Partida Rol por web

La dresina siguió moviéndose siguiendo los carriles que antaño habían recorrido una y otra vez los trenes del Metro. Con el ambiente ya más relajado y pasado el subidón de la adrenalina, el grupo se permitió descansar. Los encargados de haber salvaguardado la caravana se dirigieron hacia su patrón temporal, cada uno usando un tono y unas palabras distintas, y entre todos, logrando el efecto que buscaban.

El mercader bajó la vista, algo avergonzado por las palabras de Anna, aunque la volvió a alzar al escuchar a Gregori y a Svetlana - Tenéis razón - dijo al cabo de un rato - Hemos pasado por un imprevisto que no entraba dentro de lo acordado, y cualquiera que incumple un contrato no es de fiar. Os merecéis una compensación por haber salvado mi mercancía y mi vida de los mutantes - el hombre se lo pensó un poco, antes de decidirse por una oferta que consideraba adecuada - Lo que llevo está destinado a la estación VDNJ... pero os daré a cada uno quince balas adicionales. Con eso podréis comprar los explosivos por vuestra cuenta, o gastarlo en lo que queráis.

El mercader repartió las mencionadas balas de grado militar entre los cuatro aventureros, justo cuando entraban en la zona controlada por la estación a la que se dirigían. Pasaron los dos controles de seguridad sin problemas y se adentraron en la siguiente estación, la última habitada por humanos en aquella dirección... y su última parada. Esta no difería demasiado de la Rischskaja, también estaba poblada por tiendas de campaña, aunque a un lado del anden había una pequeña oficina que debía de hacer las veces de despacho de quie estuviera al mando.

Los dos que habían movido la manivle empezaron a descargar la mercancía de la dresina y el mercader fue organizándola y anunciando su llegada a los que se acercaban. Muchos lo recibieron con alegría, pues al parecer aquellos paquetes que traía eran algo que realmente hacía falta en la estación, y la animada bienvenida los incluyó también a ellos. Tuvieron que atravesar la multitud casi a empellones hasta lograr tener algo de espacio mientras la mayor parte de los habitantes de la estación se agolpaban detrás de ellos en busca de comerciar.

De entre los pocos que no habían acudido a la llamada del dinero, destacaba un chico joven, que no debía de tener ni veinte años, y que observaba la situación con cierta tristeza... aunque luego fijó la vista sobre el cuarteto cuando reparó en ellos, intrigado por su aspecto.

Aunque temía totalmente haber ofendido al mercader con sus comentarios o los de los demás, parecía que las palabras de Anna habían calado hondo en él. Aceptó de buena gana las balas extra y miró con una sonrisa a los demás. Por fin parecía que la suerte les sonreía un poco. 

- Te lo agradecemos, con esto creo que nos las apañaremos. Ahora al llegar deberíais avisar del gas del túnel, no sé si todos tendrán tanta suerte para salir de ahí como nosotros... - añadió, pensando en lo que podría haber pasado si no hubiese sido por esa granada.

Tras despedirse del mercader y conseguir salir de la muchedumbre casi tropezando, se dio la vuelta para fijarse en los que se amontonaban para comprar algo de aquella dresina. Nunca había vivido en una última estación, pero tenía claro que si algo pasaba en ese túnel, podrían perderla por completo. 

- No sé si aquí encontraremos mucho que comprar aparte de lo que hemos traído con nosotros, pero deberíamos echar un vistazo de todas formas... - sugirió, buscando las tiendas que hubiese en la estación con la mirada y fijándose entonces en el chico y cómo miraba con tristeza la dresina. Con curiosidad y algo de cautela, se acercó a él. Si hay algo que le preocupe, tal vez nos tenga que preocupar a nosotros también... - Eh, ¿estás bien? ¿No vas con los demás?

Siendo realistas, Anna no esperaba nada más por parte de aquel mercader de la Hansa que solo se miraba el ombligo y se preocupaba más por enriquecerse que por conservar la vida. La joven Stalker agachó la cabeza y se mantuvo en silencio, aguardando la llegada inminente a la estación, pero entonces el mercader reaccionó y Anna no creyó lo que escuchaba. ¿De veras iba a darles un mejor pago por los servicios? Igual lo había juzgado mal, o más probablemente, había visto peligrar su vida más que nunca y le había hecho reaccionar... Fuese como fuese, la Stalker agradeció el gesto con una sonrisa sincera y aceptó de buen grado las balas.

Bien, con esto podremos comprar algún botiquín, explosivos y filtros de repuesto para ir por la superficie sin peligro...

La llegada del convoy causó expectación generalizada, y muchas personas se acercaron para negociar, por lo que tendiéndole la mano, se despidió del hombre y le deseó lo mejor. Lo siguiente era movilizarse, realizar las pertinentes compras, y puede que descansar por última vez antes de realizar el último trayecto hasta el jardín botánico del que habló su buen guía Jorji. ¿Cuánto hacía que se habían separado? Parecía una eternidad, cuando en verdad hacía muy poco...

- Bueno, pues creo que voy a dar una vuelta, realizar algunas compras en los tenderetes, y encontrar algún lugar donde beber algo y descansar. ¿Quién se anima a acompañarme? - comentó Anna con la natural espontaneidad que solía irradiar. Sin embargo, recayó que un joven les miraba fijamente, y fue Svet la que intervino, por lo que se quedó allí parada escuchando que es lo que tenía que decir...

Después se dedicaría a escuchar posibles rumores de la gente, estaban cerca del lugar, y no sería de extrañar que hubiese gente preparándose para realizar alguna expedición a la superficie. ¿Era posible aquello? ¿Se convertiría el último tramo en una carrera contrareloj?

Alejados del gentío, los aventureros repararon en el joven muchacho que observaba la escena. Svetlana fue la priemra que reparó en él, y al acercarse al joven, pudo comprobar que, efectivamente, debía de tener veinte o veintiún años como mucho. Se sobresaltó un poco al escuchar que la médico se dirigía a él, pero entonces se plantó firme frente al grupo.

- Oh, sí, ahora en cuanto haya menos gente. Solo voy a mirar, no puedo comprar nada ahora. Y de todas formas, todo acaba comerciándose de nuevo en la estación, no es un lugar tan grande. Lo que de verdad me gustaría algun día... - se calló un momento, como dudando si decir lo siguiente - es, un día, salir por fin de la VDNJ y recorrer el Metro. ¡Y hasta la superfície! - dijo entusiasmado - Pero mi tío no me dejará ir nunca - volvió a mostrarse un poco apenado.

El joven se fijó entonces en las pintas de los aventureros, en su trajes y ropas desgastados por el viaje, en sus mascarillas de gas que les colgaban del cuello y en las armas que portaban con, después de lo vivido, profesionalidad. Y sobretodo, se fijó en su expresión, una que reflejaba bien todo lo que habían visto y hecho en su viaje. El muchacho habló de nuevo - Vosotros... vosotros sois stalkers, ¿Verdad? ¿De los buenos? - tenía la voz algo nerviosa - Apenas los hay que vengan a esta estación... no hay nada más allá en esa dirección - señaló el túnel que iba al norte - aquí acaba el Metro... y nunca pasa nada de interés tampoco. Aunque hace un tiempo sí que vino un pequeño grupo como el vuestro. Y mi tío conoce a un stalker, ¡De los de la Orden! - el muchacho los miraba ahora con un leve brillo de admiración en los ojos - ¿Por eso habéis venido vosotros hasta aquí? ¿Tenéis también una misión que cumplir?

Marek había asentido a Anna sobre las compras en grupo, cuando se percató del chico. Mientras éste hablaba algunas frases captaron su interés, así que decidió intentar recabar información:
- Es evidente que tu tío es alguien interesante, ¿Sabes algo más de ese grupo? Me suena a una vieja historia que me contó alguien varias estaciones atrás. Si me respondes a eso y me llevas hasta tu tío, te enseñaré algunos trucos ara sobrevivir a los peligros del viaje e intentaré convencerle para que te permita entrenar cuando estemos de regreso. ¿qué me dices?

Anna no esperaba una respuesta como aquella por parte del jovencito que acababan de encontrar, el cual parecía dar a entender por sus palabras que ya había visto con anterioridad a Stalkers al reconocer sus indumentarias,e informó que su tio conocía o habia conocido un Stalker de la Orden.¿Quizá alguno de los integrantes del grupo inicial que encontraron el avión? ¿Recordaría su tío a Semenovich o a Jorji? Había que averiguarlo.

La joven Stalker advirtió de inmediato que el muchacho era similar a ella, curioso e intrépido, y muy probablemente deseoso de salir de aquella estación y vivir una aventura, por lo que decidió tirar de carisma y convencerle de que si les presentaba a su tío para charlar con él, intentaría onvencer al resto de que les acompañase si lograba pertrecharse adecuadamente.

- Por supuesto que somos Stalkers, y de los buenos, no lo dudes. La verdad es que no estaría mal conseguir a un nuevo integrante en nuestro grupo, pero para ello deberíamos ver si puede resultar útil... - hizo hacer ver Anna como si en verdad estuviesen buscando a alguien competente para el grupo, para seguir hablando y picarle en el orgullo. La verdad es que quizá pudieses dar la talla, no se te ve como a la mayoría, que no tienen aspiraciones de ningún tipo y solo quieren vivir una vida aburrida, siempre anclados en una misma estación... Pero no, creo que no nos sirves,... Para ello deberías aprovisionarte bien con todo un equipo de Stalker,...ya sabes,... una máscara gas y filtros de aire, un contador geiger, mechero, linterna, un cuchillo y dos buenas armas... Pero ante todo tener iniciativa y arriesgarte por lo que deseas lograr. ¿Nos presentarías a tu tío? Ayúdanos y puede que tengas opciones de salir de esta estación con nosotros...

No sabía si era una buena idea, pero algo le decía que ese joven podía serles de más ayuda de lo que creía, y que diantres, si ella había tenido la oportunidad, ¿Por qué no iba a tenerla el muchacho si llegaba a ser digno de confianza? Anna también aprovechó para hacer algunas compras en un par de tenderetes. 

El entusiasmo del chico provocó en Svet una sonrisa dulce, incluso algo apenada. Si él supiera los peligros de la superficie... Estaba a punto de decir que su tío tenía razón, cuando sus compañeros intervinieron y miró a Anna con cara de reproche. Llevarlo con ellos era demasiado peligroso, por no mencionar que tal vez el avión ya hubiese sido encontrado por otras personas, como ese grupo anterior, y tuvieran problemas por intentar acercarse a él...

Dejó que los demás hablasen con él y preguntasen lo que ya tenía en mente. Tal vez el tío de ese chico pudiera ayudarles. Sin Jorji, la simple idea de caminar de nuevo por la superficie se le hacía aterradora, pero era algo que debían hacer. Esperó a que llegasen a un trato con el chico y luego se marchó a aprovisionarse para salir lo antes posible.

La presencia de Marek, gélida como él mismo, parecía ser la que más nervioso ponía al muchacho, pero aun así le respondió sin amilanarse - Sí, mi tío es uno de los líderes de la estación. Hace muchos años, antes de venir aquí, vivía en las estaciones del sur, así que conoce a mucha gente - la perspectiva de lo que Marek le ofrecía hizo que le brillaran los ojos al muchacho - ¡Sí! Ahora mismo está en su despacho - dijo señalando la pequeña oficina al lado del andén - ahora con el mercader estará ocupado un rato, pero seguro que luego puede recibiros.

Cuando Anna dijo lo del nuevo integrante y hizo su propuesta, el joven se puso visibilemente inquieto - ¿Yo? ¡No, no! ¡Si no tengo nada de eso, ni nunca he salido de esta estación! ¿Cómo voy a ir a la superfícice? - exclamó - Además, mi tío jamás me lo permitiría - explicó - Voy a ver si podéis hablar con él. Mientras tanto, podéis pasear por la estación y comprar lo que os vaya a hacer falta para vuestro viaje, ahora que tenéis tiempo.

El joven se marchó, dejándolos a su aire mientras él iba en busca de su tío para darle el aviso. Probablemente lo mejor sería seguir su consejo y aprovisionarse bien para aquella última etapa. No les costó mucho encontrar armeros, tiendas de cambio de balas, sitios de mantenimiento de filtros y equipo, comida... La estación era más grande de lo que parecía a simple vista.

Media hora después, el joven los encontró de nuevo, para avisarles de que su tío ya podía atenderlos. Los guió hasta el pequeño despacho, demasiado pequeño como para que cupieran los cuatro de forma cómoda, por lo que tuvieron que dejar la puerta abierta y a alguien apoyado en el marco - Bienvenidos a la VDNJ - les dijo el hombre. Tenía los ojos azules y los cabellos castaños ya llenos de canas - Mi nombre es Sukhoi, y mi sobrino ya me ha informado de lo que sois, aunque la verdad es que salta a la vista con ese equipo - Sukhoi dió una calada a un cigarrillo a medio fumar que luego dejó sobre un improvisado cenicero hecho con el culo de una botella -  Lo que no tengo claro es qué os ha podido traer hasta aquí, al final del Metro, así que permitid que intente satisfacer mi curiosidad.

Con el ambiente algo más calmado, el grupo comenzó a organizarse para realizar alguna compra que otra y descansar por unas horas. Su objetivo "secreto" les esperaba y tenían que estar bien preparados para hacer frente a los peligros que, por propia experiencia, ya conocían que les esperaban.

La propuesta de Anna sobre tomar un trago, fue la mejor noticia del día. Si bien la subida de sueldo por parte del mercader había sido algo a tener en cuenta en aquel día de mierda, lo de gastarse alguna bala en una botella de asqueroso licor destilado pero efectivo para emborracharse, y decir sin tapujos cuatro tonterías, era de las mejores opciones.

-Cuenta conmigo, Anna!

Lástima que, cuando se encaminaban hacia un local que parecía ofrecer los servicios de bareto improvisado, Svet se fijó en la mirada curiosa de un muchacho interesado en ellos.
Por lo que había explicado el chaval, era sobrino de el máximo representante en aquel lugar del Metro. Algo a tener en cuenta... Lo que sorprendió a Gregori fuerin las palabras de Anna sobre la necesidad de tenerlo como compañero y satisfacer sus ansias de conocer el exterior. Ratón miró a su compañera con cara de "pero tu estás loca?", pero a los segundos fue consciente de la intención de su compañera sobre obtener información, o algún favor especial, del tío del muchacho.

Mientras dejaba que los otros llevaran la voz cantante, se dedicó a observar qué podría serles de ayuda. La granada de fragmentación les fue de mucha ayuda en el túnel contra los Nosalis, así que compró una de ellas. Y, evidentemente, un botiquín también sería más que necesario.

Con las compras realizadas, era momento de conocer al famoso "tío", gerente de la estación.

-Hemos llegado con la caravana, ganando un sueldo realizando trabajos de protección. Uno tiene que ganarse la vida como puede... Ya sabe: la vida de un stalker, HA HA HA HA!

Gregori dudaba si poner sobre la mesa la verdadera misión que los había llevado hasta aquel lugar o disimular algo más sobre ello.

-Su sobrino dijo que había pasado un grupo de compañeros stalkers, es eso cierto? Hacia donde se dirigían? Serían buenas noticias para nuestro amigo Jorji, que en paz descanse...- estas últimas palabras las dijo mirando al cielo, deseando que dieran el resultado deseado.

Sukhoi miró a Gregori sin compartir el buen ánimo de este. Su actitud y lenguaje corporal distaba mucho de ser hostil, pero era evidente que algo de su presencia lo incomodaba - Sí, ya veo... En ese caso, ¿Os marcharéis de nuevo con la caravana? Esta es la última estación de la línea, no hay más trabajos que hacer por aquí... - no parecía que Sukhoi quisiera tenerlos mucho tiempo merodeando por la estación, fuera cual fuera su propósito. Siguió dando caladas a su cigarrillo hasta que Gregori mencionó al otro grupo de stalkers, aquél que había descubierto el avión. Sukhoi detuvo en seco el brazo cuando se estaba llevando lo que quedaba del cigarrillo a la boca, y entonces la bajo lentamente hasta aplastar la colilla contra el cenicero, que soltó una delgada y débil columna de humo.

El hombre se recostó en la silla, sin quitarles la vista de encima - Jorji... ¿Está muerto? - dijo. No parecía atónito por la noticia ni sorprendido como si no la creyera, simplemente la asimiló sin más - Mucho tiempo esquivó ese viejo a la parca, era cuestión de tiempo de que se le acabara esa suerte suya, pobre diablo... ¿Cómo pasó? - negó con la cabeza mientras suspiraba y volvió a inclinarse sobre la mesa - El otro grupo de stalkers... fueron los últimos que pasaron por aquí antes que vosotros... pero hace mucho de eso. ¿Qué tenéis vosotros que ver con eso, de todas maneras? ¿De qué conocéis a Jorji? - la mención al talker parecía haber ablandado un poco a Sukhoi - Vino un grupo de stalkers, sí, con Jorji y un miembro de la Orden, Hunter. Apenas estuvieron un día, y antes de la mañana siguiente ya habían desaparecido. Supuse que habrían vuelto por donde habían venido, el túnel hacia la Alexejewskaja, porque desde la VNDJ no hay salidas hacia ningún otro sitio.

Anna podía ver un brillo resplandeciente en la mirada del sobrino de Sukhoi, y aunque el joven negó con la cabeza ante la posibilidad de que su tío jamás le permitiese salir de la estación, sabía que había tocado la fibra sensible, y que el muchacho intentaría algo con tal de convencer a su tío, si se presentaba la oportunidad. 

Después de las compras que pudieron realizar en los distintos tenderetes de la zona y terminar de pertrecharse, al final el muchacho regresó y les hizo llamar para presentarse ante aquel viejo mercader, y una vez dentro del pequeño cubil que usaba el hombre como despacho, les preguntó por el motivo de su visita a aquella estación del metro tan apartada de todo. Gregory fue el primero en intervenir, y la primera impresión que percibió Anna era que el hombre deseaba que pronto abandonasen el lugar, pese a no entender las razones. No fue hasta que su compañero mencionó a Jorji, que el cariz de la conversación cambió, el rostro tenso de Sukhoi se relajó, y pudieron conversar en otros términos.

Debe de saber algo, estoy segura... Nada más mencionar a Jorji todo ha cambiado, y se nota por su tono de voz y palabras, que mantuvo una buena relación de amistad con el stalker. ¿Debería hacer incapié en que Jorji era un gran hombre? 

Anna no quería ser quién llevase la conversación, creía que Marek o Gregory desempeñaría no mejor esa función, por lo que se mantuvo en silencio observando la estancia, para ver si era capaz de observar algo que le hiciese reafirmar que aquel hombre sabía mucho más. Una foto colgada en la que apareciesen él y Jorji, quizá ropa, máscaras y armamento típicos de un Stalker, cualquier detalle de relevancia. Y solo en un momento dado, cuando mencionaron nuevamente a Jorji, Anna dejó caer una frase...

- Jorji fue un magnífico guía, compañero y una gran persona. Todos los aquí presentes sabemos que sin él no lo hubiésemos logrado. Y nos hizo prometer que respiraríamos aire puro, una vez más, antes de morir. - comunicó mirándole a los ojos al hombre determinada. Voy a cumplir su última voluntad, y no solo eso, daremos con nuestro objetivo que ya debe saber con total seguridad... el avión militar. ¿Nos ayudará? Hemos decidido confiar en usted... Al igual que Jorji lo hizo en su día... - menciono finalmente señalando una foto en una de las paredes, algo tapada pero que no había pasado desapercibida para la joven Stalker. ¿Me equivoco?

Svet se tranquilizó al ver que el muchacho no quería ir con ellos. Habría sido más una molestia que una ayuda y no quería cargar con la culpa si al pobrecillo le ocurría algo. Ellos no eran Stalkers expertos ni por asomo y bastantes problemas habían tenido incluso con la compañía de Jorji.

Después de las compras, la pelirroja entró con los demás al pequeño despacho. La pregunta de por qué estaban allí era algo que tendrían que haber previsto y pensado una respuesta. Dejó que Gregori se adelantara, aunque por los gestos del hombre tal vez no había sido tan buena idea. Sin embargo, parecía que algo cambió cuando mencionaron a Jorji. Oyó a Anna hablar casi por inercia y esbozó una sonrisa triste, mirando al suelo. Hizo todos los esfuerzos que pudo por contener las lágrimas, pero su voz sonó ligeramente temblorosa al hablar.

- Murió a manos de un Demonio. Se lo llevó volando, Jorji consiguió darle con una granada y ambos... cayeron. Nos salvó la vida. - respondió, levantando la mirada hacia Sukhoi, con los ojos algo enrojecidos. No sabía cuántas formas había de morir en el exterior, pero Jorji había acabado como un héroe - Él también quería llegar al avión... - Y nosotros queríamos llegar con él...

Marek se mantuvo en silencio dejando que el resto hablase primero. Quería ver qué contaba el tipo por si mismo antes de que él intentase sonsacarle información. La pregunta de Sukhoi sobre Jorji le ofreció una oportunidad que se dispuso a aprovechar:

- Jorji murió como caen los héroes: Para salvar las vidas de su unidad y llevarse al enemigo consigo al otro lado. Fue un honor compartir su camino hasta el final. Nos proponemos cumplir su sueño y le recordaremos con orgullo. Has hablado de un Espartano en compañía de Jorji, un tal Hunter, ¿Tienes una descripción física o algo más de información? Los amigos del viejo Stalker son nuestros amigos, y con toda la mierda que hemos pasado ya, no me gustaría que me volasen el culo por una confusión.

Dicho esto esperó la respuesta de Sukhoi alerta ante lo que pudiese suceder, lo bastante cerca de Anna como podía permitirse sin ceder su postura de veterano. Le preocupaba que si las balas surgían de las ventanas* la joven recibiese un impacto por algo que él había dicho. Sus compañeros querían una vida de paz y aire puro en el exterior, y así pactase con el diablo lo tendrían.

Las cartas estaban sobre la mesa. Nada había quedado nada por decir. Ahora todos sabían cual era el objetivo real del grupo: llegar hasta el avión. Solo faltaba descubrir si el gerente de aquel lugar les prestaría ayuda tal como había pedido Anna o, por el contrario, tendrían que espabilarse solos.
Pensó en añadir alguna cosa más a lo comentado por sus compañeros, pero Gregori decidió dejar que todo lo comentado sobre Jorji, el último deseo de respirar aire puro, etc., tocara la fibra de aquel hombre y prestara algo de ayuda.
Todo quedó en silencio durante unos segundos, observando al hombre, esperando su respuesta.
Solo tenían una cosa clara, su destino: el avión.

El relato de la muerte de Jorji por parte de los aventureros hizo que Sukhoi volviera a hundirse en la silla - Típico de él - dijo, con la voz apagada y la mirada perdida. Tras un segundo en silencio, se dio la vuelta, cogió algo detrás de él y, al girarse, puso sobre la pequeña mesa cinco vasos de chupito y una botella de vodka a medio vaciar. Escanció cada vaso, dejó la botella a un lado, cogió uno de los vasos y lo llevó a lo alto - Por Jorji, maldito diablo - brindó por el stalker fallecido, antes de vaciarlo de un trago y luego golpearlo contra la mesa.

Ante la mención del avión, el jefe de la VDNJ pasó la mirada sobre el grupo, se lo notaba cansado - Así que es eso, ¿Eh? Se ha estado escuchando mucho ese rumor últimamente. ¿Es cierto? Sois los primeros que llegan aquí buscándolo... pero no los únicos. Sé que por el Metro ha muerto mucha gente ya en busca de ese sueño... pero si no lo es... - Sukhoi se encogió de hombros - Aunque quisiera, no puedo ayudaros. Como os he dicho, cuando vino el grupo de Jorji no tenía ni idea de lo que querían, y se marcharon sin decir nada. Si lo hicieron cargados de balas a la vuelta, desde luego no fue cruzando la VDNJ. Si viajabais con Jorji, seguramente él os contaría más a vosotros de lo que yo pueda saber - se giró hacia Marek - ¿Hunter? Es un tipo alto, de ojos azules y con el pelo negro, aunque suele llevar la cabeza rapada. Dudo que tenga amigos de verdad, además, la Orden siempre ha sido un aparte en la sociedad del Metro, siempre a la suya sin que nadie sepa que hacen realmente... aunque nadie puede negar que trabajan para proteger el Metro.

Poco más pudo contarles Sukhoi. Él no conocía nada más que los rumores, ya que Jorji y Semenovich habían decidido guardar el secreto de todo lo referente al avión, hasta que el segundo no pudo más y tuvo que abrir la boca. Pero, si no habían vuelto bajo tierra, ¿Cómo habían podido transportar todas aquellas balas de la primera remesa hasta lugares tan lejanos como la Tretjakowskaja, donde los habían conocido?

Los aventureros salieron de la pequeña oficina algo decepcionados, ya que no habían podido averiguar mucho más, pero cuando se alejaron del despacho, el sobrino de Sukhoi se les acercó corriendo y los llevó a un lugar apartado para decirles algo en voz baja.

- No es cierto que no hay ninguna salida de la VDNJ más que la que da al resto del Metro... - el joven dudó, como si temiera contarles aquello - Hay una abertura, siguiendo el túnel que va hacia Botanitscheski Sad. Por allí podéis continuar hacia la superfícice, ¡Aunque es un lugar muy peligroso! Pero, si lo del avión es cierto... Si os hacéis con el cargamento... los stalkers siempre ayudáis a la gente, ¿Verdad?

- ¡Eh, Artyom!, ¿Dónde estás? - se escuchó entonces la voz de Sukhoi a lo lejos.

Artyom se sobresaltó y se giró hacia el origen del grito que lo llamaba, antes de volver a mirarlos - ¡Tengo que irme! ¡Buena suerte! - les dijo el muchacho antes de salir corriendo antes de preocupar a su tío.

Siguiendo las indicaciones del joven, continuaron por el túnel. No tardaron en encontrar lo que la abertura de la que les había hablado. Era bastante difícil no verla, de hecho. Las puertas blindadas de la estación en aquél túnel, las que tenían que mantener fuera la radiación y, sobretodo, a los mutantes que atacaban desde la superfície, estaban abiertas de par en par. Aquello suponía un gran peligro, pero nunca se habían tenido noticias de ataques a la VDNJ por parte de mutantes. ¿Cómo podía ser aquello si sus defensas estaban abiertas de ese modo?

Cruzaron las puertas y no tardaron en llegar hasta las escaleras mecánicas que ya habían subido una vez en la Teatralnaja junto a Jorji. Ascendieron por ellas y pronto no tardó en bañarlos la luz del sol que ya habían probado y que, pese a los peligros de la superfície, añoraban. Sintieron su débil calor y como todo quedaba iluminado, perdiendo el tenebroso aspecto que le daba a todo la oscuridad del Metro.

Salieron de la estación, y entraron en la zona en la que Jorji les había dicho que estaba el avión estrellado. Los Jardines Botánicos. El aroma a vegetación podrida y agua estancada no tardó en llegarles incluso a través de las máscaras, donde antes había existido un exhuberante parque vegetal, ahora solo quedaba una zona anegada en la que la naturaleza se había desbordado y ocupado todo en kilómetros a la redonda. En aquella área abierta, alto tan grande como un avión no debería de costarles demasiado de encontrar, ¿No?

Svet repitió el gesto de Sukhoi con otro de los vasos, murmurando un "por Jorji" antes de llevárselo a los labios. Escuchó lo que el hombre pudo decirles sobre el avión, que por lo visto era mucho menos de lo que esperaban. ¿Eso significa que volvió por la superficie? Tal vez deberíamos haber salido en otra estación pero si nos envió aquí... 

Después de darle las gracias a Sukhoi y esperar por si alguno tenía alguna otra pregunta, salió del pequeño despacho junto a los demás. Estaba a punto de preguntar qué iban a hacer después de escuchar aquello, pero entonces el joven de antes se les acercó. Svet prestó atención a las indicaciones que les daba y finalmente esbozó una sonrisa dulce al escuchar lo último.

- Lo haremos. - le dijo, convencida de ello. Al ver que su tío le llamaba, se despidió de él aún con una sonrisa - ¡Muchas gracias, Artyom!

Al exterior de nuevo. La pelirroja sintió que aferraba su bastarda con mucha más fuerza que antes y se había vuelto a poner en tensión nada más salieron. Observó a su alrededor, buscando algún peligro de primeras, pero todo parecía más tranquilo de lo habitual en esa zona. El olor de la humedad y las plantas podridas hizo que entrecerrara los ojos y por instinto fue a taparse la nariz, pero con la máscara era complicado. Me pregunto cómo habría sido esto antes... Pensó mirando con pesar los restos de las plantas que había por todas partes.

- El chico dijo que sería peligroso... Pero esto está demasiado tranquilo. - avisó a los demás, volviendo a ponerse alerta - Jorji dijo que el avión estaba en el Jardín Botánico, así que no puede estar muy lejos... - Svet observó la tierra llena de charcos y barro, pensativa - Es posible que esté semienterrado o enterrado del todo. Podríamos intentar buscar las huellas que Jorji y Semenovich, ya que tampoco han debido de pasar muchos grupos por aquí.

La información que les ofreció Sukhoi no era nada excesivamente importante que no supieran ya, pero al menos podían tener la tranquilidad de saber que no habían llegado más grupos buscando el avión militar, al menos por el momento. Anna sintió curiosidad por saber más de la Orden, sus integrantes y a lo que se dedicaban, pero tampoco disponían de mucho tiempo y antes de que otros grupos pudiesen darles caza, era el momento oportuno de ponerse en marcha. 

La joven aceptó con agrado el trago que les ofreció el hombre de avanzada edad que fumaba puros, y brindó por Jorji con efusividad. El Stalker se merecía ese reconocimiento y mucho más, pero estaba convencida de que se hubiese alegrado de ver aquel hombre e intercambiar palabras. Anna tenía la impresión de que allá en donde hubiese ido Jorji, seguramente había dejado una muy buena impresión, él era una gran persona que murió dando la vida por los demás.

- Por Jorji, para que podamos realizar su última voluntad y logremos nuestro objetivo. - brindó Anna con una sonrisa, aunque sentía cierto pesar en su interior porque ya no estuviese entre ellos. 

No obstante, el hecho de que Sukhoi les comentase que nunca regresaron el grupo inicial a través de la VDNJ le extrañó bastante. ¿Cómo era aquello posible? ¿No era aquella la estación más alejada del metro y único acceso cercano viable para llegar al jardín botánico? Le resultaba inimaginable que hubiesen realizado millas y millas por el exterior cargados hasta arriba de balas militares. Estando un tanto confundida, no sabía cuál sería la mejor opción y rumbo a tomar, pero mientras se pertrecharon con bolsas y mochilas extras para cargar con más balas de lograr el objetivo, la respuesta llegó gracias al joven Artyom, el sobrino de Sukhoi.

- WoW, no tenía ni idea de que hubiese otro acceso por aquí al exterior. ¡Eres un genio Artyom! Te estamos muy agradecidos, y descuida, que haremos un buen uso del cargamento que encontremos con tal de ayudar a la gente más desfavorecida del metro - prometió la joven Stalker con una sonrisa, dándole un apretón de manos al joven en agradecimiento. De veras me encantaría que nos acompañaras, serías de gran ayuda... Entonces se escucharon los gritos en la lejanía de Sukhoi, y el jovencito tuvo que despedirse y apresurarse a regresar junto a él. ...pero parece que no va a ser posible. Una última cosa Artyom, estoy convencida de que en un futuro serás de grandísima ayuda para los habitantes del metro, lo presiento. Gracias por todo, siempre te recordaré con estima... Espero que podamos volver a vernos algún día...

Tras la breve despedida, el grupo avanzó hasta acceder a la superficie y avanzó por lo que parecía más bien un humedal que no un parque botánico. Las plantas habían crecido inexorablemente, extendiéndose y colonizando por doquier, aunque gran parte de ellas se habían podrido por las difíciles condiciones atmosféricas a las que estaban expuestas. Anna verificó varias veces el buen funcionamiento de su máscara, y con el contador geiger midió conforme avanzaban las dosis de radiación a las que se veían expuestos. La verdad es que sin filtros y un buen equipo estarían en graves aprietos, pero lo bueno es que venían de la estación y se había aprovisionado y pertrechado decentemente. Ahora ya eran una curtido grupo de Stalkers, y ella su guía improvisada en ausencia del bueno de Jorji.

Cuando Svet habló, asintió a sus palabras. Ella también creía que un avión de tan colosal tamaño debería ser fácil de detectar allí, y si no lo habían hecho ya solo podía deberse a que estaba parcialmente hundido en el lodo y que la extensa y exuberante vegetación lo había cubierto por completo. Aún así, estaba convencida de que lo encontrarían y que sólo debían centrarse en las zonas más altas que pareciesen montículos y estuviesen recubiertas por la flora presente.

- Estoy con Svet. Si aún no lo hemos detectado es porque debe de estar parcialmente hundido en el lodo y la flora del lugar debe de haber cubiertoo todo el fuselaje. Aún así, esta zona no es tan extensa y apostaría a que debe de estar en la zona de allí delante que parecen montañas de vegetación. ¿No creéis? Avancemos y estemos atentos... No sabemos que peligros podamos encontrar en este lugar... terminó por comentar, indicando a sus compañeros que a partir de ese momento hablasen lo mínimo posible, siempre en voy muy baja o mediante señas. Por aquí...

Sabedores de que tenían que estar cerca de su objetivo, los cuatro stalkers, que perfectamente podían pasar por veteranos a pesar del breve tiempo que habían pasado en la superfície, se adentraron en el pantano, en busca del avión. Sus botas chapoteban en el lodo, que en algunas zonas burbujeaba y emitía vaharadas de humo al aire cuando estas estallaban.

El avance no era sencillo, pero había numerosos troncos y ramas a los que aferrarse o apoyarse para continuar adelante. El chirrido de los contadores Geiger les acompañaba, alto en aquella área a causa del agua encharcada y contaminada, y de vez en cuando daba picos de intensidad cuando detectaba brevemente una zona muy irradiada, aunque no estuviera realmente cerca de ellos.

Al menos, tal y como señalaba la médico, todo parecía estar en calma. El sol brillaba en lo alto, sin muchas nubes que lo taparan. Aunque el paisaje no mejoraba demasiado con luz, sin duda era mejor que verlo completamente a oscuras.

La idea de Svetlana fue buena, seguramente el avión estaría oculto de la simple vista, si no por el paso del tiempo, seguramente por el intento del grupo de Jorji de ocultarlo por si acaso. Aun así, la joven uvo poco éxito en encontrar algún rastro de la presencia del anterior equipo de stalkers. El tiempo y la inclemencia de la zona, en constante erosión, había borrado todo indicio que pudiera resultar útil.

La vista y la intuición de Anna dieron mejor resultado. Desde un lugar elevado tendrían una mejor visión de todo el Jardín Botánico, por lo que se encaminaron hacia la más cercana. Como si fuera un obstáculo consciente más, la vegetación empezó a espesarse a medida que se dirigían hacia allí, llegando al punto de impedirles el paso por completo y hacerlos dar un rodeo. Todo estaba cubierto de plantas similares a una especie de liquen que lo tapaba todo, creando una capa de follaje que crujía bajo sus pies y manos cuando se apoyaban en algo para seguir adelante.

Mientras avanzaban, el cielo poco a poco fue tornándose más oscuro por momentos. No era la noche, ya que todavía faltaban muchas horas para ello, pero unos nubarroes negros empezaron a formarse en el cielo, oscureciendo de tanto en tanto la luz del sol. Se avecinaba una tormenta, algo que ellos no habían visto jamás o no recordaban, pero de lo que habína escuchado hablar. Aunque, en aquellos momentos, tenían la mente centrada en otra cosa, ya que, cuando por fin lograron llegar a la zona elevada, lo vieron.

Su objetivo.

Su sueño.

Su esperanza.

El avión.

Un relámpago cayó casi justo en ese momento, iluminando la escena brevemente. Estaba semienterrado en el suelo, tal y como habían dicho. El fuselaje, pintado de verde militar, estaba agujereado en numerosos puntos, y un ala partida por la mitad se alzaba hacia el cielo, la otra parte hundida en un gran estanque burbujeante. Una fina lluvia radioaciva empezó a caer sobre el Jardín Botánico, una que seguramente no tardaría en coger fuerza.

El relámpago les dejó ver otra cosa también.

Al menos una docena de Vigilantes rodeaban el avión, sus alrededores convertidos ahora en su nido.

Marek se había mantenido en silencio durante el trayecto, intentando concentrarse en lo que el viaje iba a requerir de él y sus habilidades. La zona parecía totalmente tomada por la naturaleza, con extraños liquenes que crujían, algo que le hizo ir con más cuidado de que un crujido no delatase su posición y la del grupo. La lluvia y la tormenta podrían darles cobertura olfativa y auditiva, pero no podía estar seguro, de la teoría a la práctica había un largo trecho. Levantó la mano para señalizar a los enemigos y a los liquenes secos que podían emitir ruido, dando a entender estas conclusiones. Intentando mantenerse fuera de vista de los posibles enemigos, se puso rodilla en tierra a hablar en voz baja con sus compañeros:

- La tormenta puede enmascarar nuestra presencia, pero estos liquenes nos pueden delatar, deberíamos esperar y planear bien el siguiente paso. No podemos fallar en esto.

El paisaje era deastador y los contadores geiger sonaban sin cesar cada vez que se acercaban a un charco. No quiero ni pensar lo que nos podría ocurrir si acabamos cayendo en uno de esos... El avión apareció tras una larga caminata, junto con la enorme tormenta que se avecinaba y el nido de vigilantes que había a su alrededor. Svet se agachó al momento de verlos, junto al resto de sus compañeros, mientras escuchaba lo que decía Marek. Cómo me arrepiento de no haber cogido un silenciador... 

- Lo mejor sería que los que lleváis silenciador disparéis a los que veáis que se separan del grupo, para no alertar a los demás. En cuanto a la tormenta, no sé si deberíamos seguir mucho tiempo bajo la lluvia. Podemos aprovecharla para acabar con los que queden y avanzar lo más rápido que podamos. Si conseguimos atrincherarnos en el avión será mucho más fácil que estando a cielo descubierto...