Partida Rol por web

Arrugó el entrecejo, Aurora no era una simple ni una bruta, sabia desde el principio que el resto atraerian la atención del resto de manadas con sus acciones: que De Soto y Maria-agne le vigilasen siendo estos mas o menos partidarios de la tercera facción política pero que Tobias metiera las narices le incomodaba mas.

Igual no era por ellos si no por David, todo eran conjeturas.

-Estamos llamando demasiado la atención... marchémonos.

-Cuando el toreador les invitó a salir entrecerró los ojos, ella era libre de estar alli y un toreador guaperas no la invitaría a marcharse, pero casualidad que ya se iban. Apretó el ritmo con el fin de salir de ese lugar.

Sam miró a Aurora de soslayo y a la sala acto seguido. Tenía razón, no le gustaba ser el centro de tantas miradas, todas tan interesadas. Como una pelota en un partido de tenis, pensó. Da igual que bando fuera, cualquiera la iba a lanzar contra el otro a la primera oportunidad.
Nos vamos viendo, David, cuidate por favor. se despidió una vez más para darse la vuelta y ver al toreador que estaba en su camino. ¿Tu eres del museo, verdad? le preguntó con cierto desparpajo. ¿Os dieron mucho por culo los humanos ayer? Espero que no, dale recuerdos a Rose, por favor. Yo hoy no he podido hablar con ella y me tengo que ir. El deber llama. añadió rectificando su tono inicial por uno más cordial.
No pareció tenre más intención de decir nada más, sino de pasar de largo.

El brujah sonrio confiado con la respuesta que recibio por parte de Sam y se despidio finalmente. Dejando a ambas solas el toreador que las guio hasta a un camion no muy lejos de la salida.

Mientras hacia eso hablaba. “Si, el mismo. Me pidieron que las guie hasta donde esta la moto.” contesto mientras lo abria, bajando un rampa y mostrando la moto de Aurora. “No fue un problema, seguro los viste colgados ahi. Los preparamos para esta fiesta.” dijo sonriendo aun torcido.

Ante el ultimo comentario de Sam solo asintio. “Le dire.” dicho eso se las quedo mirando mientras sacaban la moto, la verdad de forma desagradable seguramente desvistiendolas con la mirada.

-Gracias. Todo un detalle. -Dijo a regañadientes mientras buscaba las llaves de la moto y de las del cainita al que mataron, luego creyó recordar que se las pasó a Sam. Tenia que tener claro el orden en el que harian las cosas pero no se decidía del todo. 

Cuando terminaron de bajarle la moto se subió a ella y la arrancó. -Ay mi niña, como te he echado de menos. -El sonido del motor le dió dos ideas a falta de una.

-Oye tu -Dijo al toreador -Igual puedes ayudarnos ¿Como te llamas y sabes de alguien de esta ciudad que venda armas y munición?

Sam le sostuvo la mirada al tipo que la estaba radiografiando y es que no fallaba, todos los tíos de traje eran presa fácil para una chica con sus pintas, jamás podría saber por qué. Supuso que llevar una correa, aunque esa correa fuera una corbata de seda les hacía desear rebelarse y esa rebeldía estaba asociada a su estética que desafiaba las convenciones sociales. Y seguro que Rose mantenía esa correa bien tensa.
Mientras le sostenía la mirada, le hacía mirarla a los ojos y mientras la miraba a ella dejaba en paz a Aurora, al menos.
Pero bastaba de miraditas, por que seguramente en su mente pensaba que por la cabeza de Sam estaban pasando las mismas torridas escenas sexuales que por la suya.
Al final hizo ver que perdía el interés desviando la mirada. Montó en la moto detrás de Aurora, y apoyó las manos detrás de si misma en el chasis de la moto, quedando levemente inclinada hacia atrás, con los hombros levantados por soportar el peso de su cuerpo y con las piernas a ambos lados de la moto y aurora justo delante entre ellas.
Miro al toreador sin nombre, curiosa por ver que tenía que decir en contestación a Aurora, mientras esperaba que el motor arrancara.

Continuo la mirada de Sam sin perderle interes y prometiendo tanto con tan poco. Sus manos mientras iban flexionando los dedos en lo que parecia un gesto algo intranquilo como si se preparara a hacerle a ella algo pero se detenia a si mismo. Aunqueel gesto de la cara no era agresivo con Sam o con Aurora, pero si peculiar.

“Yo?” pregunto aun mirando con cierta diversion pero esta vez al cielo seguramente tratando de pensar en un nombre. “Me llamo Leonardo...al menos este mes.” respondio con una sonrisa. Su otra pregunta lo dejo algo dudando. “Soy un artista que prefiere usar las manos. Pero supongo que una tienda italiana, llamada Dante, en...” dice dandoles una dirección no muy lejos de ahi, tomando la avenida principal. “Puede tener lo que necesitan hermanas.”

¿Artista que prefiere usar las manos? ¿Dante? Este tipo huele a estereotipo de la cosa nostra. A Sam no le costo mucho imaginar se lo con u na cuerda de piano.
Artista o no, cada cosa debe hacerse con la herramienta adecuada, un placer, Señor "Este Mes" se abrazó a la cintura de aurora inclinándose sobre ella. Si y a esta todo ¿Nos vamos? le susurró colocando su cabeza sobre su hombro para decírselo al oído.

Aunque no se pudo apreciar por el casco Aurora alzó una ceja al sentir la proximidad de Sam en su espalda. 

-Gracias. -Y casi sin terminar la palabra el sonido del motor ensordeció la escena,  fueron rumbo al local de venta de armas que le habian sugerido dejando tras de si una fina capa de humo de tubo de escape.

Las chicas se pudieron ir sin problemas. Leonardo las saludo y se metio dentro del templo.

La gran cena habia pasado sin incidentes a pesar de algunos temores en tu manada. Albert se habia separado de su grupo para buscar una cena para sus gustos y los demas habian hecho algo parecido pero en su busqueda de pistas para seguir la mision de la manada.

Separado de los demas los viste irse de uno a uno, Quedando solo el sacerdote de la manada que estaba con Carolina en ese momento.

Aunque lo que mas te llamaba tu atension era tu Sire que te habia hecho un gesto de su mano, algo que te era dificil de rechazar. Ella se encontraba sonriendo con otros Cainitas, aunque cuando te vio venir se acerco a ti para tal vez tener una conversacion privada a pesar que seguian rodeados de Cainitas de otras manadas.

“Mi pequeño chiquillo. Me alegra ver que los invitaron aquí, es un gesto de importancia para tu manada.” comento ella viendose contenta aunque no podias evitar pensar que habia algo mas en su sonrisa que no duro demasiado. “La noche anterior me dejaste a tu perro. Que no vuelva a pasar.” dijo mirando a tu compañero cuadrúpedo que estaba a tu costado gruñendo un poco a tu sire. Te acordas rapido que lo habias dejado en la masion de ella, luego que tu hambre de vampiro te pidiera una victima. Al final habia sido mejor asi, habias entrado en frenesi y era mejor que Luis (tu perro) no estuviera ahi para salir herido.

Albert no estaba muy a gusto allí, él quería la soledad y mirar desde la distancia, su pasado como vagabundo le había gustado, no quería un mundo complejo sino fácil, pero la vida se le había complicado sobremanera.

Esperó a que el grupo se disolviera para después ver a su sire que le hacía gestos para que se acercara, Albert estaba bien en su sitio, ¿por qué lo llamaba? Se acercó con paso lento mirando de reojo y al suelo como si estuviera más allá que para acá, dando sensación de su vida de vagabundo que todavía quería llevar y que tan apegado la tenía.

Se acercó hasta que ella le habló y entonces se quedó quieto con una mirada cabizbaja, - mi señora, le dijo con un tono patético mientras se llevaba sus manos a los bolsillos para que estuvieran quietas. - Sí, fue... un despiste... no volverá a ocurrir, dijo mirando a Louis haciéndole un gesto para que se sentara y estuviera quieto. - Lo siento, mi señora. Dijo al fin mientras miraba para abajo en señal de sumisión, - ¿a quién le importaba toda esa extravagancia?, pero haber dejado a su perro había sido un hecho repudiable, no volverá a ocurrir, no volverá o ocurrir, repetía en su interior.

Como siempre tu sire parecia contenta cuando venias obediente a su lado y que calmaras a tu perro. El cual se calmo tras tus palabras. “Me alegra escuchar eso.” satisfecha.

“Bien. Supongo que te han dejado solo en tu manada, me abria gustado conocerlo un poco pero no importa.” dijo haciendo un gesto con su mano sacandole importancia mientras se movia lejos de los demas. No te hacia señales para que la sigas pero parecia esperarlo de ti.

“Tengo una buena noticia. Tu señora acaba de subir un escalon mas en su manada. Ahora es la lider indiscutible de ella.” comento con orgullo. “A nuestro anterior lider lo colgaron.” dijo señalando al lugar donde los cainitas que habian colgado antes habian estado, al menos antes que sus hermanos los despedazaran. “Espero andes en camino igual con lo tuyo.”

Entonces se detuvo ya cuando estaban apartados del resto. “Entonces que te mando a hacer el nosferatu?” pregunto. Tu mison en este momento era vigilar al grupo de Carolina, eso habian areglado en privado.

Albert siguió a Silvana, su indumentaria no era la de un vagabundo gracias a Nicolás, ahora vestía bien aunque no encajase dentro de esa indumentaria. Estaba limpio si los vampiros se ensuciaban que debido a que estaba muerto no exudaba por tanto el baño poco tenía que ver con su escasa humanidad. No obstante, el olor a fragancia que tenía el jabón no se podía comparar con la de un cuerpo putrefacto, eso era verdad, pero oler así hacía que no pudiera codearse con vagabundos y gente de mal vivir como le gustaba a Albert, ya que no tenía que pedir explicaciones sobre su palidez o su olor putrefacto, mientras que codearse con gente normal podía provocarle más de un dolor de cabeza si no utilizaba su astucia constantemente con los humanos.

- ¿Que le parece mi nueva indumentaria mi señora?, dijo Albert con una media sonrisa nada grata, pero que parecía escrutar el rostro de su sire buscando que siguiera aceptándolo. - Ahora me veo más como usted, como un hombre de negocios que como un vagabundo. 

- ¿A quien le gustaría conocer un poco más?, ¿a mi ductus?, es un buen ductus mira por el sabbat, por nosotros, por el bien de la manada por su misión.

Miró los cuerpos colgados... - Me alegro de la noticia, mi muerte poco importa pero es verdad que en el mundo que vivimos no es posible vivir como un simple vagabundo. Si quiero subsistir debo de convertirme en depredador.

Esta vez susurró a su señora: - Ah quiere que investigue mi señora a un tal Frere, según he investigado está relacionado con la manada de Alfred, mi ductus quiere saber en que posición se encuentra ahora Alfred, a quién apoya, y con quien se enfrentaría. 

Notabas como Sylvana te daba miradas a todo tu ser mientras caminaban, te examinaba con cuidado tu nuevo aspecto. “Me da que pensar, en especial cuando te comparas conmigo.” dijo ella con un rostro mas serio. “Espero que los miembros de tu manada no te esten llenando la cabeza con ideas falsas.” dijo acercandosele y tocandole el rostro lavado.

“Albert. Tu y yo no somos iguales. Tenemos la misma sangre, pero nada mas. Pienso que te engañas a ti mismo usando esa ropa, queriendo seguramente igualar los estadares de alguno en tu manada. Tal vez tu ductus que estaba usando traje o el del violin.” comento no viendose muy complacida con tu cambio. “Querido Albert. Tu eres una persona independiente antes, mas autentica. Esto que usas no es mas que un disfras y te queda mal.” concluyo mirandolo de nuevo entero sin demasiado gusto por su nuevo aspecto.

Asintio a tu pregunta. “Si, me gustaria conocerlo cuando tenga tiempo libre. No hay prisa Albert. Eso si mandale un saludo por mi.” dijo volviendo de nuevo a su tono mas casual y algo mas amistoso como si lo anterior no habria pasado.

Sonrio con una sonrisa sombria, asintiendo aunque de forma mucha mas medida. “Cierto. Ser un depredador es algo importante pero tambien las lealtades. Recuerdalo bien. No importa lo que digan la mayoria de nuestros hermanos, la politica existe aquí y la lealtad es algo importante en esta.” le aconsejo en tono personal que esperaba que solo Albert escuchara.

“Alfred, justo un buen ejemplo de lealtad. Cual es su verdadera lealtad es una buena pregunta. Seguramente en gran parte sera a si mismo en principio, pero tambien hay que ver si los demas a su alrededor le tienen lealtad.” comentaba ella pareciendo algo entusiasmada, por sus propias palabras. “Frere esta ahi. Ese que se parece a jesus mas palido...al menos asi me dijieron la primera vez que me lo presentaron. En vida era un jesuita.” te dijo y discretamente señalo a uno de los hombros en la sala.

Albert seguía susurrando a su sire: - ¿Como usted señora?, oh no, no era esa mi intención, nunca sería tan necio de pensar así, necesitan a alguien que se infiltre en la alta sociedad y me han elegido a mí y a Nicolás. No puedo defraudarlos, pero nunca pensaría en compararme con vos, para mí vos es una estrella única en su belleza y que brilla por encima de las demás, incomparable e inalcanzable. Le comentó Albert a modo de adulación, él aunque no se sentía como si fuera él, su afición al espectáculo y a la animación no le provocaba tampoco repudio a disfrazarse, pues así lo veía Albert como un disfraz, igual que a su envoltorio el cuerpo muerto animado que ahora era cuando quería pasarse por humano.

- Siempre me ha gustado el teatro y la interpretación y animación, con decirle que quería hacer mi propias series... Dijo intentando sonreír pero nada parecía alterar aquella faz que parecía esculpida en mármol a no ser sus ojos brillantes. - Yo lo veo más como un disfraz mi señora, igual que debo de interpretar lo que no soy, cuando estoy con los que son pero que no son como yo. 

Me gustaría comentarle otra cosa, ya sabe y si no lo sabe ahora se lo digo yo, que soy un adicto a la marihuana la necesito para que mi mente no divague por pensamientos extraños que me conducen a la locura, por eso he pensado si usted me puede ayudar con un negocio que he pensado, sería un pub pequeño para que allí los humanos puedan pasar sus horas muertas, pero sería una tapadera para la marihuana, la vendería y tendría no solo recursos sino también mi ganado para proveerme, ¿qué opina?, ¿me podría ayudar con ello?

Albert miró en la dirección que le indicaba su sire, - tendrá que esperar, pensó para sí mismo pues ahora lo más importante era tener su alijo de marihuana para poder tener aquel tipo de sustancia en la sangre de los humanos de los que se proveía. - Y una última pregunta más, ¿ha visto a Joshua?, pues por su fragmentada mente no se acordaba si lo había mandado a alguna misión, no obstante a la vez que lo decía miró a su alrededor por si lo encontraba.

“Se que me estas adulando para que me olvide tu error, pero me encanta.” dijo volviendose mas seria sonriendo e incluso poniendo un gesto falso de timidez. “Asi que infiltrarte en la alta sociedad. Bueno supongo que si es por eso podria tolerar este disfraz tuyo. Siendo algo que no eres con personas que si lo son.” dijo en aprobación dejando pasar las demas palabras tuyas.

Tu propuesta la intrigo ya desde la confesion a una adiccion que ella ya sabia, porque ella habia pocas cosas que no sabia y por lo que conocias no terdaria tiempo en averiguar. De cualquier forma se quedo pensando cuando terminaste por un rato.

“Quieres abrir un negocio para alimentarte? Mira que curioso. Aunque entiendo que vengas conmigo, pero tu historia con los prestamos me hace dudar un poco en ayudarte con mi dinero bien ganado...” dijo tal vez saboreando un poco el momento pero para tu fortuna fue algo corto. “Pero yo no soy una sire cruel y espero lo sepas. Entiendo que tienes una necesidad y pienso ayudarte Albert.”

Mientras hablabas con ella mirabas a los costados sin encontrar a Joshua. “Vino a visitarme hace poco, pero no esta conmigo. Supongo que esta en el nuevo hogar tuyo o no se. Deberias llamarlo y recordarle que hay que trabajar para lo que èl desea.” sugirió, haciendote recordar que por el momento no lo tenias en una mision pero habias pensado en llamarlo para esta relacionada con la clase alta.

- Oh Sylvana, sois vos la mejor, aprendí lo de vos cuando aprendí español, es un concepto que me gusta más que usted, me gusta el español latino es un idioma muy respetuoso y hablan como los caballeros andantes, jeje. ¡Qué cosas!, aunque nada hay más sensual que nuestro idioma natal, ¿verdad?

Le agradezco que me quiera ayudar, sois vos la mejor sire que pueda tener un chiquillo, y por eso yo la admiro, le dijo intentando encontrar su lado humano en un corazón frío, buscando los sentimientos que tenía en vida a la desesperada, para escabullirse de su tétrica realidad un no muerto sin corazón solo con la bestia como su enemigo y a la vez lo que le hacía sentirse vivo, ¡qué diosincrasia! - Como me gustaría hablar más con usted pero tengo que hablar con Joshua y con aquel hombre. Estoy muy contento que me conceda lo que le pido, espero algún día hacer por usted lo que hace vos por mí, es un ejemplo a seguir, una reina y yo su soldado. Se puso entonces firme y se llevó la mano a la cabeza para saludarla militarmente.  

La bestia le susurraba en su interior muy sutilmente manteniéndose oculta pero siempre preparada para acechar si no se le daba su alimento. Cuando escuchaba sangre, surtido, ganado se calmaba se daba por satisfecha haciendo que Albert pudiera apaciguarla por ese momento. Era todo una lucha continua para no perder la parte que le quedaba como vampiro, ¿mente? Sí le quedaba la mente una mente corrupta e inmortal pero era su mente y bebía de sus recuerdos en vida, era lo único que le quedaba para apegarse al lado humano que tuvo, para tener una meta en la cual regocijarse.

Mentía cuando decía que estaba contento, sabía que carecía de los sentimientos humanos, ya no estaba apegado a ellos, y el miedo del vampiro era una forma de locura nunca ya de miedo real, no sentía contentura ni tristeza, su devenir era un montón de recuerdos que intentaba mantener para no caer en el sueño eterno, como los antiguos, tenía que levantarse su única sustancia que le calmaba era la sangre, que le hacía hervir por dentro, que incluso le daba una erección era la sangre. Así de potente era aquel elixir tan codiciado ahora, un chupasangre, esa era su vida mezclada con marihuana esa era su meta que nunca le faltase aquel suministro.

La mujer sonrio divertida. “Claro, claro. El frances es muy especial, aunque el latino es util. Sabes lo que dicen que los latinos van a invadir EEUU y en esa invasion estaremos nosotros el sabbat. Por lo que viene bien aprender español y mas si la actual Arzobispa lo habla.” comento de nuevo en un secretismo entre ellos. Solo Cain sabia lo que ocurriría en el futuro aunque tu Sire siempre probo tener algunos contactos por ahi y alla.

Con un gesto de la mano lo busco calmar de sus halagos, aunque la veias contenta. “Ay mi chiquillo. Sos muy dulce, lastima que te tengo que aclarar que parte de ese dinero del local tendra que volver a mi. Estoy seguro que entiendes que quiera una devolución rapida de mi inversion.” le aclaro tranquila y sin vergüenza mientras te dejaba un poco mas clara la letra chica del contrato que habías hecho.

“Querido a veces eres muy gracioso. Yo sere una reina pero vos no tenes que actuar como soldado. Solo basta con una reverencia hacia mi, no pido ese saludo marcial.” le aclaro pareciendo hacerle un gesto para que si quería se pudiera ir. “Te permito irte. No tienes que pasar mas tiempo con tu sire, ve y trabaja.”

La bestia siempre estaba presente por hambre, por ira o por cualquier otra forma de violencia. Aunque se ocultaba por una forma de generarle satisfaccion en esta nueva vida. Ya el vastago averiguaria como se jugaba con la bestia, siendo aun muy joven su vida con ella recien empezaba y su anterior brote de frenesi le monstruo que estaba presente, aunque solo dios sabia si el artista lo recordaba con lo mal que estaba su cabeza.

Albert la escuchaba con la baba caída cuando hablaba su sire, - su porte su voz era todo un conjunto que imponía, la forma de moverse de vestir hacía que Albert pensara qué hizo a su sire abrazarle. Era todo lo contrario a ella, quizás quiso abrazar a su polo opuesto para que le recordara algo, pero, ¿qué? 

Afirmó ante las palabras de Sylvanna de que se quedaría con casi todas las ganancias del local, a Albert le pareció bien, incluso lo vio algo sin sentido, que habiendo dormido en la calle sin tener nada ahora pudieran quitarle algo que ni le pertenecía. - Llevaré el local como se merece me esforzaré para que las ganancias sean cuantiosas, gracias Sire no se arrepentirá. Le dijo aunque algo le decía que debía de ir con cuidado pues tras aquella máscara de feminidad y elegancia se escondía otra bestia, más antigua y celosa de sus cosas, si ahora era otro objeto que dependía de ella sería tratado de otra forma. Quizás supo ver en sus gestos que ahora era su peón, un peón de ella, un trabajador con un salario pobre y casi sin tiempo para vivir. Así era la nueva vida para aquel que empezaba desde cero como Albert, y que tenía que lamerculos para seguir subiendo por la escala de la vida.

- Ya me voy señora, sí tengo que cumplir mi tarea, sino la hago o se me va será algo imperdonable para la cuadrilla, me alegro de verla tan bien y tan saludable, espero ganarme su confianza, estoy muy contento con vos. Le dijo otra vez aunque sabía que se estaba moviendo por hilos delicados e invisibles que lo podían llevar al fondo del abismo, más que en el abismo que él había estado, que parecía insignificante ahora.

Así que Albert se distanció sintiéndose otra vez Albert sin el aura tan carismática y magnética de su sire, tomó el móvil y marcó a Joshua tenía que hablar con él...