Partida Rol por web

Ésta vez solo hubo una visión para Mamá...

Éstas son las visiones sobre lugares que recibió Isabelle...

Ésta es la visión que recibió Ophelia...

Éstas son las visiones que recibió Adelaida sobre su objeto...

Ésto es lo que la patata le contó a Bubba acerca de su objeto...

Mamá se sentía avergonzada. Con su primera visión le pareció que el cocinero era la clave, pero luego confundió el queso con el dedal y todo se complicó, más aún después de su segunda visión.

-Intentaré no defraudaros esta vez fallando- aunque los que le habían aconsejado también habían fallado en lo que se refería a su visión- lo volveré a intentar.

De nuevo, el mismo ritual que las dos veces anteriores.

-Creo que es el cocinero. En mi visión hay un extraño muro decorado con lo que pueden ser hojas gigantes con extrañas antenas o rastrillos, pero lo más revelador- o eso creía ella- es una lluvia de galletitas, pastelitos, tazas, una cazerola y bandejas. La manzana, los insectos y roedores y el queso de la primera y tercera visión hacen aún más posible que sea el cocinero. Y bueno, la segunda visión sigue sin cuadrarme con el cocinero, pero las demás sí, así que supondré que simplemente se me escapa como interpretarla.Yy ésta última difícilmente me cuadraría con alguien más que con el cocinero. O eso me parece a mí, ¿qué pensáis vosotros?

A pesar de que no solía expresar sus sentimientos no pudo evitar morderse ligeramente el labio inferior. Había pensado en el cocinero antes, sobre todo la primera vez, y lo había descartado.

¡Es el Cocinero! Le digo a Mamá emocionada por que al fin sus huesitos han mostrado compasión. ¡Es verdad, en algunas partes se comen a las serpientes! ¡OH MY GOD!

El fantasma pasa y con mis ojos cerrados noto una caricia en mi pelo. Instantaneamente abro los ojos con preocupación y me dirijo hacia un espejo para comprobar que mi pelo sigue en su sitio.

Me lo retoco aunque no lo necesite y me doy la vuelta hacia mis compañeras.

Niego con el dedo cuando Mamá Ashanti habla sobre defraudarnos con sus pesquisas.

Siento mucho haberte confundido con mis divagaciones, Señora Mamá. Las fibras han llamado demasiado mi atención, pero el fantasma en esta ocasión estaba siendo mas directo que metafórico. Creo que ahora si podemos decir con seguridad que tu sospechoso es el cocinero. No debemos preocuparnos, aún nos queda Samhain para conseguir ayudar a este fantasma, ya sabeis lo que dicen: -Miro a todos- "Aunque la cubras en abril, hasta mayo la patata no he de salir". Aún queda para el amanecer, entre todos podremos conseguirlo. Abrazo mi saco de patatas con una sonrisa mientras miro sonriente a cada una de mis compañeras a los ojos.

Cuando mis ojos llegan a los de Ophelia me extraña que en la pasada hora no haya recibido ninguna visión. ¿Su diadema necesita un tiempo de descanso entre visión y visión?...Por eso siempre preferiré a mis patatas. Sigo abrazado a mi saco.

Tiro los restos de la antigua patata, e instantaneamente, Alexander, la nueva Patata Acíaga, comienza a gritar de manera histérica. Su agudo jolgorio me hace sentir como si mi cerebro retumbara.

Espero un minuto a que se calme, mirándola fijamente y deseando que esta tortura de gritos acabe. La patata empiza a cantar un popurrí de los últimos exitos premiados en los ultimos concursos estivales de música tubércula, como "My sweet potato" , "Roots' Life " y "Give me my fertilizer".

Empiezo a acercarme a ella lentamente y le hago gestos de silencio. No me ve ni me escucha. Aprovecho que la patata está desprevenida haciendo un Spagat para cogerla. No parece asombrarse y sigue cantando y bailando en mi mano.

Le pongo un dedo en la boca para que no pueda seguir cantando, el sonido se amortigua pero sigue tronando en mi cerebro. Vuelvo con mis compañeras, mientras me acerco veo como Adelaida confirma la teoría del cocinero y al recordar los menús exóticos de paises lejanos se une a los gritos de la Patata Acíaga. Ahora escucho gritos dentro y fuera de mi cabeza.

Disculpen todas ustedes mi intromisión momentanea, pero debo romper el orden del turno en esta ocasión por mantener mi cordura. Esta patata acíaga está demasiado exaltada y debo acabar con esto.

Tiro la patata al suelo rápidamente y la piso hasta partirla. Suspiro aliviado por el silencio. Tranquílamente, saco mi navaja, me rajo un nudillo y dejo brotar mi sangre sobre la patata partida. El Ambar Patatado surge y me revela mi visión.

Cuando el Ambar Patatado se convierte en humo y vuelvo en mi, miro el archivo policial sobre los objetos.

Me paro en una imagen, y me mantengo pensativo varios segundos.

Sonrío. Estoy muy contento, porque, aunque haya sido la patata mas ruidosa que jamás haya conocido, ha cumplido su función a la perfección. Recojo la patata partida del suelo, la beso, le susurro dos frases en idioma patatomante y la tiro a la basura.

Alexander me ha mostrado una sola visión. Una puerta verde con un pomo dorado que se abre para dejar pasar un avión de papel. Aprovechando que la puerta está abierta, unas cartas y un libro intentan entrar por la parte superior, y una especie de cinta o correa por la parte inferior. En la puerta hay un agujero, como si fuera de una bala, y un tornillo suelto.

Me siento en la mesa. Solo hay un indicio de arma mortal en mi visión, una bala. Pero entre nuestros objetos no hay ningún arma de fuego, asi que confío en haber hecho bien descartando el agujero como posible motivo de la visión y dirigiendome directamente hacia el objeto predominante, el papel. Y si tomo el papel como pista principal, debo elegir, irremediameblemente, la máquina de escribir.

Miro a mis compañeras. ¿Creeis que se me escapa algo?... Me impaciento. Bueno, bueno, ¿Qué habeis visto vosotras?

Se alegró de no ser la única en señalar al cocinero, el cual parecía el sospechoso más que evidente.

-Gracias por apoyarme en mi decisión.

Escuchó de nuevo a Bubba. Su visión era confusa para Mamá, pues lo más revelador de todo eran las hojas, que solo podrían señalar a algunos objetos.

-Si la visión es literal y no metafórica- al contrario que las hojas de la biblioteca y alguna otra más- la máquina podría ser el objeto correcto, las hojas y la cinta son objetos que la propia máquina usa. O ese o la caja, que parece una de esas de caudales donde la gente guarda dinero o algún papel importante que quepa por la cavidad la cual supongo que se pueden abrir con algún mecanismo o llave. Si pienso en la posibilidad de este objeto es por eso de los papeles y la puerta.

Antes de seguir hablando, hizo una pausa, como si estuviese pensando.

-Luego estaría la navaja, que también tiene una hoja, pero ya me parece muy tirado por los pelos- aunque con esos espíritus nunca se sabía- La máquina de escribir o la caja parecen los objetos más probables, haces bien en elegir uno de ellos. 

Esta vez casi no he prestado atención a la caricia del muertito, supongo que por eso también nos puso musiquita, para que sepamos que está con nosotros. Me siento un poco mal por no decirle nada así que me atrevo cuando Bubba nos anima a todas. Gracias muertito, lo estás haciendo muy bien, te vamos a ayudar, ya lo verás. ¡Lo conseguiremos!

La Patata elegida del Señor Bubba está muy excitada, creo que la he visto vibrar de emoción. Él la parte en dos y nos cuenta sus visiones. Ahora que sé que puedo comer patatas sin pena ni culpa me siento más agustito entre las patatas.

Apoyo a Mamá con sus teorías sobre la puerta y añado: Y además, por la puerta se escapan los sueños y las historias. Seguro que han escapado de un libro. Y encima, el lugar de tu visión era la Biblioteca. Yo también creo que se trata de la máquina de escribir.

Miro un momento a Lilly, que no ha dicho nada desde el rechazo del Señor Bubba, pero que se ha mantenido atenta a la patata Whitaker. Levanto la silla que sostiene a Lilly y la llevo hasta la patata sonrojada. Os dejaré para que os conozcáis.

El zumbido del Psycho Phone me está llamando. Me hago dos moñitos en el pelo para estar más cómoda y parecer un poco mayor entre tantos adultos, ya casi tengo todas las pistas y quiero que el muertito esté tan feliz como yo. Con mi voz más encantadora comienzo a hablar a través del micro caro.

—Soy Adelaida Looter, estoy preparada para que entres en mi cabeza. Dame una visión del arma que te hizo daño, te escucho.—Me llegan dos visiones, muy claras y directas.—Vale, muy bien muertito. La primera imagen que me llega es un tirachinas de madera, detrás de él hay un paisaje borroso, de colores azules y rosas, con plumas flotando y el suelo nevado. La segunda imagen da mucho miedo. Unos ojos rojos horribles miran desde el fondo, una cuerda divide la imagen en virtical y acaba en un madero que es de hielo con una argolla. Todo eso parece parte de una máquina, y del techo cuelgan 4 hachas enormes y varias lanzas, todas de metal. En el suelo varios conos advierten que el madero de hielo se está derritiendo, y cuando lo haga, creo que activará la máquina y las hojas caerán, como en una guillotina.

Apago el Pysho Phone y me siento en la mesa junto a Isabelle. Tengo al otro lado a Ophelia, tan concentrada que da miedo. Le doy la mano a Isabelle y se la aprieto fuerte mientras le señalo a Ophelia con la mirada. Voy a echar de menos sus caras tan graciosas, y la fuerza de Mamá que no se rinde y me anima a ser mejor, y las palabras de Bubba y a sus patatas.

Bueno, empiezo intentando no sentir pena de no volver a verlos, hay tres formas de entenderlo. La primera, madera y metal, lo que apuntaría a la navaja. La segunda, la forma del tirachinas, pero con el metal de la otra visión, esto sería el tenedor. Y la última, igual que en la anterior, pero menos evidente, me llevaría a los alicates. Creo que puede ser cualquiera de las 3, pero estoy segura de que se trata de la navaja o el tenedor, y me creo más que sea el tenedor.

¿Qué opináis vosotros?

El aire se vuelve frío y húmedo a nuestro alrededor y una presencia pasa entre nosotros. Esta vez sí, esta vez me reconoce y me hace saber que he eligido correctamente. En cuanto pasa, sonrío a todos agradeciéndole su orientación mientras la música suena brevemente.

Mamá comienza de nuevo su ritual tras justificarse por no conseguir alcanzar la iluminación. Pero su fallo no es sólo suyo, nos llamaron a todos y ninguno hemos sido capaces de ayudarla a interpretar su visión.
Cuando termina de ritual con los huesos y nos comunica lo que ha visto, todo parece un poco más claro que antes. Adelaida se muestra de acuerdo con ella y el Sr. Sinclair no solo le da la razón si no que nos anima a todas mientras nos mira a los ojos sonriente. Agacho la mirada. Me siento incomoda y avergonzada cuando la gente me mira tan directamente, supongo que porque recuerdo la época en que todos me miraban como una pobre loca.
-Sí, yo también creo que es el cocinero, aunque jamás lo hubiera pensado con las visiones anteriores, francamente-

Entonces el Sr. Sinclair comienza a hacer gestos que no termino de comprender y dice algo de una patata alterada. Miro el tubérculo que tiene en la mano y no le veo nada extraño. A mí me parece que es una patata tan normal, pero claro, yo no soy patatomante.
El Sr. Sinclair realiza su transformación ese del ambar (que a mí me sigue pareciendo un poquito cruel) y nos cuenta su visión.
Me muestro de acuerdo con Mamá y con nuestra pequeña Adelaida -Sí, no veo ningún otro objeto que pueda encajar. Metal, madera y porcelana... nada que tenga relación con el papel-

Adelaida es la siguiente. Esta vez sin la ayuda de Lilly (o eso me parece) recibe su visión y nos la cuenta. Cuando termina, se sienta y me da la mano, apretando mientras mira a Ophelia. Sí, asiento en silencio queriendo que Adelaida sepa que todos estamos un poquito preocupados.
Nuestra pequeña señala los tres objetos "punzantes". Pero yo no acabo de entender muy bien porqué

-Adelaida, tesoro, ayúdame a entenderlo. Es verdad que todos tienen una forma similar o podrían ser armas pero ¿y todo lo demás de las visiones?- en realidad no quiero hacerla dudar, es una niña segura y quiero que siga así, no que sea alguien como yo -Es que me cuesta dejar de lado el resto de cosas que has contado. Lo cierto es que cuando describías el primer paisaje me recordabas el efecto de las drogas- me ruborizo ¿qué pensará esta gente de mí? Pero en el manicomio me dieron algunas y sé que puede producir visiones como esas -Y, en realidad, es algo que te puede enganchar y acabar matando, como tu maquina de la segunda visión- Niego fuertemente con la cabeza -Pero no pretendo hacerte dudar de tu visión. Tienes un talento maravilloso que se ha demostrado ya. Sólo quiero entender-

Ophelia permanece aún silenciosa a mi lado. Con delicadeza, para no romper su concentración, aprieto ligeramente su antebrazo. Que sepa que seguimos aquí, con ella.

Entonces es mi turno. Unto de nuevo mis dedos en el aceite que queda en la cuchara y me concentro.
-Hay un oso. Un oso grande, blanco. Pero no da miedo. Está por encima de una especie de buho o lechuza. Como si el oso fuera su abrigo y la cabeza del oso su capucha. La lechuza tiene manos y sostiene un libro que tiene un toro en la portada. Al fondo parece como si fuera de noche y se vieran mariposas. Ahora... ahora hay otra cosa. Es como una escalera de un palacio, con una alfombra roja y columnas. Hay velas flotando en las escaleras y un cepo, de los de cazar animales, está en una de ellas, listo para cerrarse sobre algo o alguien-

Abro los ojos.

Está ahí, delante mío -¡Esta es!- digo señalando la imagen del salón  -¡Es la piel del oso! Quizás incluso cazado con el cepo... Y hay hojas por el suelo, podría referirse al libro- Pero cuanto más miro la imagen, más comienzo a dudar -Pero no entiendo qué tiene que ver el buho o las velas o la escalinata -

Mi querida Isabelle me plantea algunas preguntas y dudas. Me habla de las drogas y sus efectos y yo me acuerdo de Billy y "calada del més", tiene razón en eso. Intento disimular que yo he visto cosas que no estaban ahí cuando visitaba a Billy.

—Jejejeje—Me sale demasiado aguda la voz y me muerdo los mofletes por dentro.—Bueno, es verdad, he leído un poco sobre drogas de esas que no toman los niños, y es cierto que puede querer decir eso.—Asiento y le acaricio el brazo con dulzura.—Pero creo que la madera y el metal son el centro de mi visión, y si quisiese decirme que son drogas de esas a lo mejor me enseñaría una escena más rara todavía. Yo, si fuese el muertito, intentaría decir primero la forma y el material si fuese posible. Así que pienso, que la navaja es de metal y madera, y además pincha y corta como las lanzas y las hachas de mi visión. Lo que pasa es que el tenedor tiene la forma del tirachinas y el metal de las lanzas y hachas.—Me quedo pensativa un poquito.—Creo que me quedaré con la navaja. Si no acierto entonces será el tenedor. Creo.

Miro a Lilly de reojo, está haciendo buenas migas con la patata.

Entonces Isabelle se moja los deditos en el líquido que no sé de dónde ha sacado, pero no le voy a preguntar porque puede ser algo íntimo, y comienza a narrarnos su visión. La escucho asombrada, ya que ella misma resuelve su visión en un instante. Me asomo a las fichas para ver la que está señalando y abro la boca para decir: Woooow, Isabelle, es exactamente el lugar, muy bien. El resto de animales que no están en la habitación, también son víctimas de los cazadores, añado al ver la cara de duda tan graciosa que pone, las pobrecitas mariposas las pinchan en cuadros, y los búhos y lechuzas los rellenan y los ponen para decorar. Y esa habitación tiene dos animales muertos y decorando. Le explico un poco disgustada. Pobrecitos.

La descripción de Isabelle le encajaba con lo que ella misma sospechaba. Pero la visión de Adelaida era algo más críptica, tenía sus dudas como ya las tuvo, aunque algo menos, con Bubba.

-Bueno, si obviamos la forma de tu primera visión, que podría llevar a pensar en el tenedor- opción que le parecía aún plausible a la dama negra- los elementos que predominan son el hielo, si hubiera entre los objetos un picahielos yo me decantaría por él. Y después, la madera. De los objetos dados solo la navaja y la caja tienen madera, pero la segunda no encaja nada en escena además de la no descartable posibilidad de que sea el objeto de Bubba. La segunda visión es la que más señala a la navaja por eso de las armas blancas y la madera y el metal en la misma visión. Pero otra idea surge en mi cabeza, 4 es el número de armas blancas, ¿están en línea recta y a la misma altura? Lo digo porque los tenedores suelen tener 4 dientes, aparte de que el movimiento de esos objetos cayendo es similar al necesario para pinchar los alimentos, hacia abajo en línea recta, para atrapar bien dicho alimento.

Me sonrojo al recordar mi visión y darme cuenta de que me he equivocado. Ui, no son lanzas y hachas, son hachas, enormes, y los mangos parecen lanzas. Disculpad. Aunque, antes de recordarlo bien pensaba que Mamá tenía razón. El tenedor... encajan tan bien en el hueco del tirachinas... Resoplo. Si Mamá está conmigo al menos es uno más que lo cree. Las hachas caerían en horizintal, porque están colgando de los mangos, pero coincide en que la forma es plausable. Me suelto los moñitos y me alboroto el pelo, estoy muy nerviosa.

Mamá se avergonzó un poco cuando la niña cambió de nuevo de objeto. Se había dado cuenta de que Bubba y ella a veces confiaban en su criterio. Aunque ella solo dijera lo que pensaba, no tenía intención de confundir a nadie.

-Creo que has hecho bien cambiando, pero, espero que me perdones si la equivocada soy yo.

Encendió unas velas verdes, diferentes a las que usaba en el ritual adivinatorio. Se suponía que daban suerte, así que las usó en esta ocasión, para que todos acertaran.

Asiento a Ashanti sonriéndole cuando me muestra la segunda opción, pero me apoya en mi decisión. Si, es cierto que podríamos darle la segunda lectura de la hoja de una cuchilla, pero comparto que es mejor probar directamente la opción literal, debido a la claridad de mi visión. Tiro los restos de la patata Alexander, satisfecho, aunque algunas patatas me susurraban: ¿Y si no?

Adelaida le da aún mas sentido a mi visión, y las patatas paran de susurrar cuando la escuchan. Gracias, Adelaida, tu perspectiva de mi visión eran lo que mis patatas necesitaban para quedarse tranquilas. Le sonrío, me siento en una silla con mi saco y decido descansar un rato escuchando las pesquisas de mis compañeras.

Cuando terminan de hablar, me dirijo primero a Adelaida. Yo aún sigo en duda sobre tu visión, pequeña y gran Adelaida, porque ambos razonamientos tienen el mismo peso para mi... Miro a la patata sobre el segundo escalón de la escalera. ...Si...si.. - Le susurro a la patata- ...Y para la patata Tobías. La señalo. Debo decirte que yo me inclinaría por la opción de la navaja, por la madera y el acero, para probar tu primera intuición al ver las imagenes, ya que a veces las visiones le dicen cosas al subconsciente que el consciente no reconoce.

Además de eso, aunque puede ser algo que no tenga mucho peso en esta ocasión, he podido observar que la plancha también está hecha de acero,  y el mango parece de algun tipo de madera. Por lo pesado lo podríamos relacionar con el mecanismo. Y ya está. No tiene más lógica. Puedes descartarlo. Solo pensaba que era justo que vieras que había otro objeto que contenía también esos dos materiales. Sigo sonriendo.

Sigo apostando por la opción de Mamá Ashanti, ese maldito cocinero nos ha tenido buscandolo casi tres horas. Aprieto un poco los puños. Seguro que cortaba las patatas sin ni siquiera mirarlas a los ojos. Abrazo mi saco de patatas.

Me acerco a Isabelle, a la que antes le noté una mirada afectada en el sacrificio de la ultima Patata Acíaga. Tranquila, tranquila... Le susurro, le hago un gesto de quitar importancia y otro gesto de cortar un cuello, sonriendo todo el rato.

Tu líquido ha fluido bien esta vez, creo que tu opción es quizá la mas clara de todas, aunque en esta ocasión pienso que todos hemos tenido suerte con nuestras visiones.

Asiento a la teoría de Bubba. Estoy muy dudosa Señor Bubba. Otra vez las ganas de hacer pipí... Miro a Lilly, sigue ocupada con la patata Whitaker. ¿De verdad saldrás con toda esta gente? Creo que mantengo el tenedor. Aunque agradezco la ayuda. Empiezo a balancear las piernas adelante y atrás, sonriendo. Y Mamá, no tienes de qué preocuparte.

De repente una patata no se contiene más y grita: ¿¡Y si no!? Otras dos patatas pudieron acallarlas pero ya habían sembrado una duda en mi.

¿Y si no?