Partida Rol por web

Apoyo su mano en la frente, masajeándola para aliviar el dolor. Luego sonrió levemente; no era del todo su culpa. Debían haber escuchado mejor a la kunoichi.

-Él no los dejara. Ahora que lo sabe, sabe donde centrarse. +dice pausadamente, mirando a Okazaki+ Seria mejor si te rindes. Tú todavía tienes la oportunidad de elegir la forma fácil y no tendrás que sufrir como nosotros. De otro modo tengo que detenerlos… y no quiero lastimarlos, de verdad. Nadeshiko puede decirtelo. 

Extrae sus garras, poniéndose en guardia. La orden era clara, pero el método le pertenecía. Por favor, que fueran razonables… 

No podía dar crédito a las palabras de Sunauto. -¿Pero qué estás diciendo?- No pudo evitar expresar su desconcierto ante las palabras del explorador. En ese mismo instante se interpuso entre Oka a modo de protección. ¿Habrá sucumbido a la tentación de la promesa del Oni? -No puedes estar hablando en serio, Sunauto.- Consiguió decir tras la avalancha de pensamientos y temores que se acumulaban en su mente. -¿Acaso has aceptado la propuesta de esa bestia? ¿Tan necesitado estás de poder que fuiste capaz de dar tu alma a cambio?- Finalmente no pudo posponer el momento de preguntar abiertamente.

Sin terminar de dar crédito a lo que estaba sucediendo, intercaló miradas entre Nade y Sunauto esperando que todo se tratase de una broma macabra. En cuanto vio cómo el excéntrico explorador se armaba, Hiroto llevó sus manos a las empuñaduras de sus espadas. -No hagas nada de lo que puedas arrepentirte, Sunauto. No es tarde para parar esto y detener al Oni.- Fue su último cartucho diplomático contra el aliado que parecía tornarse enemigo. Jamás hubiese pensado que una misión tuviese un desenlace así...

- Siempre fuiste un capullo integral, Sunauto.- Contestó Okazaki a las tonterías dichas por su compañero. Por fin podía desahogarse a gusto.- Hiroto, ¿de qué coño están hablando? ¿Qué es lo que os ha hecho?¿De qué propuesta hablas?- Oka aún llevaba el tanto en la mano diestra.

un escalofrío la recorrió, lo que temía que pasara, había pasado, ahora comprendía que todo lo que supiera Sunauto, lo sabría el Oni. Tomó un poco de aire, mirando a sus compañeros casi a modo de despedida, de hecho, lo sería.

- vaya , yo... lo detendré - por eso les había advertido, por eso les había dicho que se fueran, así que se giró sobre sus talones y se puso de frente a Sunauto - ¡váyanse ahora!- les ordena mientras miraba al joven, odiaba esa situación, odiaba tener que enfrentarse a él, que sus compañeros lo consideraran un traidor, pero lo cierto es que había aceptado.

- ¡largo!- ahora, intentaría detenerlo, no con muchas esperanzas...

Inspiro profundamente y se preparo internamente para una lucha difícil, consigo mismo. Lo demás podía manejarlo. Pero todavía intento razonar una última vez.

-No sean estúpidos... Nadeshiko, estas agotada, y ellos incluso más que tú. Puedo sentirlo... Por el contrario, yo cada vez manejo mejor su fuerza. Los venceré a los 3 si es preciso, pero nunca he sido bueno conteniéndome y podría herirlos mucho. Sean razonables… por favor. Ya habrá otra oportunidad.

Frunce el labio en una sonrisa triste, al tiempo que adoptaba su guardia felina favorita. La cabeza le dolía tanto como el corazón, pero era su deber. Ojala pudiera salvarlos…

Definitivamente la situación había dado un giro del todo inesperado. ¿Cómo iba a pensar que Sunauto albergase tal ambición? Hiroto había tenido la misma oportunidad de servir al Oni y nadie más que él querría usar el poder que le ofrecían para proteger a sus seres queridos. Pero sabía que aceptando estaría traicionando los mismos ideales que lo llevaron a convertirse en shinobi. 

Y ahora mismo se presentaba otro dilema. Nade pretendía sacrificarse para dejar que ellos escapasen y Hiroto no podía permitir que algo así ocurriese. -No.- Respondió rotundamente a Nadeshiko. -Tú eres la médico y debes asegurarte de regresar ambas sanas y salvas.- Sin dejar de mirar a Sunauto, dejó caer su mochila junto a Oka. -Ya sabes lo que tenéis que hacer.- No dijo más. Dejó que el sonido del acero a ser desenvainado dejase bien claras sus intenciones. Su misión como capitán era la de mantener a su equipo a salvo y proteger a sus seres queridos. Todavía le quedaban sus píldoras del soldado para poder presentar batalla así que se tomó una y apuntó con su espada al que solía ser su compañero. 

Aunque Hiroto no respondiese con precisión a sus preguntas no le hacía falta  a la estratega del grupo mucha más información. Su trabajo era leer entre líneas. Cuando Hiroto dejó caer su pesado fardo supo que no había vuelta a atrás. Sunauto era un traidor y le hubiera gustado acabar con él allí mismo pero tenía que largarse. Asintió al líder de su ahora reducido equipo ninja y recogió la mochila del suelo.

jamás hubiera querido que algo así se diera, jamás, pero, ahí estaban, los cuatro, ahora enfrentados. No sabía las razones que llevaron a Sunauto a tomar esa decisión, y no seguir el camino que Hiroto y ella habían tomado, incluso si eso hubiera significado morir en el acto, de todas formas, no tomó aquel poder... Aún intentaba saber porqué los había dejado vivos. 

- está... bien...- susurró obedeciendo a la orden de Hiroto y se movió hacia Okazaki, mirando a los ojos a Sunauto, con el corazón destruido por lo que iba a pasar, - no sé que tienes planeado Sunauto ... pero espero que valga el sacrificio que estas haciendo...- sus últimas palabras le hacían pensar de que él sabía algo que no quería revelar, pero temía que el Oni se enterara de todo por medio del mismo Sunauto. Tensó su arco, y dio unos pasos más hacia atrás, esperando que  Oka saliera para cubrir su salida. 

Sunauto mueve sus dedos rapidamente, formando los sellos de su genjutsu. No es muy comun que recurra a este, pero se alegra de haberlo aprendido. Puede lograr su objetivo... tal vez.

-Kanashibari no jutsu!!

La vibracion resonante de su exclamacion, reforzada por el chakra, golpea los nervios de los otros tres miembros del grupo. Al instante estos se encuentran paralizados momentaneamente, lo cual es el efecto de la tecnica. No durara demasiado... pero es suficiente para que esten indefensos mientras los noquea.

Pese al la férrea determinación de Hiroto, Sunauto fue más rápido. Al instante se vio afectado por el jutsu del explorador al notar como su cuerpo, presa de un doloroso cansancio, se paralizaba. Sus músculos parecían tensarse como reacción al grito de su excompañero. Pero no podía dejarse vencer tan fácilmente. Debía liberarse así que, con lo que su voluntad le permitiese moverse, intentó hacerse un corte para anular el efecto del justu. 

Sunauto fue el más rápido de todos, seguramente dopado por la marca que le había dejado el Oni, y les hizo caer en un genjutsu básico aunque molesto. Oka conocía a la perfección sus efectos pues ella misma lo usaba y, como no tenía tiempo que perder y tenía su tantô empuñado en la mano diestra, se lo clavó en el muslo. 

aunque debió moverse, debió seguir luchando, Nadeshiko no hizo nada, cayó al suelo, y quedo en posición fetal, Sunauto podría haber acabado con ellos, sin problemas, pero en cambio, los había detenido, ¿qué tramaba? ¿Y si confiaba en él?. Tembló pero solo cerró los ojos y dejó de luchar, rogaba que estuviera pensando en algo que pudiera detener al Oni... así o, estaban perdidos.

Dos luchan, una se rinde. Era mejor de lo que había pensado. Especialmente al ser ella, desde luego… El resabio amargo de tener que atacar a sus compañeros se atenuaba si no tenia que lastimar a Nadeshiko, asi que Sunauto se centro en el otro par, dejándola para el final.

Okazaki era la “presa libre” en esta tragedia, pero Hiroto era mucho mas peligroso en combate, casi igual de fuerte que él antes de la marca. No podía ir tras ella si lo dejaba a su espalda, asi que tenia que neutralizarlo primero.

Sus garras ardieron rojizas mientras se lanzaba sobre su antiguo líder y compañero, a medida que el chakra llameante fluía en ellas, añadiendo un efecto especial a sus caracteristicos desgarros… aunque estos no eran tan ansiosos como siempre.

El dolor autoinfligido hizo que el cuerpo de Hiroto reaccionase para liberarse del jutsu del que hace un momento era su compañero, el cual ya se abalanzaba sobre él como el felino al que siempre intenta emular. Pese al cansancio y sus heridas, los reflejos del guerrero hicieron su trabajo haciéndolo reaccionar de manera casi instintiva. Las espadas de Hiroto se alzaron para rechazar el fulgurante ataque de Sunauto. Las llamas soltaron chispas al chocar contra el acero sin llegar a hundirse en el cuerpo del shinobi hasta ser repelidas completamente. 

Con aquel bloqueo, Hiroto había conseguido ver una abertura en el explorador. Un hueco por el que atacar. El momento de las palabras había terminado y ahora las armas serían el método de diálogo. Aprovechando el empuje de su defensa, el espadachín blandió sus armas en un corte cruzado contra el torso de Sunauto. Aquello ya no era un entrenamiento. 

Liberados Hiroto y Okazaki del genjutsu de Sunauto, y yendo el líder del equipo ninja al ataque, sólo quedaba sacar a Nadeshiko de la ilusión apresadora.

- ¡Kai!

queda libre, Nadeshiko se pone de pie, manteniendo esos ojos sin ninguna expresión, sus amigos seguirían luchando, y escaparían de su compañero, ella debería hacer lo mismo, pero marcada como estaba, se imaginaba un riesgo mayor, sobre todo para Oka y el resto de la aldea. Así, Nadeshiko en un movimiento impensado, en vez de salir corriendo, y aprovechando el ataque de Hiroto, se puso entre ambos y abrazo a Sunauto...

- ya basta... detente... - mantenía su cara contra el pecho del ninja - no sigan... - eran compañeros luchando, Sunauto había traicionado a todos al aceptar la marca del Oni, y la invitación para hacerse más fuerte, pero Nadeshiko se aferraba a la idea de que lo había hecho por una mejor razón.

-¡hiroto , llévate a Oka! - debían irse, proteger el orbe, no seguir hablando ni perdiendo tiempo, el Oni estaría cerca, y los atraparía, acabaría con Oka. - ... ¡ahora!- gritó sin soltarse de Sunauto.

Los golpes de Hiroto acertaron a Sunauto; sin embargo este apenas sintió el corte de las hojas. Desde hacia un rato lo había notado, pero de hecho no parecía que ninguna herida le doliese… No obstante, la respuesta le provoco un dolor más personal… Él había medido su fuerza y no había atacado a matar. Hiroto si lo había hecho.

No tuvo problemas en zafar los brazos y separarse de Nadeshiko con un suave empujón, tomando distancia hacia atras. Muy bien, asi lo querían pues... La furia se adueño rápidamente de su mirada, mientras hacia el sello del Tigre.

Al instante su cuerpo se rodeo por el aura de invulnerabilidad del jutsu, mientras tomaba la forma con la que se sentia mas afin, como un manto. Aunque nunca antes las marcas negras del felino habían sido tan oscuras. 

Solo debian estar vivos para el Oni. Aunque ahora ya no importaba el estado. Y si morian... ellos lo habian provocado.

La sangre brotó de los cortes que Hiroto le hizo a Sunauto. El explorador se había mostrado demasiado confiado después de haber adquirido el poder que le otorgaba el Oni. Y tampoco ayudaba demasiado la actitud de Nade. No podía ni imaginarse el sufrimiento de la kunoichi por el súbito cambio de Sunauto... incluso a Hiroto le costaba aceptar que esto estaba sucediendo. Pero no podían poner en peligro a toda su aldea por un momento de duda. -¡Nade!- Gritó cuando vio cómo el explorador de deshacía de ella. -¡No hay nada más que podamos hacer! ¡Piensa en la gente que debemos proteger!- Esperaba que apelar a su deber como shinobi la hiciese entrar en razón. Si se rendían ahora todo será en vano.

Confiando en que Oka no dudaría en llevarse la esfera, Hiroto se preparó de nuevo para el ataque. Sunauto, tras ser herido, acudió a un jutsu de sobra conocido por el espadachín. Un oscuro y llameante felino se encontraba ahora en lugar de su rival desafiándolo. El guerrero no dudó en dar también todo lo que tenía en aquel duelo. Una inmensa cantidad de chakra comenzó a concentrarse en el interior de Hiroto creando una ráfaga de viento que se arremolinaba alrededor de su cuerpo. Si existía algún momento en el que apostar todo a un golpe era aquel. La técnica de Sunauto era terrible, pero también llevaba su tiempo consolidarla y ahí tendría su oportunidad. Sin dudarlo ni un segundo más, Hiroto se lanzó al ataque levantando la tierra a sus pies. Sus espadas, reforzadas por su chakra, describieron trayectorias mortales hacia el oscuro felino que los había traicionado. -¡Espadas de viento feroz!- Exclamó desatando todo su poder en un ataque definitivo esperando que fuese suficiente para detener al que había sido su compañero hasta hace nada. 

No entendía según qué comportamientos. Sunauto les había traicionado y Nadeshiko no sabía ni qué hacer. Pero si iban a creerse que Okazaki iba a permitir que el Oni se saliera con la suya, o que el sacrificio de Hiroto fuera en vano iban listos. Con un rápido gestó activó una de las bombas de humo que portaba. La columna blanca impediría a Sunauto atacarla sin ciertas dificultades. Al instante salió corriendo para internarse lo antes posible en el bosque.

Adiós Hiroto...- No podía ayudarlo. y él era un cabezota demasiado íntegro como para huir con ella.