Partida Rol por web

Sonrío a Hiroto Aizawa al terminar el arreglo del carro.

- ¿Ves?  - le digo dándle una palmada en la espalda. No era tan complicado.

Una vez terminado el trabajo vuelvo a centrarme en la aldea y todo lo que allí acontezca.

Nadie responde a la provocación lanzada a las maderas por Okazaki.

El ambiente del molino es espeso debido al aroma insulso de la harina y los granos, pero limpio. Se nota que es un lugar habitado y cuidado con esmero. Como todo en esta aldea, parece haber sido hecho con dedicación.

No obstante ahora yace en un silencio casi opresivo. A cada paso, sus nervios van tensándose. Y todavía sin una luz que aclare el porqué. O quizás es solo la percepción de sentirse menos fuertes, habiendo ambas gastado mucho de su Chakra en tan poco tiempo.

Nada. Nadie respondía. Okazaki empezaba a hartarse de la situación. tenía la certeza de que había alguien, sino ahí, en lso alrededores, vigilándolas. Dio una nueva pasada a la estructura.Era la estratega del grupo, ¿qué haría ella si estuviera espiando o escondiéndose en su lugar?

Es un sonido apenas perceptible, ni siquiera crujidos en la madera, solo el eco de los mismos. 

Suaves, muy suaves pasos arriba, hacia la derecha. Moviendose deprisa... alejandose.

-¡Sal fuera!- Gritó Okazaki a Nadeshiko. Había oído suaves pasos, casi imperceptibles como los de un ninja, moviéndose deprisa hacia la derecha. Si estaba huyendo puede que Nadeshiko desde fuera pudiera ver a quién se enfrentaban. La konoichi salió rauda hacia la escalera. Se movía rápido, fruto del duro entrenamiento. Cuando llegó casi al tope de las escaleras, realizó unos rápidos pero precisos sellos.

- Biransei No Jutsu.

Cuando terminó, colocó la mano como si tuviera una cerbatana, el puño cerrado formando un tubo a través del cual expulsó el aire de sus pulmones. Pero lo que salió no fue aire, sino una nube tóxica de ácido que comenzó a extenderse hasta cubrir el segundo piso.

Sal de ahí rata.

Había quedado más atrás de su compañera, observando con la mayor detención posible lo que había en el molino, la joven también se daría cuenta que era un excelente refugio, y que de ahí, las personas podrían reiniciar su vida, quizás ni sería necesario llevarlos a la aldea, pero Oka estaba mucho más atenta a ella,  logrando escuchar algo, Nade le obedece en el acto, y prepara su arco para disparar a lo que sea que estuviera dentro. Su corazón estaba acelerado,  quien fuera, sabía que estaban ahí.

Habría un enfrentamiento...

Mientras Nadeshiko, desobedeciendo a Okazaki, permanece en la planta baja con el arco presto, esta sube la escalera y lanza su jutsu. La parte superior se divide en dos pasillos, con pequeñas habitaciones a ambos lados.

El veneno impacta en las maderas que componen los muros, y cubre el area cercana, mas el piso es demasiado grande para extenderse mucho. 

Desde los escalones, no obstante, la estratega se percata que ambos pasillos culminan con amplias ventanas que proveen ventilacion al lugar. Y la de la derecha esta abierta. Esta mira directamente hacia el molino.

Okazaki miró sorprendida el área de efecto de su jutsu. Algo debía turbar la mente de la kunoichi. La hamaki había salido demasiado grande y la nube de ácido demasiado pequeña. Menos mal que no había examinadores presentes. Corrió bordeando el ácido y se dirigió a la ventana abierta. Desde allí echó un vistazo para ver si veía a su objetivo.

Okazaki no ve a nadie. La ventana da enseguida casi al bajo galpon donde viera el carro, y de alli hay un cortisimo trecho al molino en si. Sobran lugares donde esconderse, sea entre los matorrales, o simplemente contra la pared del galpon, que desde este angulo no es visible, o bien no es imposible llegar al molino en un pequeño trote. 

La puerta del mismo esta abierta y otro tanto las ventanas que hay en los 3 pisos sobre tierra de la estructura...

Mientras van terminando y puliendo detalles del carro, una sensación los va acongojando. Sin darse cuenta ha pasado un buen rato. ¿Dónde están las chicas?

Alzar las miradas y aguzar el oído no tiene sentido. La enorme hamaki tampoco se escucha ni se ve.

Un ligero malestar cruza el corazón de los dos shinobis. No deberían demorar tanto. ¿Por qué no fue uno de ustedes, los combatientes, a acompañarlas? Cada nuevo martillazo resuena en las maderas más pesado, mientras las posibilidades se abren paso a sus cabezas.

Hiroto se seca con una manga una ligera pátina de sudor de su frente a la vez que responde con una sonrisa al gesto de Sunauto. -Sí, desde luego Oka hizo un buen trabajo escogiendo las piezas. Prácticamente ha sido unir piezas.- Le dice al explorador coincidiendo con su conclusión. Si bien alguna piezas eran un tanto aparatosas como para dificultar sustancialmente el ensamblaje, el no haber tenido que buscar y reunir los materiales les había ahorrado muchísimo trabajo.

Una vez finalizada la tarea, Hiroto miró al cielo se percató del tiempo que había pasado. "Tardan demasiado..." Pensó preocupado al darse cuenta de que ya deberían estar de vuelta de su viaje de reconocimiento. Entonces un mal presentimiento cruzó su mente. -Se ha hecho tarde... Y Oka y Nade aún no han vuelto.- Le dijo a Sunauto en un tono serio. Diferentes posibilidades se barajan en la ahora atribulada mente del shinobi. ¿Las habrían emboscado al alejarse de la aldea o habrán encontrado un rastro prometedor que las llevase hasta el origen del ataque? No había manera de saberlo. Pero estaba claro que el retraso de las dos kunoichis era sin duda preocupante. -Quizás deberíamos ir en su búsqueda.- Planteó a su excéntrico compañero. Pero marcharse ahora significaba dejar indefensos a los supervivientes ante la posibilidad de que alguno de los atacantes estuviese cerca. Pero dejar ir solo a Sunauto podría suponer un peligro si sus dos compañeras habían sido atacadas por un enemigo superior... Hiroto se debatía entre dos opciones de igual valor... Cumplir su deber como shinobi o cumplir su función de líder y proteger a sus compañeros.

Oka parece no haber encontrado nada, y ella seguía abajo, con cada uno de sus músculos tenso, odiaba ser de tan poca ayuda, pero ya no podía hacer nada, había salvado vidas, y eso era lo importante. Oka parece no decir nada mas luego de revisar una de las ventanas, y ella intenta escuchar mejor su entorno, acercándose al fondo del Molino, con su arco listo para atravesar al que sea, aunque fuera boca de jarro.

Okazaki saltó por la ventana para caer en el exterior de manera rápida y sorprendente. Una vez abajo buscó a la hamaki para juntas siguieran buscando a esa extraña y esquiva presencia. 

Al menos un rastro o algo...

Me gustaría decirle que se tranquilizara, que no pasaba nada y que ellas sabían cuidarse bien por si solas. Pero algo en mi interior me impedía decirlo. ¿Será porque yo también estoy preocupado por la demora de Okazaki y Nadeshiko?

- ¿Por qué no habré ido con Nadeshiko? - me preguntaba cada vez más nervioso por su ausencia.

Las palabras de Hiroto no consiguen sino avivar ese sentimiento.

- ¿Que hago? - me digo a mi mismo. ¿Voy en busca de Nadeshiko? Entonces dejaría sólo a Hiroto. Pero por otro lado si me quedo con Hiroto Nadeshiko podría estar en peligro.

Tantas idas y venidas en mi cabeza empiezan a pasarme factura. Finalmente empiezo a tirarme de los pelos.

- Arghhh. - digo agarrándome el pelo y estirando hacia los lados. ¿Por qué todo es tan complicado?

Me giro hacia Hirooto y apoyo ambas manos en sus hombros.

- Si no voy pueden estar en peligro pero si lo hago el que podrías estar en peligro eres tú. - le digo con una mirada que está a medio camino entre la locura, la desesperación y el histerismo mientras le agito como si fuera una coctelera. ¿Que hago? ¿Que hago? - pregunto sin dejar de zarandearlo.

No hay ningún rastro identificable. La tierra entre el molino y la casa está demasiado cubierta de huellas, tanto de carretillas como pasos, para identificar alguno más reciente. Y entre los arbustos no parece esconderse nadie, aunque claro… eso solo a simple vista.

La hamaki, al ver la señal de Okazaki, comienza a moverse hacia ella con pasos lentos, que igualmente reverberan. Entre esto y sus propios sentidos al escucharla moverse, Nadeshiko se da cuenta que su compañera abandona la casa, para ir hacia el molino adjunto.

Como notaran antes, es una estructura combinada para la mejor eficiencia. La parte superior se dedica al molino de viento, mientras a un costado se encuentra un muellecito y la gran rueda de madera que gira impulsada por agua. Ambos sistemas deben converger en la planta baja, donde se hace la molienda en si misma.

Las puertas del lugar son dobles y están abiertas. No obstante es demasiado pequeño para que la hamaki pueda entrar y Okazaki se enfrenta al dilema de investigar sola o llamar a Nadeshiko. Además el jardín, que se extiende hasta el rio por un costado, el campo por el otro y los bosques hacia los lados, no puede ser investigado solo de un vistazo.

Hiroto abrió los ojos de par en par al verse zarandeado por un Sunauto totalmente desquiciado. El shinobi se liberó del agarrón y sujetó a su compañero por los brazos un poco más abajo de la altura de los hombros. -¡Tranquilízate!- Le espetó una vez su compañero terminó de agitarse presa de la indecisión.

La decisión que debía tomar era de suma importancia tanto para el éxito de la misión como para la supervivencia de sus compañeros. Y ello hacía que resultase tremendamente difícil. La mente de Hiroto trabajaba a toda máquina tratando de dar con una solución. -Ve.- Le dijo finalmente a Sunauto. -Tú podrás encontrarlas mucho más rápido que yo. Y tus habilidades son más adecuadas para regresar en medio de la confusión que tú mismo puedas causar.- Además, confiaba en la fuerza del explorador. Había entrenado con él y en más de una vez se enfrentaron como para conocer el alcance de su poder. Pero decidió no revelar ese detalle para que el shinobi no se distrajese por culpa de un cumplido. -No podemos dejar a esta gente sin protección, así que me quedaré aquí montando guardia. Si tenéis algún problema, dile a Nade que haga la señal* que acordamos cuando llegamos al poblado. Estaré atento a cualquier irregularidad.- Añadió para dejar claro que no se olvidaría de sus compañeros si sabia que estaban en problemas.

Todo le parecía muy extraño. Si fuera un simple campesino el que había huido del segundo piso tendría que haberlo visto. No era una experta exploradora como Sunauto pero se defendía bien. Pro otro lado, si fuera un enemigo tan poderoso como para haber masacrado la aldea y vencido al equipo de ninjas de la aldea, ¿por qué no acababa de una vez con ellas? Había una tercera opción y es que fuera una sabandija, un espía traicionero y enclenque al servicio de un peligro mayor.

La hamaki se acercó con su parsimonioso y ruidoso caminar. Okazaki le dio unas sencillas órdenes.

- Ve al poblado de nuevo y trae a Sunauto e Hiroto.- Necesitaba ayuda para encontrar el rastro o a quien se escondiese allí. En lo que Llegaba Nadeshiko, Okazaki se dispuso a vigilar el molino para que nadie saliera de allí sin que se diera cuenta. Su mano izquierda se introdujo en un saquito lleno de arroz que siemrpe llevaba consigo. Masticar los crujientes granos la tranquilizaban.

- Vigilemos la zona hasta que lleguen los demás.

Las palabras de Hiroto me devuelven a la realidad.

- Está bien. - le digo. Ten cuidado. Volveré con ellas. - añado.

Luego simplemente desaparezco en la dirección que ha seguido la cigarra con nuestras compañeras.

- Aguanta Nadeshiko. Ya voy. - pienso mientras dejo atrás a Hiroto.