Partida Rol por web

Despertaron bajo los cielos de Garos IV, al amparo de la luz lunar. Su viaje de distancias imposibles les había llevado apenas algunas horas. La odisea para retornar el alma del muchacho no podía ser descrita con palabras, tal vez se convirtiera con los años en una leyenda de la cual la Orden Jedi sacaría su preciada enseñanza.

El lugar permanecía en la misma calma sobrenatural. Nadie se había acercado a perturbar la tranquilidad de aquel lugar desde que empezará la invasión terrestre por parte de los Sith.

Aun era palpable el estado de alerta planetaria, los cielos estaban surcados por cazas y naves de mayor eslora, la orbita estaba llena por multitud de puntos patrullando, temerosos en silencio de la reaparición de una de las más formidables amenazas a las que se enfrentaba la Galaxia.

La misma persona que propuso esa locura permanecía allí, Alexander Dante permanecía impávido mirando a los dos Jedi y a un resucitado muchacho, no había curiosidad en la mirada, ni emoción ninguna, el sudor le mojaba el cabello y el rostro, testigo mudo del esfuerzo que había supuesto para el tenebroso mantener un portal de tan singulares características.

- Ahora que están de nuevo entre los vivos, tal vez deseen replantearse de nuevo mi propuesta de cooperación. Geela Ominia está camino de encontrarse con la Bruja de las Tormentas. El tiempo ganado es una baza fundamental para emprender otro viaje, si bien nunca habrá travesía que se equiparé a la que han vivido.

Donde vamos es un mundo que no podrá repetirse en la historia, en donde empezó una gran raza y donde debe terminar una guerra de otra época. –

Como ya le dije antes lord Dante, le acompañaré en este viaje, siempre y cuando esté de acuerdo con los preceptos jedi. Así se lo dije y lo mantengo, sin embargo decidir por los demás, eso ya no puedo hacerlo.

Dice el maestro en tono serio, escudriñando hasta el último detalle del lord oscuro, esta vez con una nueva percepción, desde los mismo ojos pero con distinta mirada...

Carr miró algo detrás de Dante, no demasiado interesado en algo que se le antojaba repetitivo.

- Creo que nos conocemos lo suficiente para saber ya qué esperar los unos de los otros, sr. Dante. No perdamos más tiempo y vayamos a cumplir nuestra misión. Todo lo que hemos ganado podría desvanecerse, y creo que ninguno de nosotros está dispuesto a permitir que eso suceda.

Alexander Dante asintió sin prestar demasiada atención al rostro de sus interlocutores. abstraído de nuevo en sus incomprensibles maquinaciones.

Contemplaba de nuevo los cielos de Garos IV, perlados por las naves que tan cerca habían estado de la condenación. Ninguno de aquellos pilotos valientes podían vislumbrar en sus más espantosas pesadillas los horrores a los que habían estado a punto de enfrentarse.

Finalmente Dante abandonó su retiro para dirigirse de nuevo a los Jedi.

- Mi transporte está en el espacio, esperando que lo abordemos para iniciar el último viaje.

Con la aparición de la Flota Negra aseguraría que cualquier permiso de abandonó planetario está suspendido, pero dada su condición Jedi junto con su cooperación en la defensa estoy convencido que les sería posible obtener un pase privilegiado. -

Señor Dante, sabe que los privilegios no son compañeros de viaje de los jedi, no creo que haga falta que le recuerde nuestros votos. Sin embargo es posible que la gente de Garos sea comprensible con nuestra misión y decida ayudarnos a terminarla con éxito- dice sin mirarle directamente, pues está absorto observando a Gorek, de nuevo entre los vivos-.

¿Estás bien Gorek?-dice después de constestar a Dante.

Cuando Dante se pone en camino, el maestro le dirige la mirada y le dice:

Antes de emprender el viaje debo darle las gracias por crear esa fractura

Esas son las únicas palabras del maestro hacia el lord oscuro, sabe que son suficientes, no hace falta añadir más.

- No es un privilegio caprichoso, maestro, es necesario para la misión, para cumplir nuestro cometido. Si necesitamos un pase de privilegio para ello, por mí adelante, cuanto más rápido, mejor.

El zabrak se puso en movimiento lentamente, aguardando a los demás mientras él animaba con su paso al grupo.

- Adelante, hemos ganado un tiempo demasiado precioso para perderlo ahora.

Por consenso el grupo se dirigió de nuevo al complejo de los Ithorianos, había sido el primer punto de partida para los Jedi y buen lugar de descanso y planificación.

El retorno se hizo en un silencio insano, a Tormak le habría gustado hablar con un renacido Gorek, pero aun distante la sola presencia de Alexander Dante demandaba prudencia para hablar sobre los misterios de la luz.

No contemplaban un paisaje agradable, la superficie de Garos estaba tapizada por los signos inequívocos del combate terrestre, a derecha e izquierda se observaban distintos miembros pertenecientes a los cuerpos de seguridad. Labores de rescate, atención médica, desescombrado, etc. Un duro golpe del que el planeta tardaría en recuperarse, pero no era comparable al desastre que podía haber ocurrido si la Flota Negra hubiera bombardeado.

Efectivos policiales y del ejército custodiaban con vehemencia contingentes de soldados Sith desarmados. La mayoría no duraban mucho tiempo, cada soldado se derrumbaba bruscamente sobre el suelo, inerte. Poco o nada podían hacer los médicos, incapaces de remover esos trajes malditos, fijados a pieles decrépitas.

Analizándolo con frialdad Garos IV había sufrido muy pocas bajas mortales. Los fallecidos eran exclusivamente miembros de los cuerpos de seguridad, el problema era el fuerte impacto que habían causado los certeros sabotajes de los Sith en puntos vitales de comunicación y suministros.

La población civil se había salvado del exterminio, pero realmente por muy poco. Los escasos minutos de combate naval en la órbita habían dejado en evidencia las defensas de la república. El alto mando de Garos lo sabía y pronto el resto de la república.

Finalmente alcanzaron la entrada del complejo Ithoriano. Incluso allí había huellas inequívocas de combate, junto con una fuerte presencia policial. Los Sith habían pasado por allí.

Al ver el combate cerca del complejo, Tormak se acerca a uno de los policías.

¿Disculpe agente, puede decirme dónde se encuentra Thaute por favor? Era el encargado del complejo ithoriano -dice esperando la respuesta del agente de seguridad.

El agente se volvió por unos segundos, mirando con cierta curiosidad a la comitiva, pero pronto retomó su posición de vigilante, recordando cual era su labor.

- El personal del complejo Ithoriano ha sido evacuado. Se encontró un fuerte contingente invasor con propósito desconocido hasta el momento.

Si se refieren al encargado de las labores de restauración en estos momentos se haya rumbo a la sede gubernamental, tanto el Comisario en Jefe junto con el Gobernador desean hablar con él -

Carr asintió al maestro Tormak.

- No nos vendría mal un poco de información adicional. ¿No es así, sr. Dante? Thaute es un individuo inteligente, muy capaz, y de los primeros en conocer lo que subyace bajo la superficie. El lugar que guardaba esa luz de Fuerza que los guardianes llamaron éter.

Claro que quizá no tengamos tiempo...

Dante miraba a los alrededores, buscaba algo, o puede que estuviera valorando los daños que el contingente Sith había causado en el entorno de la excavación.

La calma de ese hombre no era natural, como si a voluntad pudiera vaciarse de casi cualquier emoción. Incluso parecía empequeñecido, gris, un rostro más entre las multitudes. Sin duda una técnica muy útil.

Esperó a que el soldado continuara con su guardia para dirigirse a los Jedi, era una constante en sus actuaciones, siempre buscaba la máxima discreción posible.

- El eco que deja en la fuerza este lugar es perfectamente perceptible para nosotros, pero tristemente también es para los Sith, mucho más familiarizados con el poder de sus odiados enemigos no me extraña que concentraran sus fuerzas en este lugar, esperando encontrar restos de presencia Ancestral.

Pero por lo que me han comunicado poco podían hacer con el derrumbamiento del subterráneo, sin duda el personal de seguridad ha prestado fuerte resistencia.

Tal vez ustedes deseen hablar con las mismas personas que el Ithoriano, la mentira no es un don de esa raza. No es estúpido, pero desconozco si les mencionará a ustedes o no, que realmente son los que más información relevante y verídica poseen acerca de estas ruinas.

Piensen que si se menciona presencia Jedi los más exaltados y alarmistas van a justificarla con presencia Sith, cierta... pero no los Verdaderos Sith que son a quienes nos enfrentamos. El como se transmita e interprete una noticia de este calibre puede empeorar sin precedentes la situación actual. -

Algo me dice que poca informacion podremos obtener de Thaute. En estos momentos, creo que habra entre las instituciones un gran desconcierto por este ataque y temo que reaccionaran de un modo carente de perspectiva.
Tal vez Thaute este dispuesto a hablar con nosotros, pero el resto de personal diplomatico y de seguridad podria ser un problema... ¿Que tipo de informacion crees que podriamos obtener de Thaute?

Pregunto el maestro Tormak, sabiendo que Carr era un excelente investigador y era probable que le hubiera pasado algo por alto....

Carr también observaba los restos humeantes y retorcidos. El ocaso de la vida, la profecía sith y, en el fondo, su única verdad. Parte del ciclo de las cosas, por otro lado, pero el fin...era el anatema de la vida. Se concentró en hallar vida, la vida de un ithoriano en particular y su estado. Thaute podía servir aún de buena fuente de información, a pesar del peligro que podría representar para él una reunión con ellos.

- Si encuentro a Thaute, "usted", señor Dante, podría asegurar que no hay pista para los sith, y que éstos pasan por delante de él sin saber que ha tenido relación con nosotros. No sería apropiado para nuestros intereses que siguieran nuestra pista antes de lo que nos conviene, si no me equivoco, ¿cierto?. Aún no sé si Thaute podrá darnos suficiente información como para que su riesgo valga la pena, pero intuyo que tiene algo que decirnos, quizá ni siquiera él mismo lo sepa, y que ese algo podría servirnos de mucho.

El zabrak se centró en las olas de Fuerza buscando a Thaute, mientras esperaba que el aura oscura de Dante sirviera para ocultar su presencia y sus intenciones.

Los daños en el complejo ithoriano eran considerables. Sin duda el combate fue rápido y brutal, sin ningún miramiento por los daños a la estructura. Aunque podían repararse sin duda llevaría su tiempo.

Con los alrededores cercados por las fuerzas de seguridad los Jedi no podían disponer de las habitaciones que Thaute les había cedido, necesitaron más de una hora de tiempo para encontrar alojamiento por la ciudad.

Thaute no respondía al intercomunicador, pero era sencillo sentir su presencia familiar en las cercanías de la comisaría, sin duda se declaración sería muy larga e importante. El propio Gobernador y el Comisario en Jefe deseaban hablar con él.

Afortunadamente podían permitirse unas horas de descanso. Algo de comida, tranquilidad. Las habitaciones no eran lujosas, pero funcionales, el propio Dante había pedido una sola para él, tal vez por respeto o incomodidad, pero la ausencia de su figura era algo más tranquilizador.

Gorek hablaba extasiado de aquel lugar. Pero incluso habiendo sido un habitante no podía definirlo, tal vez fuera una estrella, un planeta, o directamente nada, un concepto creado en sus mentes y dotado de forma por la voluntad de la fuerza. Aunque era lo más parecido al paraíso de muchas religiones.

Finalmente Thaute debió terminar su declaración y pudo responder al comunicador de los Jedi. El Ithoriano accedió sin poner contratiempos a entrevistarse con ellos, y en apenas 20 minutos picaba ya a las puertas.

Resultaba extraño que Alexander Dante no se hubiera percatado del visitante, pero el tarsoniano no había abandonado su habitación.

El zabrak abrió la puerta al ithoriano y lo saludó con una sincera sonrisa, contento de saberle, aún de momento, a salvo de aquel espantoso ataque.

- Saludos, Thaute. Pasa, por favor. Me alegra saber que has salido airoso del ataque. Como nos temíamos, la excavación ha sufrido un importante castigo, aunque es posible que esto haya terminado ya.

Tenemos que hablar contigo, Thaute. Como testigo de ese ataque, tu declaración podría servirnos de mucho en nuestras intenciones. Debemos parar esta escalada de terror sith, y para ello creo que tienes información valiosa. Siéntate, por favor, y cuéntanos qué sucedió aquí.

El Ithoriano escuchó con atención las palabras de Carr mientras asentía mecanicamente.

Con paso lento y cansado tomó asiento, sus ojos entrecerrados pasaron por cada uno de los presentes mientras tomaba una amplia bocanada de aire. Sus múltiples provocaron un pequeño eco, mientras el alienígena comenzaba su relato.

- Poco puedo contar, soy afortunado de haber sobrevivido, pero muchos de mis compañeros de manada, trabajadores, guardias y más buena gente han muerto. No consigo comprender que pueda justificar tanto odio tanta destrucción.

Somos gente pacífica, aunque disponemos de un pequeño contingente de seguridad no estábamos preparados para esa matanza.

Asesinaron a los dos guardias de la entrada sin remordimientos, al unísono reventaron dos paredes, infiltrándose por la parte sur y suroeste del complejo.

Recuerdo sus armas, sus extraños rayos, a quienes alcanzaban chillaban de dolor, mientras se retorcían en el suelo en violentos espasmos, con... con el rostro desencajado, una muerte horrible. Despiadada, ni al peor asesino le deseo semejante destino.

Sus armaduras resistían casi todas nuestras armas, algunos de esos asaltantes estaban camuflados, invisibles, matando a cuchilladas sin piedad.

Destrozaban las puertas y los muros como si fueran simple madera, no les importaba que pudieran dañar o herir.

El que los guiaba tenía una armadura más ornamentada, de color negro. Portaba un extraño aparato, como un radar.

Pero aun con el radar no podían orientarse con facilidad, habían causado tantos destrozos que nuestros paneles guías, nuestros indicadores y androides estaban inutilizados. Sin ellos es muy difícil moverse por las galerías abandonadas y excavaciones de la Sima de Antra, muchas dan a callejones sin salida donde extraemos muestras del terreno y experimentamos con los proyectos de restauración.

Buscaban la fisura, por donde todo empezó, estoy convencido, no había nada de valor, salvo roca inerte y carbón en esos túneles.

En ese tiempo perdido logramos avisar, y en apenas unos minutos efectivos de la policía y el ejército se presentaron, entablando combate. Aunque lograron abatir a algunos seguían en mucha desventaja contra esa tecnología.

Pero de repente, cada asaltante gritó, un grito desgarrador, de puro terror, muchos cayeron fulminados sin explicación, los pocos que permanecían en pie se habían vueltos lentos y apáticos, fue sencillo reducirlos.

Contemplarlos era como ver un insulto a la propia naturaleza, fantasmas en armaduras, estaban tan vacíos, pero a su vez llenos de dolor, de sufrimiento. -

Thaute se había puesto muy nervioso, sudaba, respiraba con dificultad y miraba a ambos lados asustado. El recuerdo debía de ser horrible, una experiencia que tristemente jamás se olvidaría, como ver caer a Gorek.

- Encon..tré una caja, no se que me impulso a cogerla. Pero lo hice, es pe...pequeña, como una mano humana, negra y rectangular. Co... con un símbolo grabado, es increíblemente densa y pesada, necesité ambas manos para poder levantarla.

Al... al tocarla me sentí vulnerable, frágil, desnudo, abandonado, como si mi... mi propia alma se hubiera apagado. Me mareé, me costaba respirar y me fallaban las fuerzas. Toda luz, toda alegría, toda esperanza se habían ido, mi mente me jugaba malas pasadas.

La tengo en mi transporte, no... no me atreví a volver a cogerla y... y no creo que tuviera fuerzas para ello, no... no se por qué lo hice p...pero sentí la necesidad de ocultarla para dársela luego a gente que pudiera disponer de ella. -

Thaute no mentía, incluso la mera alusión a aquel objeto le provocaba esos síntomas, el Ithoriano estaba al borde del shock nervioso, el trauma del ataque era visible y aquella caja debía haber magnificado sus efectos.

Carr se acercó a él y le puso una mano en el hombro. Apretó con un gesto amistoso y no sólo eso, sino que se esforzó por transmitirle, gracias a la Fuerza, la serenidad que en ese momento le faltaba. Dejó fluir el caudal de Fuerza por sus manos hacia el ithoriano mientras su mente organizaba las cosas.

Los ojos ambarinos meditaron un momento antes de volver la cabeza de nuevo al ithoriano.

- Quizá esa "necesidad de ocultarla" de la que hablas haya sido el susurro de la Fuerza - añadió con una sonrisa destinada a Tormak -. Y si ha sido, ha sido sabia al advertirte. Sólo me gustaría saber dónde lo encontraste. Cualquier cosa podría ayudarnos. Vamos ahora, cuanto antes la tengamos, antes te librarás de su oscura presencia.

El zabrak se preparó para la sombra que estaba por venir. Sin duda ese artefacto oscuro lucharía por debilitar su defensa, pero ya estaba curtido en esas cosas, y tenía confianza en sí mismo y en los demás. Sabía que superarían esa prueba de desesperación y miedo. El disparador les esperaba. Otro pedazo de un puzzle gathiano que encajaba a su conveniencia, si finalmente podían jugarlo.

Tampoco ignoró que el tarsoniano tendría sus propias intenciones hacia ese objeto. Volverían a negociar los términos de su misión, o a reajustarlos. Los grises se avivaban a medida que las cosas ocurrían.

Sin duda es un artefacto que pertenece al reverso tenebroso, por lo que nos cuentas Thaute, emana de él una persistente oscuridad. Puede que los siht quieran volver a por ella, eso podría causarte problemas. Si quieres, nosotros nos la llevaremos Thaute, como tú quieras.
Lo más sensato sería destruirla, nada bueno puede salir de ella...-dijo en una voz más baja

- Lo siento... no sería capaz de de acercarme otra vez a eso, sea lo que sea contraria a la naturaleza. Esa caja la portaba el líder de esos soldados. No puede tener un buen propósito. La cedo a su juicio... no deseo volver a ver esa cosa... -

Con visible torpeza el ithoriano se enfrascó en una búsqueda por sus ropajes hasta dar con una pequeña botonera manchada con polvo.

- La llave de mi transporte, es un deslizador aéreo Incom T-47 de color verde claro, está en una calle lateral justo al este de aquí. La caja esta debajo del asiento, en un compartimento estanco. Clave "cadic125br" -