Partida Rol por web

Ron se grapó sus heridas justo antes de unirse al resto en el sueño de una semana, el sueño de millones de kilómetros. Le había costado quemar los restos del Stimpak que había ingerido, dedicándose a hacer flexiones y estiramientos mientras el resto seguían de charla en el comedor de la nave. El sueño criogénico no era plato del gusto de la mayoría, durante el salto se corrían riesgos, pero AR y Amy serían unos buenos ángeles guardianes. Cuando el marine por fin se retiró, abrazó la inconsciencia en toda su plenitud, tan cansado que no tenía ánimos ni para soñar.

Sam, que fue de los primeros en retirarse, no tuvo tanta suerte. Debió de ser por forzar la adrenalina suficiente como para unirse a la pelea, pero su cabeza no le dio tregua durante la criosiesta. Despertó en un paisaje blanco coronado por un cielo de un azul imposible. Tardó unos segundos en reconocer aquello que pisaba: cráneos. Miles, millones de cráneos hasta donde alcanzaba la vista. Comenzó a caminar, escuchando el desagradable crujido de estos bajo sus pies. Comenzó a hundirse entre ellos, y cuando lo hacía, estos comenzaron a catañetear.

Amy y RA se dedicaron a las labores propias de pilotaje e higiene de la nave durante el descanso de sus compañeros. El salto no afectaba a los androides con la misma intensidad que a los humanos, podían notar algo que se escapaba a sus sentidos, ya fuese porque no estaban programados para percibirlo o porque les faltaba algún tipo de experiencia vital que les ayudase a comprender lo que estaba pasando. Sea como fuere, los seis primeros días pasaron con normalidad, y sin mucho diálogo. RA no dejaba de ser un androide utilitario con grandes limitaciones y nulas pretensiones. Un compañero de viaje ideal para alguien solitario, peor al mismo tiempo un recordatorio constante de lo que la gente con menos empatía veía automáticamente en los sintéticos: una paciencia y silencio inhumanos, acompañados de la falta de necesidades básicas más naturales y ademanes vacíos, desagradables en su mecanicidad. 

Pero el séptimo día, dos antes del fin del salto, algo afectó inesperadamente al mecanismo de salto de la nave, dejándola a la deriva en las proximidades de un inquietante planeta bañado en los colores de la sangre y el óxido.

Cuando los androides comprobaron que no había nada que pudiesen hacer para volver a poner en marcha a la Medellín, optaron por despertar a un par de pasajeros, con la esperanza de que Sam pudiese encontrar algún posible fallo mecánico y que el resto sirviesen como apoyo en caso necesario. Si no encontraban una solución a aquella inmovilidad, tocaría despertar al resto para ver cómo proceder.

Había algo fuera que también inquietaba a Amy y RA, peor prefirieron ahorrarse ese pequeño detalle hasta que sus compañeros no estuviesen completamente despiertos y receptivos.

Mientras el mecánico y Ron apuraban un café especialmente asqueroso, Amy comprobó que algo no estaba bien con sus compañeros. Es como si sufriesen algún tipo de lag, posiblemente producido por la brusca interrupción del salto. Es como si Sam respondiese con cinco minutos de retraso a lo que se le preguntase o dijese mientras que Ron tardaba un par de minutos menos. RA tuvo que echar mano de fármacos concretos para este tipo de desajustes y entre los dos androides tardaron una hora en sincronizar a sus compañeros.

Una vez que todos pasaron a vivir en un mismo presente, RA pidió a Sam y Ron que echasen un vistazo al lugar donde habían quedado varados. Entonces vieron por primera vez aquel repugnante planeta podrido, pero resultó aún más inquietante ver qué flotaba en torno a este, junto a ellos, como si les diese la bienvenida a su último destino: un cementerio de naves de todos los tamaños y colores unidas en una órbita estática.

Había una nave que destacaba por su proximidad a la Medellín. En su casco se leía en enormes letras el nombre ALEXIS, y en su superficie se encendían varias decenas de pilotos anaranjados que indicaban que la nave se encontraba activa, pero en modo de bajo consumo, lo que posiblemente quería decir que la nave no llevaría allí más de dos semanas.

- ¿Habéis visto todo esto? -digo mirando fijamente la pantalla - me de mala espina.

Uso los sensores de la nave para que me den toda la información posible sobre la ALEXIS. Quiero saber si se conoce alguna ruta registrada que haya seguido, quien formaba parte de su tripulación, si llevaban algún tipo de carga, etc.

También me gustaría intentar entablar comunicaciones.

Muevo los dedos con velocidad sobre el teclado mientras trato de conectarme a la otra nave.

- Veamos que tenemos por aquí... Quizás encontremos algo de valor.

Cuando despertaron a Sam todo su estómago hizo por salir por su garganta, después cayó y rodillas, todo daba vueltas y tuvo la sensación aterradora de que no solo el espacio daba vuelta. No recordaba haberlas pasado tan putas en una de esas cápsulas.

Además, tenía recuerdos vagos de lo que parecían pesadillas que intentó volver a tragar y dejar bien adentro igual que su estómago.

Durante un tiempo le estuvieron explicando cosas, que si un planeta, que si la nave no respondía, no terminaba de entender nada, hasta que la visión de aquel extraño planeta rodeado de naves a la deriva le dejo petrificado. Sabía que Amy estaba preguntando algo, pero no acertó a contestar, necesitaba algo concreto a lo que anclarse su mente.

—Joder, ¿qué ha pasado? — no esperaba respuesta.

—Ra, necesito una pista, ¿falta potencia, es el software, comunicaciones, el núcleo de energía, el sistema de navegación, no puedo revisar toda la nave?, alguna sugerencia…

- ¿Esa nave esta pidiendo auxilio o abordaje, Sam?

Sonrió el gorilón, mientras acomodaba la manta ignífuga sobre sus hombros. Se veía gracioso con esos largos brazos intentando arroparse con esa cosa. Su expresión semidormida, ocultaba levemente la codicia de sus ojos. 

- El orden de los factores no altera el producto jefe, además vendría bien estirar las piernas y echar un vistazo. Con todas esas naves ahí, ¡PARECE QUE NOS HEMOS GANADO LA LOTERÍA! Tenemos trabajo y los dioses nos sonríen.

¿Será alguna de todas estas la nave de mis padres?; tal vez este golpe inesperado de suerte me ponga nuevamente frente al "viejo" para ajustar cuentas. Extraño a mi madre, aunque siempre haya sido tan dura conmigo.

Ron rasco su cabezota incipientemente blanca, buscaba ideas pero sabía que eso no era lo suyo. Apuró el trago de esa porquería de sustancia, escupió a un costado y se llevo el cigarro a los labios. Sus ojos impávidos le hubieran permitido ganar cualquier ronda de poker. La mano en su bolsillo jugueteaba con un puñado de Stimpacks, aun le quedaban 5.

- Voto por tomar nuestras armas, solo por las dudas, y "ofrecerles nuestra ayuda" ...  
  

Amy se abalanzó sobre la terminal empleada para rellenar y confirmar la información de la Medellín y los navíos que con esta se cruzaban, tratando de encontrar alguna posible señal de actividad informática en la Alexis. Algunas naves contaban con balizas de información en las que almacenaban su información básica para una más rápida consulta, ya fuese en puertos, para las autoridades o entre operativos de su corporación.

Sus dedos volaban sobre el teclado, y ahí mismo estaba su hermosa ración de pastel en forma de trazos y números quemados en el fósforo verde del monitor.

La Alexis es una nave de investigación propiedad de la corporación Falstaff Inc. 18 días antes había partido del planeta Cronos de vuelta hacia una base de la corporación, pero su presencia allí indicaba que nunca llegó. Su última actualización informativa se había realizado 20 minutos antes, pero parecía ser una respuesta automática. No había mensajes de socorro. Su sistema de señalización de emergencia tampoco estaba conectado. Las lecturas parecían sugerir que la atmósfera de la nave era respirable y su temperatura interior era normal. No había muchas más indicaciones sobre el abitat.

Lo siguiente que consiguió Amy fue un pantallazo de los ocupantes de la nave así como una mínima información sobre su carga.

En el listado parecían figurar solo los ocupantes humanos, peor no había ningún tipo de indicación sobre la presencia de sintéticos abordo. Tampoco había información sobre su posible carga. Había algún tipo de glitch que movía y sustituía parte de la información por números o símbolos, la androide no era capaz de arreglarlo.

Con un chasquido de dedos Amy consiguió dar paso a otro pantallazo en el que se podían ver los planos de la nave pero sin información adicional. La Alexis disponía de tres cubiertas interconectadas mediante escalerillas que aparecían indicadas en el mapa. Dos rombos con varias aspas saliendo de ellos, en la su primera cubierta, parecían indicar las posibles entradas a la nave, pero por su localización tanto Sam como Amy fueron capaces de precisar que una era la compuerta principal (la más inferior en el mapa) mientras que la otra era posiblemente un acceso de carga y descarga, lo que quería decir que usar aquella acarrearía la descompresión de esa sección de la nave y la pérdida de lo que allí pudiese haber.

Amy había conseguido maravillas teniendo en cuenta que la información parecía dañada. Una pena en tal caso que el mapa no tuviese una leyenda, más allá de sus accesos y escaleras.

Tras ver la información general, Sam dejó a Amy y Ron discutiendo mientras se encaminaba con RA a echar un ojo a las máquinas de la Medellín. Pasaron junto a las cápsulas de criosueño en las que Rex, Ochoa y Pink permanecían ajenos a la cantidad de mierda (buena fortuna, según Ron) que les había caído encima.

- Los propulsores y la maquinaria básica parecen funcionar, pero ha ocurrido algo con el motor de salto.

El propio Sam pudo comprobar cómo las entrañas de la nave reposaban bajo el polvo y la grasa.

- No soy capaz de saber qué es lo que le pasa. Es cómo... Como si tuviese pérdidas, pero no está dañado. Vibraba cuando lo visité hace 10 minutos pero ya parecía desconectado, como si fuese una consecuencia de la inercia.

Sam echó un vistazo profundo a la sala. Revisó cableado, turcas, clavijas, soporte informático y la parafernalia general de la que se alimentaba aquel motor que les permitía recorrer millones de kilómetros en pocos días. Terminó por tratar de reiniciar el mecanismo principal, pero aquello sonó como una enorme motosierra sin suficiente gasolina como para arrancar. Aun así  estaba claro que no era un problema de combustible.

No. Sam no era capaz de saber qué diablos le pasaba al motor de salto, era como si no fuese capaz de generar suficiente impulso como para arrancar, como si algo se hubiese quedado colgado de él y le estuviese chupando la sangre.

—Joder, nunca había visto nada así chicos, todo debería estar funcionando, no hay averías, no hay problema con el combustible, es como si algún tipo de radiación interfiriese en el funcionamiento del núcleo, dios, mierda de nave…. Podría ser un pulso electromagnético que hubiese dejado frito los sistemas sin dejar rastro.

Hablaba a sus compañeros nervioso, caminando de aquí para allá mirando al suelo intentando buscar alguna explicación.

—En serio esto no está pagado, no está pagado, ¿Amy? Supongo que habrás comprobado que los nenes están bien en sus cunas, todo parecía normal en las cápsulas.

Ron parecía deseoso de ir a explorar aquella nave, por él, se hubieran largado de allí al instante, pero si la nave no podía moverse, esa no era una opción, no había que ser ingeniero para pensar que lo mismo que les pasaba a ellos fuera lo que les hubiera pasado a aquellas naves, entonces se dio cuenta…fuera lo que fuera, ninguna de aquellas naves había podido resolverlo…

—Supongo que no hay tiempo que perder, será mejor prepararse si vamos a entrar ahí.

Miro a Sam y me doy cuenta de que estaba más preocupada de lo sucedía en aquel cementerio espacial, que en nuestra propia nave.

-Revisaré ahora mismo como se encuentran nuestros compañeros -sonrío un poco avergonzada por el descuido.- También revisaré el equipo necesario para ir a la otra nave. Quizás encontremos alguna pista de como salir de aquí e incluso algo de valor.

Los otros tres ocupantes de la Medellín dormían plácidamente ajenos a todo, posiblemente con la tonadilla programada para acompañar su sueño aun resonando en sus inconsciencias. Otro de esos pequeños detalles que venían de serie con la nave y nadie se había molestado en cambiar por ahora.

En general todo el equipo de la nave funcionaba a la perfección (La perfección de una destartalada cafetera sin frenos, se entiende), incluso los propulsores hacían su trabajo, peor volver a una zona civilizada les podría llevar varias décadas, con una velocidad mínima.

- Bueno, dejemos a los demás descansando y que Ra se encargue de mantenerlo todo en orden.

Me alejo de los mandos y me dirijo a revisar y poner en orden el equipo que voy a llevar.

- Vamos muchachos -les digo a mis compañeros- quizás encontremos algo bonito con lo que llenar nuestros bolsillos. Además, por supuesto -afirmo poniendo cara de "buena" y parpadeando varias veces - de ayudar a los posibles tripulantes.

Luego de escuchar las palabras de Sam, Ron se alistó colocándose uno de los trajes de vacío. La manta ignífuga iba bien doblada por dentro de su chaleco cerca de su cuerpo. Era la única bandera que respetaba. Todos conocían la historia del grandote y esa cosa que llevaba de aquí para allá (la manta). Parece que pertenecía a su infancia, cuando aun compartía nave con sus padres.
Además, cargó su armamento y el pequeño vaso térmico lleno de ¿café?. Todo junto en la misma bandolera.
Cuando el casco estuvo en su lugar, reviso si traía los cigarros en el compartimento interior. El traje de Ron era el único que nadie en la tripulación osaba pedir prestado. 
La grave voz resonó por el intercomunicador...
- ¡JEFEEE, TODO LISTO! Preparado y esperando instrucciones. 

Sam seguía farfullando mientras repasaba todo lo que había visto en la sala de máquinas, no tenía ningún `problema en saquear, pero en su mente solo había una opción, y era arreglar la nave porque sin capacidad de salto estaban prácticamente varados en mitad de la nada.

Mientras cogía sus herramientas, y todo lo que pensó que podría necesitar incluso el traje de vacío, aunque en principio la nave parecía presurizada, también parecía averiada, así todo podía joderse en el momento más inoportuno. En la tierra lo habían llamado la ley de Murphy, ni idea de que significaba eso, aquí lo llamaban simplemente la vida real.

—¿Estáis listos … Ron, Amy? Si todo sale bien deberíamos poder seguir nuestro rumbo lo antes posible.

No podía dejar de mirar de reojo aquel planeta y sentir escalofríos.

Mientras la parte de la tripulación que había despertado se ponía sus trajes de vacío y repasaban sus herramientas seleccionando aquello que querían con ellos y aquello que esperaban poder volver a utilizar otro día, en otras circunstancias, Ra pilotaba lentamente a la Medellín hacia la Alexis, cubierta por su pequeña red de pilotos naranjas indicando su estado latente.

El androide consiguió posicionarse con gran precisión junto a la esclusa principal de acceso a la nave. Según los informes conseguidos por Amy en el ordenador, la compuerta se adecuaba al estándar general, así que no tendrían problema en emplear el pasadizo umbilical de su nave. Este se despegaba lentamente, convirtiendo su forma acordeonada en un pasillo de plástico gris y chorretones de lubricante.

En menos de cinco minutos, tras comenzar la maniobra, Amy había avanzado por el conducto, fijando los enganches de presurización, evitando así que pudiesen tener sorpresas durante el recorrido, aun llevando los trajes por si hubiese cualquier problema.

Ron fue el siguiente en recorrer aquellos 20 metros, a sabiendas de que Sam era más amigo de permanecer en la retaguardia, tras un muro o un hombretón como él. Y el mecánico no dejaba de repasar en qué enganche había dejado qué herramienta por si tenía que ponerse a improvisar un posible ataque antes de lo esperado.

Amy procedió a abrir la compuerta cuando Ron ya le pisaba los talones, aprovechando la envergadura de sus dos brazos e inusitada fuerza para forzar el mecanismo, que por lo demás no ofreció mayor resistencia. La Alexis se abrió por aquel pequeño orificio a sus visitantes, mostrando un pasillo bañado por la luz anaranjada de los pilotos, similares a los de su superficie exterior. Ningún sonido perturbaba la escena.

Casi en frente de la entrada había una escalera que debía de subir a la segunda cubierta (Flecha verde). Siguiendo el pasillo hacia la izquierda había una esclusa (en naranja) en el tabique central y dos compuertas convencionales hacia cada lado (En azul).

Por el pasillo que seguía desde la entrada hacia la derecha había una primera esclusa en la pared antes de descender hacia otro tramo de pasillo, con otras dos esclusas hacia cada lado y una al fondo.

-Bien, ¿por donde queréis empezar?

Aunque todo parece tranquilo, preparo mi escáner biológico para detectar posibles supervivientes. Aún sabiendo que los mamparos metálicos pueden distorsionar cualquier señal y que su alcance es limitado.

- Si nos encontramos a alguien ¿Qué les diremos? - Sonrío mientras miro a mis compañeros - Id preparando la mejor cara de buena persona para evitar problemas.

El escáner de Amy no muestra signos de vida en esta cubierta, peor aun así hay algo que parece afectar al aparato, o puede que se haya dado algún golpe y funcione de manera errática, ya que parece mostrar fluctuaciones en lento movimiento, como si una pequeña ola subliminal de fosforescencia verde se alejase para volver a arrancar de los mismos puntos, pero estos parecían desperdigados por diversos puntos de la nave.

- Lo dices por mi cara Amy...
Sonrió el hombretón mientras acunaba su metralleta, contaba las granadas y finalmente encendía un puro.
- Va a ser mejor que ellos nos den la bienvenida, nosotros somos "la visita". Mientras tanto voy a saborear un stim mientras fumo y me pongo cómodo. Por cierto este sitio da mala espina, demasiado silencioso. Me da igual por donde comencemos a buscar señales de alguien, de hecho sería mucho mas practico que este cacharro este abandonado.  

Antes de matar a nadie vamos a intentar sacar algo en claro. Yo necesito llegar a la sala de máquinas y comprobar si han tenido la misma avería y si hay algo que nos ayude a arreglar la Medellín. Recordad que el objetivo es largarnos de aquí, no quiero que otra panda de imbéciles nos encuentren aquí muertos y llenos de gusanos espaciales, dentro de nuestros putos trajes — no sabía porque había dicho eso de los gusanos, pero joder, nada le daba más pánico que simplemente quedarse allí varados y no poder hacer nada.

—Amy, ¿sale en eese plano dónde podría estar la sala? 

La idea de tener que peinar toda la nave a ciegas no era muy atractiva, ese silencio le resultaba demasiado incómodo.