Partida Rol por web

UNOS MESES DESPUÉS

El barrio volvió a su tranquilidad habitual, casi todos en Wisteria Lane se habían olvidado de lo ocurrido con Mary Alice Young, mejor dicho simplemente habían dejado de pensar en ello. Aunque siempre les queda la duda a sus mejores amigas de cual pudo ser el empuje para hacer tal cosa, la policía había determinado que la causa de la muerte fue suicidio, cerrando su caso y dejando en paz a su marido y su hijo.

Como tu marido estaba muy ocupado y tu no podías hacerlo, contratasteis a un jardinero, un joven del barrio de muy bien ver que se ofreció a cortar el césped a muy buen precio.

Carlos, como todas las mañanas salió temprano a trabajar, había recibido una llamada y dijo que no volvería hasta el almuerzo. Por lo que te dejó que tú te encargaras de la entrevista.

El chico está un poco nervioso, entra en la casa con duda mirando a su alrededor y fijándose en el cuadro que hay en el rellano, un cuadro que le pareció espectacular, es un cuadro dividido en cutro zonas de distintos colores con la cara de Gabrille en cada una, imitando el tan conocido cuadro de Marilyn Monroe.

Cuando le invitas a sentarse lo hace con decisión en el caro sillón de tu salón. Pasa las manos por las rodillas como planchando con ellas el pantalón vaquero.

Bueno quería decirle que tiene una casa preciosa, Sra. Solis - el chico está impresionado.

A Nora le pareció una idea estupenda que su hija tuviese un padre. Por eso ibas a visitarla todos los días que, tu trabajo y tu deber como marido, te permitían.

A Lynette le decías que en tu trabajo necesitaban que marcharas a la costa muy a menudo, aunque al único que no podías engañar era a tu padre, porque le contabas todo y eso era importante. Él te comprendería ya que es un mujeriego.

Han pasado muchas cosas desde que volviste, Lynette te había contado que una de sus amigas había muerto e intentaste consolarla como pudiste, no era normal en ella mostrar esa debilidad pero en momentos como ese hasta el más fuerte se derrumba.

Hoy debes de ir a trabajar, al parecer van a lanzar un nuevo producto al mercado y tú puedes ser el creador del mejor anuncio.

Llevaste a tus pequeños a la enfermería del colegio y esta confirmó que no habían sido ellos los primeros con piojos pues antes Amanda había llevado a su hijo a verla.

Cuando tu marido volvió del viaje, le contaste lo que le había sucedido a Mary Alice Young, había muerto una de tus mejores amigas y te echaste a llorar en los brazos del único que te podía hacer sentir muy bien.

Habían pasado varios meses desde aquello y parecía que el barrio de Wisteria Lane había vuelto a la normalidad, tus vecinos estaban con sus labores domésticas y tus hijos estaban en el colegio, tenías la casa limpia y tu marido estaba apunto de irse a trabajar, tu visión del día iba a ser muy aburrida.

Tu hija ya se había recuperado de la conmoción del momento, puede que hasta antes que tu, porque Mary Alice era tu mejor amiga, desde la primera vez que llegaste y ahora ya no estaba, no estaría nunca más.

Estabas en la cocina pintando uno de tus dibujos, ya que el libro en el que trabajabas con el terrible suceso aun no lo habías terminado, cuando escuchas una puerta de un coche en la casa de en frente. Hasta ese momento la casa había estado deshabitada pero puede que tengas nuevos vecinos.

Cuando te levantas de la silla y miras por la ventana ves una camioneta muy nueva aparcada.

Edie, se encontró con Mike Delfino como bien habían quedado para ver la casa, pero por cuestiones personales Mike no podía presentarse hasta pasados unos meses por lo que ahora después de una segunda llamada estaba en la puerta esperando a que la agente inmobiliaria llegase.

Había aparcado su camioneta en frente de la cochera y había bajado del coche para esperar.

Al parecer todos en el barrio habían vuelto a la normalidad, así que como tu eres una mujer perfecta no ibas a ser menos, pero tu marido el día anterior había dicho que al volver del trabajo debía hablar contigo.

Estabas esperando ese momento con gran ilusión, últimamente Rex había estado muy oscuro contigo, serio y solo reía cuando estaba con Andrew o Danielle. Mientras plantabas unos pensamientos en tu jardín viste llegar un coche a la casa que había estado deshabitada varios años, la 4356. Edie Britt y el nuevo inquilino entraron en la casa después de que Susan fuese a presentarse.

Pronto llegaría Rex.

Me había retrasado un poco, no fué un descuido, más bien fue algo adrede, después de todo, él ya me había hecho esperar bastante. Llevaba un traje sastre de falda y chaqueta en color hueso, el cabello recogido en una cola de caballo y unas gafas para el sol que quité suavemente para ver con una ceja levantada al cliente pero no sólo eso, sino probablemente a un nuevo y guapo vecino.

-Buenos días-dije con una desparpajada y sexy sonrisa.-¿Señor Delfino? Aunque en realidad eres bastante joven, podría llamarte Mike...

Hice una seña hacia la casa para que se encaminara conmigo.

Lynette estaba en casa, bastante aburrida, ya que su marido estaba a punto de irse a trabajar y ella ya lo tenía todo hecho en casa.
Aún así, se dirigió a la habitación, donde su marido estaba cambiándose de ropa para ir al trabajo.

-Cariño, cuentame,¿como te ha ido estos días?.-dice Lynette mientras se sienta en la cama observándolo.

Susan se encuentra en su casa pintando uno de sus dibujos mientras le vuelve a la mente la pregunta que desde la muerte de Mary Alice no dejaba de acecharle ¿por qué se suicidó? Dejó de pintar al instante porque no se veia en condiciones de seguir pintando sin inspiración. Se sentó en la silla de su cocina y escuchó como un vehículo se acercaba a la casa deshabitada de en frente, se acerca a la ventana y observa detalladamente al nuevo vecino y decide salir a conocer al nuevo inquilino que llega al barrio.

Sale al exterior de su casa y se acerca lentamente a la acera de en frente, observa como un apuesto hombre va de un lado a otro cogiendo cosas de la camioneta.

Mike se encontraba de espalda a la camioneta; espalda apoyada en la puerta de derecha, mientras contempla las vistas de aquel paraje: un tranquilo y atrayente barrio, en el cual, pensaba, se iba a sentir bastante bien.

Lo sacó de sus pensamientos una mujer de pelo claro, caminar decidido y mirada profunda. Se acercaba lentamente hacia él. Fue su voz lo que le hizo fijar su atención en el momento.

Puedes llamarme Mike-repitió la última frase de la joven con una sonrisa en los labios- Tú debes de ser Edie, ¿verdad?

Se separó de la furgoneta para acercarse a la chica.

Encantado de conocerte- una vez dicho esto, se encaminó siguiendo los pasos de Edie hacia el interior de la casa.

Perfecto, ¿ahora tengo que encargarme yo de hacerle una entrevista a un jardinero? pensó molesta, pues nunca lo había visto en persona.

Al verle Gabrielle muestra la mejor de sus sonrisas, un tanto picarona, sería la descripción de ésta. Luego lo invitó a sentarse, el chico estaba nervioso a la vez que impresionado:

- Bueno, la decoración ha sido cosa mía, mi marido nunca ha entendido demasiado sobre estas cosas, y total, para que elegirla si... casi siempre está fuera de casa - dijo demostrando que apenas le importaba - Y dime, ¿cuántos años tienes? Un trabajo así no lo puede hacer cualquiera - intentó excusarse a través de esa salida - ¿Y qué me puedes ofrecer? - se insinuó un tanto dejando ver sus intenciones, pero un tanto camufladas por sus palabras.

Tom se encogía de hombros mientras se hacía el nudo de la corbata mirándose al espejo.

-Bueno, como siempre. Ya sabes...esas pesadas reuniones de empresa; discusiones que no llevan a ninguna parte, Peter tan pesado con su costumbre de querer llevar siempre la razón, el jefe repitiendo una y otra vez la importancia del trabajo en equipo...

Un último vistazo al espejo le hizo saber que ya estaba preparado para marchar, así que cogió su portafolios y salió apresuradamente dando un beso a su mujer.

-Bueno, marcho cariño. Hoy tengo una reunión importante. Sacamos un nuevo producto y tengo una idea estupenda para la campaña. Ya verás, les va a encantar.

Susan se acerca a paso más ligero y haciendo caso omiso de su vecina más odiada, Eddie Britt, saluda con una gran sonrisa al nuevo vecino.

- Bienvenido al barrio, mi nombre es Susan Mayer.- dice tendiéndole la mano derecha en intención de que él haga lo mismo con su mano izquierda.- Encantada de conocerte.

Miró con sus ojos marrones a los ojos de Mike y le volvió a sonreír pero esta vez fue tiernamente.

- Si quieres te puedo enseñar el barrio...- a Susan se le empezó a acelerar el corazón y no podía dejar de mirarlo, ahora si que había desaparecido todas las cosas de aquel barrio y solo estaban ella y Mike.

Mike se detuvo de golpe al escuchar las palabras que había pronunciado la joven que se iba acercando con prisa desde atrás. Se dio la vuelta y la miró a los ojos. Luego, sus ojos se posaron sobre su mano derecha, que quedaba tendida en el aire esperando a ser estrechada. Dudó por un momento. Qué rápido se conoce la gente en este barrio...

Encantado-dijo mientras extendía su mano derecha para responder a la presentación.- Me encantaría conocer el barrio, pero antes tengo que cumplir lo que tengo pendiente con Edie.

Miró a la joven que se encontraba cerca de la casa, y vio en su rostro una mirada de indiferencia.

¿Os conocéis?-preguntó al volver la mirada hacia Susan.

Susan sintió un cosquilleo al rozar su mano con la de Mike y observó que Eddie la miraba fijamente.

- Si nos conocemos, en este barrio se conoce todo el mundo.- sonrió.- Vivo en frente tuya así que si quieres algo no dudes en visitarme.

Susan miró a Eddie y la saludó.

- Siento no haberte saludado, hola.- paró y se volvió hacia Mike.- Os dejo para que hagais lo que teneis que hacer... Adiós.

Susan se marchó saludando de espaldas y pensando Pero que te ha pasado, serás estupida.... Entró casi corriendo en su casa y una vez cerrada la puerta al fin pudo respirar. Corrió hacia la cocina para observar con detenimiento los movimientos de Eddie y Mike.

Permanecí en silencio mientras Susan hacía lo que una quinceañera, sonreía displicentemente, no había caso en intentar sabotear su intento de sabotaje, me había parecido demasiado infantil y entonces, ignorando a mi vecina, me volví a Mike con aire decidido y tranquilo, después de todo sabía hacer muy bien mi trabajo y el que el cliente fuera un hombre guapo, sólo lo hacía mucho más apetecible.

-Bien, ya conociste a Susan; seguramente conocerás a las demás después-eché una miradilla atrás, seguramente la ilustradora nos miraba.-Seguro que te encantará la casa, Mike... Espero que sí. ¿A qué te dedicas?

Pregunté queriendo saber más de él al tiempo que metía la llave para abrir la puerta y le invitaba a pasar a él primero, después de todo al cliente había que darle lo que pidiera. Sonreí, el lugar estaba impecable, deseaba que él se quedara cerca y muchas cosas más que tenía que espantar de mi mente sólo por unos minutos.

-¿Qué quieres ver primero?-pregunté con un toque de provocación y de inocencia al mismo tiempo.

Escuchó atentamente todas las palabras de Edie, y quedó pensativo cuando preguntó acerca de su trabajo.

Soy fontanero...- le dijo tras una breve pausa. Una sonrisa dio luz a su rostro- Espero que en este barrio tengáis trabajo para mí

Se encaminó tras la joven hacia la puerta de la casa, y cuando le ofreció paso entró sin poner pega. La casa era luminosa, y la entrada lo dejó con un cierto aire de desorientado. Ojeó aquí y allá para luego volver la mirada a Edie. Bonita casa, pensó.

Conoces mejor que yo esta casa, ¿verdad? -dijo con una sonrisa- Muéstrame, si no es mucho pedir, tu lugar favorito.

Me acomodó la chaqueta para luego desabotonarla y le sonrío, parece que será un buen vecino y no diría yo que algo más. Arqueo una ceja y le invito a seguirme colgándome de su brazo.

-¿Fontanero? Creo que en mi casa harás mucha falta pero no hablemos de tu trabajo aún, haré el mío como debe ser...-subo las escaleras junto a él, le mostraré mi lugar favorito de la casa.

Abajo quedan la sala de estar, el recibidor con sus bonitas paredes pintadas en tonos ocre pero muy bien iluminadas por los grandes ventanales que dan a la parte trasera de la casa, también la cocina, un baño de visitas y el estudio que es bastante amplio. Mientras subimos por la escalera, colgada de la tibieza de su brazo, a la izquierda dos habitaciones de mediano tamaño, a la derecha la habitación grande y cómoda cuyas ventanas dan a la calle. Arriba el ático que es bastante amplio y justo enfrente de nosotros, lo que le quería mostrar.

Me suelto de su brazo rozando su mano suavemente y abro la puerta, ante nosotros el baño de dicha casa, en tonos celestes y verdes, sobrio, elegante y confortable pero sobre todo y la razón por la que más me gusta a mí, con una bañadera enorme para dos.

-Es perfecto-digo sonriéndole con complicidad.-Espacioso, iluminado, cálido en invierno, una delicia... ¡Ven a ver, no quedes allí! Te aseguro que no muerdo y no te aventaré sobre la bañadera, aunque...