Partida Rol por web

– Soy Detryk Greatmill, alcalde de Koln, el pueblo en el que ahora se encuentran – empezó a hablar el alcalde, claramente ya en mejor estado de salud, pero aún grave, tal que les hablaba desde la cama sin poderse mover mucho debido a las heridas en su pecho, les cuales le causaban gran dolor. Algunos cojines en su espalda le permitían estar algo más erguido, sin causarle más dolor del que ya de por si tenía.

– He visto sus acciones, he escuchado sus palabras. Se que solo ustedes podrían ayudarnos en este momento de necesidad – el alcalde era claramente mucho más educado que el sheriff, se mostraba algo inquieto y desesperado por hablarles y ser escuchado, ello al grado de que una vez empezó a hablar, prácticamente no dio lugar a interrupciones.

– Quiero contarles algo, algo muy importante. Algo que involucra a la sombra y el pasado de nuestro mundo. Pero antes necesito confiar en ustedes, les he visto, pero aún así quiero que juren aquí mismo que no sirven fielmente a la sombra – las palabras del sheriff eran ahogadas y sin firmeza alguna, pero se entendían con claridad y por ello los allí presentes no tardaron en responder. Uno a uno fueron jurando, uno a uno lo plasmaron con distintas palabras mostrando su interés y su desprecio a la sombra. Así lo hicieron todos, incluyendo al enano, quien fue el primero en jurar, aún antes de que el alcalde terminase de hablar; y también Konut y su hijo Tolmer y hasta el joven Hamil.

Agradeciendo el gesto de todos los presentes, el alcalde les invitó a que se acercasen, pues no podía mantener la voz fuerte por largo tiempo. Manteniéndose de pie y otros sentados en el suelo o en algunos de los pocos muebles viejos de los alrededores, procedieron a escuchar sus palabras.

– Cuando la sombra lo arrasó todo hace ya más de cien años, este fue uno de los pocos lugares que resistió, al menos un corto tiempo más, y realmente la sombra tubo dominio total del lugar unos diez años después. Esto permitió que una célula de la rebelión surgiese aquí mismo para ayudar en la lucha contra el dios oscuro. De esta forma había luz en la oscuridad, aunque fuese tenue.

El poblado de Koln desconoce esto, aunque es un secreto a voces, pues muchos han servido a la rebelión indirectamente, y muchos otros durante estos largos años han incluso formado parte de la rebelión. Yo mismo soy parte de está célula, como un agente y contacto de la rebelión en la zona – así, mirando al gnomo le confirmó lo que está ya suponía, – yo soy su contacto señor Girolamo. Pero el asunto que le trae aquí tendrá que esperar, aunque pronto se dará cuenta que tiene cierta relación con lo que habré de pedirles –.

El alcalde tomó entonces algo de aliento, para entonces continuar con sus largas palabras – Las cavernas de la Lagrima Caída conforman una red de cuevas que se adentran varias millas en el interior del “territorio de las fatas”, es decir, ya en las maravillosas montañas Kaladrun. Estás cavernas son una fuente de agua fresca para el pueblo durante la estación seca, cuando el rio que viene de las montañas pierde mucha de su afluente.

Contrabandistas las han usado de vez en cuanto como lugar de encuentro y zona de almacenamiento; antes sirviendo a intereses propios y poco honorables, y ahora sirviendo fielmente a la rebelión. En estos momentos, una gran cantidad de recursos de la rebelión deben estar allí escondidos y almacenados. Es allí donde ustedes entran.

Ustedes han visto lo sucedido está mañana, y no les voy a mentir, he confesado al legado tanto como el quería saber, aunque no más allá y eso nos da cierto margen de maniobra. El legado estaba furioso por que considera que el pueblo está escondiendo magia en algún lugar cercano, lo cual puede ser cierto, aunque no lo confirmé, justo por que lo desconozco. Sospecho que los rebeldes en las cavernas podrían haber escondido algo que hubiese atraído la atención de un astyrax al servicio de aquel legado.

Hace cuatro días, una fuerza de Izrador pasó por las cercanías al poblado, en su camino al frente de guerra. Drugan, el legado que nos ha visitado, afirma que su compañero astyrax olió el rastro de un aura mágica justo fuera del camino regular del ejercito orco. Drugan envió al astyrax a investigar conforme el ejercito continuaba su marcha, pero después de una espera de dos días, le fue claro que no regresaría y él considera que nosotros le hemos asesinado, o bien alguna célula rebelde en las cercanías a la cual según sus palabras, apoyamos.

Me encuentro sumamente avergonzado de haber dado al legado la dirección en la que se encuentran las cavernas para que este detuviera la paliza. Le he dicho donde está el lugar y le he sugerido que allí podría haber rebeldes escondiéndose y que por tanto, de allí podría provenir la emanación mágica; pero le he asegurado que no lo creo, que este pueblo sirve fielmente a la sombra. Si el legado encuentra pruebas de la existencia de una célula de la resistencia, podría el poblado verse inmediatamente implicado, lo que acarreará más problemas, a la par de la inminente destrucción de la célula rebelde local –.

Estaba dispuesto a darle a Manfred el espacio que pedía, en aras de la salud del propio Alcalde, pero ya que este rehusó, se detuvo para disgusto tanto de Arvin como seguramente del propio Sheriff.

Incluso contuvo la lengua al ir a replicar al ereño que con tanto odio le miraba, ya que vio en los ojos del alcalde, esa mirada. Era la clase de miradas que imprimían una importancia inusual, que hasta casi se podría tildar de trascendental. Y así fue, pues con incredulidad, observó cómo renegaba abiertamente de la Sombra y hasta metía en el ajo al gnomo.

¡Sin duda estaba en un pueblo de estúpidos de remate!

Tuvo que hacer un esfuerzo sobrenatural como para contenerse y no irse sin mirar de atrás, olvidando todo lo que estaba escuchando. Esos cretinos harían que les mataran, y por desgracia a Arvin también. Ya casi lo tenía decidido, de alejarse de todos ellos y dejarlos a su suerte. De hecho hizo el ademán de irse, pero...

...el enano juró y eso le hizo detenerse. Era cierto que para el enano era fácil, porque no tenía otra opción. La Sombra no aceptaba enanos. Pero ya no era sólo eso, uno a uno fueron jurando a su extraña manera. Arvin dejó que todos fueran diciendo la suya y las voces se sumaran una a una, y fue el último*.

Sintió que si no ponía de su parte, todos esos iban a morir. Por ser demasiado estúpidos y buenazos...

... cómo su padre.

Mierda.

-¡Si queréis sobrevivir a esta era debéis ser más discretos, maldita sea!

En esos momentos, supo que precisamente por la inocencia de ellos, podía confiar en ellos. Y supo que los ayudaría, pese a sus reticencias.

-Claro que lo juro, mi padre murió por defender a mi madre de la Sombra, y también fue por culpa de un puñetero Astirax.  Tendreis mi apoyo... es más, os explicaré porqué hice lo que hice.

Puso su mochila delante y mostró sus herramientas de disfraces, y el de legado para consternación y horror de muchos.

-Es un disfraz. -tuvo que aclarar- pensaba dar a entender al legado, y a futuras visitas, que éste dominio pasaba bajo el control de otro legado. Yo. Para la supervisión de armamento. De esa manera, podíamos legitimar el poblado para crear armas sin problemas con la Sombra, y al mismo tiempo, desvíar esas armas para la rebelión. Esperaba empujar sin ser demasiado obvio, al Sheriff a aceptar la ayuda de Wendell para plantar las semillas de la rebelión en la zona.

En esos momentos volvió a guardar el disfraz, y luego añadió:

-Aún así, es posible que podamos usar el subterfugio y el engaño para pasar, una vez más ante las narices del legado y evitar el trágico desenlace que se avecina a los rebeldes ocultos.

Quizás porque mentir no se me da bien, quizás porque el hombre me inspira algo de confianza, quizás porque no temo morir o simplemente porque es algo obvio al ser un enano, pero soy el primero en hablar y lo hago sin duda alguna.

 - "¡Yo jurar odio la Sombra! ¡Jurar luchar contralla hasta mio final!"

Digo en una torpe y llena de acento Lengua del Comercio pues, si bien no entendí todo lo que dijo el alcalde, fue lo suficiente para saber que este es el lugar al que tenía que llegar y que este hombre es el que debía encontrar si deseo hacer que mi vida valga.

Claro que no entendí demasiado de qué es lo que quiere de nosotros, después de conocer lo de las cavernas de la Lágrima Caída y la resistencia. Después de que el resto pronuncia sus juramentos, el sarcosano muestra unos disfraces, entre los que hay uno de legado. Indica una argucia con la que le permitiría al pueblo producir armamento y evitar intrusiones de la Sombra.

"Suena inteligente pero si eso termina, no terminará bien."

Pero lo importante para mí, ahora mismo, es aquel tema de la resistencia. Entonces miro al alcalde y le respondo:

 - "Yo matar legado en sas carvernas. ¿Eso queren?"

Pregunto pues es lo único que me imagino que podemos hacer contra esa amenaza que significa el legado encontrando los artículos de la resistencia y denunciando lo encontrado a sus superiores, condenando al poblado de Koln a un final tan trágico como el de mi gente.

Tras el enano cin sus entrecortadas palabras, el siguiente en dar su juramento fue Wendell - A la sombra? Nunca! - exclamó convencido - Solo sirven para golpear, torturar y hacer sufrir a los demás. Mi familia ya sufrió suficiente por su culpa y yo juré hacer lo posible por evitar que otras familias sufran lo que la mía -

El resto de los juramentos le permitió darse cuenta que, de una u otra manera, todos compartían el odio por los servidores de la sombra, lo que le permitió relajarse un momento. Incluso, al escuchar las explicación de Arvin, respiró un poco más aliviado. No era su estilo, pero podía aceptarlo. El sarcosano no estaba pensando en traicionarlos, sino en engañar al legado.

Durante la explicación del alcalde, se mantuvo en silencio, intentando comprender todo lo que este explicaba. Una sonrisa se dibujó en su rostro al escuchar las palabras referidas al gnomo "¿Contacto? Entonces no era solo una caravana. Quizás fue casualidad, pero estoy donde debo estar" se planteo a si mismo antes de continuar escuchando

- Pero... habéis matado al Astirax? - preguntó antes que nada - O está esperando al legado en esas cavernas? - Tratando de poner en claro sus ideas insistió - Si lo que nos pides es matar al legado será una tarea difícil. No me niego a intentarlo, pero debemos planearlo bien. Tiene demasiados orcos a su servicio, ya los vimos, y quizás a su Astirax? -

- Por cierto, en la caverna, hay rebeldes en este momento? Quizás eso nos permita que la pelea sea más justa. Sólo debemos llegar allí antes que el legado y sus orcos para avisarles y planear una emboscada. Aunque eso significaría que debemos apurar el viaje. Deberíamos viajar más rápido que ellos y evitar que nos vean cuando los sobrepasemos. De que distancia hablamos? -

Manfred escuchó al alcalde que se encontraba algo mejor con el trato recibido por él y por la ayuda de Jonad... ante la petición de juramento Manfred dijo: - Es vos muy sagaz alcalde, sabe que si hubiésemos sido siervos de la sombra, o si alguno hubiera sido siervo de la sombra no se hubiera quedado aquí con vos y más al ver a un enano. Dicho esto miró al enano e hizo una inclinación de cabeza como señal de respeto, después siguió mirando al alcalde: - Sabe vos que se hubiera ido a buscar al legado para contarle su secreto, y así conseguir alguna recompensa por la información llevada. Vos sabe ahora mejor que cualquiera que el legado y sus sirvientes exigen mucho a cambio de su vida, sabe que no se contentan con poco, sabe que necesita traicionar a alguien para salvar su vida. Así es el extremo que se tiene que adoptar para salvar el pellejo ante esta organización. Nosotros nos hemos visto en el mismo lance, y aquí mi compañero Arvin tuvo que mentirle de esa forma al legado para que no pusiese patas arriba todo el poblado buscando rebeldes, y sino lo hubiera hecho, sino le hubiera dado esa idea nos hubieran descubierto a los que estábamos escondidos, y hubieran hecho una escabechina en el poblado. Así que considero que ha recibido un trato injusto, ahora vos se encuentra en la misma tesitura, ha dado una información vital al legado y ha puesto en peligro a los miembros rebeldes que viven en aquel lugar. Creo saber hacia donde va a encarrilar su proposición, y la veo loable, como también loable ha sido que mis compañeros quieran quedarse a ayudar en este poblado.

Con respecto a su propuesta, sí la acepto y con respecto al juramento, juro no servir a la sombra ni a sus miembros, ni tener ningún contacto con ellos ya pueda ser para mi beneficio como para el de terceras personas, ni para mi enriquecimiento ni para querer tener privilegios en estas tierras. Declaro mi enemistad hacia la sombra y sus siervos, y hacia toda su organización. 

Dicho esto Manfred se mantuvo sereno con las manos entrelazadas y con la cabeza bajada en actitud pensativa.

Incluso antes de que pudiera intentar convencer a Manfred sobre la necesidad de hablar con el Alcalde, y de carecer del tiempo necesario para esperar a que éste se recuperara, el propio Alcalde hizo acopio de todas las fuerzas que tenía para incorporarse un poco y hablar, o más bien, pedir un juramento.

La sorpresa inicial ante esta petición pública, se torna todavía mayor cuando uno a uno van jurando. El primero de todo el enano, Ulfrin había dicho que se llamaba, por supuesto, las fatas vivían en una lucha continua contra la sombra, y poco le importaba jurar nada, pues su vida estaría dedicada precisamente a ello.

A continuación fue Wendell. En este caso no fue tanta sorpresa. No tenía muy claro por qué viaja junto al taimado de Arvin, pero se le veía noble y en forma, y siempre dispuesto a ayudar. De igual forma pasó con Manfred, de pocas palabras, pero de gran corazón, como había demostrando ayudando al Alcalde.

Llegó mi turno y, con una sonrisa, me subí a una silla para poder sentarme sobre la mesa, donde quedaban colgadas mis pequeñas piernas. Como decía mi padre, de perdidos al río. Total, ¿qué más da un juramento? ¿acaso un espía de la sombra dudaría en jurar, incluso por la tumba de la puta madre que lo parió? Sin embargo, me alegra ver que todavía hay gente con cojones y agallas, dispuesto a levantarse de su lecho y poner buena cara ante lo que se avecina. Ya podía aprender usted, cara acelga digo señalando al sheriff, sin dejar de sonreir porque es usted un coñazo.

Aunque en lo que a mí respecta, no haría falta, pues llevo ya tiempo luchando contra esos perros verdes y sus asquerosos amos, entiendo que para vosotros no signifique nada, por lo que ¡LO JURO! OSTIAS. Me vengo un poco arriba, levantándome y subiendo de pie en la mesa JURO QUE SEGUIRÉ PONIENDO TODOS MIS RECURSOS, MIS HABILIDADES Y MI EMPEÑO EN AYUDAR A AQUELLOS QUE LUCHAN CONTRA LA SOMBRA, DONDE SEA Y COMO SEA. Eso sí, levanto ahora los brazos, bajando nuevamente la voz, los palos que los de otro me encojo de hombros alzando las cejas eso de luchar se me da de culo. dicho esto, permanezco atento, todavía de pie, escuchando al resto, aunque toda mi atención estaba puesta sobre Arvin, esperando.

Cuando le llegó el turno, me sorprendieron sus palabras. Si bien en un principio, su cara delataba todo lo contrario, finalmente incluso confesó que la sombra mató a su padre, y lo más sorprendente, es que parecía totalmente sincero. En ese momento, me rasqué la cabeza, a la altura de la nuca, pensando que quizás mis instintos se estaban volviendo locos.

---- UNA VEZ QUE TODOS HAN JURADO Y COMIENZA LA CHARLA ----

Wendell es el primero es hablar y bombardear con preguntas. Preguntas bien formuladas y, aunque parecía obvia la petición del alcalde, todavía nos podía sorprender. En muchas casos, y usando el simil de un viejo juego que se jugaba antiguamente, antes de que la oscuridad se cerniera sobre Aryth, a veces hay que sacrificar un peón para cazar a un alfil. 

Como ha dicho el Alcalde, y sabe cualquier que haya ido por las montañas miro al enano para que lo corrobore, no solo las lágrimas de los caídos, sino toda ella está conformada por infinidad de túneles que, si no los conoces, bien podrías perderte y nunca encontrar la salida. 

Si es allí donde tenemos que ir, supongo que adelantaremos a los orcos una vez dentro de la montaña, donde podamos plantear una estrategia de guerrillas donde su superioridad numérica no debería de ser determinante.

Me vuelvo a sentar en la mesa, con los pies nuevamente colgando y moviendolos alternativamente hacia delante y hacia atrás Arvin, ¿y qué nombre ibas a usar para engañar al legado? porque es difícil que dos de ellos no se conozcan. No dudo que con tu labio podrías engañarle, y supongo que tendrás los documentos oportunos para demostrar dicha personalidad ¿cierto? aunque sabía las respuestas, en ese momento creía conveniente que ese Sarcosano demostrara al resto que, efectivamente, tenía todo controlad, y más cuando decía que todavía podíamos usar ese truco más adelante.

El pequeño había quedado anonadado por el saber hacer de Manfred e impresionado como estaba tan solo pudo servirle como ayudante.

Cuando el alcalde parecio mas recuperado comenzó a hablar, aunque llegado un punto exigió que los allí presentes hicieran un juramento antes de continuar. Jonad recodó su antigua vida alejada de todo y la horrible noche en la que la sombra engullo todo su mundo. Sin titubeos dijo. - Me lo arrebataron TODO. Yo juro.

El mediano se mantuvo atento a la narración del alcalde. La suerte estaba de nuevo de su parte, ya que si contactaba con algún miembro de la esquiva resistencia tenia la certeza de que al oír su historia no dudarían en ofrecerle su ayuda.

Arvin, ¿y qué nombre ibas a usar para engañar al legado? porque es difícil que dos de ellos no se conozcan. No dudo que con tu labio podrías engañarle, y supongo que tendrás los documentos oportunos para demostrar dicha personalidad ¿cierto?

 -Por desgracia tengo en mi haber los nombres de varios, pues he tenido que viajar mucho y a veces demasiado cerca de ellos. También, estudié la escritura en el palacio de un falso príncipe, por lo que he visto nombres pasar por delante mío.

Sabía que no sería suficiente, si querían quedar convencidos de su eficacia en tales asuntos y disipar cualquier duda restante, se acercó el bastón y tras un golpe seco, la parte de arriba se desencajó, mostrando un tubo hueco, con material de escritura.

-Creedme cuando os digo que si algo me sobra, es documentación. -Añadió con una leve sonrisa, antes de volver a montar el artilugio.

Jajajajajaja reí a carcajada limpia, golpeando mis rodillas con las manos, incluso echando mi cuerpo hacia delante, lo que hizo que a punto estuviera de caer y teniendo que hacer unos molinillos con los brazos para mantener el equilibro ay, ay, ayyyy murmullo manteniéndome finalmente en el sitio.

Eres toda una caja de sorpresas, amigo mío. Me gusta digo finamente asintiendo, pensando en las posibilidades que tendríamos si sabíamos utilizar sus habilidades con las mias. Luego, de un saltito, bajo de nuevo al suelo Alcalde, creo que puede usted morir en paz digo bromeando con una sonrisa mientras me acerco a la cama si no fuera porque los antiguos dioses nos abandonaron hace mucho, diría que han tocado este pueblo. No creo que se pudiera juntar un grupo tan versátil, resistente y flexible. Seremos como un junco que resiste los envites y embates meteorológicos  Niego con la cabeza nunca había visto reunidos una combinación de mente y cuerpo como esta cuyo único propósito es combatir a la sombra.

Todo había ocurrido demasiado rápido.

Y particularmente para alguien como el "viejo" FINN, que había pasado los últimos años de su vida errando solitario por los interminables desiertos helados del norte, siempre ajeno al contacto con los demás, ya fueran hombres o bestias, y rigurosamente alejado de cualquier situación que pudiera representar algún peligro.

Por eso, no le había costado demasiado permanecer impertérrito mientras le propinaban aquella tunda asesina al alcalde del lugar. Aún cuando algo en sus tripas se había revuelto hasta hacerlas arder, y los nudillos se le habían puesto blancos por la fuerza contenida en sus puños apretados.

Sin embargo, en algún momento, toda su cuidada disciplina comenzó a resquebrajarse. Quizás fue al oír los llantos de aquella mujer, o los chillidos de alguna niña dentro del edificio donde habían llevado al herido. En cualquier caso, lo cierto es que pronto se encontró corriendo tras el llamado MANFRED, impulsado por una arrebatadora fuerza que lo movilizaba, y que no podía controlar.

En verdad, DURGHALL no tenía muy en claro qué debía hacer. Pues esa fuerza nacía del instinto más primitivo, y no sabía de causas ni consecuencias, ni tampoco de ideas claras en la mente. Era puro corazón y tripas. Y miedo y dolor. Y quizás también algo de esperanza...

De todos modos, en cuanto el fornido sujeto llegó junto al cuerpo convalesciente del alcalde, todas sus dudas se disiparon de inmediato. Puesto que si no hubiera sido suficiente la imagen del pobre diablo allí tirado, con varios de sus miembros retorcidos en posturas completamente grotescas y anti-naturales, y con toda aquella sangre que lo cubría y que todavía manaba de varias herdias abiertas, con un gesto de sufrimiento atroz desencajando sus facciones... allí estaba también el enano. Que intentaba mojar los labios del alcalde con el contenido de su propio odre.

En todos sus años sobre la tierra, el "viejo" FINN nunca había visto un ser semejante. Aunque había oído de ellos. En cuentos y canciones ya largamente olvidados, de los que solo quedaban apenas algunas estrofas perdidas en el viento. No sabía demasiado de aquel extraño pueblo. Pues ya hacía mucho que se habían retirado del mundo. Antes incluso de que su abuelo, o el padre de su abuelo pudiera recordar cómo eran realmente.

Sin embargo, no todo se había perdido. Pues el "viejo" FINN, como muchos otros vagabundos que erraban por las tundras del norte, sabía de la amarga lucha que todavía mantenían contra la Sombra. Y aquello era suficiente para aclararlo todo.

Sin detenerse a pensar demasiado, el brutal personaje simplemente arrodilló junto al alcalde y se inclinó sobre él para depositar sus tremendas manazas sobre su pecho, cerrando los ojos y adoptando una postura de profunda concentración.

Parecía estar haciendo algún tipo de esfuerzo, pues sus mandíbulas rechinaban con la tensión contenida, a la vez que su rostro se contraía en una mueca de dolor. Finalmente, luego de algunos instantes, el bárbaro apartó sus manos del caído, abrió los ojos y lo observó largamente con la mirada perdida.

El norteño bufaba como una bestia herida, y una sombra de impotencia y preocupación oscurecía su rostro. Durante largos instantes permaneció allí arrodillado, ajeno a las discusiones que estallaban a su alrededor. Para alguien como él, aquella vociferante estridencia lo abrumaba y lo confundía, impidiéndole escuchar los consejos de su propio espíritu.

Finalmente, alzó la cabeza para dedicar una mirada al tal MANFRED, a la vez que negaba con la cabeza en actitud resignada. Como si no hubiera podido ayudar demasiado al herido. Tras ello, simplemente se apartó para dejar que el ereño se ocupara de atender las heridas, asistiéndolo en cuanto le fue posible.

Solo cuando la discusión pareció remitir, y el todavía debilitado alcalde les confesó su propuesta, una chispa de esperanza pareció resurgir en la mirada del bárbaro. Aunque pronto esa luminosidad se vio teñida por una ligera capa de humedad, que amenazó con inundar sus pupilas a medida que el grave vozarrón del bárbaro inundaba la estancia.

- La Sombra se llevó todo. Mi gente. Mi pueblo. Mi tierra. Todo lo que conocí. Todo lo importante. Mis padres. Mi bella Kylee. Mis niños. No mostraron piedad... ni con el pequeño Quinn.

- No descansaré mientras me quede fuerza. Ni descansará mi espíritu cuando ya no esté. Algún día, la Oscuridad conocerá mi nombre. Y sus siervos aprenderán lo que es el verdadero terror...

Mañana del 2° de Halail del año 101 de la edad oscura (Turno 10)

El sheriff se mostró muy en desacuerdo con las palabras del sarcosano, no parecía coincidir en lo que decía, aunque muy probablemente ya tuviese un juicio sesgado que muy difícilmente habría de cambiar – y quien va a fabricar todo eso, no seas est .. – sus palabras groseras fueron acalladas por el alcalde, quien le solicitaba con una voz baja que guardase silencio.

– Olvidaos de momento de todo esa historia de los herreros y el armamento. Ya me lo contaran más tarde, ahora hay cosas más importantes que atender - sentenció el anciano alcalde .

– Pero... habéis matado al Astirax? – preguntó Wendell ya enfocado en las cosas que habrían de pasar y sus causas.

– No lo se – le respondió el alcalde con sinceridad. Las palabras del legado dan a entender que el cree eso, pero no afirma que esté muerto, solo que lo han perdido y que creen que los rebeldes le han matado. No he tenido contacto con la célula local en los últimos días, ayer por la noche debieron haber llegado para recoger al enano, pero no lo hicieron.

Lo siguiente fue más director y secundando las palabras del enano que indagaban en la misión que el alcalde habría de proponerles y la posibilidad de matar al legado.

– El objetivo no es el legado y no lo será si no es necesario. No deseo que arriesguen su vida enfrentando al legado y sus orcos en una batalla que aún cuando sean grandes combatientes, costaras muchas vidas. Lo que deseo que hagan para ayudar a este poblado y por sobre todo a la célula local de la resistencia contra la sombra es que corran hacia las cavernas y lleguen antes que el legado y sus tropas. Deben limpiar cualquier prueba de la existencia de la célula rebelde en la zona. El legado debe estar convencido de que nunca han estado ayuda, que sus sospechas de que hay rebeldes cerca de Koln son equivocadas. Quizá aquello me cueste la vida, pero será por un bien mayor – Wendel, dejando a otros que hablaran, tras sus palabras y les respuestas del alcalde, volvió a preguntar algo fundamental. El si habría o no rebeldes en aquel momento en la zona, lo cual tuvo una respuesta clara aunque quizá poco alentadora para Wendel.

– No lo se – respondió con sinceridad de nuevo – sospecho que se han marchado o se encuentran lejos. Por algún motivo no han venido anoche, algo les ha impedido hacerlo. Quizá ya han evacuado la caverna o quizá se han refugiado en ella. Es difícil saberlo. En cualquier caso, deben darse toda la prisa posible y llegar allí cuanto antes. Si hay rebeldes, estos les ayudarán a limpiarlo todo, o enfrentar a la sobre en caso extremo. Pero insisto en que lo veo poco probable. En el mejor de los casos se encuentran lejos con alguna tarea, pero mis pensamientos me llevan a pensar que ellos han matado al Astirax, quizá por que este descubriera algo mágico en los rebeldes. De ser así, seguro han huido con los poco que tenían con ellos, dejando todo lo demás atrás, incluyendo múltiples pruebas de su presencia – el alcalde habría respondido con ello a las preguntas de aquellos que estaban ahora por convertirse en héroes y aliados de la rebelión y por ello había llegado el momento de plantearles a detalle su misión.

– Hoy son aliados de la fuerza rebelde que lucha contra el Dios oscuro que nos oprime, mañana probablemente sean héroes. Que el poder de Aryth los acompañe en su tarea – sentenció el anciano de forma extraña, como si viese al mismo mundo como un gran poder.

– Su misión es de las más difíciles que algún grupo rebelde ha realizado alguna vez. Pues deberán hacerlo todo a la perfección o seguramente les costara la vida no solo a ustedes, sino a muchos de nosotros en Koln. Su misión es esta:

Adelantarse al legado Drugan y sus orcos, llegando antes que el a las cavernas de la lagrima caída, para allí limpiar todo rastro de la existencia de una célula local rebelde. Esto podría requerir que cubran rastros, incluyendo los suyos propios, destruir todo aquello que no puedan esconder sin que quede rastro de ello, y a su vez, esconder todo aquello que consideren fundamental para los rebeldes. No piensen que los orcos son tontos pues no lo son, el poder de Izrador alimenta sus mentes y los hace muy superiores a lo siglos atrás eran. Ellos están acostumbrados a buscar a los rebeldes y seguir sus rastros, tendrán que esconder todo muy bien, sobre todo por el legado que será aún más insistente que los orcos en la búsqueda. Si es necesario que movilicen materiales, háganlo, pero tengan cuidado, no deben ser descubiertos.

Más importante aún, si encontrasen alguna fuente de magia, deberán transportarla de inmediato a algún lugar lejano, preferiblemente ya dentro de los dominios de las fatas. Consideren que el legado probablemente no se atreverá a seguirles allí, y mientras más se adentren más peligroso será para él y más benéfico para ustedes, siempre que Ulfrin siga con vida – sentenció el alcalde dejando así claramente establecida su misión, ahora era tiempo de saber si estos aliados realmente habrían de tomar el peso de la aventura que se presentaba ante ellos.

– No les engañaré, es posible que todos mueran, aún incluso si tienen éxito. ¿Aceptan la misión?, piensen que de no hacerlo, nadie más podrá y todo estará perdido para nosotros en Koln – declaró el alcalde, probablemente esperando que juraran de nuevo o al menos se comprometieran a intentar cumplir la misión. De la ayuda o información extra que él como alcalde o otros pobladores podrían brindarles nada dijo aún, pues esperaba a saber si realmente les ayudarían.

Las preguntas del defensor habían sido respondidas. Y a la vez no había recibido demasiadas respuestas. Estaba claro que el Alcalde no sabía, o no quería informarles sobre muchas cosas que influirían en la misión que les estaba encomendando.

Sin embargo, algo en la desesperación de su tono de voz, le hizo sospechar que no se estaba guardando información, sino que realmente estaba menos informado que lo que el hubiera querido.

- Supongo que intentar ocultar esos rastros es solo un poco menos difícil que acabar con el grupo de orcos. Pero el problema es llegar a esas cavernas antes que ellos - Wendell pensó un momento antes de añadir, esperanzado - Vos le habéis indicado al legado como llegar. Decidme por lo menos que hay un camino más corto que el que le habéis indicado. O por lo menos que conocéis algún sitio en el camino por donde podemos adelantarlos. Sino será difícil llegar antes que ellos -

Miro al alcalde, con cierta animadversión, ya que lo que me pide va en contra de mi juicio. !Adelantarnos y limpiarlo todo! ¡Por supuesto que el riesgo es enorme! ¡Es un suicidio! Por primera vez en lo que va de mes, me froto la sien en gesto agotado, mientras trato de pensar en lo que pide y en como llevarlo.

Por lo menos contamos con que de los presentes, todos hemos jurado y creo que no he detectado falsedad. Aunque repaso bien los juramentos en mi cabeza, por si me he pasado algun detalle.

Finalmente, asiento a las reflexiones de Wendell, y añado a lo que dice:

-Aunque si dispusieran de monturas rápidas eso podría ayudarnos. Pero salvo algún milagro, y en estos tiempos no abundan, no creo que ese sea el caso, ¿verdad? Pero debe haber algo de este legado que podamos explotar... me pregunto sí...

Trato de recordar si escuché de ese nombre anteriormente durante mis viajes e infiltraciones. Quizás, haya algo que pueda servirnos para inclinar la balanza a nuestro favor.

- Bien hagámoslo. Dijo comprometiéndose con el plan y animando al resto.

- Girolamo por favor amigo pregunta si han visto o saben de un grupo de orcos trasladando medianos. Hizo una pausa. -Y no te olvides de la comida, tengo un hambre atroz. El pequeño en mediano cada vez mas, entusiasmado por la idea de reunirse son los suyos. Ilusiones quizá, seguro exageradas.

Mientras esperaba respuesta trataba de pensar en alguna ruta que les pudiera en la delantera de esa carrera que tenían entre manos.

- Puede contar con mi persona Alcalde, dijo Manfred que había estado muy atento al gran discurso del hombre, que aún a pesar de su estado mostraba una valentía y fuerza interior digna de elogio. - Sé muy señor mío que espera a que todos afirmemos nuestra decisión antes de darnos nueva información sobre el viaje, me parece sensato. Argumentó ya que sabía que la información que daría después sólo lo haría a aquellos que con arrojo todavía quisieran seguir en aquella misión. - De poco me importa mi vida señor Alcalde, si no cambiamos el mundo, para mí será un honor poder sacrificarme para que los hijos que ahora se lamentan y lloran... puedan el día de mañana encontrar un mundo nuevo, en el que se puedan sentir libres, y tener paz y prosperidad, que así sea. Terminó como si al final estuviera dando un discurso filosófico.

- Por cierto... Si, contad conmigo - Repentinamente Wendell fue consciente que ya estaba buscando la forma de cumplir la tarea que les habían encomendado, sin haberla aceptado en primer lugar y que quizás por eso estaban recibiendo las respuestas que necesitaban "Aunque... que sentido tiene que ahora nos niegue información después de reconocerse como rebelde..."

El grupo conversa de forma cada vez más distendida a medida que las desconfianzas iniciales comienzan a disiparse. El sarcosano de nombre Arvin muestra un equipamiento y dice algo de engañar al legado para forjar armas con su permiso o algo así. No entiendo los detalles pero creo que un pueblo que forje armas para la resistencia sería un gran aporte en la lucha contra la Sombra.

"Quizás algunos solo necesitan un arma para revelarse."

Pero es cierto que no es el momento de pensar en ello sino en lo que debemos hacer. El alcalde es enfático en que lo que quiere de nosotros es que lleguemos antes que el legado a las cavernas y borremos la evidencia. También dice que no sabe lo que ocurrió con el Astirax ni con los rebeldes aunque sospecha que ellos acabaron con la bestia para luego huir. Debemos barrer con lo que hay y escondernos hacia las montañas.

Después de exponer todos sus argumentos, pide que le digamos si aceptamos o no la misión, a lo que replico sin dudar:

 - "Yo acepto. Juro."

Digo mis palabras sabiendo que es cierto y, aunque no me guste demasiado la idea de no asesinar al legado y a sus orcos, probablemente el alcalde tenga razón y eso sea lo más sensato para evitar la destrucción del pueblo y las consecuencias posteriores.