Partida Rol por web

Mysterium

La Reunión

Cargando editor
06/10/2016, 18:46
Carta

19 de Septiembre de 1922

 

A la atención de la señorita Isabelle Rethbold:

Estimada Isabelle, llegó hasta mi su entrevista en The Globe y la leí con sumo interés. Trabajo en la mansión Warwick y desde hace unos meses se están produciendo unos extraños fenómenos en la casa. Traté de investigar por mi cuenta y encontré unos viejos recortes de periódico en los que se hablaba de la muerte de uno de los antiguos sirvientes de la casa. La policía concluyó rápidamente la investigación alegando que se trataba tan solo de un mero accidente.

Por los sucesos que se vienen produciendo estoy seguro de que es el espíritu del sirviente el que está detrás de todo esto. Preciso de su ayuda para reunir a las siguientes personalidades del mundo de lo paranormal:

Ophelia Doyle

Mamá Ashanti

Adelaida Looter

Bubba Sinclair

Dejo la mansión en sus manos. Sé que con su ayuda y la de sus eventuales compañeros podrán resolver este misterio.

Podrá recoger la llave en la hacienda de la Señora Willis. He adjuntado los recortes de periódico de los que le hablé, al igual que se los hice llegar a sus compañeros, aunque estos desconocen aún la convocatoria. Confío en usted por su discreción para que los reúna y los guíe.

Un amigo me consiguió algunos documentos pertenecientes a la investigación policial. Los encontrará en la mesa principal, que he preparado para usted y el resto de invitados y desde la que podrán iniciar su investigación.

Confío en sus cualidades para resolver este misterio.

 

Atentamente, X.

Cargando editor
07/10/2016, 13:18
La mansión Warwick

Llegáis a la mansión Warwick la noche de Samhain... ¿Qué mejor día para la labor que os trae aquí?

Casa antigua pero recia, de altos techos os recibe.

Firmes paredes que ocultan secretos

corrientes de aire recorren amplios pasillos,

mesas de roble, muebles sin mácula.

Sobre la mesa un sobre...

¿Lo abrís?

 

Cargando editor
08/10/2016, 12:05
Isabelle Rethbold

La amable Sra. Willis me entregó la llave sin demasiadas preguntas. Mientras la recogía me preguntaba si era por tratarse de esas personas agradables que no desean inmiscuirse en los asuntos de otros o sencillamente porque no deseaba complicar su existencia con información sobre lo que veníamos a hacer.

Me dirigí a la mansión con cierta urgencia, ya que deseaba estar allí cuando mis compañeros llegasen. No quería que, en una noche como esta, tuviesen que esperar en la calle. Personalmente no me resultaba agradable y, si a ellos tampoco, quería ahorrarles ese sufrimiento.

La casa era como esperaba; señorial, elegante... Y vacía. Es extraño ver casas tan grandes vacías. No creo que jamás me acostumbre.

El sobre del que se hablaba en la carta, reposaba sobre la gran mesa. Me acerqué para tocarlo, pero no lo abrí. Esperaría a que llegasen mis compañeros. Nos habían encomendado esta tarea como equipo y así la haríamos.

Sonó una llamada en la puerta y me apresuré a abrir.

Cargando editor
08/10/2016, 20:01
Ophelia Doyle

El lujoso coche se acercaba a toda velocidad por la carretera. Dentro estaba Ophelia, retocándose el cabello en el reflejo del cristal antes de dedicar una mirada a los lados de la vía. Vio como poco a poco el paisaje cambiaba hasta llegar a la entrada de la lujosa mansión Warwick, quizás ahora McDowell. 

«Madre mía...¿Cómo puede la gente vivir tan alejada de la gran ciudad?» pensó mientras el coche reducía hasta frenar. Una vez allí se ajustó el plumón de pieles, la cinta de brillantes en su pelo y se giró, aleteando sus pestañas mientras miraba al chófer.

-Gracias, querido. Imagino que será toda una noche de trabajo. Dile a Karl que mañana quiero desayunar en el Hotel Plaza antes de irme a dormir-le indicó desviando la mirada de nuevo a la mansión-Ahh...Cómo me gustaría estar en casa. En fin, hasta mañana querido-se despidió antes de salir del vehículo con cuidado de no mancharse los zapatos.

Se ajustó el abrigo ya que aquél octubre parecía más frío que otros años y caminó hacia la puerta principal, viendo que la verja estaba abierta. Se acercó hasta ella y llamó, esperando que no fuera a tardar mucho el servicio. La puerta no tardó en abrirse, momento en que Ophelia entró directa sin mirar a quién.

-¡Madre mía, qué noche más fría! Es preocupante, hasta casi parecería que fuera a nevar, ¿verdad?-parloteó con un tono alegre y desenfadado. Echó un vistazo a la casa y alzó las cejas-Madre mía que caserón. Tiene que haber un buen servicio desde luego...-se acercó a la mesa donde vio el sobre y lo tomó, tentada de abrirlo-¿Y ésto? No somos sabuesos a los que dar órdenes, ¿no crees?-se giró finalmente hacia quien le había abierto la puerta y se sobresaltó-¡Oh, querida! Discúlpame. No sé en qué estaba pensando...-Se acercó a ella sin soltar el sobre y tomó su mano para que soltara la puerta-¿Has tenido que abrir tú la puerta, querida? ¿Sin servicio? Ahh...Qué noche nos espera ¿no?-miró a su alrededor y volvió a mirarla a ella con una sonrisa encantadora-Encantada, soy Ophelia Doyle. Ven querida, hace frío. Ya llamarán-ajustó la puerta casi cerrada y tiró de ella con suavidad algo más alejadas de la corriente de aire. Miró con ojos penetrantes y mirada curiosa a su interlocutora, esperando que se presentara.

Notas de juego

Marco a todos para rolear mi llegada, por si alguien viene después y me ve.

Cargando editor
09/10/2016, 00:38
Mamá Ashanti

Mamá Ashanti no estaba muy acostumbrada al lujo al que hacía referencia aquella casa. Sin embargo, tampoco le era del todo ajeno, había contado con clientes de toda clase y ella misma vivía de forma más o menos acomodada. Así que aunque la aristocracia no era su punto fuerte sentía que en aquella lujosa mansión iba a ser útil. Algo se lo decía, y rara vez se equivocaba.

Al entrar finalmente en la mansión esa sensación se incrementó, podía sentir algún tipo de fuerza en aquel caserío tan antiguo como ostentoso. Pero no estaba sola. Dos mujeres, que supuso estarían allí por el mismo motivo que ella, ya ocupaban el lugar.

-Hola, mi nombre es Mamá Ashanti- dijo con tranquilidad. Sabía que ese nombre estrambótico le chocaba a alguna gente, pero no se preocupó por ella. Ya le habían calificado como extravagante en más de una ocasión, cuando no le llamaban directamente fraude o loca. No le importaba, pues ella siempre hacía su trabajo allí donde fueran necesarios sus servicios.- Ese sobre pide ser abierto, si a ustedes no les importa podríamos abrirlo, aunque podemos esperar a que lleguen las personas que faltan.

Su mano se dirigió a uno de los numerosos bolsillos de su amplio vestido. Acarició una bolsa que creía iba a usar más tarde o más temprano.

Cargando editor
10/10/2016, 13:37
Adelaida Looter

¿Hemos llegado ya? Pregunto insistentemente. Papá intenta calmarme dándome un caramelo y mamá se enfada porque dice que me pondrá más nerviosa. Estoy frenética, como el perro de los vecinos. "Ese perro frenético cualquier día se muere de un soponcio", dijo mamá. No quiero morir, tengo muchas cosas que hacer antes de dormirme para siempre, pero tampoco quiero que papá deje de darme caramelos, así que disimulo mis nervios y me mantengo callada el resto del viaje. Mamá no me quita ojo de encima, yo le devuelvo sonrisas inocentes de esas que me marcan el hoyuelo que tanto gusta a los adultos.

 

Por fin llegamos al pueblo, así que cambiamos a un coche porque los caballos son para el campo y no deberían pisar el asfalto, pobrecitos.

Media hora después el coche para en la puerta de una mansión como la del tío Phil, muy grande y muy vieja.

Estoy tan emocionada que siento que me voy a hacer pipí.

Observo a mis papás descargando los dos baúles que siempre llevo a mis trabajos.

Mamá me mira a los ojos, sonriendo, me pregunta si estoy preparada. ¡Claro que estoy preparada, mami!, le respondo. Me dice que aún puedo irme y no pasaría nada. Yo sonrío con toda mi alma y le contesto: Necesita mi ayuda y yo se la quiero dar.

Así que me bajo del coche, y sigo a mi mamá agarrada a su mano.

Papá arrastra los dos baúles al interior de la casa y vuelve a por nosotras. Ya hay 3 señoritas en el interior, creo que por un momento han pensado que yo era el Médium. ¡Yo! Que no soy capaz de encontrar ni mis propios calcetines un Lunes por la mañana. También he visto en el jardín a un joven cargando un saco de patatas de 10 kg, pensé que iba a entrar en la casa, pero entonces se ha quedado mirando por la ventana y al salir no lo he visto. Debe ser el jardinero, o el chico de mantenimiento. Menos mal que no es uno de los especialistas. Se ríe. Me encanta su risa. Me uno. Y mamá nos sigue. Muertos de risa entramos en la casa.

                                                  

 

Buenas tardes queridas damas, somos la familia Looter. Aquí le traemos lo más preciado que poseemos, nuestra querida hija Adelaida. Dice papá. Nuestra princesita. Añade mamá.

Hola, encantada de conocerlas, empiezo, es un placer para mí conocer otras personas como yo.
Juntos resolveremos el misterio y daremos paz al pobre muertito que está esperando justicia.

Espero un poco por si las señoras quieren decir algo pero mamá empieza a acribillarlas a preguntas. ¿De dónde son? ¿Tienen referencias? ¿Pueden darme un número de teléfono al que contactar a sus familias? Le tiro de la manga y arrugo el ceño. Para, mami. Suplico. Ella se sonroja, como siempre que hace algo mal y lo sabe. Disculpen mis modales, pero dejar a nuestra hija en una mansión abandonada, con personas especiales que son desconocidas para nosotros... No es nada fácil. ¿Tienen hijos? Es difícil para nosotros afrontar que nuestra niña trabaja y necesita su espacio.
Sólo tiene 6 años...

Papá les ofrece mi tarjeta de visita, con todos mis datos, dirección inluida, supongo que para dar ejemplo.

 

 

Acabadas las presentaciones pido ayuda a papá y abrimos uno de los baúles. Me decido por la parte del salón que parece una zona de lectura y pongo el Psycho Phone encima de la mesa.

Papá, mamá y yo añadimos las piezas que faltan. Una jaula de Faraday cubriendo la caja para evitar ruidos de los vivos, varios amplificadores de radio que he comprado en el mercado, una bobina de Tesla para aumentar la potencia, y por último el micrófono, muy caro si no lo compras de segunda mano, con el que tanto he dado la tabarra y que tengo desde hace un año.

Cuando todo está dispuesto mi papá se lleva el baúl vacío y deja el lleno junto a la "mesa de operaciones". Mientras, mi mamá me abraza tan fuerte que no puedo respirar bien. Le beso la frente y le prometo que seré buena. Después me toca despedirme de papá, que me da toda clase de consejos y advertencias. Si, papi, tendré cuidado, tranquilo. Ya soy mayor. Le digo orgullosa. El se acerca a mí, ya sé que quiere que hagamos nuestro saludo especial pero me da vergüenza con las señoritas mirando... Pero como le quiero tanto lo hago igual, como si solo estuviese mamá.

Se marchan. Me quedo mirando por la ventana como se alejan en el coche de alquiler. Ahora estoy sola.

 

Voy hacia el baúl y lo abro un poco, dejando ver una docena de cabezas en el interior. Elijo a Lilly, una muñeca de porcelana que mamá mandó a hacer. Es igual que yo, y la muertita que la usa es muy simpática. La siento en una silla junto al Psycho Phone para que me avise si alguien intenta comunicarse. Ya no estoy sola, ahora somos dos.

El resto de muñecos tendrá que esperar su turno, ya saben como funcionan las cosas así que no me preocupo.

Ya he terminado de prepararlo todo. Primero el trabajo y después el ocio, dice siempre Billy. Ahora ya puedo conocer a las señoritas que son como yo.

Me encamino hacia ellas, les regalo la más dulce de mis sonrisas y con una reverencia me vuelvo a presentar. Me llamo Adelaida. Los muertitos siempre me han hablado desde dentro de mis muñecos, pero no podía entenderlos bien. Ese aparato me ayuda a hablar con ellos.
Lo he mejorado tanto que ahora hablo con toda clase de muertitos, aunque mis amigos de verdad están dentro de ellos.
Señalo el baúl cerrado y la silla de Lilly. Ella es Lilly, dice que... Arrugo las cejas y dejo de respirar, los ojos me bizquean. Dice que está aterrada, no, encantada, si, eso, encantada de estar aquí. Sonrío. ¿Vosotras también sois Médiums? Nunca he conocido a otros como yo, bueno, quitando a Billy. ¿Cómo lo hacéis? Mis ojos brillan de la emoción. Vuelvo a tener ganas de hacer pipí.

Cargando editor
10/10/2016, 16:47
La mansión Warwick

Justo tras la entrada de la pequeña Adelaida en la casa comienza a sonar música ligera...

La música proviene del segundo piso, pero cuando os disponéis a subir para investigar, justo al pisar el primer escalón, la música cesa bruscamente. Parece que ya han percibido vuestra presencia...

¿Sería solo un amable recibimiento o un aviso para que nos pusiésemos en seguida a trabajar?

Cargando editor
10/10/2016, 18:21
Bubba Sinclair

Mi saco de patatas y yo dormimos la noche anterior sentados en una butaca del hotel de un pueblo cercano a la mansión. Que mi saco me acompañe en mis sueños no es solo por placer, suelo hacerlo para establecer un vínculo individual con cada una de las patatas que me acompañaran en mi siguiente misión.

Me habría quedado dormido si no hubiera sido porque las patatas me avisaron desprendiendo calor. Tranquilamente, me alisé y engominé el pelo. Me senté, pelé una patata, la froté contra las patillas de mis gafas durante solo quince minutos (hoy tenía prisa). Le di un pequeño beso a la patata martir, la tiré a la basura y me preparé para el resto del viaje.

El camino fue bonito, lleno de campos verdes y exhuberantes, pero ni un solo huerto de patatas. El chofer me hizo un par de comentarios ofensivos sobre Canadá pero yo decidí desconcertarle con respuestas absurdas. Me dejó tranquilo todo el viaje.

Cuando llegué a la mansión la miré de reojo y parecía grande. Cogí mi saco de 10 kg de patatas y decidí dar una vuelta.

Empecé a bordear la casa cuando apareció un coche del que salió una mujer rubia casi tan bien peinada como yo. Esa debe ser una de las mindiums o como las llamen. Le dije a mi saco. Decidí quedarme agazapado en una esquina, ya que podría verlos a ellos antes que me vieran a mi.

Después, entró una señora con pañuelo y grandes pendientes. Parece que este es un buen escondite.

La curiosidad me pudo y me acerqué a la ventana. Alli pude ver un sobre que pedía ser abierto, las 2 mujeres que había visto entrar y una señora más que debió llegar antes que yo. Escuché un crujido a mi espalda y cuando miré vi a un señor trajeado mirándome. Me agarré a mi saco de patatas, grité un poco y decidí volver a esconderme. Alli vi como traian un cargamento de maletas, y me pareció ver a una niña, pero creí que eran imaginaciones mías. De repente mi curiosidad me volvió a cegar y de nuevo me acerqué a la ventana.

Me asombré un poco por ver a una niña tan pequeña haciendo nuestro trabajo, pero solo un poco, conozco patatas que han hecho cosas mas raras.

Cuando los padres de la niña se fueron, esperé unos momentos por si venía alguien más. La niña se acercó a la ventana, se me escapó otro gritito y me agaché justo en la parte donde no podía verme. Ví el coche de sus padres alejarse, aproveché el ruido para caminar agachado hacia la puerta de entrada.

Llamé al timbre y golpeé la puerta, dos veces. ¿Hay alguien ahi dentro?¡No me han dado llaves! Disimulé.

Cuando se abre la puerta, sonrío. Cuántas personas... -Miro a Adelaida- y personitas. Buenas noches. Digo andando hacia el hall. Soy el Patatomante Bubba Sinclair - Empiezo a sacar patatas y colocarlas sobre los muebles - No puedo con la emoción, hacía meses desde mi última misión. Pongo una mano en mi pecho. El corazón me palpita como una patata frita. Sigo sonriendo, me doy la vuelta, voy directo hacia el sobre y lo abro con mis dedos sin contemplaciones.

Cargando editor
11/10/2016, 00:45
Mamá Ashanti

Aún llegaron dos personas después que ella, un hombre algo extraño que parecía afectado y una niña. A Ashanti le pareció que procedía de una familia adinerada que hacía no demasiados años tendría muchos exclavos en su haber, o esa fue la impresión que le dio. Ella, aún nacida en América tenía mucho del orgullo africano de sus ancestros y apretó los labios de ira ante la visión de familiares obligados a ser esclavos.

Pero agitó la cabeza y se clamó, volviéndose a centrar en sus asuntos. De todas formas, no debía prejuzgar a nadie e igualmente la niña parecía demasiado joven como para haberle hecho daño a nadie.

-Digamos que mis métodos se remontan al folklore de mis ancestros africanos- dijo, aún creyendo firmemente que ese folklore al que hacía alusión no tenía nada de falso. Volvió a ferrar su bolsita pero no dio más información de momento. pronto la verían entrar en acción y sabrían todos los métodos que solían usar para oír a los espíritus o comunicarse con ellos- pronto verán en qué consisten.

Oyeron música que desaparecía de igual modo que comenzaba a sonar. Los espíritus estaban incómodos.

-No es buena idea hacer esperar a los espíritus, hasta que no encuentren la paz pueden llegar a ser hostiles si no se les ayuda o respeta. Si hemos terminado de presentarnos podríamos abrir el sobre, que presiento es lo que debemos hacer.

Esperó a que alguien dijera algo, antes de aventurarse a abrir el sobre. Aunque no le gustaría que se demoraran demasiado en ello.

Cargando editor
11/10/2016, 06:24
Isabelle Rethbold

Apenas si he tenido tiempo de quitarme el sombrero y los guantes, cuando suena la puerta. Al abrir, me encuentro en el umbral con una hermosa mujer, que supongo que es Ophelia Doyle.

Pasa lanzada a mi lado, hablando sin parar. Sonrío ligeramente impresionada por la energía luminosa que desprende. Todo en su aspecto invita a la acción. Parece dinámica y me hace sentir un poco paleta.
Su mirada se fija en el sobre. Y, entonces, repara en mi presencia

-No tiene importancia. Yo tampoco he dicho nada que la saque de su error- Me adelanto hacia ella, extendiendo mi mano -Soy Isabelle Rethbold. Yo le escribí. Me pidieron que les reuniese a todos ustedes-

Tras presentarnos, nos disponemos a buscar un lugar cómodo donde esperar hasta que lleguen los demás pero no hay tiempo ya que inmediatamente llaman a la puerta. Otra de nuestras invitadas, Mamá Ashanti, se presenta. Allí donde Ophelia parece emitir luz, Mamá Ashanti parece... No sé muy bien, pero no es luminosa. Por supuesto no es oscuridad lo que trae, pero quizás si algo como niebla.
Sencillamente me niego a utilizar mis visiones para conocer más a mis compañeros. Eso es algo que no se hace. Así que tendremos que esperar a que avance la noche para entender cómo son cada uno.
La invitamos a pasar y le ayudo a desprenderse de su ropa de abrigo. Mientras, le informo de que yo fui quien solicitó su colaboración.

Extraigo de mi bolsillo la carta que yo misma recibí para compartirla con ellas. Pero el sonido de voces y una risa infantil, nos obliga a posponerlo. Un caballero se acerca a nuestra puerta y le saludo como si se tratara del Sr. Sinclair. Pero me saca de mi error. Es el padre de Adelaida Looter. De todas las personas a las que llamé ésta era, sin duda, con la que más dudas tenía. Mi propia experiencia siendo una niña en contacto con el Más Allá es dramática y no querría ser la causante de sus pesadillas. Pero la llegada de Adelaida es un rayo de sol. La niña es vibrante e incluso (¡Oh, Dios mío!) parece disfrutar con esto.
Observo atenta la manera en que sus padres la cuidan. "Quizás si la actitud de mis padres hubiera sido esa, todo hubiera sido mucho más fácil"

-No, Sra. Looter, no tengo hijos, pero esté tranquila, cuidaré de Adelaida como de mí misma- intento tranquilizarla antes de que partan.

-Así que hablas con los muñecos...- le digo a Adelaida agachandome hasta quedar a su altura -Eso es mucho más divertido que hablar con el agua, que es lo que hago yo- le digo antes de ponerme en pie, de nuevo.

Pero la sonrisa que le dedicaba a la niña se me congela. Una música empieza a sonar en el piso de arriba.

Me paro y escucho atenta. Y luego avanzo unos pasos hacia la escalera, al igual que el resto.

Pero la música se detiene.
Mamá Ashanti propone comenzar para no perturbar  más a los espíritus. Estoy convencida de que puede tener razón pero...
-Es que aún falta alguien...- susurro por lo bajo. No me atrevo a llevarle la contraria a Mamá Ashanti

Por suerte para mi no hace falta que lo haga. Llaman al timbre, golpean y nos hablan desde el otro lado. Me apresuro a abrir. Un hombre joven espera.

-Adelante, por favor- pido mientras voy haciendo las presentaciones. Veo como pone papatas sobre los muebles y sonrío un poco. Menudo grupo formamos. Personas peculiares con habilidades peculiares.
Pero mientras estoy distraida, el Sr. Sinclair, coge el sobre y lo abre

-Un segundo, por favor- le pido antes de que extraiga su contenido -Quiero compartir con todos el motivo por el que les avisé-

Y, extrayendo la carta de mi bolsillo, se la entrego para que todos puedan leerla

Cargando editor
11/10/2016, 12:41
Adelaida Looter

Ya nos hemos presentado y estoy hablando con Isabelle cuando la música suena. Ella pone una cara muy graciosa y yo le agarro la mano del susto. Tengo esos dos sentimientos a la vez dentro de mí cuando Mamá Ashanti propone que nos pongamos a trabajar.

Entonces llega un hombre con un saco de patatas y me río recordando las palabras de mi papá. Le escucho atenta, me vuelvo a reír cuando dice que su corazón palpita como una patata frita.

 

 

 

 

 

 

 

 

Me detengo un momento para observarlos mientras Isabelle saca una carta.

Mamá Ashanti, una señora negra, como mi mayordomo, y un poco pero no mucho como Billy. Lleva un turbante en la cabeza y unos grandes pendientes. Me gusta. Pero también me da un poco de miedo.

Bubba Sinclair, que como yo, ha colocado por toda la habitación sus herramientas. Patatas. Me encantan las patatas. También me gusta su forma de ser, es simpático y un poco raro. Además es el único hombre en la mansión. Recuerdo la clase de Literatura en la que leímos el libro de la vida de Harry Houdini. Me pregunto si Bubba sabrá trucos de magia.

Ophelia Doyle. Su apellido es el mismo que el de Sir Arthur Conan Doyle, otro hombre interesado en la psicociencia. ¿Serán familia? Tengo que preguntarlo.
Ophelia es muy guapa y como dice mamá, tiene mucha clase. Me pilla un par de veces mirando su ropa y sus joyas. Le sonrío con timidez y le enseño el bordado de mi falda.

Isabelle Rethbold. Siento una conexión muy especial con ella. Como si ya la conociese. Es raro, porque es la primera vez que la veo, pero su manera de hablar y moverse me resultan familiares. Me tranquiliza y me hace sentir protegida. Además, le dijo a mi mamá que se ocuparía de mí, y cuando se marcharon no se olvidó de sus palabras. Me gusta mucho.

 

Isabelle me tiende la carta y yo la sostengo entre mis dedos, me aclaro la garganta, y pongo en práctica mis clases de Literatura para leerla en voz alta para todos. Cuando acabo les digo: ¿No es increíble ver nuestros nombres en la lista? Me paro a escuchar sus respuestas y después continúo preguntando a Isabelle. Gracias por ocuparse de encontrarnos y reunirnos, me pone muy feliz formar parte del grupo. ¿Tiene que ser muy famosa, no?

Cuando acabamos de hablar me acuerdo del sobre.

 

¿Descubrimos ya el sobre? Miro hacia Bubba que lo sostiene en la mano, abierto, pero sin leer aún.

 

Cargando editor
11/10/2016, 14:46
La mansión Warwick

Procedéis entre todos a abrir el sobre...

Dentro se encuentran los escasos datos que la policía pudo reunir. La información está dividida en tres partes:

En la primera se encuentran los sospechosos, en la segunda los lugares y en la tercera los objetos que provocaron la muerte del sirviente.

Sabéis que será una larga velada y que es mejor comenzar cuanto antes. Os acomodáis alrededor de una gran mesa redonda que parece preparada expresamente para vosotros. Tenéis que decidir quién comenzará y en que orden tratáis de comunicaros con el más allá.

¿Qué mejor que empezar por los sospechosos?

Notas de juego

Las pistas

Cargando editor
11/10/2016, 17:54
Bubba Sinclair

Cuando la señorita Isabelle me detiene de abrir el sobre, lo dejo sobre la misma mesa, levanto las manos, doy un paso atrás, sonrío, y me siento en una silla.

Una patata del saco desprende calor, la llevo a mi oido. Suelto una carcajada, la vuelvo a meter en el saco y miro a mis compañeros.

Isabelle habla sobre una carta que le enviaron. La pequeña la lee.

Que extraño que esa carta este firmada anónimamente... Pienso.

¿Es la primera vez que estás en una lista, Adelaida? Estás ahi porque eres importante para alguien, al igual que las patatas lo son para mi. Le sonrío mientras me levanto a abrir el sobre que me lleva tentando desde que lo vi por primera vez a través de la ventana.

Abro el sobre y empiezo a ver los retratos de diferentes personas, muy normales todos ellos.

¿Qué mas da que sean todos feos? Le respondo a la patata que dejé sobre un brazo del sofá. No has venido a juzgar a las personas por su aspecto sino por sus actos. -Señalo con un dedo mi cabeza - Métetelo en la fécula.

Decido dejar a la patata pensando sobre lo que acaba de hacer y me pongo frente a mis compañeras. Parece que estos son los sospechosos, asi que señoras y señorita, vayan desenfundando sus poderes porque se acerca la hora de la diversión. Sonrío levemente.

Un olor llega a mi nariz. Empiezo a olfatear brúscamente. ¿¡Que es ese olor tan intenso y penetrante!? ¿Vainilla? Cuando consigo descubrir la dirección del olor, noto que viene de Ophelia, que está de pie junto a mi. La miro a los ojos. Esos olores se te meten en la pituitaria y luego no hay quien los saque... Pongo cara de asco y me alejo un poco sin ningún disimulo.

Cargando editor
12/10/2016, 01:23
Ophelia Doyle

Cuando la muchacha con la que hablaba se presentó, apretó ligeramente su mano con cercanía y volvió a sonreír.

-Es un placer, Isabelle. ¿Puedo llamarte Isabelle? No querría ser descortés, desde luego...-había ido finalizando la frase mientras dejaba el sobre y las cosas en la mesa y una de las sillas, cuando escuchó que llegaba otra persona. Se giró con las cejas levantadas y parpadeando con sus tupidas pestañas, a la expectativa. Vio entrar a aquella señora de piel oscura y no apartó la mirada de ella. Parecía una de esas médiums de las que hablaban en Nueva Orleans. Nunca había acudido a ellas: tenía por concepto que utilizaban medios lúgubres y pollos sin cabeza. Pobres pollos, claro. Con lo que debe manchar éso. 

Se acercó hasta ella con una sonrisa, haciendo repiquetear sus tacones en el suelo y tintinear las lágrimas de cristal de su vestido. Fue a alargar la mano cuando se presentó con aquella sobriedad. Siguió el gesto de la mano para colocarse la cinta del pelo nuevamente, casi con un tic de perfeccionismo.

-Oh, vaya...Que exótico. Aunque espero que no le moleste que la llame señora Ashanti. Su nombre suena agradable al pronunciar, espero no hacerlo erróneamente. Siéntese libre de corregirme, señora Ashanti-parloteó de nuevo con una sonrisa mientras miraba a Isabelle, intercambiando una mirada como si buscara saber cuál había sido su impresión. Estaba en medio de ello cuando empezó la operación entrada de la última fémina de la comitiva. El trajín de ir y venir de bultos le llamó la atención y no pudo sino preguntarse qué ocurría y porqué nadie les decía nada. Finalmente, el hombre que habían visto entró con el resto de familia. Se fijó en la niña e interiormente arrugó la nariz. Había sido reclamada por sus servicios, no como nana. Se quedó por unos segundos antes de acercarse a saludar agrdablemente.

-¡Oh, buenas noches! Pasad, hace frío afuera-comentó como si nada mientras desviaba la mirada a la niña y sus rizos. No respondió a la avalancha de preguntas de su madre, pero le contestó con una suave risa, como un gorgoteo. Tomó la targeta y los despidió con afecto. Cuando se hubieron ido miró con inseguridad a la pequeña Adelaida. Aun así cuando empezó a hablar lo hizo con más cerebro que uno de su especie con tan pocos años, y aquello la alivió bastante. No le agradaban los niños pequeños, moqueando y babeando todo, tirando de cada cosa que veían. Pero la pequeña Adelaida parecía mucho más capaz y aquello, sin duda, hizo que la perspectiva de pasar la noche con una niña pequeña no fuera a ser tan terrible. Entonces se acercó a ella y sonrió-Un placer, Adelaida. Es muy interesante éso que traes...Pero lo veo un poco incordio, tener que llevarlo siempre contigo. Suerte que vivimos en un mundo civilizado, con carreteras asfaltadas...-le guiñó el ojo cómplice, satisfecha con la idea de que no iba a ser una carga.

Se inició aquella música que hizo que se girara, tintineando su vestido. Se movió por curiosidad hacia su origen, pero para cuando lo hizo la música cesó. Miró al resto con una sonrisa, viendo a Isabelle y Adelaida con cierto susto en el cuerpo-¡Preciosas! Nada de fruncir el ceño, saldrán arrugas. Sólo fue un aperitivo, hay que degustarlo-opinió sonriente. La señora Ashanti seguía imperturbable. Le resultó algo aburrido. «Al menos parece que el espíritu tiene ritmo» pensó para sí. La puerta cedió por última vez y apareció un chico realmente repeinadísimo con un saco acuestas. Aquello fue aún más extraño que el aparato de Adelaida. Vio como iba colocando patatas mientras se presentaba. Miró a Isabelle y Adelaida como diciendo "¿Veis éso?". A la señora Ashanti no, sintió que si la miraba no iba a encontrar otra expresión. Podía ser entretenido si el caso resultaba aburrido: encontrar dónde guardó la señora negra el humor.

-Un placer, señor Sinclair...-comentó viendo su dispersión metódica de tubérculos-Disculpe si no me acerco a darle la mano...¿Ésas patatas están limpias? Imagino que sí, viendo que son su compañía cercana-parpadeó perpleja mientras parecía que las trataba con cariño. Incluso una intimidad hilarante. Quizás la compañía que le proporcionaban era más íntima de lo que cabía imaginar. Se giró para acercarse a la mesa cuando vio a Adelaida mirándola. Le dedicó una sonrisa, casi hasta orgullosa de ella. En su concepción, estaba siendo intachable. Y su risa alegraba el lugar, que desde luego, estaba necesitado de ello.

Entonces le sobresaltó la pregunta de Sinclair. Se llevó una mano al pecho por el entusiasmo del hombre al olfatear al aire. Los perros de caza estarían celosos, sin duda. Ante su pregunta asintió, aún sin estar muy segura de qué ocurría. Cuando lo esuchó hablar de aquél modo, lejos de ofenderse, soltó una sonora carcajada, en absoluto ofendida-Procuraré no invadir su pituitaria, Sinclair-de hecho, sintió un deseo impulsivo de perseguirlo solo para sacarlo de sus casillas que dudó que fuera a contener. Podía ser otro entretenimiento, juntamente con el humor negro de Ashanti. Bueno, el humor de Ashanti negra. Mejor así.

Se sentó en la mesa haciéndole un gesto a Isabelle para que se acercara con ella-Ven querida. Señoras, y señor. Empecemos, la noche es larga y parece que la música no nos acompañará durante la velada-invitó con la mano al resto. Colocó las imágenes del sobre a lo largo de la mesa, que parecían retratos de los sospechosos del crimen. Las colocó con orden y con la misma distancia entre ellas. Luego levantó la mirada penetrante, sin perder su alegría-Deberíamos ir por turnos, para no solaparnos mútuamente con las visiones y la comunicación. Podemos hacer según orden de llegada a ésta casa, si les parece bien-dijo, dedicando una sonrisa antes de mirar a Isabelle-¿Querida?- le preguntó con dulzura, esperando que aceptara.

Cargando editor
12/10/2016, 09:10
La mansión Warwick

En cuanto comenzáis la ronda un aire frío recorre la habitación. Las velas titilean al ritmo de una música que no oís y todo parecer pararse durante unos segundos.

Uno a uno comenzáis a entrar en trance, a recibir la comunicación de un espíritu que es débil, no es capaz de articular sonido alguno, pero sí os evoca numerosos sentimientos y sensaciones. Cuando conseguís separar los propios de los ajenos vuestra mente comienza a retener algo con claridad...

 

 

Cargando editor
12/10/2016, 09:13
Oráculo Africano

Lanzas los huesos para comunicarte con el más allá...

Ésta es tu primera visión:

Cargando editor
12/10/2016, 09:14
Espíritu

Ésta es la visión que el espíritu trata de transmitirte:

 

Cargando editor
12/10/2016, 09:16
Espíritu

El espíritu contacta contigo por un tiempo más prolongado que el de tus compañeros y genera dos visiones:

Cargando editor
12/10/2016, 09:18
Psycho Phone

Al conectar el Psycho Phone estas es la imagen que comienza a formarse en tu mente:

Cargando editor
12/10/2016, 09:19
Patata

Una de tus patatas llama especialmente tu atención, está inquieta... Estas son las visiones que te genera: