuello, y su pata estaba sangrando. Lo peor de todo, la imagen más horrible, fue ver el cuerno de la criatura partido.

Y el unicornio se precipitó al vacío. Gritos de sorpresa y de dolor recorrieron la plaza. Los ojos de la gente no se podían apartar de la caída de la criatura, pero sólo fue una persona la que reaccionó. La maga que había actuado sobre las flechas del concurso, Shela, alzó las manos. El unicornio, envuelto en una esfera azulada, frenó su caída, y descendió lentamente hasta el suelo.

El unicornio, ahora totalmente negro, estaba muerto.

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05/04/2015, 11:33
Ceya

El espectáculo era hermoso. No podía apartar la vista de los seis astros en perfecta armonía. Sumado a los cánticos no podía evitar sentirse tranquila por dentro, en paz... Pero su vista seguía buscando la figura del Unicornio -a...¡ahí! No no... ¡ahí!- a cada movimiento sospechoso que veía desde el lugar en el que se encontraba señalaba entusiasmada. No sabía si el chico feérico la estaba escuchando o no, pero su propia voz le parecía lejana.

-Tsk, la culpa es de esos yan, estoy segura. Esa raza viene del desierto, se tendrían que haber quedado allí...

Justo antes de que soltase alguna otra barbaridad sumada a las voces de la plaza habló el celeste. Todos, incluida Ceya, elevaron su vista a la figura de la colina. Era la figura del Unicornio pero... -¿por qué...por qué no es blanco?- justo cuando terminó de formular la pregunta el Unicornio ya caía al vacío. La muchacha ahogó un grito con el terror en sus ojos. 

Todos en la plaza se estaban movilizando. Ninguno sabía lo que pasaba. 

-Un mal presagio- murmuró sombría. Si bajaba del árbol tendría que enfrentarse a la marea de gente, por lo que optó por esperar amarrada a la rama del árbol, inclinándose lo máximo posible para poder enterarse de lo que fuesen hablando. Intentar saber si realmente... si realmente se trataba del Unicornio. 

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05/04/2015, 11:33
Namib

Cuando el sol de Aldhun y la luna de Wyna se unieron en el cielo, Namib se alegró toda, pues pensó que si se podían unir en el cielo, se podrían igualmente unir en la tierra.   Es posible que las razas del desierto y los bosques convivan.  Es posible que la gente se pueda enamorar entre razas y que la bendición de hijos y familia entre ellas sea posible, como lo es posible con los favoritos de la diosa de la Luz.   Namib se la pasó escudriñando la conjunción, mirando de las cartas al cielo, del cielo a las semillas, buscando signos de cómo sería posible.  Seguro los astros le traerían una clave.  Sólo tenía que ser suficientemente lista como para notarlo.  

No pasó mucho tiempo antes de que apareciera el unicornio.  Y después, se quedó muda, estúpidamente estupefacta, estela de mujer aprisonada en los acontecimientos.  Pasaron minutos, años, antes de que pudiera reaccionar.  El movimiento y las exclamaciones del resto de la gente fueron su confirmación de que esto ocurría en la realidad además de dentro de ella misma.  El desmayo, el miedo, se sentían como una sensación fría recorriéndole los antebrazos, una profundidad en el vientre que daba tristeza y no se iba.

Sólo la roca con musgo era refugio, refugio de raza, casa contra el sinsentido.

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05/04/2015, 11:33
Kail

Me quedé mirando en dirección al unicornio, era un animal increible,pero ¿qué le ocurría? No entendía nada, tenía que ser blanco niveo y cabalgar desafiante con su largo cuerno.

 La chica echaba la culpa a los Yan, pero no podía ser, ninguna raza osaría atacar al unicornio ¿o si? Estaba confuso, seguí agarrado al árbol intentando comprender. No está muerto ¿verdad? Pregunté a la chica con un nudo en la voz.

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05/04/2015, 11:33
Ceya

Los nudillos de la mano estaban blancos de lo fuerte que se estaba agarrando mientras luchaba por tragar algo de saliva. Sacudió la cabeza instintivamente de un lado a otro sin atreverse a apartar los ojos de la figura negra. 

-No... no quiero... no puede estar muerto...- notó que todos sus sueños de la infancia desaparecían con esas palabras. No entendía qué podía haber pasado. Las lágrimas se agolpaban en sus ojos, pero cabezota como era, no quería que nadie la viese llorar por lo que no tardó en restregarse la mano por los ojos, sonrojándolos un poco. 

-No lo entiendo... ¿quién querría hacer daño a...- "al Unicornio?" -después de todo, son los seres más puros y queridos de Idhún...- ¿se podía deber el estado del Unicornio a...? -¿crees que le ha pasado...eso... porque le cortaron el cuerno?- puede que todo hubiese sido bastante confuso, pero había echado de menos algo en esa figura que debería de haber sido blanca, y no solo era el color... Poco después había caído en la cuenta. Quería encontrar respuestas y no sabía con quién más hablar, por lo que se dijo a sí misma que marearía al chico feérico. ¿Por qué no?, a lo mejor incluso el chico quería aportar su opinión.  

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05/04/2015, 11:34
Kail

Cuando vi a la muchacha llorando intenté recobrar el ánimo.No lo sé. Nadie en todo Idhun querría cortarle el cuerno a un Unicornio. Dije intentando consolarla y diciendo lo que pensaba. Imagino que era un ingenuo por pensar así.

 Pero ¿quien era lo suficientemente loco y poderoso como para cortarle el cuerno al Unicornio?

No te preocupes, seguro que los magos son capaces de arreglarlo. No estaba muy convencido de eso, pero no podía estar muerto, era imposible.  Estaría malherido y seguro que los magos eran capaces de devolverle las fuerzas, y el cuerno volvería a crecer y todo se arreglaría y la gente estaría muy contenta. Ya lo verás. dije forzando una sonrisa.

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05/04/2015, 11:34
Aylandris

Y por fin un grito anunció que lo que tanto habían esperando todos acababa de suceder.

Aylandris tardó en localizar al unicornio. La mayoría de los individuos que la rodeaban eran más altos que ella. Pero por fin lo vio. Su primer unicornio.

Y tal vez por eso, tardó en percatarse de que algo iba mal. Muy mal. Al ver desplomarse al animal y escuchar la exclamación y los gritos de horror de toda la muchedumbre, fue cuando su sentido de alerta se despertó y su grito se unió al del resto. Lo que estaba pasando no era normal. Y entonces, el unicornio cayó. La pequeña yan levantó las manos en un gesto vano de sujetar al animal desde aquella distancia e impedir que se estrellara en el suelo mientras gritaba -¡NO!¡NO!¡NOTECAIGAS!¡NOO....! -y su grito murió cuando vio al unicornio detener su caida y quedar suspendido en el vacio, quieto, sujeto por cuerdas que no podía distinguir. Se quedó allí, callada, un instante, hasta que un movimiento sutil a su lado la hizo reaccionar y salir de su sorpresa. La maga, a su lado, sujetaba al unicornio con la magia que brotaba de sus manos y que había rodeado a aquel ser mágico que, ahora, lentamente, descendía envuelto en una esfera de cristal hacia el suelo.

Aylandris vio que el color gris del animal se convertía en negro rápidamente... y recordó a su dragón. Estaba presenciando la muerte de un ser maravilloso, un ser que tenía en vilo a tantísima gente que...

Sintió como algo le estrujaba el estómago, como le faltaba el aire. No quería ver morir a un ser como aquel. ¡No queria!

Se volvió hacia la maga, temiendo tocarla para no desconcentrarla. Pero cuando habló lo hizo con desesperación-¡Ayúdalo!¡No lo dejes morir!¡Algo tan bonito no puede morir!

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05/04/2015, 11:35
Khazlian

Uno de los celestes fue el primero en vislumbrar a la criatura que a tanta gente había reunido. Sólo para verle aunque fuera una vez en su vida. A mí modo de ver, la criatura habría vivido días mejores, no es que yo sea un experto, pero me lo imaginaba más esbelto, radiante y de un blanco que desprendiera pureza con sólo mirarlo. ¿Puede que ese fuera su verdadero aspecto?

Pero ante las reacciones del resto de la gente que allí se encontraba, algo me decía que no, que esto no era lo normal. No fui capaz de contener el mismo grito, que nos unía a todos en aquella plaza, cuando el unicornio empezó a caer. Nuevamente fue la magia la encargada de evitar un mayor desastre, aunque me parecía a mí que aquel ser no volvería a levantarse.

Los murmullos comenzaron, poco a poco fueron elevando su volumen, hasta que se convirtió en un auténtico griterío del que apenas se podía entender mucho. Lo que estaba claro es que todo el mundo estaba descontento con el resultado de la aparición.

-¡Seguro que han sido los szish! ¿quién sino sería capaz de algo así? -uno mi descontento al griterío general-.

Pero no dejaba de ser una especulación, el verdadero culpable era un desconocido.

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05/04/2015, 11:35
Entu

El varu se siente agobiado ante toda la gente que le rodea. Su piel está reseca por el calor del gentío y el brillo combinado de los tres soles. Aún así, la conjunción es hermosa, y Entu reparte su atención entre el hexágono que se forma en el cielo y la búsqueda ansiosa del unicornio.

Finalmente, avisado por los gritos, vislumbra a la criatura en la colina. Un animal de pura luz, de un blanco tan hermoso, si cierra los ojos aún puede recordar el momento fugaz en que la criatura se le apareció años atrás; pero... el ser que observa no es como el que recuerda. Parece herido, apagado, incluso moribundo. El pequeño varu abre la boca atónito y se estremece en un escalofrío de terror al ver al ser celestial caer casi completamente ennegrecido.

¿Para esto la profecía? ¿Qué clase de broma de mal gusto de los dioses es esta? Entu no entiende nada. Como semimago, la visión le produce un efecto especialmente notable, nota la tenue magia que posee vibrar y revolverse en su interior por unos momentos, hasta que finalmente cae en el suelo de rodillas.

-Quién podría haber hecho eso...

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05/04/2015, 11:35
Shela

Shela, como mucho de los magos, estaba paralizada, sin ser capaz de mostrar ningún tipo de estímulo ante las reacciones de la gente. Los magos habían sentido cómo la criatura les había concedido su mayor don, y ahora estaba ante ellos, negro y muerto.

Nadie parecía querer acercarse, hasta que la maga decidió dar un paso adelante. Y después, otro. Pero la gente no se apartaba, y recurrió a su magia para quitarlos de su camino. Shela creó un pasillo por el que pasó lentamente, acercándose a la criatura. Los que eran capaz de desviar la mirada del unicornio, podían ver cómo Shela lloraba desconsoladamente.

Al final, llegó hasta el unicornio. Se arrodilló junto a él y, con la mano temblorosa, la acercó lentamente hasta el cuello, y empezó a acariciaró. El cuerpo de la mujer se estremeció tras unos segundos, y se levantó, dando la espalda a la criatura, mirando a todos los allí presentes.

Ya no hay magia en él dijo, todo lo alto que pudo. El unicornio estaba muerto.

Otros magos se acercaron con prisas para comprobar las palabras de Shela, pero todos se alejaban espantados.

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05/04/2015, 11:35
Narrador

La gente iba despertando del shock, y los llantos y gritos eran el coro del momento. Rápidamente, la furia se había hecho con el control de la gente, que empezó a clamar venganza, y las razas empezaron a atacarse unas a otras.

Como si fuera pólvora, la muerte del unicornio había desencadenado una batalla en la plaza de los Haii. Aquello iba a resultar en masacre, pues no había diferencia. Cualquier objetivo era bueno, siempre y cuando no fuera de su misma raza.

Pero los celestes actuaron. Todos los magos azules se unieron, y alzando las manos, crearon diferentes burbujas protectoras para separar a unos de otros. Y no fueron los únicos. Magos de todas las razas unieron sus fuerzas en esos escudos protectores, consiguiendo mezclar burbujas para separa a los que se habían quedado peleando dentro de los escudos.

Una voz se alzó sobre las demás ¡ES COSA DEL SÉPTIMO, Y ELLOS ESTÁN AQUÍ PARA DECIRLE A SU SEÑOR QUE EL UNICORNIO HA MUERTO! Los szish, que no habían entrado en la pelea y estaban en un único globo protector, fueron el foco de numerosos insultos.

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05/04/2015, 11:36
Kail

Cuando la gente despertó del shock, se libró una pequeña batalla campal.  Yo no pude librarme, estaba en el árbol todavía intentando entender que había pasado cuando un tipo me agarró del pie y tiró de mi hacia abajo. En el suelo aprovechó para zurrarme de lo lindo hasta que debió de darme por muerto. Entonces me soltó y no se que pasó con el. Yo seguí tendido en el suelo con los huesos molidos hasta que alguien gritó que era cosa del séptimo. Ahora mismo poco me importaba, subí al árbol de nuevo, esta vez todo lo alto que pude para evitar que me volviesen a coger y me quedé allí, pensando,mirando y escuchando.