Partida Rol por web

Okazaki nosalía de su asombro mientras observaba el cristal de chakra. Le costó escuchar a Hiroto abstraída como estaba.

- ¿Perdón?- Como si las palabras de su compañero llegaran a ella con retardo asintió a su compañero una vez comprendido el mensaje.-Sí. No hay duda. Es un cristal de chakra.- Contestó esperando que comprendiera lo importante del descubrimiento.- Pero jamás he conocido o leído sobre uno como este. Es muy raro. No se corresponde con ninguna naturaleza elemental conocida. Ni agua, ni tierra, ni fuego ni aire. Es puro chakra, sin matices de ninguna clase. Y por su tamaño, es una reserva mucho más grande que ninguno haya visto. Sea lo que sea realmente, no hay nada igual hoy día.- Hacerse con un cristal de chakra otorgaba poderes a quien lo portara que, de otra manera, serían inalcanzables para él. lo más básico sería rellenar el chakra de una persona pero había muchos más y, éste, parecía ser poderoso. -* Creo que esto es muy poderoso, no sé si me entiendes a donde quiero llegar. Por este cristal ...- Se imaginaba a gente matando por hacerse con él, quizá hasta guerras.-...todos querrán hacerse con uno así. Quizá sea el oni el que lo produzca, puede que incluso haga más. Devora chakra y puede llegar un momento que acumule tanto que produzca uno de estos. No sé, es lo primero que se me pasa por la cabeza.- Se quedó mirando fíjamente al espadachín, su líder.- Tenemos que llevárnoslo.

Hiroto asintió a la proposición de Oka. Si aquella esfera era tan extraña y los indicios los llevaban a relacionarla con el Oni, no cabía duda de que no podían dejar allí aquel objeto. -Bien, yo la llevaré.- De su mochila sacó un pañuelo* con el que envolvía las raciones de viaje y lo usó para sacar la esfera de entre el limo. No quería arriesgarse a sufrir algún efecto indeseado por tocarla directamente. Quizás fuese una precaución inútil, pero no podía hacer más en ese momento y definitivamente tenían que llevarse eso de allí. 

Ahora solo quedaba ver qué más tenían por allí. Si había alguna salida u otro tipo de información. -Al menos no nos vendrá mal como linterna.- Le dijo a su compañera con una sonrisa que intentaba quitar plomo a la situación en la que se encontraban. Después, levantando un poco la esfera sobre el paño, observó lo que había alrededor aprovechando la luz que emanaba el objeto.

Al momento que Hiroto puso mano sobre el cristal, sintió la fuerza del mismo dentro de su brazo y este quedo adherido al mismo… No podía decir que fuera algo hostil lo que le sujetaba, no se sentía maligno. Pero la presión en el musculo aumento, y el dolor empezó a hacerse patente al tirar para sacarla o al menos soltarse. O bien la esfera pesaba mucho más de lo que su tamaño indicaba, o realmente algo en ella le estaba afectando.

El brazo empezó a ponérsele rigido a medida que sostenia una lucha con la fuerza del cristal que buscaba retenerlo. Era como un lastre, un peso que buscaba sujetarlo e inmovilizarlo...

 o te corten la mano.

Interesante, muahahahaha

Miro a Nadeshiko y puedo ver el dolor en su rostro. La había perdido.

- Vete. - le digo acercándome a ella y ayudándola a ponerse en pie. Vete antes de que regrese.

- Ya es tarde para mi pero tú puedes vivir. - prosigo. Debes hacerlo. Debes contar a todos lo que ha pasado aquí.

Se apoyó en su pecho, ambos olían a sangre y fuego, era como oler de nuevo la noche en que sus padres murieron y su corazón se estremecía.

- no... no puedo... sentenció -... No pude... contra él... sea lo que sea... que me haya hecho... estoy marcada... así me voy... quizás haga más daño... - ni sabia que había sucedido, pero se alegra que Sunauto no fuera consumido por completo, que algo del chico de antes, parece haber sobrevivido -¿qué nos... hizo?- seguía apoyada en su pecho, dolía todo el cuerpo, pero sabía que mientras doliera, sabía que estaba viva.

Hiroto cogió la esfera cubriéndola con un trozo de tela pero, en cuanto la sostuvo en sus manos, la precaria protección no sirvió de nada. Una fuerza indescriptible tensaba sus músculos, forzándolos hasta un doloroso límite. -¡¿Qué... qué es esto?!- Dijo sorprendió y con la voz afectada por el sobresfuerzo al que le sometía la esfera. -Casi no puedo moverme...- Hiroto pudo caminar pero era visible el trabajo que ello le suponía.

Por su mente pasó la idea de soltar el objeto, pero su mano no respondía. Fuera lo que fuese lo que trataba de someterlo, no dejaría que el shinobi abandonase la invisible lucha que estaban manteniendo. -No puedo soltarla. Quizás este efecto tenga algo que ver con el sellado del Oni.- Aquel pensamiento cruzó por su cabeza como un relámpago. Si la esfera tenía este efecto solo con sostenerla, no quería ni imaginarse el efecto que tendría si alguien se la traga. -Busquemos una salida cuanto antes. Si llevamos esto de vuelta a la aldea, seguro que podrán trabajar en algo para encerrar de nuevo a la bestia.- Le dijo a su compañera. -Y... si algo me ocurriese...- Comenzó a decirle augurando lo que podría ocurrir si los efectos se agravasen. -...ya sabes lo que no tienes que hacer con esto.- Remató con un comentario que intentaba quitar algo de peso a la situación, sabiendo de sobra que la inteligente estratega captaría el mensaje. Le dedicó una cansada sonrisa a Oka y comenzó a caminar por aquella oscura gruta.

- Debes huir ahora. - digo a la chica mientras acaricio su rostro. Cuando regrese no podré protegerte. - afirmo. Igual que no he podido hacerlo ahora.

Beso calidamente su mejilla.

- Vete. Vive y recuérdame. - añado. Avisa a todos de la situación...

A medida que pasan los segundos la pesadez se extiende por el cuerpo de Hiroto. Sube por el brazo al pecho, invade su torso y se expande a las piernas… Finalmente llega a los músculos faciales, que se endurecen mientras habla…

Cuando intenta moverse, es imposible. Su cuerpo está preso del tremendo peso que lo invade. Intentar decir algo solo se traduce en un ilegible murmullo, puesto que no puede articular… Es como una estatua de sí mismo, encorvado sobre el maldito cristal.

Una voz en tu cabeza, una voz familiarmente grave, pregunta:

-¿Qué crees que haces?

La sientes ahí, justo detrás de tus parpados. Hasta ahora y en el calor del momento, o quizás por sí misma, no se había manifestado. Pero ahora es una presencia que te acompaña… Resulta lógico. Ahora él está dentro de ti.

-Tienes tus órdenes. Si ella escapa, o la dejas ir, la perseguiré… como a los aldeanos...

Y recuerdas claramente que fue lo que hizo con los aldeanos. Aunque no hace falta. Breves imágenes pasan tras tus ojos, de esas garras abriéndose paso en la carne de hombres, mujeres y niños…

- ¿Qué te pasa?¿Qué sientes, Hiroto?- Acosaba a preguntas al guerrero mientras daba cuenta con avidez de los grans de arroz que tenía colgados de un saquito de su cinturón. El cuerpo de su jefe parecía cada vez más rígido, incluso la expresión facial. ¿Sería el contacto con un objeto de semejante poder?- ¡¡Contesta!!- Decía cabreada más consigo misma po no saber qué estaba pasando.

Casi tan tensa como Hiroto, Okazaki no tardó mucho en reaccionar. Lo primero fue tantear si podía tocar a Hiroto sin quedarse ella también paralizada. Alargó la mano y tocó las ropas del guerrero, después la piel del cuello, buscando su pulso. Una vez hecho esto le colocó en el suelo y, temerosa de tocar ella misma el cristal, buscó palpando los nervios de la mano que había hecho contacto con el objeto. Rebuscó en sus bolsillo por una dosis de veneno somnífero.

- Espero que esto sirva.- Untó en ella una dosis más pequeña de lo normal, lo justo para adormecer los músculos que obligaban a Hiroto a agarrar el cristal de chakra. Cuando fue a clavar la punta se detuvo un momento deseando que Nade estuviese allí. no podía ir a buscarla ni esperar a que el problema se arreglara solo así que clavó la aguja en la muñeza sin dudar.

El veneno es introducido sin problemas*. El cuerpo de Hiroto es accesible, aunque sus músculos se encuentran duros y tensos, pero siguen siendo carne. Aunque se vea algo extraño ahora acostado, pero con las piernas endurecidas en la forma que tenian al agacharse.

Tras unos segundos, se ve que la idea no esta funcionando. Lamentablemente el propio vigor del chunin contrarresta en gran medida el efecto del veneno, en especial al estar reducida la dosis. La parálisis apenas disminuye con una inoculación, un estremecimiento en el brazo que no es ni de lejos suficiente para liberar la presión a la que esta sometido…

- que te he dicho que no... no sé que peligro pueda ser para los demás... - sujeta su mano, y luego lleva su otra mano a su mejilla, para atraer su cara a la de ella, buscando darle un suave beso - eso se acabó para ambos, pero quizás podamos hacer más... aquí, saber qué busca y trama... viste que no nos quiere muertos, pero si quiere marcarnos, luego, veremos la forma de decirle a todos... si escapo en este minuto, y herida como estoy, no llegaré muy lejos antes de que me encuentre de nuevo, tranquilo, lo importante es que sabes quien eres - rodea su cuello con sus brazos - por un momento pensé... que... que... no volverías a ser el mismo, Sunauto... - lo abrazó intentando contenerse y aguantar el dolor que sentía. 

No había funcionado. La kunoichi se puso tensa, mascando granos de arroz para ayudar a clarificar su mente.

- ¿Cómo voy a sacarte de aquí?- Si no conseguía despegar a Hiroto del cristal de chakra tendría que cargar con él de vuelta a la Aldea de la Hierba y abortar la misión dejando a sus otros dos compañeros abandonados a su suerte. Se preguntaba si aquel cristal había sido generado pro el oni o si había tenido que ver son su cautiverio. Estudió el cuerpo de su compañero sopesando su masa corporal y reservas de chakra.

- Quizá si algo tocara el cristal....- Ella no quería hacer la prueba, desde luego, si lo tocaba y se quedaba paralizada también estaban acabados. Sacó un rollo de pergamino de invocación y lo puso en el suelo reflexionando un momento. 

- ¡Kuchiyose no Jutsu!- Los sellos los realizó de manera autómata. Tras la cortina de humo interplanar apareció de nueva una hamachi, ésta más grande que la pequeña exploradora que había invocado con anterioridad. El sonido de la cigarra en el túnel le parecía ensordecedor comparado con el silencio que reinaba antes.

- Vamos, toca el cristal. No correrás ningún peligro.- La kunoichi forzó al enorme insecto a tocar el cristal con la esperanza de poder intercambiar a Hiroto por el insecto.

Aquella sensación era algo completamente nuevo y desconcertante para Hiroto. Por suerte para el shinobi, su mente no sabía muy bien como asimilar la situación y no tenía tiempo para entrar en pánico mientras asimilaba todo. Tampoco hubiese podido manifestar de alguna manera la angustia por verse atenazado por una fuerza desconocida e invisible. Tan solo podía observar cómo su compañera se devanaba en encontrar una solución al problema. 

Hiroto se había convertido en un mudo espectador de lo que fuese a ocurrir. Daba igual lo que intentase pues aquella esfera lo había sometido a su voluntad. Para bien o para mal, todo dependía de Oka.